jueves, 7 de mayo de 2020

José "Pepito" Maduro

José Pepito Maduro. Foto tomada de la Internet

Pepito Maduro, poseedor de una de las segundas voces más raras y bonitas de Puerto Rico, nació en Humacao el 30 de mayo de 1908. Es hijo de un contable holandés, Julio Maduro Godet, y la puertorriqueña Florentina Rivera Sanabria. Pasó su infancia en su pueblo natal, donde tuvo como vecino inmediato al gran maestro Juan Peña Reyes (1879-1948), gloria de la música de Puerto Rico. Éste le enseñó lo básico en la lectura del pentagrama y lo inició en el estudio formal de la guitarra. Para entonces, ya cantaba, haciéndole segunda voz a su tío materno, Cecilio Rivera. A los trece años, luego de morir su padre, la familia fue a vivir al sector Tras Talleres en Santurce. Posteriormente se trasladaron a Puerta de Tierra, donde Pepito entró en contacto con Claudio Ferrer, Toñito Ferrer, el Maestro Ladí, Don Felo, Cachón y Juan Coto. Allí fue aprendiendo tortitas y mezclándose con los trovadores de aquel pintoresco barrio. Fue empleado de un taller de recauchamiento de gomas en la calle Matías Ledesma, después laboró en la marmolería de los hermanos José y Víctor Cott, especializada en la fabricación de lápidas, y luego se hizo plomero. Compró su primera guitarra, en la Ferretería Millón del Viejo San Juan, por $4.50, y un ejemplar del Método de Guitarra Ríos con el cual reanudó su aprendizaje del instrumento. 


"En el 1930 —escribe el coleccionista Mora Bosch— Johnny Rodríguez organizó el cuarteto 'Estrellas Boricuas' integrado por Pepito Maduro, Fernando Pizarro, Miguel Ángel Torres y el propio Johnny. Luego, el grupo se amplía con Pellín Borla y Chencho Moraza, al irse Miguel Ángel Torres. También formaron parte del grupo Yiyo Fuentes en el bongó, Teddy Sterling en el cornetín y la guitarra, Nicolás Fuentes y Fernando Sosa en la marimba".

En el año 1932 hizo su primera grabación cantando con el Grupo Puerta de Tierra. Este grupo lo dirigía José Henríquez, quien fue saxofonista de las orquestas de Moncho Usera y Carmelo Díaz. Grabaron en un estudio que improvisó la compañía grabadora Brunswick en el Viejo San Juan. La canciones grabadas fueron los boleros Ausencia y Lejos de tí, además, la criolla En mí canoa. En estas grabaciones Pepito hizo la primera voz y Ramón Moncho Vías la segunda. Las tres canciones son del propio compositor Ramón Vías y fueron grabadas el 16 de septiembre de 1932.


Herminio Avilés, quien fuera conocido artísticamente como Hernando Avilés, organizó, en 1934, el Trío Los Gauchos. Junto a Libertad Alfaro, segunda guitarra, reclutó a Pepito Maduro para cantar la segunda voz y tocar la primera guitarra en el grupo. La admiración que Hernando sentía por Carlos Gardel, se reflejaba en el repertorio del grupo, en su mayoría tangos, chacareras y algunas cuecas, estos dos últimos ritmos pertenecen al folklore argentino. Hacían sus presentaciones vestidos a la usanza de los gauchos argentinos. Según Pepito "Herminio tocaba más guitarra que Alfaro, pero quería tener más libertad para poderse expresarse cantando. Era un trío a dos voces". "Palomita vuelve al nido" (tango) era la canción tema del trío, escrita especialmente para el Trío por su segunda voz Pepito Maduro. Avilés era el encargado de conseguir los contratos. El trío se presentó mucho en teatros y en la radio, donde la paga era $1.25 a cada uno por programa. Tenían un programa en La Correspondencia, de Quiñones Vidal. El programa era un noticiero en la WKAQ, en los altos del edificio de la telefónica en el Viejo San Juan. "Se daba un rato de noticia y, si la noticia era triste se tocaba música a tono con la noticia". El 18 de febrero de 1935 el periódico El Mundo señaló que Herminio Avilés y El Trío Los Gauchos "interpretan a la perfección la música argentina".

El Trío participaba también en el programa radial de "orientación" del Partido Liberal. En estos programas también participaban William Venegas Cortés y los hermanos Borgos. El Trío se disolvió en 1937 cuando Herminio Avilés se dedicó a cantar como solista. Ya se había casado en Manatí con Manuela Fernández, una jovencita residente en San Juan, con quien tuvo dos hijas. Aún no llegaba la víspera de su consagración definitiva. Fue entonces cuando nuestro Pepito Maduro se empleó, como carpintero, en la compañía de vapores Bull Line.

A José Pepito Maduro Rivera lo integraron al Trío Vegabajeño en 1945, como sustituto de Octavio «El Colorao» González (segunda voz y acompañante), quien había sido reclutado por el Ejército.  Fernandito Álvarez y Benito de Jesús precisaron del verbo persuasivo de Mariano Artau para convencer a Pepito que se uniera al trío, pues no quería prescindir del trabajo que tenía en la compañía de vapores en el muelle de Puerta de Tierra.

El Trío Vegabajeño creó un estilo muy suyo, que lo distinguió de los demás. Bastaban unos acordes pulsados por Benito de Jesús, un solo de voz de Pepito Maduro, o el peculiar timbre de voz de Fernandito Álvarez para saber de inmediato que era el Trío  Vegabajeño.  Posteriormente se hizo familiar el requinto de Jorge Hernández, quien imprimió al trío un sonido renovado, sin trastocar la sutileza del estilo original.


