lunes, 30 de marzo de 2020

Jaime “El Látigo” Córdova y su temporada gloriosa en Humacao.

Comparto el escrito que preparé de Jaime Córdova en el 2006



Jaime “El Látigo”  Córdova y su temporada gloriosa en Humacao.

Sean mis palabras iniciales de bienvenida a esta bonita velada literaria, que organiza el Pabellón de la Fama del Deporte Humacaeño en colaboración con Ediciones Callejón. 

Sean las palabras que siguen de agradecimiento a ese grupo selecto de peloteros que en el 1951 nos regalaron el galardón memorable del campeonato nacional del béisbol doble A. Y que no se conformaron con ese campeonato, si no que cruzaron las fronteras y fueron en busca del único campeonato mundial a nivel colectivo del cual disfruta nuestra patria
.

Gracias, por todas esas ejecutorias que nos regalaron y que tantas emociones provocaron y al día de hoy continuamos evocando. A todos los buenos deportistas que hoy dicen presente para disfrutar de la presentación de la obra de uno de los integrantes de ese equipo de ensueño y amigo predilecto de la ciudad de Humacao.
Nos referimos por supuesto, a Jaime, el látigo, Córdova y a su hermosa familia que hoy nos acompañan.

Abordar en poco tiempo la figura de un puertorriqueño dotado de una versátil, extensa y exitosa trayectoria, no es tarea fácil. Mucho menos cuando esa fructífera vida recorre los caminos apasionantes del deporte rey de nuestra patria, el béisbol; y cuando la misma se combina con el mundo del periodismo y la publicidad.  De manera, que sólo intentaré aquí trazar algunos esbozos de la figura del estelar pelotero, extraordinario escritor y culto documentalista, Jaime Córdova, que  hoy nos convoca con su excelsa obra titulada Béisbol de corazón.

Como nos señala la solapa de esta joya literaria que  nos ocupa esta noche, Jaime nació en la calle Sol del Viejo San Juan y la mayor parte de su vida residió en la calle Loíza, esquina Calma.  

Ha hecho escalas en Ponce, Morovis,  Río Piedras, Hato Rey, Brooklyn, Sevilla, Islas Canarias, y ahora en Río Grande.  Y debo añadir que Humacao es una de la ciudad que el autor más atesora por la afinidad y la empatía contraída con su gente; y particularmente con la amistad perenne de unos seres humanos muy especiales en la vida de Jaime y que algunos de ellos están sentados aquí en primera fila.

Jaime es graduado de la Universidad de Puerto Rico la cual representó integrando el equipo de béisbol, trabajó como publicista por más de cuarenta años y fue director de la sección de deportes de Claridad Diario, y como sabemos pasó esa batuta al amigo Elliot Castro.

De hecho, la obra que hoy traemos a escena surge de una selecta selección de las columnas publicada durante su exitosa gestión como periodista deportivo.
Me detendré a resaltar la etapa de la vida de Jaime como pelotero del equipo doble A de  Humacao.
Jaime llega a la Ciudad Gris en el año de 1951 e integra el equipo de los Grises Orientales. Un equipo conformado para ganar y caracterizado por la veteranía y la defensiva además de la profundidad en su cuerpo monticular.  Algunos de esos jugadores  son Melquíades Silva, Yuyo  Salomón Cora,  Carlos Memelo López, que en paz descanse, Osvaldo Gil, por solo mencionar algunos del patio. El único novato era Jaime Córdova.

Cuando uno observa con detenimiento la foto del equipo Jaime parece ser el más joven e inofensivo de los peloteros. Trasladémonos por un instante a ese primer juego de la temporada del 1951. Imaginamos cómo se sentiría Jaime ante el  parque histórico Jacinto Hernández y aquí hago un paréntesis para apuntar que, desde mi apreciación este parque se debió preservar lo más fiel a su origen. Pero volvamos a Córdova que tiene ese primer encuentro con el parque justamente el día del juego inaugural contra el equipo de Manatí. 
El pitcher que inició el juego  por Humacao fue Jorge Tanco y por Manatí lo hizo Tellito López. El juego lo decidió Melquíades Silva con una línea por encima del shiore en la segunda del décimo y Humacao ganó 6 carreras por 5.

En el juego de la tarde se observa  un espigado joven de apenas 160 libras que se dirige hacia la lomita de los suspiros luciendo el número 8 en su uniforme. Eduardo Nichols, árbitro principal, gritó: “play ball”.  El anunciador señala a través de los altos parlantes “el lanzador de turno lo es Jaime Córdova”. El nombre recorrió las gradas entronizándose  entre el público y alojándose en los corazones de los fanáticos. Un sonoro aplauso selló el saludo.  Desde ese momento, a mi juicio, se ciñe la amistad imperecedera de Jaime con este pueblo.

