martes, 19 de julio de 2022

miércoles, 13 de julio de 2022

Los Centros Culturales del Instituto de Cultura Puertorriqueña: política y promoción cultural desde los pueblos (1955-1968)

 Los Centros Culturales del Instituto de Cultura Puertorriqueña:

política y promoción cultural desde los pueblos (1955-1968)


Por: Wilma Noemí Vázquez Santana


Descripción: El artículo muestra una perspectiva panorámica de la disertación doctoral realizada

para el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, presentada en dicha Institución

en mayo de 2019. Su contenido expone, a grandes rasgos, los hallazgos que serán recogidos en

una futura publicación.


Establecido bajo la gobernación de Luis Muñoz Marín, el Instituto de Cultura

Puertorriqueña, dirigido por el antropólogo Ricardo Alegría, se encaminó a “contribuir a

conservar, promover, enriquecer y divulgar los valores culturales del pueblo de Puerto Rico”

(Ley Núm. 89. 21 de junio de 1955), lo que se lograría “mediante el estudio y la investigación

del haber histórico en sus múltiples facetas; el estímulo de la obra creadora en sus

manifestaciones cultas, populares y folclóricas; y el quehacer constante, orientado a divulgar,

respetar y enriquecer el legado cultural de Puerto Rico” (Hernández y Alegría 153-254). Para

cumplir con tal encomienda, el ICP creó el Programa de Promoción Cultural para los Pueblos y

con ello, se instituyeron los Centros Culturales en cada Municipio de la Isla.

El estudio sobre el quehacer cultural desarrollado por estas organizaciones comunales en

cada pueblo de la Isla es uno escaso. Entendemos que la investigación sobre el desarrollo cultural

de los pueblos es uno necesario e importante porque aporta al conocimiento del desarrollo

cultural, a las variantes culturales a través del tiempo y la gestión de la sociedad para lograr el

reconocimiento y la reafirmación de su identidad nacional. En la historiografía puertorriqueña

nos encontramos con estudios críticos sobre las políticas culturales surgidas durante la

gobernación de Luis Muñoz Marín para la creación del Instituto de Cultura Puertorriqueña y


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sobre la labor cultural de la Entidad, pero es insuficiente la investigación documentada que

presenta una vinculación concreta y directa con los Centros Culturales.

En mi disertación doctoral, en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el

Caribe, desarrollé un trabajo investigativo titulado “El Instituto de Cultura Puertorriqueña y las

políticas culturales muñocista, el caso de los Centros Culturales, 1955-1968”. El estudio

destaca el significado del trabajo cultural desarrollado por los Centros Culturales adscritos al

Instituto de Cultura Puertorriqueña en la reafirmación, valoración y desarrollo de la cultura

puertorriqueña. Según la tesis planteada, los Centros Culturales figuraron como los medios que

utilizó el ICP para ejecutar la política de Muñoz dirigida a desarrollar la “valoración” cultural.

Estos funcionaron como mecanismos ideológicos que ejecutaron la promoción del proyecto

cultural ideado por el Estado muñocista. Las actividades desarrolladas propiciaron encausar los

objetivos culturales propuestos. Como resultado de las políticas culturales del Estado, se logró el

fortalecimiento de la identidad cultural del puertorriqueño diferenciada de la estadounidense.

El aporte historiográfico de esta investigación plantea categóricamente el alcance de la

labor cultural que desarrollaron estas entidades durante el periodo establecido. De igual forma

analiza e interpreta su proceso evolutivo y las implicaciones en la reafirmación y el

reconocimiento de la identidad nacional puertorriqueña.

Durante el periodo delimitado la legislación cultural muñocista logró desarrollar y

organizar la política cultural para Puerto Rico utilizando como enlace al Instituto y los Centros

Culturales. Bajo el gobierno dirigido por Luis Muñoz Marín se logró la institucionalización de la

cultura puertorriqueña basada en lo que diversos estudiosos del tema han denominado

nacionalismo cultural arraigado en la construcción de un imaginario particular de identidad

nacional. A través de este aporte historiográfico se presenta la relación entre el Instituto de


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Cultura Puertorriqueña y los Centros Culturales como los medios utilizados por el Estado para

promocionar, fomentar y valorar la cultura puertorriqueña.

Entre los hallazgos que nutren esta minuciosa investigación se presenta el trasfondo

histórico que sirve como génesis para establecimiento de la legislación cultural que propicia el

surgimiento del Instituto de Cultura Puertorriqueña y la fundación de Centros Culturales en los

municipios de la Isla. A partir de la invasión estadounidense, comenzó un proceso de asimilación

político-cultural que afectó la población puertorriqueña y a las instituciones gubernamentales, así

como a diversos ámbitos de la sociedad; lo que desarrolló una resistencia a la americanización y

al sistema político existente. Dentro del contexto histórico que acontece y caracteriza a Puerto

Rico, los proyectos (Manos a la Obra, Estado Libre Asociado y Operación Serenidad),

instituidos por Luis Muñoz Marín, influyeron directamente en los cambios políticos sociales,

económicos y culturales del País. Bajo su mandato comenzó a institucionarse la política cultural

del Estado basada en la identidad puertorriqueña como mecanismo de cohesión sociopolítica.

Además, es en esa forja institucional que se originó el ICP, cuerpo cultural que, junto con la

labor desarrollada por los gestores de los primeros centros culturales, resultaron los medios

idóneos para la edificación del ideario muñocista encaminado a la reafirmación cultural

puertorriqueña.

De igual forma, se identificaron los conceptos para el análisis interpretativo del estudio

tomando en consideración la particularidad de la relación política de Puerto Rico con los Estados

Unidos de Norteamérica y las posturas filosóficas de dos modelos teóricos: los estudios

culturales y la microhistoria. La combinación de ambos enfoques teóricos y metodológicos

sustentan las propuestas historiográficas. Esta metodología propicia auscultar cómo el Estado

muñocista creó una ideología nacional utilizando la institucionalidad, lo que contribuyó a


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legitimar su poder y continuar con el proyecto político, social y económico programado. Para el

logro de los objetivos políticos, durante el periodo que comprende los años 1955 al 1968, se

desarrolló un nacionalismo cultural arraigado en la identidad del puertorriqueño, y fueron los

Centros Culturales los medios para la promoción, el fomento y la reafirmación de la cultura

puertorriqueña.

