Rafael Ayala Hernández, 04/X/01
Majestad
Negra
Por la
encendida calle antillana
va Tembandumba
de la Quimbamba
-rumba,
macumba, candombe, bámbula-
entre dos
filas de negras caras.
Ante ella un
congo –gongo y maraca-
ritma una
conga bomba que bamba.
Culipandeando
la Reina avanza,
y de su
inmensa grupa resbalan
meneos
cachondos que el gongo cuaja
en ríos de
azúcar y de melaza.
Prieto
trapiche de sensual zafra,
el caderamen,
masa con masa,
exprime
ritmos, suda que sangra,
y la molienda
culmina en danza.
Por la encendida calle antillana
va Tembandumba de la Quimbamba.
Flor de Tortola, rosa de Uganda,
por ti crepitan bombas y
bámbulas,
por ti en calendas desenfrenadas
quema la Antilla su sangre
ñáñiga.
Haití te ofrece sus calabazas;
Fogosos rones te da Jamaica;
Cuba te dice: ¡dale, mulata!
Y Puerto Rico: ¡melao, melamba!
¡Sús, mis cocolos de negras
caras!
Tronad, tambores; vibrad,
maracas.
Por la encendida calle antillana
-rumba, macumba, candombe,
bámbula-
va Tembamdumba de la Quimbamba.
Luis Palés
Matos, (Tuntún de pasa y grifería, 1937) [1]
Nada
mas adecuado para introducir el tema del racismo en Puerto Rico que “La
Majestad Negra” de Palés. Todo
porque su presentación se dá en el contexto del antillanismo que sirve de
contexto similar en ocasiones para un fenómeno político, social y cultural que
coincide en las Antillas. Además porque
se trata de nuestro poeta mayor – junto Antonio Matos Paoli - y porque recoge
un cambio fudamental en nuestra literatura respecto al trato del tema
negrista. Presentación - la de Palés -
que no está excenta del rigor de la crítica respecto a los elementos racistas
que percolan su poesía negrista, aunque supo justipreciar - aún con la mácula
del racismo sublimado – el elemento africano en nuestra sociedad y negrista en
nuestra cultura.
De
esa manera dice Isabelo Zenón Cruz [2] – “Narciso descubre su Trasero” – que comienzan los
vestigios de racismo al referirnos al sintagma “negro puertorriqueño” y no al
“puertorriqueño negro”. Es decir primero
es condición distitintiva del negro y luego es puertorriqueño, mientras que con
relación al blanco de piel no ocurre lo mismo.
De igual manera el eufemismo es una de las manifestaciones mas comunes
del racismo en nuestra sociedad puertorriqueña.
Para evitar usar la expresión negro respecto a raza o color de piel, es
común escuchar decir la expresión “de color” para no ofender al negro. ¿Qué siginifica esa expresión “de
color”?. De color somos todos. ¿Acaso no es de color el blanco también? Sin embargo no nos referimos al blanco como
de color. Es por todos sabido que nos
referimos a los negros. Claro está que
el carácter eufimístico de dicha expresión conlleva valoración negativa. Alguien adepto a dicha expresión podría
tratar de justificarse explicando que lo hace para no ofender; ¿pero porque
habría de ofenderse alguién porque se le llame de negro? ¿Es acaso que se trata de la raza inferior y
podría ofenderse? o ¿es que si uno es
blanco debe ofenderse de que le traten de negro?. De cualquier manera el racismo es de lo que
se trata no importa la forma en querramos explicar la ocultación de la
expresión de negro. Claro está la
ocultación misma conlleva el prejuicio.
La carga valorativa tan negativa ya aprendida por siglos -de explotación
y desprecio- han llevado al negro mismo a despreciar o querer ocultar su
negrura y al menos negro a justificar su divina piedad de no querer ofender al
negro llamándole por su nombre.
Precisamente esa gran hipocresía es la que denuncia Isabelo Zenón Cruz,
quién se ha convertido -con su trabajo investigativo en la materia- en una
autoridad reconocida en nuestra historia reciente. Ya no se podrá tratar el tema del negrismo en
Puerto Rico -seriamente- sin acudir al trabajo invetigativo de Isabelo Zenón
Cruz.