Jaime echó una mirada a su entorno, observó al bateador, escuchó la algarabía de las gradas, inició su rutina elevando su pierna en un giro que lo llevó desde la tercera hasta el home. La bola recorrió la distancia encontrando el bate del bateador y se elevó en un bombo entre el área del lanzador y el receptor. Jaime salió de inmediato a capturarla sin remedio, ya que el receptor de manera agresiva y con fogosidad, estaba a punto de cerrar el guante para atraparla, cuando Jaime intervino y la bola cayó al suelo.

Aquí recibió la primera lección magistral de Melquíades, que siempre se caracterizó por sus discretos, motivadores y sabios consejos a los lanzadores, lo miró fijamente con su sonrisita característica y le dijo:
“Novatito dedícate a pitchar y deja que el catcher haga su trabajo.”

Jaime aprendió la lección de inmediato y comenzó a ponchar con sus diestros lanzamientos a cuantos bateadores se le enfrentaba. “Mira ese lanzador, comentó Cesar Rodríguez Mercado, desde la gradas.” Observa los lanzamientos que hace, fíjate que primero hace un  viraje hacia la tercera y luego saca la bola por el lado del brazo con gran velocidad y control.  Es verdad, le señala Kike Torres, padre desde el otro lado y mira cómo combina sus lanzamientos, unos pegado al plato y otros hacia fuera, luciendo una buena recta y una excelente curva. Eso es así, profirió Efraín Mercado,  yo observé que hace un ratito lanzó una especie de Scrubol que rompió de manera tremenda en home. “Claro muchachos, ese va hacer un gran lanzador porque es muy inteligente ya que estudia a los bateadores, siempre está por encima de los bateadores  y el que le da un hit jamás le repite el lanzamiento.” Añadió,  Manolo el Nene Torrench con su voz ronca que retumbo el parque.

Lo cierto es que Jaime lanzó un juego de ensueño en su debut de esa tarde y ponchó 14 peloteros, para imponerse 7 a 1. Esa tarde se consolidó como pitcher y como héroe de los fanáticos de Humacao.

Durante la temporada Jaime se ganó el respeto y la admiración de sus compañeros de equipo y por su supuesto, del pueblo de Humacao.

Jaime reciprocaba ese cariño visitando con frecuencia la Esquina Caliente en la hermosa plaza Luis Muñoz Rivera  y confundiéndose con el pueblo. Entabló lazos de amistad imperecedera con sus compañeros de equipo. Nos recuerda Melquíades, que Jaime siempre estaba atento y preocupado por la salud y el desempeño de todos los jugadores del equipo. Un dato muy curioso porque él era el más joven del grupo con apenas 18 años cuando llegó a Humacao. Si alguien se descarrilaba un poquito, allá iba Jaime a darle su consejito y a tratar de disuadirlo para que se cuidara. Esa actitud le ganó la amistad de sus compañeros y como les dije al principio, se mantiene incólume al día de hoy. En los días de enfermedad y convalecencia del entrañable amigo Carlos  Memelo López,  Jaime siempre estuvo presente a su lado profesándole ese cariño que los unía como dos hermanos.  Recuerdo con la especial atención, que me pidió la presencia de Melquíades y Yuyo esta noche, así como los demás integrantes de ese glorioso equipo.

Pero retomemos la temporada del  51 donde Humacao venció a Juncos para disputar el campeonato contra Coamo. Esta serie es histórica porque se jugaron tres juegos un mismo día. Aquí yo dejaré que sea la voz autorizada de Jaime quien nos la narre, pero sí destacaré la hazaña extraordinaria del Látigo Córdova cuando ganó dos juegos contra Coamo en un mismo día.  Jaime nos contó que ese día  se sentía, como decimos nosotros en el argot popular, explotao.  Recordemos que Látigo era estudiante a tiempo completo en la UPR, además jugaba con el equipo de béisbol  de la Universidad y jugaba sotfbol profesional. 

De manera que ese era el hombre en el cual Luis Cora Romero, dirigente del equipo había puesto todas las esperanzas para ese crucial quinto partido de vida o muerte. Esto es asi porque la serie la dominaba ampliamente el poderoso equipo de Coamo 3 partidos a 1 (como comentario extra diremos que peloteros como Félix Mantilla, Wito Conde, Ronquito García, Ismael Guasp, Miguel Marota Pérez por solo mencionar algunos eran parte del poderoso trabuco de Coamo. Como cuestión de hecho prácticamente todos esos jugadores firmaron profesional. El equipo de Humacao no se quedaba atrás con una alineación impecable Melquiades en la receptoria que de hecho tuvo que catchar los tres juegos ese día. Yuyo Cora en primera,  Nano Miro en segunda,    Papi Figueroa  en  el shiore, en tercera Felipe Pipe Andino en el guardabosque  izquierdo Carlos Memelo López, en el jardín central Luis Parrilla y en el jardín derecho Juan A Bibiloni. Además integraban el equipo Osvaldo Gil receptor, Felipe Hernaíz, Mario Mapepe Kuidlan, Germán Wlliams, José Escalera outfilder, Sotero Ortiz (refuerzo) outfilder, Doroteo Sánchez receptor. El cuerpo monticular estaba compuesto por  Jorge Tanco, Angel Ortiz (refuerzo), José Rosario, Cruzón Reyes, Luis Vázquez , Eugenio Encarnación (refuerzo) David González  y por supuesto el Látigo Córdova)