Otro de los puntos destacados gira entorno a los antecedentes históricos que dieron paso a

la legislación y a la fundación del orden social que organizó los asuntos culturales de la sociedad

puertorriqueña. De igual forma se presentan las consideraciones teóricas que dirigieron el

análisis y la interpretación del significado de la implementación de dichas políticas culturales. La

política cultural desarrollada por Luis Muñoz Marín durante su gobierno responde a los cambios

en el Estado Moderno en América Latina y el mundo. Durante ese momento histórico se crearon

las organizaciones internacionales para el estudio y fomento de los asuntos culturales. Entre

estas: la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y su organismo auxiliar, la Organización

de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencias y la Cultura (UNESCO). Esto, unido a la

inestabilidad en todos los órdenes sociales en la Isla, fue determinante para la toma de decisiones

políticas culturales. Durante el periodo gubernamental, Muñoz utiliza la cultura como elemento

unificador con el propósito de reforzar la estructura política gubernamental. Creó un aparato

legislativo que logró la institucionalidad de la cultura mediante el establecimiento de dos

principales instituciones socio-culturales: La División de Educación de la Comunidad y el

Instituto de Cultura Puertorriqueña. Con esta propuesta aseguró la existencia de una identidad

nacional cultural en ausencia de una situación política definida. Queda evidenciado que el Estado

gestó, organizó, patentizó, administró y promocionó la cultura oficial.


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El interés por desarrollar el modelo cultural establecido por el Estado muñocista, no

hubiese proliferado sin el empuje de los Centros Culturales de cada municipio; es decir, los

líderes comunitarios abrazan la idea y la colocan al alcance de los sectores populares,

promoviendo así su implementación. De igual forma se desprende que la atención y el

seguimiento dado por la Agencia a los asuntos culturales y el interés de la ciudadanía en el

fomento cultural en sus respectivas localidades, logró un incremento en el establecimiento de los

Centros Culturales en los municipios de la Isla. La organización establecida entre el ICP y el

Programa de Promoción Cultural para los Pueblos, muestra la intervención cultural directa desde

la Entidad central hacia los Centros Culturales de cada municipio de la Isla. De este modo, las

políticas culturales promulgadas y establecidas por el Estado muñocista, se hicieron presentes en

la formación cultural propuesta para la sociedad puertorriqueña. Además, la investigación revela

que, en los años 1967 y 1968, fecha en que concluye este estudio, no se establecieron Centros

Culturales debido a que los organismos culturales no constituyeron prioridades dentro del plan

de trabajo gubernamental diseñado para mantenerse en el poder político.

Finalmente, se logró identificar una muestra de los primeros Centros Culturales que se

establecieron durante el periodo que comprende esta investigación, tomando en consideración las

diferentes zonas geográficas en las que se divide la Isla. Estos son: en la zona central: Comerio;

en el este, Humacao; en el oeste, Mayagüez; en el norte, Vega Alta y en el sur, Ponce y Yauco.

Las gestiones culturales realizadas por los servidores de la cultura que dirigían estos Centros

Culturales son un ejemplo del acontecer cultural que se desarrolló en Puerto Rico durante el

periodo estudiado. Con su quehacer cultural se alcanzó la organización de la cultura

puertorriqueña; lo que a su vez logró afianzar la permanencia de la personalidad como pueblo a

través del tiempo. El voluntariado que laboró en cada uno de ellos contribuyó significativamente


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a la reafirmación de la identidad y al desarrollo cultural de Puerto Rico. La influencia ejercida

por la Entidad en esos aspectos, permitió rescatar, valorar y definir la cultura puertorriqueña. De

igual manera, con las actividades culturales desarrolladas, dirigidas a conservar, enriquecer,

divulgar y promover los valores culturales del pueblo, se logró instaurar un nacionalismo de tipo

cultural arraigado en la identidad puertorriqueña. Como resultado, se alcanzó la reafirmación del

ser puertorriqueño. Si se repasan cualitativa y cuánticamente las actividades desarrolladas por

dichos Centros Culturales adscritos al Instituto de Cultura Puertorriqueña, es innegable la

conclusión de que estos organismos culturales han realizado una contribución importante en la

permanencia de la identidad puertorriqueña.

El Instituto de Cultura Puertorriqueña y los Centros Culturales son instituciones

establecidas bajo el gobierno dirigido por Luis Muñoz Marín que, con su quehacer cultural

durante los años 1955 al 1968, lograron la reafirmación y el reconocimiento de la identidad

nacional puertorriqueña. Bajo el gobierno dirigido por Muñoz Marín y su legislación cultural, se

logró desarrollar y organizar la política cultural de Puerto Rico. La implementación de la política

cultural, junto al quehacer cultural desarrollado por los Centros Culturales, permitió el

establecimiento del orden social que organizó los asuntos culturales de la sociedad

puertorriqueña. Dentro de la particularidad política de Puerto Rico, unida a las circunstancias

históricas que acontecieron durante el periodo que comprende la hegemonía muñocista (1948-

1964), la cultura fue utilizada por la administración gubernamental del Partido Popular

Democrático, como enlace para lograr los objetivos programados por el Estado.

En el periodo estudiado, el Instituto de Cultura Puertorriqueña utilizó a los Centros

Culturales como medios para patrocinar la política pública muñocista dirigida a desarrollar en el

puertorriqueño la valoración cultural. Estos funcionaron como mecanismos ideológicos que


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fomentaron la promoción del proyecto cultural. Los mismos se fueron estableciendo en los

pueblos de la Isla para canalizar la iniciativa cultural del gobierno. Las actividades desarrolladas

permitieron encauzar los objetivos culturales propuestos. Como resultado de las políticas

culturales del Estado, se logró una homogenización cultural que resultó en el fortalecimiento de

la identidad cultural del puertorriqueño diferenciada de la estadounidense.

En el estudio y análisis interpretativo, encontramos ciertas particularidades que merecen

atención para satisfacer las necesidades de las futuras investigaciones. En primer lugar, la

documentación que se encuentra en el Archivo General de Puerto Rico solo está disponible de

los primeros ocho años: desde el establecimiento del ICP (1955), hasta el año 1963. Los demás

años se encuentran en un proceso de ordenación y descripción por subseries que no ha

finalizado; en segundo lugar, la ausencia de las sedes para albergar los Centros Culturales

provocó que la documentación, el material y el trabajo realizado por los gestores culturales de

cada pueblo, quedara dispersa en las oficinas de los diferentes presidentes que ha tenido el

Centro, solo pudimos encontrar una parte de los documentos que demuestra el trabajo cultural

desarrollado. Aun así, los registros auscultados contribuyeron a forjar una visión general del

acontecer cultural en los pueblos de la Isla dentro del periodo que enmarca esta investigación.