Es imperativo señalar aquí que originalmente el Trio Vegabajeño era un dúo de voces (Fernandito, primera voz y Benito de Jesús, segunda voz) y dos guitarras. Benito tocaba la primera guitarra. La modalidad de cantar a tres voces la estableció por primera vez en Puerto Rico el Trío Vegabajeño una vez incorporó al grupo a Pepito Maduro. Fernandito Álvares oyó por radio al Trío Janitzio, un trio mexicano que para ese tiempo nos visitaba, y advirtió que cantaban a tres voces. Rápidamente procedieron a ensayar el nuevo estilo y lo plasmaron en las primeras grabaciones que hizo el trío para la RCA Víctor en el año 1946. Todas son a tres voces: Lucerito de plata, El amor del jibarito y Fichas negras. Fue en esa primera sesión cuando se estrenó el clásico de Noel Estrada En mi Viejo San Juan.

El insigne Guillermo Venegas Lloveras escribió, especialmente para el trío, la canción tema que sería inconfundible carta de presentación en todos los espectáculos del trío:


La playa de Vega Baja y la Mar Chiquita,
son rinconcitos, de ensoñación.
De olas que en sus vaivenes
son como hamacas,
donde se mece la inspiración.

Yo soy de Vega Baja, Barceloneta es mi pueblo, Humacao fue mi cuna, somos tres puertorriqueños...

Somos los tres cantores de Puerto Rico, que les traemos nuestra canción.
Somos embajadores que en esta noche, les dejaremos sueños de amor.
Somos de la montaña, del corazón borinqueño. Cuatro alegres jibaritos: Somos Los Vegabejeños.


A partir de 1952, con la incorporación a este trío del requintista Jorge Hernández, Pepito Maduro pasó de ser la segunda guitarra a ejercer la función de acompañante. Por otro lado, es importante recalcar el dato de que, hasta aquellas fechas, fue el principal compositor del grupo, habiendo aportado a su repertorio, entre muchas selecciones más, las tituladas “Lucerito de plata” (RCA Victor, 1946); “Luto en el alma” (Seeco, 1949); “Negra visión” (Verne, 1950) y, editadas bajo la etiqueta Mar-Vela, las siempre recordadas “Fatal desilusión” (1952); “Ave sin rumbo” y “Triste camino”, rancheras (1953); “Cosas de ayer”, vals (1954); “Corazoncito de papel” y “No la celes de mí” (1955). Claro: ninguna generó tanto impacto como “Lindo querubín”, un jitazo de 1957. Después, tal mérito recayó en su compañero Benito De Jesús, segunda guitarra y tercera voz. A lo largo de su pasantía de 22 años por el Trío Vegabajeño de Fernandito Álvarez se presentó en los más exclusivos escenarios de Puerto Rico y plazas hispanas del este norteamericano. También desarrolló una valiosa discografía que confirma a cabalidad sus quilates como autor musical y su calidad como segunda voz.

Además de las melodías que estrenó como miembro del Trío Vegabajeño, es preciso destacar otras de sus obras que, en determinadas etapas, recibieron intensa difusión a nivel internacional. : Por ejemplo, el tango “Cita en la iglesia”, cuyo título original fue “Agua bendita”, fue estrenado por el argentino Roberto Quiroga bajo la etiqueta Odeón en 1942. Dos décadas más tarde, esta misma pieza recobró vigencia en voz del vocalista boricua Blas Hernández, quien la incluyó en el álbum de igual título (ALP-1267), editado por el sello neoyorquino Ansonia en 1961. En 1953, Felipe Rodríguez «La Voz» le estrenó, frente a su Trío Los Antares y bajo el sello Mar-Vela, el bolero “La canción de mis recuerdos”, que nunca ha perdido vigencia. Durante las mismas fechas, otro compatriota, Tommy Figueroa, se anotó uno de los máximos jitazos de su carrera con el ya conocido bolero “Lindo querubín” – que dedicó a Gladys, la esposa de su compañero Jorge Hernández – mismo que aparece en su álbum “Sonámbulo” (Mar-Vela, MVLP-100).


A raíz de la desintegración del grupo original en 1967, Pepito Maduro – ya con 59 años de edad – intentó proseguir su carrera musical formando parte del Cuarteto Borinquen, encabezado por el legendario Pedro Ortiz Dávila «Davilita» en la primera voz, con Nito Rivera en la primera guitarra y Miguelito Carrillo en la trompeta. Con estos llegó a grabar cuatro canciones: dos originales de Davilita y dos de sus autoría: “Hoy es tu día” y “Madre mía”. Desafortunadamente, tales registros no se editaron. Tras la pronta desaparición de dicho colectivo sus destrezas en el manejo del diapasón desmejoraron cuando enfermó de artritis, lo que justificó su retiro de la música.

Fue ciudadano ejemplar que tras su retiro se ganó la vida como guardia de seguridad, para cotizar para el Seguro Social, en el edificio de WKAQ, donde antes había sobresalido como integrante del Trio Vegabajeño. Pepito Maduro se casó por primera vez con la cayeyana Carmen Colón. Frutos de aquella unión fueron cuatros hijos. Tras enviudar, contrajo nuevas nupcias, esta vez con Dolores «Lola» Martínez, quien sería su fiel compañera durante casi medio siglo. Falleció a las 5:15 a.m. el 31 de enero de 2004, de causas naturales mientras dormía en el asilo La Margarita de Fajardo– faltándole cuatro meses para cumplir 96 años – , donde residía junto a su esposa Lola Martínez, paciente de Alzheimer. Sus restos reposan en el Cementerio Nuevo de Río Grande.




Fuentes

-A Tres Voces y Tres Guitarras/PabloMarcial Ortíz 
-El Nuevo Dia / Opinión/2004
-Fundación Nacional para la Cultura Popular/Miguel López Ortiz






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