Como
hemos visto respecto a la expresión ocultista del vocablo negro, el eufemismo
mismo lleva consigo el carácter racista; pero esa no es la excepción. El mulato y el trigueño son maneras de
eufemismo que se usan para “suavisar” la expresión de negro, cuando en realidad
se trata de expresiones mas ofensivas aún como veremos mas adelante. Lo de mulato se deriba de mula, mientras que
el trigueño se deriba del trigo que en realidad es rubio. Cabe señalar como dato interesante que -
aunque no se usa en Puerto Rico - entre cubanos es posible ver cuando el dedo
índice de una mano roza el antebrazo de la otra mano indicando el negro como
color de piel sin pronunciar palabra que delate la imprudencia de estarse
referiendo a un negro. Entre los
dominicanos ellos no son negros; negros son los haitianos –sin entrar a
considerar los diferendos políticos entre ellos- que son puros y con muy poca
mezcla racial. Este fonómeno de
ocultación es lo que identifica Renzo Sereno en su estudio sicológico del
racismo puertorriqueño como criptomelanismo
( tendencia a ocultar la negrura ) adoptado de Williams cuando señala :
“According to a specialist (Erick Williams) there is no race problem in Puerto
Rico; There is only a problem of color” [3]. El punto de vista de Renzo Sereno ha llevado
a varias figuras entre los historiadores y literatos puertorriqueños a adoptar
dicha tesis entre los que se encuentra la historiadora Loida Figueroa y el
novelista Enrique Laguerre. Para otros
-entre ellos Zenón- dicha postura constituye otra expresión –un tanto mas
elavorada intelectualmente- del mismo fenómeno eufemístico del
criptomelanismo. Además decir que el
racismo en Puerto Rico es un asunto de color y no de racismo, hace mas cómodo
el camino a los hispanófilos a costa de la rabia de los hispanófobos.
Lo
peor de la situación racista en Puerto Rico se manifiesta en el negro mismo
–como ocurre con el colonialismo- que se traga la píldora de la
inferioridad. No debe ser sorprendente
escuchar a un negro explicar que se casará o se casó con una mujer mas “jincha”
dis que para “mejorar la raza”. Haciendo alusión a dicha autodegradación
-estado mental del negro inferior- se explica el título del trabajo de Zenón
sobre el racismo en Puerto Rico: “Narciso Descubre su Trasero”.
Veamos su propia explicación:
“Herbert
Marcuse, en “Eros y civilazación”, hace una interpretación moderna
del antiguo mito de Narciso, quién se anamora de sí mismo al ver su rostro
reflejado en las aguas; al morir se convierte en flor. Nos dice Marcuse:
El narcisismo primario es
algo más que autoerotismo; abarca el
ambiente,integrando el ego narcicista con el mundo
objetivo…La vida de Narciso es la de la belleza y su existencia es
comtemplación!
El negro, nuevo Narciso, hace
exactamente lo contrario. No solo se le
hace imposible integrarse al mundo sino también a su propio ser: vive roto,
distanciado de sí mismo. La vida del
Narciso blanco es la de la belleza, la del Narciso negro la fealdad; lejos de
poder comtemplar el mundo o su ser, vive completamente alienado de su ser y del
mundo; o, mejor y más modernamente, vive divorciado de su ser en el mundo.”[4]
Obviamente se
mejora lo peor. Y ¿que rayos debe
mejorarse en la raza negra? Una de las
cosas a las que nos referimos con la expresión es a la belleza, además de la
nariz y el pelo ensortijado. Se trata -
como en el caso del colonizado diría Franz Fanon en Los condenados de la Tierra - de la
internalización de los valores del colono, que en este caso se trata del
europeo blanco. Es decir que el
fenómeno del racismo en nuestra América va cogido de la mano del colonialismo
de un lado y de la pobresa producto de la explotación imperialista del
otro. Esto nos conduce a la pregunta de
que es ser negro y si ser negro es lo mismo que ser africano, es decir hacer
las distinciones necesarias respecto a la negrura y el africanismo que en el
caso de los Estados Unidos - comenzando en los años sesenta - se pretendió
equiparar : el boxeador Cassius Clay cambió su nombre a Mohamed Ali y acogió el
Islamismo como su religión; otros tantos norteamericanos negros regesaron a
Africa buscando - sin éxito en su mayoria - sus raíces; Haley escribió su libro “Roots”
presentando el dolor de la esclavitud negra en Estados Unidos.
