ESGRIMIENDO SU PINCEL COMO UNA ESPADA
CABALLERO COMO TOÑO NO EXISTIÓ.
DERRAMANDO LOS COLORES EN CASCADA,
ARCOIRIS DE RECUERDOS NOS DEJÓ.
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LAS PAREDES DE MI PUEBLO LUCEN TRISTES
RECORDANDO DEL ARTISTA SU CANDOR.
PERO RIEN ,SIN EMBARGO , PORQUE GUARDAN
EL REGALO DE LAS MANOS DEL PINTOR.
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HOY LA GLORIA SE VISTE DE ALEGRÍA
PUES EL REY DE LOS COLORES ARRIBÓ.
AHORA PINTA SUS MATICES , DÍA A DÍA
ADORNANDO LA MORADA DEL SEÑOR .
---------TONY PINO-------(2/3/2009)
A la memoria Antonio Rodríguez García Toño Art (1938-2009)
El sonido de la motora atrapó mi atención. Su conductor pintoresco
viajaba a la misma velocidad. Recorría las calles en calma, no había prisa. La
motora de multicolores se desplazaba con un cierto aire a su favor y con
sobrada libertad. Iba confundiéndose con el entorno de la hermosa plaza.
Mientras se alejaba, aquella escena fue quedándoseme grabada para siempre.
Hoy rendimos homenaje a un amigo muy especial para todos los humacaeños.
Yo parto de la escena que le acabo de narrar, de las breves instancias que lo
conocí y de la ayuda de amigos que atesoraron su amistad para compartir algunos
rasgos de este ser tan especial. Uno de
esos amigos lo es Juan A. Hernández, Sony como cariñosamente lo conocemos. Me
entregó una hermosa foto del pintor humacaeño, Antonio Rodríguez García y compartió conmigo algunos de los recuerdos
que atesora de su amigo. A Sony y a Toño
los unió una profunda amistad desde la década del 60.
Los amigos Enrique Kike Torres
y Luis F. Carrasquillo en su programa la Esquina
Caliente entrevistaron a Toño. Más que una entrevista fue un homenaje en
vida a este gran humacaeño. De manera
que agradeciendo la valiosa ayuda de los amigos Sony, Kike y Baby hilare algunos datos biográficos de nuestro
homenajeado.
Antonio Rodríguez García, Toño Art nació el 3 de diciembre de 1938 en el Barrio
Río Cañas de Caguas. Luego, la familia
se trasladó al barrio Cerro Gordo de San
Lorenzo, de donde es oriundo su padre. Su progenitor fue reclutado para la
guerra y su familia se traslada a
Humacao. Vino a vivir por el sector de la cuesta de los Jobos, cuando
Toño apenas tenía aproximadamente 9 años.
No le gustaba la escuela y desertó de ella sin saber leer ni escribir.
De manera que fue más tarde y cuando la necesidad lo obligó que tuvo que procurarse a través de su vocación
autodidacta a aprender a leer y escribir. El maestro King le imparte las
primeras técnicas de caligrafía. El atesora las técnicas, las cultivas y las
practicas con especial empeño y cariño desarrollando su ingenio y vocación
innata. Se convirtió en ávido
lector. Se gozó de la amistad del sabio
maestro Isabelo Zenón.
En sus años de adolescencia vivió en calle Trujillo donde comenzó a
pintar como manera de procurar su sustento. Uno de los primeros rótulos que
pinto fue para Edwin Otero. El rótulo gusto mucho. De ahí fue desarrollando un gusto especial
por rotular los pequeños negocios del pueblo como Peyos Bar, la Bombonera, El Baratillo entre otros. Siempre que iba
a iniciar una obra se llevaba el dedo índice a cabeza, lo frotaba y de ahí
surgía espontánea la creatividad.
Su firma surgió de la expresión del papá de Chepito Muñoz que se asombró
ante su talento y lo bautizó como el
Cavallo en honor a un gran pelotero. Finalmente el completa la firma como Toño Art el Cavallo.
Toño Art vivió una vida llena de intensa Bohemia. Le encantaba dibujar
en las barras del pueblo. Los comerciantes y la gente lo buscaban para los
trabajos promocionales. Nunca se preocupó por lo que se le pagaba. Señaló en la entrevista que le
realizaron lo siguiente; “Me zumbaba
a pintar en todas las barras del pueblo”. Le gustaba pintar los colores sicodélicos.