Bueno, pero volvamos a Jaime que lo dejamos calentando  para ese medular quinto partido. Ya ustedes podrán imaginar como se encontraba Jaime. Lo imagino ensimismado con todo el peso de sus divagaciones por la tamaña responsabilidad que se ceñía sobre su látigo. En ese momento pasaba por el parque la leyenda de Rubén Gómez y se le acercó a Jaime. Imagino que al ver el rostro pálido de Jaime le salio la obligada pregunta ¿cómo te sientes hijo? El Látigo le contestó con voz apagada y trémula -no tengo nada en la bola. Expresión que revela el agotamiento del lanzador. Rubén le  dio un sabio consejo: “Procura ponerte al frente en el conteo lanzando el primer strike a los bateadores.” Así lo hizo, y ganó 7-1. También contribuyó con un par de hits buenos para empujar un par de carreras y anotó desde segunda con una rola al shiore.  Se robo el show.

Un juego de ensueño sin lugar a dudas. Estos dos juegos del Látigo Córdova como iniciador y el otro como taponero, fueron factor para que los Grises se alzaran con el campeonato nacional de 1951.

Su ejecutoria con el equipo de Humacao le valieron las credenciales para integrar el equipo nacional que nos representó en el campeonato mundial de México en el 1951.  Córdova abrió el segundo juego de ese torneo mundial donde PR venció a El Salvador 13 x 9, aunque no tuvo decisión. El Látigo fue el responsable de la quinta victoria de PR cuando castigó a Guatemala con marcador de 20 X 3. Luego se destacó como relevista en la serie. Como ustedes saben, PR se proclamó campeón mundial en México.
Volviendo a Humacao y a su equipo, debemos destacar que Jaime sintió siempre una deferencia muy especial por Pedro Matojo apoderado de los Grises. Recuerda la clase de ser humano y candidez de este apoderado. Los dejó libres y muchas franquicias como la de Juncos aprovecharon y los firmaron. En el caso de Jaime, Juncos le quedaba más cerca y de esta manera se le hacía más fácil poder cumplir con sus compromisos con el otro trabajo como juez de llegada en el hipódromo.  Gente debemos tener presente que estamos hablando del momento histórico, que como señala nuestro laureado escritor, Luis Rafael Sánchez: “cuando Puerto Rico era grande”, porque llegar de Humacao a San Juan era un verdadero proyecto. Además, el salario de cada jugador rondaba en la jugosa suma de ocho dolores por día y me corrigen aquí los dilectos peloteros de la época.  Lo cierto es que cuando el látigo se dirige  a  Juncos dejó una huella indeleble de aprecio y cariño en sus  compañeros peloteros y en los fanáticos grises que atesoramos su amistad.

La trayectoria de Jaime como lanzador fue excelente para agenciarse un selecto récord. Su marca combinada en el aficionismo, incluyendo las categorías menores, fue de 46-6. Esto también incluye su récord de 5-0 en el campo internacional.
Su arrojo en el desempeño del terreno del béisbol lo llevó a su carrera profesional siendo un publicista y periodista exitoso. Aquellas genuinas preocupaciones por sus semejantes, que recorría su fibra humana,  las tradujo en la lucha por la causa de la libertad de su patria y en la defensa de los derechos de los seres humanos.

Jaime Córdova y el Equipo de Béisbol Nacional del 51  fue Exaltado en los decimoctavos actos de Exaltación del Recinto de los Inmortales del Béisbol Aficionado Puertorriqueño.
 El Equipo de los Grises de Humacao de 1951 fue exaltado en los Actos de la Segunda Ceremonia de Exaltación del Pabellón de la Fama del Deporte Humacaeño.

Jaime hoy celebramos el regreso a tu casa para disfrutar de tu obra fraguada en el trabajo intelectual lleno de esas ricas experiencias vividas y de  crónicas de ilusiones donde el pueblo de Humacao ocupa un lugar  preferencial.

Prof. Félix Báez Neris
Centro de Arte Angel “Lito” Peña
Humacao, Puerto Rico
7 septiembre de 2006.

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