Esta disertación doctoral deja la puerta abierta a una diversidad de posibles estudios

culturales en Puerto Rico. A través de la investigación sale a relucir que existen diversas líneas

de investigación que no fueron abordadas en detalles, porque rebasan los límites de los objetivos

propuestos. Entre ellas: la intervención política en el desarrollo del quehacer cultural de los

Centros Culturales y la asignación de fondos legislativos para la construcción de sedes para los

Centros Culturales. Investigaciones alrededor de estos puntos permitirán entender las


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continuidades y discontinuidades que se presentan en el desarrollo de los procesos políticos,

económicos y socio-culturales en Puerto Rico.

Sin lugar a dudas todavía queda mucha tarea por descubrir y aportar a la historiografía de

Puerto Rico en cuanto a la historia contemporánea se refiere. Son diversos los aspectos que

esperan por ser atendidos para continuar documentando el acervo histórico-cultural de la Isla.

Este documento historiográfico servirá de materia prima para que futuras investigaciones logren

desmantelar las complejas políticas culturales fomentadas por el Estado muñocista. Estos

estudios darán origen a diversos hallazgos que ampliarán los conocimientos para hurgar en el

pasado, comprender críticamente el presente y atisbar el desarrollo cultural de Puerto Rico en la

coyuntura histórica del siglo XXI.


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Bibliografía:


Alegría Ricardo E. El Instituto de Cultura Puertorriqueña: los primeros cinco años (1955-

1960). San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1950.

Hernández, Carmen Dolores. Ricardo Alegría: una vida. San Juan: Editorial

Centro Cultural de Humacao: Dra. Antonia Sáez

 Reseña:

 Centro Cultural de Humacao: Dra. Antonia Sáez
Por Wilma N. Vázquez

El Centro Cultural de Humacao, nombrado años más tarde, Dra. Antonia Sáez, es uno de los primeros Centros Culturales en afiliarse al Instituto de Cultura Puertorriqueña en el año 1957.  En esa fecha, en Humacao se establece un organismo cultural que comienza a implementar los objetivos del plan cultural ideado para Puerto Rico. Su trasfondo cultural y la labor que comienzan a desarrollar durante el periodo que comprende la investigación merece ser discutido y analizado para propósito de nuestro estudio.  Antes de proceder con el mismo, presentaremos algunos datos geográficos de importancia en el tema a discusión.

Humacao se conoce como como la “Ciudad Gris,” “Perla del Oriente,” “Ciudad de los Granos” y “Ciudad Musical”, “Humacao: cuna de grandes artistas y músicos;” entre otros apelativos.  El primero, alude a la presencia del humo que expedían las centrales azucareras ubicadas en el área; el segundo, a su ubicación geográfica; el tercero, a la fábrica donde se procesan los granos para la confección de sus frituras, y el último, a la trayectoria musical y artística que se desarrolla en su suelo. Los cognomentos encierran las características humanas y geográficas que distinguen el desarrollo histórico de la localidad e imparten al pueblo su particularidad.

 La ciudad está localizada en la costa Este de Puerto Rico.  Por el norte colinda con Naguabo; por el sur con Yabucoa, por el oeste, con Las Piedras, por el este con el Pasaje de Vieques.  Consta de trece (13) barrios, incluyendo el centro urbano: Antón Ruiz, Buena Vista, Candelero Abajo, Candelero Arriba, Mariana, Mambiche, Collores, Río Abajo, Mabú, Tejas, Humacao Pueblo, Cataño y Punta Santiago. Su superficie es relativamente llana, tienen elevaciones en los límites con Yabucoa y Las Piedras.  Sus terrenos son aluviales de gran productividad agrícola. 

Es un pueblo costero cuyo suelo ha sido testigo de la explotación agrícola, basada, principalmente, en el cultivo de la caña de azúcar y ganadería.  Ambas actividades económicas bajo la dominación española y estadounidense.  En el 1878, contaba con 10 haciendas con maquinarias a vapor y con trapiches de bueyes.  Luego de la invasión estadounidense (1898), se establecieron industrias locales que funcionaban económicamente bajo la banca de Roig Commercial Bank.  En Humacao existieron dos centrales azucareras de importancia: El Ejemplo (1896-1961), propiedad de Antonio Roig, y Pasto Viejo (1904-1958), a cargo de un Sindicato Federal de Humacao.

Actualmente, Humacao cuenta con fábricas de industria manufacturera y farmacéuticas.  Del mismo modo, la construcción, el comercio al detal, el mercado de los servicios, el cultivo agrícola, la ganadería y la pesca son fuentes de ingresos para la localidad.  Además, el turismo también nutre su economía.  Posee una industria hotelera que se sostiene de los centros de interés turísticos.  Entre los más sobresalientes se menciona: Palmas del Mar, el Centro Vacacional y el Balneario Punta Santiago (el Centro Vacacional y el Balneario están cerrado en la actualidad), Reserva Natural Efraín Archilla, así como de los diversos atractivos naturales que posee en su territorio. Por otro lado, este pueblo es la sede del Recinto Universitario de Humacao. 

De los 78 municipios que forman a Puerto Rico, 36 llevan oficialmente un nombre de origen arauaco: Humacao es uno de ellos.  Su toponimia se deriva del nombre del cacique taíno Jumacao que dominaba la zona.  Existen especulaciones pueblerinas en torno al establecimiento del pueblo. El historiador humacaeño, Salvador Abreu Vega, realizó una investigación que lo llevó a determinar que la fundación de Humacao había sido ordenada por el gobernador Francisco Darío y Granados en el 1722.  Oficialmente su fundación data de 1793.  Durante su formación como ciudad, experimentó varios cambios como parte del proceso histórico de ordenamiento territorial que caracterizó a Puerto Rico.  En el informe realizado por Fray Iñigo Abad en el 1776 se presenta evidencia de la existencia de pobladores en la zona.  Luego de cambios relacionados con la organización territorial, en el 1881 se le concedió a Humacao el título de villa y en el 1893 el de ciudad.  Años más tarde, con el cambio de soberanía (1898), el pueblo de Las Piedras fue anexado al de Humacao (1899).  Finalmente, en el 1914, la Asamblea Legislativa de Puerto Rico, reconoció a Las Piedras como un municipio y desde entonces, Humacao posee la organización territorial que conocemos.