La luz, la intensidad, y brillantez se plasman en su obra. Recordó muy emocionado
en la entrevista esa época de bohemio y dijo “fue como un sueño, como un laberinto”. Disfrutó inmensamente como todo buen bohemio
la música ensoñadora de la guitarra.
El nombre de Toño
Art evoca humildad. Fue un artista
que como Vicent Van Gogh no amazo riquezas materiales. Su vestimenta peculiar lucia los colores de
su obra. Lo encumbraba el color que salía desde la punta del pie hasta la raíz del pelo, con su camisa y
pantalón rebrillado a la punta de su pintoresco pincel. Sus colores se me han
quedado en la memoria como una ruleta. Esa ruleta social, de la cual todos
formamos parte, aunque a veces no nos demos por enterados.
Toño vivió en sectores pobres del pueblo como Trujillo, la Marina y
finalmente en el Residencial Padre Rivera. Se apartó en sus últimos tiempos
para sufrir y morir en soledad. Se llevó los recuerdos de sus calles y rincones
que él pinto. Aquí, aprendió a sufrir y a vivir con su gente. Aquí su mente se
iluminó con sus sueños de muchos colores. Otras ciudades como Caguas, Vieques y
San Juan lo llamaron pero su amor pernoctó por siempre aquí. No lo sedujo el espejismo de estas ciudades
que lo convocan a dar el salto.
Aunque su alma de pintor de seguro fue tentada con la fuga interior, de
aceptar la invitación y dar el paso dispuestos a descubrir otros mundos ajenos.
Toño, no permitió que lo sedujeran y fue fiel a su Ciudad que lo vio crecer.
Tuvo siempre un compromiso con el deporte y con los niños que amaba de
manera muy especial. Ayudó al amigo Miguel Luzunaris a pintar los parquecitos
de Pequeñas Ligas para darle el colorido deportivo. De hecho, una de sus
últimas obras fue plasmar en la eternidad los nombres de los grandes peloteros
humacaeños en el Estadio Néstor Morales.
Toño vivió y murió pobre pero
rico en la creatividad pictórica. Se nos
adelanto al viaje eterno el 30 de enero de 2009. Su partida deja el dolor en la
gente que lo amó pero su espíritu esta vivó en la obra de los colores que
pintan al pueblo. La grandeza de su obra circunda la Ciudad. Le da vida y
color. Su mensaje araña el recuerdo y la vivencia de tiempos idos. Imanta la
sensibilidad del pueblo. La cercanía de su trabajo a veces imposibilita que su
gente se asombrarse ante su obra.
Sony me señaló que Toño Art
honró la promesa que hizo a su adorada madre. Vestiría siempre con su ropa de
pintor. Su ropa como mencioné estaba cubierta por los colores de su
pincel. El pintor del pueblo buscó de la
ayuda espiritual en momentos difíciles y encontró la fuerza para enfrentar con
férreo temple su condición de salud. Sus hermanas entre ellas Carmen y sus
amigos como Sony, Yungo Agosto lo asistieron. Médicos de la calidad humana de
Otto Vázquez y del Dr. Agosto lo cuidaron.
Ha partido uno de los pintores más distintivo de nuestra Ciudad. Sus miles de obras se encuentran desparramadas por las calles,
establecimientos y lugares del pueblo. El amigo Reinaldo Álvarez recogió una
pequeña muestra de sus obras paisajista, las carátulas, los rótulos y carteles. Ahí, están sus pinceladas del alma que como
rosas aromatizan el entorno.
En vano intentó el desarrollo tecnológico suplantar su pincel. Toño Art gano la batalla. Sí, porque su
originalidad, jamás podrá ser
superada. Su talento se impone a las
tendencias tecnológicas de moda. La foto de Antonio Rodríguez García Toño Art se levantará junto a las de las figuras
ilustres humacaeñas, para que así podamos recordarlo en la magnitud de su belleza creadora.
Prof. Félix Báez Neris
12 de febrero de 2009
Humacao, Puerto Rico
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