miércoles, 4 de marzo de 2020

Rafael Cancel Miranda


Muere tras una vida de lucha por la independiencia

Atacó a tiros al Congreso de Estados Unidos en el 1954, por lo cual cumplió 25 años de cárcel

Archivo GFR Media
Cancel Miranda enfrentó activamente al gobierno federal por primera vez cuando, al cumplir 18 años en el 1948, se negó a inscribirse en el Ejército de Estados Unidos.

Rafael Cancel Miranda, el último sobreviviente de los cuatro militantes nacionalistas que el 1 marzo de 1954 atacaron a tiros a miembros de la Cámara de Representantes de Estados Unidos en medio de una sesión, para protestar contra el dominio colonial de este país sobre Puerto Rico, lo que le ganó un cuarto de siglo de cárcel y la veneración sin límites del movimiento independentista, falleció el lunes en la noche, a los 89 años de edad, en su hogar en Río Piedras.
La noticia fue confirmada por su familia, que le acompañaba al momento del deceso, ocurrido a las 9:10 de la noche del lunes. “Al momento de su partida, Cancel Miranda estaba alerta y consciente y falleció en paz rodeado de sus seres queridos”, dijeron su hijo, Rafael Cancel Vázquez, y su viuda, María de los Ángeles Vázquez, en una declaración conjunta.
El independentismo consideró a Cancel Miranda una de sus figuras cumbres del Siglo XX, junto a Pedro Albizu Campos, Lolita Lebrón, Juan Mari Bras, Filiberto Ojeda Ríos y Gilberto Concepción de Gracia, principalmente por su participación en el ataque al Congreso en el 1954, del que hace apenas tres días se cumplieron 65 años. El 1 de marzo de aquel año, Cancel Miranda, Lebrón, Irvin Flores y Andrés Figueroa Cordero, tras gritar “¡Viva Puerto Rico libre!” y desplegar una bandera boricua, hicieron disparos al aire o contra algunos de los congresistas, en uno de los actos más audaces en la historia del independentismo puertorriqueño.
Pero también le ganó admiración su incesante militancia y sus vínculos y colaboración con diferentes movimientos independentistas desde que fue excarcelado en el 1979 hasta sus últimos días. Hombre alto e imponente con sus más de seis pies de altura, siempre en guayabera blanca, su encendido verbo, inquebrantable convicción independentista, fervor nacionalista y por el orgullo con el que hablaba del ataque del 1954 le hicieron una figura venerada en todos los sectores del normalmente fragmentado movimiento independentista.
“Patriota sin mancha, íntegro y perseverante, dio a respetar a Puerto Rico ante el mundo y Puerto Rico agradecido lo respeta y lo honra”, dijo el presidente del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), Rubén Berríos Martínez.
“Fue uno de los dirigentes históricos más importantes del independentismo puertorriqueño”, agregó por su parte, el también dirigente independentista Julio Muriente, quien en el 2014 publicó ‘Pito, entrevista íntima a nuestro héroe nacional’, una extensa entrevista en la que Cancel Miranda relató detalladamente su vida.
“Pito” era el apodo con el que se le conocía en el barrio Dulces Labios de Mayagüez, donde nació en el seno de una familia intensamente independentista el 18 de julio de 1930, “el mismo día del compañero de África, Nelson Mandela” como le gustaba decir. Su madre,
Rosa Miranda, falleció poco después de él nacer. Tuvo una hermana de sangre mayor y un hermano de crianza menor, ambos ya fallecidos. NACIONALISTA DESDE LA CUNA
Su padre, Rafael Cancel Rodríguez, era miembro de la Junta Nacionalista de Mayagüez y mantenía contactos frecuentes con Albizu Campos, quien pernoctaba en su casa cuando viajaba a aquella ciudad como parte de sus campañas políticas y a quien Cancel Miranda conoció y admiró desde niño.
Cancel Miranda enfrentó activamente al gobierno federal por primera vez
cuando, al cumplir 18 años en el 1948, se negó a inscribirse en el Ejército de Estados Unidos, como era obligatorio en aquel tiempo. La decisión le costó dos años de cárcel, que cumplió en Tallahassee, en Florida. De hecho, estaba preso cuando la insurrección nacionalista de 1950, de la que se enteró por la radio.
Tras salir de prisión, y en vista de que cabía la posibilidad de ser encarcelado nuevamente por su insistencia en no inscribirse en el Ejército, huyó a Cuba, donde vivió en la clandestinidad bajo el nombre Bolívar Rodríguez (Bolívar por el libertador de América y Rodríguez por el segundo apellido de su padre). De Cuba fue expulsado cuando asumió el poder el dictador Fulgencio Batista, aliado de Estados Unidos.
Poco tiempo después estaban en Nueva York participando en la planificación del ataque al Congreso. Era una etapa crítica en la historia de Puerto Rico. El Estado Libre Asociado (ELA) había sido establecido en el 1952 bajo la pretensión de que con este arreglo la isla había alcanzado gobierno propio. Estados Unidos había logrado que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sacara a Puerto Rico de la lista de territorios sin gobierno propio.
Había en el independentismo la sensación de que hacían falta actos aún más intrépidos de los que habían ocurrido unos años antes (la revuelta nacionalista y el ataque a la Casa Blair, donde pernoctaba el presidente, en 1950) para que el mundo no olvidara que Puerto Rico seguía siendo una colonia. EL ATAQUE AL CONGRESO