¿ Que es ser negro en Puerto Rico
?
Menester
es adelantar algunos datos históricos que explican en cierto modo la presencia
de africanos en nuestra isla y el trato que se les dió en este medio ambiente
durante la colonización. Con esto no
queremos insinuar que haya mucha diferencia con el trato dado a los africanos
esclavos en otros lugares de las antillas -lo que es muy similar- sino enmarcar
le negrura en el contexto cultural puertorriqueño sobre todo.
Dice
Isabelo Zenón Cruz que “Entre los razgos que identifican popularmente al negro
están la piel negra, el pelo crespo y ensortijado, los labios gruesos, la nariz
chata y aplastada y las nalgas ampulosas.
El pie plano y la oreja pequeña son menos significativos. A estos rasgos somáticos tenemos que añadir
tenemos que añadir el ‘olor negro’ que la fantasía racista de nuestros poetas
ha hecho apestoso” [5].
Aspecto Histórico del Origen del
Negro
Fray
Iñigo Abad y Lasierra, religioso esclavista, en la primera historia de Puerto
Rico, escrita en el último tercio del siglo XVIII, comenta:
Los mulatos, de que se compone la mayor parte de la
población de esta Isla, son los hijos de blanco y negra. Su color es oscuro desgradable, sus ojos
turbios, son altos y bien formados, más fuertes y acostumbrados al trabajo que
los blancos criollos, quienes los tratan con desprecio. Entre esta clase de gentes hay muchos
expeditos y liberales para discurrir y obrar, se han distinguido en todos los
teimpos por sus acciones y son ambiciosos de honor.
Los
negros que hay en esta Isla, unos son traídos de las costas de Africa, otros
son criollos, descendientes de aquellos, sin mezcla de otra casta: los primeros
son todos vendidos por esclavos; de los segundos hay muchos libres; con todo no
hay cosa más afrentosa en esta Isla que el ser negro o descendiente de
ellos. Un blanco insulta a estos
impunemente con las expresiones más vilipendiosas; algunos amos los tratan con
un rigor indigno, recreándose en tener siempre levantada la vara de tiranos, de que resultan la
infidelidad, deserción y el suicidio.[6]
En
el orden jurídico podríamos decir que en la Constitución de Cádiz, promulagada
el 19 de marzo de 1812, los negros esclavos no son ni tan siquiera
considerados. [7] Es decir que “… para poder lograr la
categoria de ciudadanos los descendientes de africanos que habitan en América
necesitan una concesión especial de las Cortes, fórmula no requerida al resto
de los españoles, es decir, los blancos, indios y su descendencia.” [8]. Asimismo el 3 de junio de 1848 aparece
publicado en la Gaceta del Gobierno de Puerto Rico el famoso Bando de Prim contra la Raza Africana del
cual extraemos los siguientes artículos:
Art. 2do.
Todo individuo de raza africana, sea libre o esclavo, que hiciere arma contra los
blancos, justificada que sea la agresión, será si esclavo, pasado por las
armas; y si libre, se le cortará la mano derecha por el verdugo; pero si
resultare herida será pasado por las armas.
Art. 3ro.
Si un individuo de raza africana, sea esclavo o
libre, insultare de palabra, maltratare o amenazare con palo, piedra o en otra
forma que convenga su ánimo deliberado de ofender a la gente blanca en su
persona, será el agresor condenado a cinco años de presidio si fuere esclavo, y
si libre, a la pena que a las circunstancias del hecho corespondan, previa la
justificación de él.
Art. 4to.
Los dueños de los esclavos quedan autorizados en
virtud de este Bando para corregir y castigar a estos por las faltas leves que
cometieren, sin que funcionario alguno, sea militar o civil, se entrometa a
conocer del hecho, porque solo a mi Autoridad competirá, en caso necesario
juzgar la conducta de los señores respecto de sus esclavos.
Art. 5to.