 En el casco urbano se encuentran los edificios emblemáticos de la arquitectura colonial como testigos del devenir histórico de la localidad. De ellos, el antiguo Ayuntamiento y el teatro Victoria merecen especial atención por la relación al tema investigado.  El primero, también conocido como la Casa Consistorial y Antigua Casa Alcaldía, responde a la importancia administrativa y económica de Humacao para los pueblos vecinos del litoral Este durante el siglo XIX.  El hecho es confirmado por la presencia en la zona del puerto de Punta Santiago, que según el Profesor Félix Báez Neris, por el desarrollo económico alcanzado, figuró como el primer puerto de importancia en el área Este durante el siglo XIX y primeras décadas del siglo XX.  El mismo, realizó intercambios comerciales y sirvió de medio de trasporte para la población.  De igual forma, con el apogeo de las Centrales Azucareras en la región, se creó una Casa Aduanera.  Otro aspecto que contribuye a colocar a Humacao como una ciudad de importancia económica y social, lo es el uso del ferrocarril como trasporte para pasajeros.

La construcción del Ayuntamiento finalizó en el año 1849; a partir de entonces, se dedicó a atender los asuntos relacionados a la planificación y desarrollo, la política, el gobierno y la historia social del Distrito Departamental de Humacao.  En dicho edificio se llevaron a cabo los planes de desarrollo de Humacao en relación con su crecimiento urbano y rural.  El mismo posee dos plantas, de estilo neoclásico, rectangular, con muros de ladrillo y mampostería.  Está ubicado frente a la Plaza de Recreo, en la Calle Ulises Martínez.  Este edificio, centenario, ha sido testigo de eventos de importancia histórica como: la asamblea donde se leyó y analizó la Ley de la Abolición de la Esclavitud (1873) y el escenario de la invasión estadounidense (1898). Asimismo, ha sido el centro para reuniones y actividades socioculturales de la ciudad.

El Antiguo Ayuntamiento es el edificio más antiguo de la Ciudad y de todo el litoral Este superado solo por el edificio Museo Conde de Mirasol de Vieques.  Este edificio ha servido a muchos propósitos a través de los años, además de su intención original.  Entre estos se menciona: hospital, salón de clase y biblioteca escolar, pequeños negocios de comerciantes, lugar de encuentro de clubes y grupos, salón de ensayo de la Orquesta Saeciana, sede de la Escuela Libre de Música desde el 1964 al 1972.  Operó hasta el 2000, se cerró, por el estado de deterioro y se convirtió en un edificio enfermo.  También fue sede de la Junta Directiva del Centro Cultural Antonia Sáez y la Oficina Regional de Centros Culturales del Este.  Ante la importancia histórica que posee el edificio, sus datos históricos fueron sometidos en julio de 1994, ante el Registro Nacional de Lugares Históricos del Departamento de Asuntos Internos del Servicio Nacional de Parques del gobierno federal. En la Revista “Ecos Grises” publicada por el Centro Cultural, se menciona que en gestiones realizadas por los Representantes de la Cámara, Águedo Mojica y García Meléndez, “bajó la resolución C.924, que transfiere el edificio (Antiguo Ayuntamiento), al Instituto de Cultura Puertorriqueña en el 1965.  En la misma, se le asignó la cantidad de $100,000,000 dólares para la restauración y habilitación como Centro Cultural-Biblioteca y Museo Público;” gestiones que iniciaron en la década de 1960 para la construcción o rehabilitación de sedes para los Centros Culturales.  En el 2006, pasa el edificio al Municipio para el uso y usufructo de los humacaeños. Actualmente se encuentra en la fase II de su restauración. Cabe preguntarnos: ¿Qué pasó con la asignación de los fondos? Pasaron cuarenta y un (41) años desde que este edificio pasó a ser custodiado por el ICP y devuelto al Municipio.  Conocemos por los problemas económico que ha pasado Puerto Rico y sus efectos hacia la asignación de presupuesto para el funcionamiento del ICP, pero nos parece cuestionable los años trascurridos y la inactividad en la preservación de edificios que forman parte del patrimonio históricos de Puerto Rico. 

El segundo edificio emblemático en el pueblo de Humacao es el teatro Victoria.  El mismo también está localizado en la Calle Ulises Martínez.  Según el Inventario General de Recursos Arquitectónicos de Puerto Rico: 

“la edificación es el primero de tres teatros que presentaron espectáculos diversos para el disfrute de una sociedad humacaeña que comenzaba a interesarse por nuevas formas de entretenimiento y recreación, especialmente en los años posteriores de la Segunda Guerra Mundial”.

 

La primera edificación se construyó en madera y zinc entre los años 1917 y 1921.  Humacao ha disfrutado a lo largo de su historia de sus teatros.  El primer teatro que se tenga conocimiento lo construyó don Luis Rubio y para el 1960, don Ignacio Otero fundó el segundo teatro.  Estos escenarios humacaeños se privilegiaron con la presentación de grandes artistas de renombre, entre ellos: la soprano italiana Adelina Patti, acompañada de Louis Moreau Gottschalk, el violinista Brindis de Salas y por supuesto la excelsa pianista humacaeña Anita Otero, hija de don Ignacio Otero.  El teatro surge como parte de un auge cinematográfico y la afición al cine y el teatro por parte de la clase media humacaeña.  Ha servido como único centro local para las bellas artes desde su construcción hasta su clausura en el 1964.  Sus facilidades han recibido una variedad de espectáculos artísticos de importancia nacional e internacional.  Entre ellas las presentaciones artísticas como: zarzuelas, conciertos, violinistas, obras de teatros, entre otras. Las recordadas por el Profesor Báez Neris son: la soprano italiana, Adelina Patti y el argentino, cantante de tangos Carlos Gardel. Dicho artista visitó la Isla en el año 1935, como parte de una gira que realizaba por Latinoamérica.  En dicho teatro Victoria se presenta el 8 de abril.  Es pertinente acotar que durante los días que estuvo en Puerto Rico, su espectáculo se presentó en los pueblos de Mayagüez, en el teatro “Yaguez”, en Ponce en el teatro “Broadway”, en Yauco en el teatro “Ideal” en Cayey teatro “Cayey”, San Juan, teatro “Banderas” e “Imperial”, en Santurce “Liberty”, “Puerto Rico”  y “ San José” , en Manatí “Atenas”, en Arecibo “ Oliver”, en  Río Piedras “Victoria” en Puerta de Tierra “Eureka”, y en Cataño “ Rex”.  La información expuesta reafirma la presencia de lugares públicos en donde se presentaban actividades culturales y artísticas en Puerto Rico a principio del siglo XX.  Podemos anotar que los teatros en Puerto Rico representaban un tipo de casa de cultura viva que conecta a los puertorriqueños con la apreciación cultural universal.  Además del teatro Victoria, en Humacao existía el teatro Oriente, no encontramos registros de su actividad sociocultural; y el teatro Otero (1860), reseñado más adelante en la discusión. 

