Jaime “El Látigo”
Córdova y su temporada gloriosa en
Humacao.
Sean mis palabras iniciales de bienvenida a esta bonita velada literaria,
que organiza el Pabellón de la Fama del Deporte Humacaeño en colaboración con Ediciones
Callejón.
Sean las palabras que siguen de agradecimiento a ese grupo selecto de
peloteros que en el 1951 nos regalaron el galardón memorable del campeonato
nacional del béisbol doble A. Y que no se conformaron con ese campeonato, si no
que cruzaron las fronteras y fueron en busca del único campeonato mundial a
nivel colectivo del cual disfruta nuestra patria
.
.
Gracias, por todas esas ejecutorias que nos regalaron y que tantas
emociones provocaron y al día de hoy continuamos evocando. A todos los buenos
deportistas que hoy dicen presente para disfrutar de la presentación de la obra
de uno de los integrantes de ese equipo de ensueño y amigo predilecto de la
ciudad de Humacao.
Nos referimos por supuesto, a Jaime, el látigo, Córdova y a su hermosa
familia que hoy nos acompañan.
Abordar en poco tiempo la figura de un puertorriqueño
dotado de una versátil, extensa y exitosa trayectoria, no es tarea fácil. Mucho
menos cuando esa fructífera vida recorre los caminos apasionantes del deporte
rey de nuestra patria, el béisbol; y cuando la misma se combina con el
mundo del periodismo y la publicidad. De manera, que sólo intentaré aquí trazar
algunos esbozos de la figura del estelar pelotero, extraordinario escritor y culto
documentalista, Jaime Córdova, que hoy nos convoca con su excelsa obra
titulada Béisbol de corazón.
Como nos señala la solapa de esta joya literaria que
nos ocupa esta noche, Jaime nació en la calle Sol del Viejo San Juan y la
mayor parte de su vida residió en la calle Loíza, esquina Calma.
Ha hecho escalas en Ponce, Morovis, Río Piedras,
Hato Rey, Brooklyn, Sevilla, Islas Canarias, y ahora en Río Grande. Y
debo añadir que Humacao es una de la ciudad que el autor más atesora por la
afinidad y la empatía contraída con su gente; y particularmente con la amistad
perenne de unos seres humanos muy especiales en la vida de Jaime y que algunos
de ellos están sentados aquí en primera fila.
Jaime es graduado de la Universidad de Puerto Rico la
cual representó integrando el equipo de béisbol, trabajó como publicista por
más de cuarenta años y fue director de la sección de deportes de Claridad Diario, y como sabemos pasó esa
batuta al amigo Elliot Castro.
De hecho, la obra que hoy traemos a escena surge de
una selecta selección de las columnas publicada durante su exitosa gestión como
periodista deportivo.
Me detendré a resaltar la etapa de la vida de Jaime como pelotero del equipo doble A de Humacao.
Me detendré a resaltar la etapa de la vida de Jaime como pelotero del equipo doble A de Humacao.
Jaime llega a la Ciudad Gris en el año de 1951 e
integra el equipo de los Grises Orientales. Un equipo conformado para ganar y
caracterizado por la veteranía y la defensiva además de la profundidad en su
cuerpo monticular. Algunos de esos
jugadores son Melquíades Silva, Yuyo Salomón Cora,
Carlos Memelo López, que en paz descanse, Osvaldo Gil, por solo
mencionar algunos del patio. El único novato era Jaime Córdova.
Cuando uno observa con detenimiento la foto del equipo Jaime parece ser el
más joven e inofensivo de los peloteros. Trasladémonos por un instante a ese
primer juego de la temporada del 1951. Imaginamos cómo se sentiría Jaime ante
el parque histórico Jacinto Hernández y
aquí hago un paréntesis para apuntar que, desde mi apreciación este parque se
debió preservar lo más fiel a su origen. Pero volvamos a Córdova que tiene ese
primer encuentro con el parque justamente el día del juego inaugural contra el
equipo de Manatí.
El pitcher que inició el juego
por Humacao fue Jorge Tanco y por Manatí lo hizo Tellito López. El juego
lo decidió Melquíades Silva con una línea por encima del shiore en la segunda del décimo y Humacao ganó 6 carreras por 5.
En el juego de la tarde se observa
un espigado joven de apenas 160 libras que se dirige hacia la lomita de
los suspiros luciendo el número 8 en su uniforme. Eduardo Nichols, árbitro
principal, gritó: “play ball”. El anunciador señala a través de los altos
parlantes “el lanzador de turno lo es Jaime Córdova”. El nombre recorrió las
gradas entronizándose entre el público y
alojándose en los corazones de los fanáticos. Un sonoro aplauso selló el
saludo. Desde ese momento, a mi juicio,
se ciñe la amistad imperecedera de Jaime con este pueblo.