Si, aunque no es de esperar, algún esclavo
se sublevara contra su señor y dueño, queda éste facultado para dar muerte en
el acto a aquél, a fin de evitar con este castigo pronto e imponente que los
demás sigan el ejemplo. [9]
Asimismo las
clasificaciones que se usaban para referirse a los negros como distintivos eran
de carácter zoonómico, no solo en Puerto Rico sino en toda la América Hispana:
Los
mas de los apodos procedían de la folklórica nomenclatura de los animales. Ante todo , mulato, según la etimología
que daba Covarrubias, procede de que la cría de blanco y negra “la comparamos a
la naturaleza del mulo”. Albaraz, del árabe, significa color mezclado de negro y cetrino o rojo,
abigarrado, como ciertos leprosos. Barcino, “dícese de los animales de pelo blanco y pardo y a veces rojizo, como
ciertos perros, toros y vacas”; y la voz procede del arábigo baraxa, “manchas
en la piel del caballo”. Cambujos, tratándose de animales menores equivale a “morcillo”, es decir, al
nombre que se le daba al caballo de color negro con viso rojizo. Calpamulo,
que se decía del individuo entre negro y
albarrazado, era aún mas grocero que mulato.
Coyote derivaba del vocablo mexicano coyotl, “especie de lobo color gris
amarillento”. Cuatralbo se decía del
caballo o res que tenía blancos los cuatro pies. Calfaro era el gavilán de plumaje grisáseo con
fajas parduzcas y rojizas; pero, además significaba hombre vago y de mala
vida. Aparte de ser “sinónimo de cabra”,
como dice N. León. Grifo puede referirse a los caballos crespos y enmarañados; pero también a
cierto animal fabuloso, medio águila y medio león. Harnizo
se apodaba al hijo de blanco y
coyote, con vocablo traído del árabe barón, como baronizo, “caballo que se
planta”. Jarocho, de jaro, que se dice
“del animal que tiene el pelo rojizo, y especialmente el cerdo y el
jabalí”. Sambaigo y Zambaigo pueden
proceder del vocablo que en el Congo significaba “mono”( nzambu ) y luego se le
dió en America a cierto mono con pelaje de color pardo amarillento, “como
cabello de los mestizos zambos”, al decir del diccionario de la Academia
Española de la Lengua. [10]
Pavimentado
el camino histórico con tales piedras, llegamos a nuestro tiempo reciente para
enfrentar el racismo hipócrita contenido en los eufemismos que ya hemos
expresado al principio de este escrito.
Así pues caminamos hasta encontrarnos con un negro compositor
sobresaliente, prolífero en su expresión artística, atrevido con la vida
habiendo alcanzado llegar hasta Hollywood con su baile y su canción. Se trata del negro que escribió desde óperas
hasta “Campanitas de Cristal”. Se
trata del autor de Preciosa – nuestro segundo himno nacional – Rafael
Hernández, el jibarito. Sobre Preciosa
dice Isabelo Zenón, “Preciosa no solo
advierte que el tirano (Estados Unidos) nos trata con negra maldad cuando lo
cierto es que los norteamericanos negros están tan colonizados como los
puertorriqueños - negros y blancos -,
siendo la maldad por tanto, blanca; sino que también nos presenta una tesis
binaria de nuestra cultura, tesis que excluye al negro: ‘ Tienes la noble
hidalguía de la madre España / y el fiero cantío del indio bravío lo tienes
también ‘. Y el negro, ¿ dónde está
? La distorción resulta mas penosa
porque es precisamente un negro el que niega la contribución afronegroide a
nuestra cultura, es decir, es un negro que se niega a sí mismo; es el negro invisible.” [11]
Distinciones
entre lo negro y lo africano
Todos
sabemos que detrás del racismo en está la sobreexaltación del blanco - en
detrimento del negro y el indio - desde los comienzos de la colonización, la
cual ha dejado rastro hasta nuestros días.