En ese ambiente de alta tensión fue que en la mañana del 1 de marzo de 1954, Cancel Miranda, Lebrón, Flores y Figueroa Cordero tomaron un tren de Nueva York hacia Washington. Cancel Miranda, con 23 años, era el más joven de todos; Lebrón, con 34, era la mayor. Flores y Figueroa Cordero tenían 31 cada uno.
No compraron boleto de vuelta a Nueva York. Todos dijeron, en distintos momentos, que no tenían la expectativa de salir vivos del Capitolio federal. “Fuimos a morir, no a matar”, decía Lebrón.
“Ya yo tenía dos niños y cuando salí se me salieron las lágrimas, porque sabía que probablemente no los volvería a ver”, dijo Cancel Miranda a Muriente. “Pero fue un viaje del que jamás me arrepentiré”, agregó.
La Cámara inició sesión a las 12:00 del mediodía. Discutían una medida relacionada a migrantes mexicanos. A las 2:00 de la tarde, los cuatro independentistas puertorriqueños entraron a las gradas como parte de un grupo de turistas en el que también había niños de una escuela elemental de Maryland. A las 2:30, Lebrón gritó “¡Viva Puerto Rico libre!” y comenzó a disparar.
El caos fue instantáneo. Primero, los congresistas creían que eran petardos, pero pronto vieron que eran disparos y corrieron a ocultarse bajo sus curules. Se hicieron 16 disparos. Cinco congresistas sufrieron heridas de bala. Ninguno murió.
El comisionado residente de entonces, Antonio Fernós Isern, no estaba en el hemiciclo al momento de los disparos. Siendo médico, trató de llegar a ver en qué podía ayudar, pero fue detenido por cuestiones de seguridad por la policía capitolina, que no le permitió salir de su oficina.
Los cuatro nacionalistas fueron detenidos el mismo día, enjuiciados y sentenciados a cerca de 50 años de cárcel cada uno.
“Cuando enseño sobre el ataque de los nacionalistas al Congreso, y en general sobre las luchas por la independencia, siempre me impacta el poco conocimiento que tienen los estadounidenses de estos eventos. Es una historia que ha sido silenciada”, dijo Yarimar Bonilla, profesora en la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY, por sus siglas en inglés). “Ojalá que con el fallecimiento de Cancel Miranda no se borre aún más ese capítulo tan importante de la historia tanto de Puerto Rico como de Estados Unidos”, agregó.
Cancel Miranda siempre describió la cárcel como un proceso duro porque supuso la separación de una familia que apenas comenzaba, pues tenía dos hijos, ambos varones, de uno y tres años al momento de ser encarcelado. Pero aseguraba que nunca le hizo cuestionarse sus decisiones políticas.
Quedó para siempre fijado en la historia el debate de si los hechos del 1 de marzo de 1954 en el Congreso fueron o no un ataque terrorista.
“Los actos terroristas se definen porque lo único que pretenden es provocar terror. El ejercicio violento en sí mismo no es un acto terrorista”, dijo Muriente. “No tuvieron la intención de matar. Pudieron haberlo hecho porque los tomaron completamente por sorpresa. Tuvieron la intención de llamar la atención”, agregó.
“La historia la escriben los ganadores, que son quienes definen quién es un libertador, un visionario o un terrorista”, sostuvo, por su parte, el historiador Néstor Duprey, quien considera que Cancel Miranda fue “un referente moral no solo para el independentismo”. LIBERADO POR JIMMY CARTER
Las penas de Cancel Miranda, Lebrón y Flores fueron conmutadas por el entonces presidente estadounidense Jimmy Carter, en septiembre de 1979, “por razones humanitarias”. Figueroa Cordero había sido liberado un año antes por padecer de cáncer terminal, de lo cual murió a los meses de salir de prisión.
Como pasó con Oscar López Rivera años después, casi toda la sociedad puertorriqueña apoyaba la excarcelación, incluyendo los cuatro exgobernadores vivos en aquel momento - Luis Muñoz Marín, Roberto Sánchez Vilella, Luis A Ferré y Rafael Hernández Colón – quienes escribieron una carta a Carter pidiendo su liberación. El entonces gobernador, Carlos Romero Barceló, se opuso, pero no su comisionado residente en Washington, Baltasar Corrada del Río.
“25 años de cárcel era tiempo suficiente”, dijo Carter, entonces.
Al regresar a Puerto Rico en septiembre de 1979, Cancel Miranda, Lebrón, quien murió en el 2014, y Flores, quien falleció en el 1994, fueron recibidos como héroes por una multitud de independentistas que aquel día echaron de lado sus divisiones acostumbradas, recordó Duprey.
Tras su liberación, todos se involucraron en actividades políticas y en la lucha por la independencia, pero nunca más por métodos violentos. Cancel Miranda se convirtió en una presencia permanente en marchas, mitines y concentraciones políticas, así como en luchas sociales ambientales y sociales. Publicó nueve libros sobre sus vivencias, sobre política y de poesía.
Hasta el último día se mantuvo firme en que no se arrepentía de haberse dedicado a una lucha, no victoriosa, que le costó más de una cuarta parte de su vida tras las rejas. “Venimos de la prédica de Albizu: la patria es valor y sacrificio. Eso no era un juego, era de verdad”, dijo a Muriente.

Tomado de El Nuevo Dia. 3 de marzo de 2020.

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