domingo, 19 de marzo de 2017

Recordando algunos aspectos de la labor cultural de Águedo Mojica Marrero

Evocar la egregia figura de Aguedo nos mueve a un escenario lleno de un profundo  sentido de belleza intelectual, de riqueza de saberes y de amor profundo al pueblo y a la patria.  Un derroche de sensibilidad vestía su espíritu que le posibilitó desde  muy niño el apreciar y disfrutar de la riqueza social de su pueblo. Aguedo describió las noches en Humacao de la siguiente manera “...Son un regalo, un encanto, y una embriaguez. Han cesado los ruidos; se ha paralizado el deambular; la ciudad se ha vestido un traje negro bordado de lentejuelas, se ha recogido en actitud pensativa, y se contempla en el cielo, deleitándose sosegadamente en la espera de algún mitológico amante que la visita de alguna distante y feliz región...” Le toco sobrevivir a la dura situación económica y a los embates de la época. No debemos olvidar que Aguedo proviene de una familia humacaeña numerosa y de estirpe humilde.

Aguedo Mojica como sabemos fue filósofo, humanista, poeta, músico, matemático, orador, taquígrafo, políglota, contador, abogado, político educador y estudioso de todas las artes y las ciencias. Además, sentía una profunda pasión por los libros y  por la exquisita bohemia.

La estrella que siempre guió a Aguedo lo llevó a conocer en su pueblo, figuras que merecen atención y distinción. Nos recuerda el entrañable amigo Salvador Abreu, que Aguedo estudió con la benemérita maestra Antonia Sáez y con el poeta Cesáreo Rosa Nieves.  Estos maestros lo iniciaron en el aprecio por la buena lectura.  Sus enseñanzas calaron muy profundo en Aguedo.

Sobre la niñez de Aguedo se cuenta, que en una ocasión un niño recorría la calle Yabucoa a toda prisa en una flagida bicicleta cuando fue a parar con un hombre de regia figura y personalidad.  Ese niño fue Aguedo y el hombre era el maestro Juan Peña Reyes. (Juan Peña Reyes educó musicalmente a Aguedo en aquel hermoso proyecto comunitario conocido como Club Ariel. Allí se impartió de manera gratuita múltiples talleres a los niños pobres y a los obreros).

Y es que desde muy jovencito Aguedo supo ganarse aprecio de figuras cimeras que participaban de la rica y edificante tertulia en la plaza, como el Padre Juan Vicente Rivera líder cultural y espiritual con quien Aguedo practicó el  latín y francés. Dominó estos idiomas de tal forma, que a su ingreso en  el primer semestre en  la Universidad de Puerto Rico los profesores se sorprenden con sapiencia y lo  contrataron para que impartiera el curso de francés.
Otras figuras privilegiadas que iluminaron a Aguedo fueron el maestro Solier, (con quien cultiva su vena musical)  Frank Cervoni, Hemeregildo Ortiz, Marina Molina, Antonio Llona entre otros.  Parafraseando la canción de  Andy Montañez “con una familia tan hermosa   quien no se siente patriota”.
Yo resalto estos hechos porque nos permiten conocer cuales fueron las motivaciones que encausaron a Aguedo para gestar un trabajo cultural en su pueblo. De manera que regresa a casa luego de una  formación educativa por Europa y EU.

Todos sabemos que Aguedo era nacionalista, de hecho ocupó el puesto de secretario junto a una figura memorable de entereza y valor sin igual, Félix Feliciano Morales.  Aguedo tenia un gran admiración por Albizu, este cuando visitaba a Humacao pernotaba en su casa. Aguedo se distanció del partido Nacionalista, cuando adoptó los métodos radicales. Recordemos que Aguedo era un profundo seguidor de la filosofía de Gandhi. Aguedo asistió al entierro de Albizu.
Pero volvamos a su quehacer cultural en la Ciudad.  Aguedo junto a un grupo de dilectos humacaeños entre ellos Carmen A Ortiz, Eddie Ortiz, Tani García, Elpidio Mojica, el doctor Jorge Franceschi, Esther Cuadra y  el entrañable amigo Salvador Abreu se dieron a la tarea de fundar del Centro Cultural de Humacao.
La conceptualización del centro cultural provino de aquel hermoso proyecto de cultura que fue el Club Ariel. Nos relata Aguedo que luego de desaparecido el Club, hubo un intento por revivirlo. Aguedo formó parte de ese grupo y se le encomendó redactar el reglamento. Luis Muñoz Marín gobernador para la época se entera del proyecto y le pide copia del reglamento a Aguedo. Lo examinó y quedo impresionado con el proyecto. Le pide a Aguedo que lo someta como un proyecto nacional adscrito al ICP que estaba en su etapa incipiente. De esta manera, surgen los proyectos de los centros culturales en la isla, por lo que el Centro Cultural de Humacao fue uno de los pioneros.
Aguedo como primer presidente del Centro Cultural de Humacao y junto a su dilecta Junta, gestionó hermosas actividades culturales como los son el rescate del Festival de Santa Cecilia , Las Fiestas de Cruz, las actividades musicales en la plaza, las dianas por las calles y el intercambio de las bandas de Ponce, dirigida por Julio Alvarado y la de Humacao, dirigida por don Juan Peña Reyes. Ese intercambio musical fue muy famoso en la Ciudad.

Su gesta ciertamente es una gigante y edificante.

Ya para concluir les recuerdo que la colección de la Biblioteca de la UPRH se enriqueció con la los libros de la biblioteca personal de Aguedo. Como muestra  de gratitud  sometimos ante  la Junta de Síndicos una propuesta para designar nuestra biblioteca con el nombre de Aguedo Mojica y la misma se aprobó dando paso a la designación oficial en un hermoso acto de celebración en nuestra Universidad.





De hecho, este año se celebró un ciclo de conferencias en la UPRH que reemprende la conmemoración anual del natalicio de Águedo Mojica Marrero. Continuamos festejando el legado de este ser iluminado que Dios le regalo a la ciudad de Humacao y a la humanidad.

 
Por. Prof. Félix Báez Neris
Comisión de Promoción y Publicaciones


Fuentes Consultadas


Mojica, Luis. (1983). La luminosa entrega. Río Piedras, Puerto Rico: Ediciones Huracán,  154p.

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