Es mucho mas fácil hablar de “africano” que de negro, conscientes de las
distinciones que esto acarrea. “La
contribución del negro a nuestra cultura supera por mucho a la africana e iguala
si es que no excede la blanca ( blanca hemos dicho, no española ). [12]
Como
hemos visto el empedrado del camino histórico nos ha señalado la inferioridad
del negro en todas sus manifestaciones culturales. El sociólogo Roger Bastide, según lo recoge
Zenón, nos habla sobre las diferencias entre culturas negras y culturas
africanas, asunto que resulta necesario entender: “Y así
fueron formando, en todas partes, sus propias comunidades, relativamente
aisladas, en el interior de una nación que solo les concedía un estatuto de
inferioridad; en estas comunidades se dieron unas normas de vida tan distantes
de las regían en Africa ( definitivamente perdidas para ellos ) como de las de
los blancos, que le negaban la integración.
No hablemos, sin embargo, de ausencia de cultura para esas comunidades
de negros, ni de cultura desintegrada.
Ellas se forjaron, en efecto, para poder vivir, una cultura propia, para
responder al nuevo ambiente en el que habían de vivir. Hablemos, pues, de la existencia de culturas
negras, al margen de las culturas africanas o afro-americanas.[13]
El
peligro, nos dice Zenón, en cuanto a la distinción - entre lo negro y lo
africano – está en confundirlas. Querer
hallar en todas partes razgos de civilizaciones africanas, incluso donde han
desaparecido desde hace mucho. O, por el
contrario, negar la presencia africana y no querer ver mas que el negro.
El tema nos
trae al principio de este escrito; a Luis Palés Matos y su poesía
negrista. Hace Zenón acopio de
expresiones de nuestro Palés vertidas en el Puerto Rico Ilustrado del 21 de
marzo de 1938, p.58. Dice Palés en ánimo
de explicar su propia poesia negrista :
“Nosotros en las Antillas como punto de
partida podríamos tomar a Lloréns Torres y a los poetas cubanos Guillén y Ballagas. Estos poetas con manera personal y distinta,
han levantado el andmiaje ideal de una poesía típicamente antillana y están
llevando nuestro verso a sus causes lógicos y naturales. Lloréns sin embargo, se limita a la pintura
del jíbaro, campesino de pura
descendencia hispánica adaptado al
trópico, y hace abstracción de otro
núcleo racial que con nosotros se ha mezclado noblemente y que por lo fecundo, lo fuerte y lo vivo de
su naturaleza, ha impreso rasgos inconfundibles en nuestra psicología, dándole,
precisamente su verdadero sentido antillano.
Me refiero al negro. Una poesía
antillana que excluya ese poderoso elemento me parece casi imposible. El
negro vive física y espiritualmente con nosotros y sus caraterísticas tamizadas en el mulato, influyen de modo evidente
en todas las manifestaciones de nuestra vida popular. En el campo de los deportes impera por su
vitalidad, su dinamismo y su naturaleza
primitiva.” (enfasis suplido).
Es
evidente que en dicha entrevista se le salen al poeta resabios racistas con
pretenciones de blanco antillano.
Referirse al jíbaro diciendo que es de pura descendencia hispánica, es
algo mas que un lapsus liguístico.