Jaime echó una mirada a su entorno, observó al bateador, escuchó la
algarabía de las gradas, inició su rutina elevando su pierna en un giro que lo
llevó desde la tercera hasta el home.
La bola recorrió la distancia encontrando el bate del bateador y se elevó en un
bombo entre el área del lanzador y el receptor. Jaime salió de inmediato a
capturarla sin remedio, ya que el receptor de manera agresiva y con fogosidad, estaba
a punto de cerrar el guante para atraparla, cuando Jaime intervino y la bola
cayó al suelo.
Aquí recibió la primera lección magistral de Melquíades, que siempre se
caracterizó por sus discretos, motivadores y sabios consejos a los lanzadores,
lo miró fijamente con su sonrisita característica y le dijo:
“Novatito dedícate a pitchar y
deja que el catcher haga su trabajo.”
Jaime aprendió la lección de inmediato y comenzó a ponchar con sus
diestros lanzamientos a cuantos bateadores se le enfrentaba. “Mira ese lanzador,
comentó Cesar Rodríguez Mercado, desde la gradas.” Observa los lanzamientos que
hace, fíjate que primero hace un viraje
hacia la tercera y luego saca la bola por el lado del brazo con gran velocidad
y control. Es verdad, le señala Kike
Torres, padre desde el otro lado y mira cómo combina sus lanzamientos, unos
pegado al plato y otros hacia fuera, luciendo una buena recta y una excelente
curva. Eso es así, profirió Efraín Mercado,
yo observé que hace un ratito lanzó una especie de Scrubol que rompió de manera tremenda en home. “Claro muchachos, ese va hacer un gran lanzador porque es muy
inteligente ya que estudia a los bateadores, siempre está por encima de los
bateadores y el que le da un hit jamás le repite el lanzamiento.” Añadió,
Manolo el Nene Torrench con su voz ronca
que retumbo el parque.
Lo cierto es que Jaime lanzó un juego de ensueño en su debut de esa
tarde y ponchó 14 peloteros, para imponerse 7 a 1. Esa tarde se consolidó como pitcher y como héroe de los fanáticos de
Humacao.
Durante la temporada Jaime se ganó el respeto y la admiración de sus
compañeros de equipo y por su supuesto, del pueblo de Humacao.
Jaime reciprocaba ese cariño visitando con frecuencia la Esquina
Caliente en la hermosa plaza Luis Muñoz Rivera y confundiéndose con el pueblo. Entabló lazos
de amistad imperecedera con sus compañeros de equipo. Nos recuerda Melquíades,
que Jaime siempre estaba atento y preocupado por la salud y el desempeño de
todos los jugadores del equipo. Un dato muy curioso porque él era el más joven
del grupo con apenas 18 años cuando llegó a Humacao. Si alguien se descarrilaba
un poquito, allá iba Jaime a darle su consejito y a tratar de disuadirlo para
que se cuidara. Esa actitud le ganó la amistad de sus compañeros y como les
dije al principio, se mantiene incólume al día de hoy. En los días de
enfermedad y convalecencia del entrañable amigo Carlos Memelo López, Jaime siempre estuvo presente a su lado profesándole
ese cariño que los unía como dos hermanos.
Recuerdo con la especial atención, que me pidió la presencia de
Melquíades y Yuyo esta noche, así como los demás integrantes de ese glorioso
equipo.
Pero retomemos la temporada del 51 donde Humacao venció a Juncos para disputar
el campeonato contra Coamo. Esta serie es histórica porque se jugaron tres juegos
un mismo día. Aquí yo dejaré que sea la voz autorizada de Jaime quien nos la
narre, pero sí destacaré la hazaña extraordinaria del Látigo Córdova cuando
ganó dos juegos contra Coamo en un mismo día. Jaime nos contó que ese día se sentía, como decimos nosotros en el argot
popular, explotao. Recordemos que Látigo
era estudiante a tiempo completo en la UPR, además jugaba con el equipo de
béisbol de la Universidad y jugaba sotfbol
profesional.