 El acontecer desarrollado en el antiguo Ayuntamiento como en el teatro Victoria es significativo en la historia del entretenimiento sociocultural de Humacao.  Ambos cayeron en estado de abandono, ante lo cual el Centro Cultural Dra. Antonia Sáez y otras organizaciones de base comunitaria abogaron en 2014 por el rescate del centro urbano y la restauración de los edificios señalados.  Actualmente, ambos fueron sometidos al Registro Nacional de Lugares Históricos, pero no figuran en la lista oficial de reconocimiento.  El edificio que alberga el teatro Victoria también pertenece al municipio de Humacao.  Las autoridades municipales han hecho un esfuerzo para su preservación, pero solo se ha podido salvar la fachada porque los cimientos de la estructura se encuentran maltrechos y no soportan su reconstrucción.  

Es importante reseñar el desarrollo histórico de estas estructuras arquitectónicas, porque a través de ellas discurre la historia cultural de su pueblo.  Además de los edificios emblemáticos presentados, cuenta con otros de valor histórico: la Biblioteca Antonio Roig, construida en el 1945 y donada al municipio por la familia Roig; el Centro de Bellas Artes Ángel Lito Peña, construido en el año 1925, antiguo tribunal de distrito; el edificio Salvador Abreu Vega, conocido como “La Casona”; Museo Casa Roig, estructura diseñada en el 1920 por el arquitecto checoslovaco Antonín Nechodema, comisionado por la familia Roig.  Restaurada en el 1984 por la Universidad de Puerto Rico, a quien le pertenece en la actualidad, sirve de sede museológica y centro cultural; la Iglesia Dulce Nombre De Jesús, construida en el 1868, frente a la Plaza de Recreo.  La misma representa uno de los mejores ejemplos de arquitectura gótica que se conservan en la Isla; la Escuela Elemental Antonia Sáez, construida a principios del siglo XX, inicialmente, como la Plaza de Mercado. Esta última estructura, sirvió como institución educativa hasta el cierre de escuelas en Puerto Rico (2018).  

Como observamos, Humacao se ha distinguido por ser una ciudad vanguardista y desde el siglo XIX, despunta un crecimiento económico y sociocultural.  Precisamente, una de las festividades centenarias y de gran importancia cultural para los humacaeños es el Festival de Santa Cecilia.  De acuerdo con la historia, Cecilia fue una doncella que vivió en Roma en los comienzos del cristianismo.  Devota y defensora de su religión falleció de manos del imperio romano, luego de soportar torturas.  Se dice que mientras la torturaban, al sumergirla en un recipiente con agua hirviendo, esta se mantuvo cantando.  De ahí su nombre de la patrona de los músicos.  Según Salvador Abreu Vega, miembro fundador del Centro Cultural Antonia Sáez, el pueblo de Humacao es el único en la Isla en donde se celebra un festival musical dirigido a enaltecer y dignificar a Santa Cecilia.  En investigaciones realizadas por el Sr. Abreu, se señala que, a mediados del siglo XIX, las compañas musicales acostumbraban a visitar a Puerto Rico y llegar hasta Humacao a la casa de la familia Otero para compartir con él en eventos musicales.  Este humacaeño es reconocido por su interés y pasión por las actividades recreativas, en especial el teatro.  Se le conoció como “el decano de los empresarios teatrales”.  Para el 1860, el Sr. Ignacio Otero construyó el primer teatro del que se tuvo noticia en la ciudad.  Este dato, también se presenta en el estudio realizado por Cruz Cuadra en el Inventario de Recursos Históricos- Arquitectónicos de Humacao.  Su casa, según la Dra. Antonia Sáez, era una especie de Ateneo donde se reunían las personas para discutir asuntos de actualidad cultural.  El Sr. Ignacio Otero, “es considerado por los humacaeños como un mecenas cultural y el primero en encender la llama cultural en Humacao”.

En el artículo “Festival de Santa Cecilia: orgullo íntimo de pueblo provincial”, se presenta la trayectoria histórica de dicha festividad.  Según el artículo, este surge como una iniciativa del Sr. Otero. Su intención fue recaudar fondos para enviar a su hija a Paris para desarrollar su talento pianístico.  El evento que propicia la primera actividad en honor a Santa Cecilia, aprovechado por Otero, es la conmemoración del Centenario de la fundación del pueblo (1893).  La celebración se vio interrumpida por la invasión estadounidense a Puerto Rico en el año 1898.  El Centro Cultural, en su fundación (1957), rescata esta actividad con la iniciativa del Licenciado Águedo Mojica Marrero.  En el año 1960 se pensó en extender la festividad, pues hasta entonces solo se reducía a una sola actividad, habiendo sido la primera de un recital poético a cargo de la declamadora Maricusa Ornés en el 1958.  En 1963 la actividad había alcanzado una extensión de siete días. Varios pueblos de la Isla enviaron representaciones musicales formadas por los más destacados artistas y músicos puertorriqueños.  Como culminación de los eventos se realizaba una peregrinación con el acompañamiento de las bandas musicales de Ponce y Humacao hasta el cementerio para recordar y honrar a los músicos fenecidos.  Actualmente, continúa la celebración en el mes de noviembre, pero se limita a un fin de semana. 

Según los documentos revisados, aseveramos que en el pueblo de Humacao surgió la base para la formación y estructuración de los Centros Culturales establecidos en los pueblos de Puerto Rico bajo la dirección del ICP (1955).  Es meritorio señalar que, en los primeros años de la invasión estadounidense a la Isla, la población puertorriqueña sufre un letargo cultural que responde a la organización política y la imposición cultural establecida.  Aun así, existía tanto en los humacaeños, como en el resto de la población de Puerto Rico, un espíritu cultural arraigado como resultado de su formación como puertorriqueños.  Las actividades culturales y artísticas que se desarrollan en este pueblo, y que guardan estrecha relación con la hipótesis planteada, se remontan a finales del siglo XIX.  En el capítulo anterior, titulado El Instituto de Cultura Puertorriqueña y Centros Culturales: gestores del desarrollo cultural de Puerto Rico, discutimos su trayectoria histórica.  Sostenemos que las mismas fueron precursoras en el desarrollo cultural que se comienza a gestar en la Isla a partir de la creación del ICP y el establecimiento de los Centros Culturales a partir de 1956.  El Licenciado Águedo Mojica Marrero, en sus escritos señala que, durante los primeros años del siglo XX en Humacao permeaba un ambiente de dinamismo cultural que comenzó a finales del siglo XIX.