Reacciona Zenón diciendo:
“El negro no se
ha ‘mezclado con nosotros’ ni tampoco ‘vive física y espiritualmente con nosotros’ porque ni el antillano negro en general ni el puertorriqueño negro en
particular son extranjeros en su tierra caribeña o boricua. El francés, el nglés o el italiano se han ‘mezclado con nosotros’; pero no el negro, porque el negro, lo mismo que el blanco y el indio, es nosotros. Ni
siquiera sería correcto afirmar que es
parte de nosotros porque la cultura no es
un queso, es una estructura dinámica cuyos elementos forman una totalidad tan
integrada que no sería tampoco exacto hablar de elementos, porque la
separación de dichos elementos es
producto de una abstracción mental que no corresponde a la realidad. Verdaderamente podemos distinguir, pero en realidad no separar. [14] ( enfasis suplidos )
Hemos
hecho incapié en la diferencia entre las visiones de Palés sobre la negritud y
las divergencias con la posición asumida por Zenón en vista de que dicho
encuentro encierra la esencia del racismo moderno en Puerto Rico. Sobretodo porque se trata si no ya del poeta
nacional - que se reconoce con todos los méritos a Antonio Matos Paoli,
recientemente fallecido – sino de un extraordinario poeta que muchos piensan
que de no haber sido por la presencia de Matos Paoli, pudo haber sido
considerado el poeta nacional. También
porque la sensibilidad atribuida a los poetas hace mas dramática cualesquiera
apariencia de falta de objetividad o particularmente cuando se piensa que el
poeta debe evitar cualesquiera prejuicios contra la humanidad. Continua diciendo Zenón :
No solo falla
Palés al negar el nosotros, ( la puertorriquenidad ) al negro, que le
pertenece tanto como al blanco, sino al concebir una ‘naturaleza primitiva’ del
negro, producto de la imaginación interesada del blanco explotador. No existe tal naturaleza primitiva, ya que
no es una esencia sino una situación nacida de una explotación virulenta, de
una vergonzosa y sistemática enajenación que le han impuesto el europeo y el
criollo blanco. [15]
Sobre
el particular caso de la internalización del menosprecio o del desprecio del
negro - invisible diría Zenón - ausente en Preciosa
de nuestro Rafael Hernández, tal vez sea válido una explicación como la que no
ofrece Renate Zahar sociológa de la Universidad de Frankfurt :
“La aceptación del esteriotipo racial por
los mismos colonizados es un ejemplo típico de profecía autocumplida: debido a
que los miembros del grupo dominado, inclinados bajo la presión institucional y
personal de la descriminación, desarrollan efectivamente las características
que se le han atribuido por prejuicio, ven
confirmados sus prejuicios los miembros del grupo que está en el poder,
lo que en principio fuera solo ficción se vuelve realidad, gracias a sus
consecuencias. El proceso se acelera a
través de la sanciones y medidas administrativas reales, pero derivadas de la
ficción racial: el colonizado es flojo, de ahí la legalización del castigo; no
es trabajador, por eso los salarios bajos; es tonto, por eso debe ser protegido
para su propio bien; es compulsivo y salvaje, lo cual requiere la violencia
policiaca y de la debida severidad,…” [16]
Así
podemos explicar como en la poesía de un mulato puertorriqueño - como lo es
Fortunato Vizcarrondo – se dá el fenómeno de un negro acusando a otro de su
ascendencia negra. De su colección de
versos Dinga y Mandinga , ¿ Y
tu agüela a’onde ejtá ?
Ayé me dijijte negro
Y hoy te boy a contejtá:
Mi mai se sienta en la sala,
¿ Y tú agüela, a’onde ejtá ?
Aquí el que no tiene dinga
Tiene mandinga… ¡ja, ja!
Por eso yo te pregunto
¿ Y tú agüela a’onde ejta ?
Religión
El fenómeno de la
explotación en colonialismo obviamente alcanza todos los aspectos culturales
sin hacer excepción de la religión. Le
era vedado al negro parcticar su religión so pena de ser acusado de brujo y por
consiguiente eliminado de entre los vivos.
Pablo Garrido famoso folklorista chileno, comenta:
“…es importante advertir que la
población negra de Puerto Rico,
proveniente de los grupos
étnicos yorubas, ibos, igesás, takuas y
eqquedos ( los que solo
se repiten en Cuba y en Brasil ), no
manifiesta
supervivencias teogónicas de
las culturas africanas originarias. No
puede decirse lo mismo de Cuba
o Brasil, donde la religión yoruba
se formula en muy extraños
sincretismos y aún cuando es objeto de
constante represión, está en
pleno ejercicio. [17]
De
manera que aunque fueran similar la introducción de negros africanos en el