De manera que ese era el hombre en el cual Luis Cora Romero, dirigente
del equipo había puesto todas las esperanzas para ese crucial quinto partido de
vida o muerte. Esto es asi porque la serie la dominaba ampliamente el poderoso
equipo de Coamo 3 partidos a 1 (como comentario extra diremos que peloteros
como Félix Mantilla, Wito Conde, Ronquito García, Ismael Guasp, Miguel Marota
Pérez por solo mencionar algunos eran parte del poderoso trabuco de Coamo. Como
cuestión de hecho prácticamente todos esos jugadores firmaron profesional. El
equipo de Humacao no se quedaba atrás con una alineación impecable Melquiades
en la receptoria que de hecho tuvo que catchar los tres juegos ese día. Yuyo
Cora en primera, Nano Miro en
segunda, Papi Figueroa en el shiore, en tercera Felipe Pipe Andino en
el guardabosque izquierdo Carlos Memelo López, en el jardín central Luis
Parrilla y en el jardín derecho Juan A Bibiloni. Además integraban el equipo
Osvaldo Gil receptor, Felipe Hernaíz, Mario Mapepe Kuidlan, Germán Wlliams,
José Escalera outfilder, Sotero Ortiz
(refuerzo) outfilder, Doroteo Sánchez receptor. El cuerpo monticular estaba
compuesto por Jorge Tanco, Angel Ortiz
(refuerzo), José Rosario, Cruzón Reyes, Luis Vázquez , Eugenio Encarnación
(refuerzo) David González y por supuesto
el Látigo Córdova)
Bueno, pero volvamos a Jaime que lo dejamos calentando para ese medular quinto partido. Ya ustedes podrán
imaginar como se encontraba Jaime. Lo imagino ensimismado con todo el peso de
sus divagaciones por la tamaña responsabilidad que se ceñía sobre su látigo. En
ese momento pasaba por el parque la leyenda de Rubén Gómez y se le acercó a
Jaime. Imagino que al ver el rostro pálido de Jaime le salio la obligada pregunta
¿cómo te sientes hijo? El Látigo le contestó con voz apagada y trémula -no tengo
nada en la bola. Expresión que revela el agotamiento del lanzador. Rubén
le dio un sabio consejo: “Procura
ponerte al frente en el conteo lanzando el primer strike a los bateadores.” Así lo hizo, y ganó 7-1. También
contribuyó con un par de hits buenos
para empujar un par de carreras y anotó desde segunda con una rola al shiore. Se robo el show.
Un juego de ensueño sin lugar a dudas. Estos dos juegos del Látigo
Córdova como iniciador y el otro como taponero, fueron factor para que los
Grises se alzaran con el campeonato nacional de 1951.
Su ejecutoria con el equipo de Humacao le valieron las credenciales para
integrar el equipo nacional que nos representó en el campeonato mundial de México
en el 1951. Córdova abrió el segundo
juego de ese torneo mundial donde PR venció a El Salvador 13 x 9, aunque no
tuvo decisión. El Látigo fue el responsable de la quinta victoria de PR cuando
castigó a Guatemala con marcador de 20 X 3. Luego se destacó como relevista en
la serie. Como ustedes saben, PR se proclamó campeón mundial en México.
Volviendo a Humacao y a su equipo, debemos destacar que Jaime sintió
siempre una deferencia muy especial por Pedro Matojo apoderado de los Grises.
Recuerda la clase de ser humano y candidez de este apoderado. Los dejó libres y
muchas franquicias como la de Juncos aprovecharon y los firmaron. En el caso de
Jaime, Juncos le quedaba más cerca y de esta manera se le hacía más fácil poder
cumplir con sus compromisos con el otro trabajo como juez de llegada en el
hipódromo. Gente debemos tener presente
que estamos hablando del momento histórico, que como señala nuestro laureado escritor,
Luis Rafael Sánchez: “cuando Puerto Rico era grande”, porque llegar de Humacao
a San Juan era un verdadero proyecto. Además, el salario de cada jugador rondaba
en la jugosa suma de ocho dolores por día y me corrigen aquí los dilectos
peloteros de la época. Lo cierto es que
cuando el látigo se dirige a Juncos dejó una huella indeleble de aprecio y
cariño en sus compañeros peloteros y en
los fanáticos grises que atesoramos su amistad.
La trayectoria de Jaime como lanzador fue excelente para agenciarse un
selecto récord. Su marca combinada en el aficionismo, incluyendo las categorías
menores, fue de 46-6. Esto también incluye su récord de 5-0 en el campo
internacional.
Su arrojo en el desempeño del terreno del béisbol lo llevó a su carrera profesional
siendo un publicista y periodista exitoso. Aquellas genuinas preocupaciones por
sus semejantes, que recorría su fibra humana, las tradujo en la lucha por la causa de la
libertad de su patria y en la defensa de los derechos de los seres humanos.
Jaime Córdova y el Equipo de Béisbol Nacional del 51 fue Exaltado en los decimoctavos actos de
Exaltación del Recinto de los Inmortales del Béisbol Aficionado Puertorriqueño.
El Equipo de los Grises de
Humacao de 1951 fue exaltado en los Actos de la Segunda Ceremonia de Exaltación
del Pabellón de la Fama del Deporte Humacaeño.
Jaime hoy celebramos el regreso a tu casa para disfrutar de tu obra
fraguada en el trabajo intelectual lleno de esas ricas experiencias vividas y de crónicas de ilusiones donde el pueblo de
Humacao ocupa un lugar preferencial.
Prof. Félix Báez Neris
Centro de Arte Angel “Lito” Peña
Humacao, Puerto Rico
7 septiembre de 2006.
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