En la compilación de escritos y discursos publicados por su hijo, el Licenciado Luis Mojica Sandoz, titulado “Águedo Mojica: la luminosa entrega”, se presentan datos relacionados a los inicios y el surgimiento de las primeras agrupaciones culturales en la Isla originadas en el pueblo de Humacao.  En la lectura se indica que afínales del siglo XIX y principios del siglo XX, el pueblo de Humacao contaba con una asociación cultural conocida como “Club Ariel”.  La organización y los objetivos de la organización están íntimamente relacionados con las disposiciones del ICP para la labor de los Centros Culturales. Asimismo, el Reglamento utilizado para la dirección del “Club Ariel”, es utilizado como referencia para su implementación y efectividad de los trabajos realizados por los Centros Culturales.  Este hecho, ocurrido en el pueblo de Humacao, es base para establecer el enlace entre el Club Ariel y la creación de los Centros Culturales en la Isla a partir de 1956. 

Como establecen los escritos del Licenciado Mojica, en Humacao se vivía la cultura puertorriqueña y las agrupaciones culturales existente desde mediados del siglo XIX, tenían muy claro la importancia de su fomento y divulgación.  En la entrevista realizada al Profesor Estanislao “Tani” García Vázquez, miembro fundador del Centro Cultural de Humacao, nos comenta que la efervescencia cultural continuó en los corazones de los humacaeños.  En el año 1957, un grupo de amigos, entre ellos Águedo Mojica, se reunían en la residencia del Dr. Jorge Franceschi, para hablar de lo que acontece en la Isla.  En sus tertulias, se discutía la necesidad de crear mecanismos para la promoción de la cultura puertorriqueña. El señor García además menciona: “Cuando Águedo nos hablaba del Club Ariel y de sus actividades, nos daba una emoción grandísima… estábamos bien motivados.”  Al preguntarle a “Tani”, qué lo motivó a participar en la cultura contestó: “Cuando yo estudiaba la maestría en la UPR, organizamos lo que llamamos el ateneo universitario, (Asociación de Estudiantes Universitarios). Fui su presidente y tuve la oportunidad de dirigirlo. Cuando venía a Humacao, pues traía todas esas ideas culturales y como era maestro de español, me involucré en todas ellas.”  Con estas expresiones se demuestra que, en Puerto Rico, tanto en los pueblos, como en las entidades gubernamentales, surgían agrupaciones con interés por el fomento y la promoción de la cultura puertorriqueña.

Entendemos que este grupo de humacaeños iniciaba gestiones para organizarse como agrupación cultural en el año 1957.  Cuando se crea el Instituto de Cultura Puertorriqueña (1955), y la institución comienza con la difusión de su trabajo cultural, la noticia comienza a divulgarse por los pueblos de la Isla.  Apuntamos que en los humacaeños existía una especie de flama cultural inactiva, que solo necesitaba un detonante para encender su espíritu de lucha.  Entendemos que ese detonante fue la creación del Centro Cultural Humacaeño.  Aseveramos que, con la labor cultural realizada por este grupo de trabajadores de la cultura, comienza en dicha población, el impulso en el rescate de las tradiciones culturales que la distinguen y son dirigidas a desarrollar la valoración y reafirmación de la cultura puertorriqueña. 

1) Hallazgo documental 

 Con la misión de lograr los objetivos de instancia gubernamental, don Alegría comienza a difundir el proyecto cultural por toda la Isla.  En una carta con fecha de 11 de abril de 1956,  Alegría le escribe al Licenciado Águedo Mojica, informándole sobre los objetivos del ICP en formar Centros Culturales en las poblaciones isleñas.  Le exhorta a reunir un grupo de personas con interés en el asunto.  La respuesta de la comunicación tiene fecha del 27 de abril de 1956, su contenido es de gran valor para lo que discutimos.  En ella, el Licenciado le informa a la Agencia (Alegría), que reunirá a las personas el 9 de mayo en el Salón de Actos de la Escuela Superior Ana Roque de Duprey en Humacao para la fundación del Centro Cultural.  En la carta expresa la esperanza de que sea en el pueblo de Humacao donde se inicie el primer núcleo del Instituto.  Según los documentos examinados y expuestos, la primera organización cultural en afiliarse a la Agencia es en el pueblo de Yauco.  Lo que podemos certificar y destacar del pueblo de Humacao es que el Sr. Mojica menciona en dicha carta que busca un Reglamento que redactó cuando quiso resucitar en Humacao el nombrado “Club Ariel”.  El mismo lo sugiere como referencia para la organización de las diferentes cédulas del Instituto.  Este dato, sostiene nuestro planteamiento que es Humacao donde surge la base para la organización y funcionamiento eficaz de los Centros Culturales de la Isla. 

Precisamente, fue Águedo Mojica Marrero quien organiza el Centro Cultural de Humacao y logra su afiliación al ICP en el año 1957.  En una entrevista realizada al Profesor Estanislao “Tani” García Vázquez, nos menciona los orígenes de su fundación:

“Debió haber sido allá para octubre de 1957, casi me atrevo asegurar que el Centro Cultural de Humacao es el primero, lo digo porque Muñoz nombra a Ricardo Alegría como Director Ejecutivo del Instituto de Cultura Puertorriqueña y Ricardo Alegría vivía en la Urbanización Floral Park en Hato Rey, una noche allá para octubre de 1957, fuimos a su hogar don Águedo Mojica Marrero, Eduardo Ortiz Quiñonez, Justo Méndez y yo, fuimos a visitar a don Ricardo Alegría y allí, prácticamente se crearon los cimientos del Centro Cultural de Humacao”.

 

Como humacaeño orgulloso de su participación en la labor cultural en la historia de Puerto Rico, “Tani” afirma que es el pueblo de Humacao el que tienen el privilegio de iniciar el proyecto cultural del gobierno con la ayuda del ICP, pero la evidencia documental establece que es Yauco. Además, al preguntarle sobre quienes fueron los miembros de la primera Junta Directiva del Centro Cultural, nos menciona con satisfacción: 

Bueno, éramos unos pocos, se encontraba el Lcdo. Águedo Mojica Marrero, fundador del organismo y primer presidente del Centro. Fue profesor de filosofía de la UPR en Río Piedras y abogado; el Sr. Eduardo Ortiz Quiñonez, abogado y contable; la Sra. Carmen “Mima” Aurora Ortiz, maestra en la Escuela Superior de Humacao; el Dr. Jorge Franceschi, médico de profesión, trabajó en el Centro de Salud de Humacao; la Sra. Esther Cuadra de Franceschi, esposa de Jorge, maestra y años después, Directora de Escuela Superior; el Sr. Elpidio Mojica, empleado de gobierno, especialmente en la guardia Nacional y muy activo en la cultura de Humacao; el Sr. Salvador Abreu Vega, escritor, empleado del gobierno en el Departamento del Trabajo y activista cultural. Actualmente el Centro de Bellas Artes de Humacao lleva su nombre”.  

