lunes, 30 de marzo de 2020

Flor Gerena

FLOR GERENA EN EL RECUERDO


(1898-1945)Salvador Abreu

Flor Gerena nació en el barrio Mambiche Blanco, en el seno de una familla numerosa y
extremadamente pobre. Joven de chispa extremadamente vivaz, sobresalía por su
inteligencia y afán de mejorar su entorno y, en especial, sus circunstancias
económicas. Sus padres, observandola amplitud mental de su chico, le permitieron
trasladarse a la ciudad para que abrevara en las escasas fuentes escolares disponibles por
aquellos días
.

En el 1911, justo a tiempo en que el licenciado Juan B. Huyke establecía su oficina legal
en Humacao, Flor Gerena, aún siendo un niño, se llegó hasta las oficinas del abogado en
busca de trabajo. El licenciado aceptó al chico como conserje y mensajero, pero
este demostró estar tan interesado en todo el andamiaje oficinesco que pronto fue elevado
a la posición de secretario.

Estudió hasta alcanzar el nivel superior de cuarto año. Luego, mediante estudios y
exámenes de extensión, logró capacitarse como maestro de inglés. Don Antonio Roig, se
enteró de las virtudes del jovencito y lo reclutó para su equipo de administración en sus
empresas locales.

Flor Gerena era un espíritu rebelde, inconforme por las limitaciones que la suerte le había
impuesto. Por ese entonces el Partido Socialista incursionaba con su predica de
trabajadores oprimidos, unidos para luchas por sus reinvindicciones. No tardó en abrazar
aquel evangelio liberador y se unió a los postestandáres del movimiento en la promoción
de su causa.

Aguedo Mojica me contó que un día el señor Roig, llamó a Flor y le dijo: "Gerenita, me
dicen que tu andas por las barricadas de los campos hablando mal de los que tenemos
dinero". La contestación no se hizo esperar: "Don Antonio, si mi partido no gana en éstas
elecciones de 1924 yo renuncio a su trabajo y me voy de Puerto Rico". El Partido
Socialista perdió y Flor Gerena cumplió su palabra.

En el 1925, junto a su amigo Aguedo Mojica, se trasladaron a la Republica Dominicana
donde trabajaron por espacio de cinco años, y regresaron a Puerto Rico. Aguedo se casó
con su novia de siempre Ana Sandó, y Flor Gerena, el siempre solterón, siguió rumbo a
Nueva York, pasando a Cuba para trabajar en empresas azucareras. Regresó nuevamente
a Puerto Rico y volvió a trabajar con las Empresas Roig.

En 1944, disuelto ya el Partido Tripartita se abrazó a la causa del PPD. Don Asunción
López (Vallejo) ganó la alcaldía y fue nombrado Secretario de la Asamblea Municipal.
En abril de 1945 se suicidó en la casa que le servía de residencia, al extremo norte, de la
calle que eterniza su nombre.

Flor Gerena, su espíritu inconforme, lo evidencia el gran poema Génesis donde vierte, en
forma magistral, sus ancestrales angustias por la tragedia de su vida. Flor es uno de los
ciudadanos más pulidos de nuestro pueblo. En ese poema, Génesis destila el dolor de una
sociedad estrangulada por las inequidad.

GÉNESIS

La estera en que nací fue mal tejida
de junquillos silvestres y vencejos,
Los pañales y abrigos eran viejos
y débil la matriz que me dio vida.

El techo de mi bohío
era de paja en manojos
y por el metió los ojos
el sol para librarme del frío,

Corteza de palma real
de intenso color plomizo
eran las tablas del piso,
y estaba cercado por
yaguas cercas, corrugadas,
entre majaguas prensadas.

Allí sólo vi la luz
de una lumbre mortecina
llorando, junto a una cruz,
en una mugrienta esquina.

Nací así, como un salvaje,
a las sombras del follaje,
sin más virtud que el coraje
ni más don que mi lenguaje.

Nací así y así crecí,
y al ver que entorno de mi
solo hubo monotonía,
le dije a la madre mía:
¿Por qué vivimos aquí?
¿No hay detrás de estas colinas,
por donde ese sol se asoma,
un mundo con otras lomas,
otra gente y más bohíos?…

- Sí los hay, pero no es mío,
como tampoco lo es el sitio
en que estás parado,

Luego, ¿también es prestado
el sol, el agua y el viento?

--No, hijo mío, eso es de Dios.
¿Y no fue de Dios la tierra?

--Sí lo fue, pero los hombres
en luchas crueles y guerras,
a Dios se la arrebataron
y entre sí la repartieron.
Para ti no hubo heredad,
Porque allí sólo alcanzaron
los que más fuerza tuvieron,
o mostraron más crueldad.

Nota: publicada 1918

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