 

 Este grupo de trabajadores de la cultura, comenzaron a planificar y gestionar las actividades como el mencionado Festival de Santa Cecilia, Las Fiestas de la Cruz, las actividades musicales en la Plaza de Recreo, las dianas por las calles y el intercambio de bandas musicales, muy famoso en la ciudad.  Por cierto, de la trayectoria musical se origina uno de los apelativos del pueblo “ciudad musical”.  El grupo cultural tuvo la ventaja de tener junto a ellos, al activista cultural Águedo Mojica.  Su conocimiento, experiencia y dinamismo, llevó al organismo a ser muy activo y reconocido a nivel local como en todo Puerto Rico.  Años más tarde, Mojica trabajó como Representante de la Cámara y como vicepresidente de dicho cuerpo legislativo bajo el gobierno dirigido por Muñoz Marín.  Una vez sale de la presidencia del Centro lo sucede el Dr. Jorge Franceschi.  En relación con el desarrollo de las actividades dirigidas por la Junta Directiva del Centro, el Profesor García menciona que “el hecho de Águedo fuese Representante y muy allegado a Muñoz, eso nos ayudó en el desarrollo de las actividades”. El dato expresado nos permite entender el éxito en el desarrollo de las presentaciones; claro está, sin sacar de perspectiva el mérito de los trabajadores de la cultura. 

Una vez establecido el Centro Cultural, la Junta Directiva comienza a prestar atención a las costumbres y tradiciones humacaeñas.  Entre ellas retoman la celebración de dos fiestas populares de importancia histórica-cultural: el mencionado Festival de Santa Cecilia, y Las Fiestas de Cruz. Con la planificación y organización de los componentes culturales mencionados, estas festividades cobran un renovado interés en la población. Destacaremos la importancia histórico-social de Las Fiestas de Cruz. Esta es otra de las festividades centenarias, cuya festividad se había interrumpido por situaciones acontecidas en el pueblo y por los factores señalados en este estudio. Tomamos la cita del humacaeño Salvador Abreu Vega para su descripción:

“Las Fiestas de Cruz o los Rosarios de la Santa Cruz constituyen una de las más antiguas expresiones de arte popular puertorriqueño. Son en verdad un acto de regocijo que halla su expresión festiva enmarcada en un motivo del sentimiento religioso que le sirve de razón y le da acomodo dentro de los límites de nuestro acervo cultural”.  

 

Existe una devoción a la Cruz por los católicos desde los tiempos medievales.  De acuerdo con algunos historiadores en Puerto Rico, esta celebración se inicia en el siglo XVIII.  Según el saber pueblerino la práctica se inicia a partir de un fuerte terremoto ocurrido el 2 de mayo de 1787, A partir de este evento las personas comienzan a congregarse en señal de apoyo y solidaridad.  Por tradición de la Iglesia Católica, el 3 de mayo se celebra la Invención de la Cruz.  Entonces el pueblo, con una fuerte vinculación a la fe católica, comienza a celebrar los rosarios en honor a la Cruz y desde entonces las Fiestas de Cruz se va asentando con las particularidades de una rica manifestación folklórica.  Aunque a través de los años ha perdido algunos de los elementos fundamentales con los que se iniciaron, aún 

“la celebración consiste en una reunión de personas, pertenecientes a una comunidad dada, quienes durante nueve noches consecutivas se reúnen en torno a una cruz adornada con flores y cintas, para entonar una serie de cantos acompañado de instrumentos musicales. Estos cantos, que contienen la esencia de la fiesta”.

 

Según apunta “Tani” “la participación del pueblo en estas primeras actividades desarrolladas por nuestro Centro fue una cosa apoteósica, en todas las que organizaba el Centro Cultural en la Plaza de Recreo, se reunía la inmensa mayoría de la gente del pueblo para disfrutarlas”. Sin lugar a duda, son estas actividades en donde se logra que la población humacaeña se involucre en las costumbres y tradiciones que los caracterizan.  La continuidad que se le ofrecen a las mismas demuestra el arraigo y la valoración adquirido hacia la reafirmación de su puertorriqueñidad. 

En el año que comienzan con dichas celebraciones, no existía el pareo de fondos que estableció más adelante el ICP para la presentación de actividades en los Centros Culturales.  La Junta de directores adquiría los fondos a través de las entidades cívicas de la ciudad. Entre ellas: el Club Rotario, Club de Leones, la Logia Masónica, el Comercio, el Colegio Regional de la UPR en Humacao y el Complejo Turístico de Palmas del Mar. Además, la participación de la Asociación de Humacaeños Ausente, entre los que figuraba la Sra. Antonia Sáez.  La Dra. Sáez desempeñó una participación significativa para la consecución de las presentaciones durante el periodo estudiado. Según “Tani”, el municipio cooperaba con una aportación, pero no era suficiente. Asevera: “siempre teníamos problemas económicos para el desarrollo de las actividades, pero no nos limitaba para continuar.” Nuevamente de estas expresiones se desprende la conciencia cultural adquirida por este grupo de gestores culturales y su interés en cumplir con los objetivos programados de la Institución.

Establecimos que el Centro Cultural de Humacao se fundó en el año 1957. Entre los años 1972 al 1974, la Junta Directiva de ese periodo, en reconocimiento por labor de una mujer humacaeña pionera en las letras y las ciencias, le otorgan su nombre al organismo cultural: Centro Cultural Dra. Antonia Sáez.  Bajo la presidencia en periodos alternos entre los años 1963-1975, el Dr. Saúl Delgado, continúa con las celebraciones de las actividades culturales en la localidad. En Anales: Revista de la Asociación de Humacaeños Ausentes del año 1985, se realiza una reseña de la labor realizada por este humacaeño.  Se mencionan varios logros significativos para el desarrollo cultural de la “ciudad gris”. Entre ellos se destaca: un local permanente en el 1963 para la sede del Centro en el Edificio Radio Emisora WALO.  El municipio pagó su renta por el alquiler del local hasta el 1965.  En el año 1972, con las acciones de la Junta de Directores, se logra trasladar dicho Centro al Antiguo Ayuntamiento (Antigua Alcaldía de Humacao); la edición y publicación del periódico Ecos Grises, cuyo propósito es dar a conocer gestiones culturales, al igual que el uso de la emisora de Radio WALO para llevar al pueblo el desarrollo de la labor que se realiza; el establecimiento del Club de Arte Francisco Oller, donde comienza la labor artística del Ángel M. Vega Santana; la formación de la Orquesta Renacimiento, dirigida por el Profesor Tilo Ortiz. Otro de los logros es el montaje de una exposición permanente de pinturas donadas por todos los pintores puertorriqueños que pasa hacer propiedad del Centro Cultural.  Además, se consigue la colección completa de todos los carteles publicados por el Instituto de Cultura Puertorriqueña; el establecimiento de una Biblioteca con libros donados por el ICP; se logra una campaña de promoción y se consiguen miembros sostenedores del Centro Cultural.  Toda esta gestión logra la existencia en Humacao de una cultura puertorriqueña dinámica y activa.  Entre los proyectos iniciado por el doctor Delgado se menciona: dotar a Humacao de su escudo y bandera, conseguir la Casa Roig para establecer un Museo, proyecto para erigir el monumento al Cacique Jumacao y conseguir los fondos para la construcción de una concha acústica; todos ellos completados actualmente. 

Al examinar la documentación de las actividades realizadas por el Centro Cultural de Humacao desde 1956 al 1968 (periodo que comprende la investigación), se observa una promoción y difusión cultural activa y consecutiva.  En la 4ta Asamblea de Centros Culturales, celebrada el 22 de febrero de 1964, el presidente del Centro Cultural, el Dr. Saúl Delgado tuvo una participación dentro del programa de actividades.  Entre ellas, se acostumbraba a presentar la ponencia de un presidente de un Centro Cultural que, por sus méritos y logros alcanzados como líder cultural, lo posicionaban como ejemplo a seguir para los demás.  El Dr. Delgado tuvo a su cargo la disertación de esta Asamblea.  Su tema giró en torno a ¿Cómo contribuye el espíritu de liderazgo de los directores del Centro Cultural a mantener el programa de trabajo activo y continuo en la comunidad?  En su presentación, discute las características que, a su juicio, debe poseer el director de un Centro Cultural. Estas son: “Convencimiento, abnegación, diplomacia, puntualidad y justicia”.  Cada una de ellas las presenta utilizando como ejemplo la cotidianidad que surge al ejercer la labor añadiendo en su discurso cómo enfrentarlas para lograr el éxito. 

Entre las ideas planteadas, resulta interesante lo que expone en torno a la relación política existente en Puerto Rico. Delgado establece que, debido a ésta, la cultura puertorriqueña se encuentra en peligro de ser absorbida culturalmente por la nación estadounidense.  Además, apunta que, “debemos asimilar lo bueno que nos llegue y por supuesto siempre conscientes de que lo nuestro es lo primero y no lo segundo.”  Lograr que pueblo desarrolle esta conciencia, dentro de la particularidad política que caracteriza a la Isla, es una tarea ardua que requiere de los líderes que dirigen al pueblo, convicción y organización para lograr el objetivo propuesto.  En el mensaje también expone un dato que debemos destacar.  Utilizando como una de las características, la diplomacia, entiende que poseerla permite la inclusión de fuerzas de índole económicas que intentan con su poder adquisitivo manipular la gestión cultural.  Asevera que cuando esto surge, una persona consciente, con objetivos claros y diplomática, puede utilizar ese poder en beneficio de construir y no destruir.  Nos parece revelador porque este tipo de acciones por parte de los grandes intereses continúan presente a través de las épocas.  Entendemos que solo cuando se está consciente y convencido de lo que se quiere y hacia dónde quiere dirigirse, todo intento de obstruir se puede utilizar para cimentar las bases y sostener la nacionalidad puertorriqueña. Definitivamente, que el Dr. Delgado, reunía las características que menciona y sus gestiones en la tarea cultural lo certifican.

El Centro Cultural de Humacaeño, bajo la presidencia del doctor Delgado, comenzó a publicar la revista Ecos Grises, un vocero formativo e informativo del Centro Cultural.  Su propósito es divulgar las manifestaciones cívicas y culturales de los humacaeños.  La misma comienza a circular en el año 1963. El vocero es un mecanismo propuesto por el ICP como medio de promoción y conocimiento cultural en la localidad.  En el año 1965, la edición número 5 presenta una información reveladora para el estudio que desarrollamos.  En la sección editorial, se expone la Resolución aprobada por la Asamblea General de la Asociación de Alcaldes de Puerto Rico, realizada en el Hotel Montemar en Aguadilla, el 27 de marzo de 1965.  En ella se “resuelve recabar de la Legislatura de Puerto Rico mayor aportación económica y todo curso de moral y económicos de los Alcaldes de Puerto Rico”.  Señala el vocero que la cooperación de los alcaldes no se observa en todos los pueblos, por lo que esta resolución representa la participación de todos los sectores de la sociedad en el proyecto cultural gubernamental.  En la Asamblea se reconoce la labor realizada por el Instituto de Cultura Puertorriqueña y se muestra el apoyo económico de las autoridades políticas en cada pueblo en el desarrollo de las actividades dirigidas a enriquecer el acervo cultural y enaltecer la puertorriqueñidad. 

Entre las actividades de promoción cultural que realiza el Centro Cultural Dra. Antonia Sáez, conmemoradas anualmente se encuentran: el natalicio de Juan Peña Reyes (22 de septiembre), el Festival de Santa Cecilia (22 de noviembre). La festividad se conmemora con actividades musicales y artísticas en general.  Otras de las actividades es el Homenaje a Julia de Burgos (febrero), el Natalicio de la Dra. Antonia Sáez (10 de mayo), Homenaje Oriental a la Danza (mayo) y las Fiestas de Cruz (mayo).  Organiza, además, exposiciones de artes plásticas, arqueología, fotografía, presentaciones de libros, certámenes de oratoria, talleres de diversos tipos; homenajes a personalidades ilustres de Humacao, conferencias sobre fechas importantes en la historia de Puerto Rico y del pueblo de Humacao, así como otros eventos. A través de los años los trabajadores de la cultura han continuado con las actividades del pasado, pero también han incorporado otras, que son muestra del activismo cultural que se vive en la ciudad.  Además, sin lugar a duda, es una muestra de la conciencia cultural alcanzada como puertorriqueños.