caribe lo cierto es que existe una aparente represión mayor en Puerto Rico -o
tal vez mayor éxito- al extremo que no nos deja huella tan clara de las
religiones africanas en Puerto Rico contrario a lo oacurrido en Cuba y
Brasil. Sobre los modos de represión en
Puerto Rico respecto a la conducta religiosa dice Zenón lo siguiente:
“Los modos de operar dicho racismo son numerosísimos. Destacan entre otros, los siguientes: (1)
desdén por la aportación africana a la cultura religiosa puertorriqueña (2) desprecio a las eexpresiones religiosas
consideradas – erradamente – privativas del negro (3) limitaciones al ministerio
eclesiástico (4) desaliento al ‘yugo
desigual’ que supone el matrimonio mixto
(5) registros bautismales y
matrimoniales diferentes para los negros y los blancos (6)
apoyo a los colonialistas blancos contra los colonizados negros e
indios (7) educación religiosa diversa para negros y
blancos (8) falsas e interesadas interpretaciones
bíblicas.” [18]
El
menosprecio de la aportación africana a la cutura religiosa puertorriquena se
evidencia además en la burla que merece en ciertos círculos la santeria
afrocubana que se desarrolla en Puerto Rico. [19] Según nos informa María Cadilla de Martínez:
“La Inquisición, establecida en Puerto Rico desde 1519, tuvo sus
períodos de persecusión de herejes, entre ellos, de hechiceros. En 1541 al hacerse cargo del obispado de la
isla Fray Nicolás Ramos y Santos, protegido de Felipe II, le fueron denunciados
unos negros brujos que fueron quemados vivos por el Santo Oficio. La comunicación con el prelado daba cuenta al
Rey del suceso fechada el 23 de julio de 1549, decía: ‘descubrí una gran
compañía de negros y negras brujos que trataban y se tomaban del demonio en
figura de cabrón.’ ” [20]
Continúa diciendo Zenón, “Muy cerca del desdén a la
aportación religiosa africana está el desprecio por expresiones religiosas que
se consideran exclisivas de los negros, como lo sonel baquiné, el santiguo, y
la brujería. Gordon K. Lewis en su
famoso libro Puerto Rico: libertad y
poder en el Caribe formula lo siguiente: ‘En el campo de la religión, a
su vez, adimitidamenteexiste la tentación de parte de grupos de tez clara e
identificar la brujería y la magia con grupoe negros.’
Lo
mismo podemos decir de la curandería, el espiritismo, y el baquiné. De hecho existe una asociación popular entre
Guayama, Santurce y Loíza con la brujería; son poblaciones donde existe una
gran proporción de negros.” [21]
Cabe
señalar que a pesar de el baquiné y el santiguo son acusados popularmente de
exclusividad negrista esto no parece ser del todo cierto como veremos ;
“El Baquiné es una modalidad del rosario
cantao que celebran en ocasión de la muerte de un niño de color. Se le llama florón cuando el difunto es un
niño blanco. La ceremonia es mas festiva
que devota. Se inicia en las primeras
horas de la noche y se prolonga hasta el amanecer. En el desarrollo de la ceremonia se entonan
cánticos, se narran y dramatizan cuentos, se hechan adivinanzas, etc. Reina un ambiente de alegría. La actitud festiva se justifica por razón de
haber muerto el niño sin pecados y además es ya un angelito que estará en el
cielo para velar por todos sus familiares y conocidos. Se convierte en un ángel tutelar según la
creencia.
Cada comuidad
desarrolla sus actividades folkloricas en armonía con su propia idiosincracia,
aunque a veces encontramos que grupos diferentes tienen razagos en común. El baquiné no escapa a esta tradición. La siguiente es una estampa de baquiné muy
familiar: El angelito yace en una mesa cubierto con sábanas blancas y muy
limpias. Si es una niña además de
empolvada, la criatura lucirá cosméticos en su faz. Para lo demás no importa el sexo, lo mismo a
una niña que a un niño muerto, lo adornaran con flores de pies a cabeza. Lleva siempre en la boca un clavel rojo o
blanco o una siempreviva. A veces le
ponen una corona de flores blancas en la cabeza.” [22]
Brujería,
curandería y espiritismo
“Manuel
A. Alonso, en su romance
jibarista, señala que Cangrejos (Santurce) fue la tierra de brujos y hoy no lo
es. Sin embargo todavía se vincula a
Santurce, Loiza y Guayama a la brujería.
También las Islas caribeñas de población esencialmente negra se vincula
a la brujería y a la curandería. La
gente confía más en un negro espiritista que en un blanco espiritista. Temen mas a los brujos negros que a los
brujos blancos. Las plantas que receta
una curandera negra son más virtuosas que las que receta una curandera
blanca. Una de las formas mas efectivas
que tienen los negros de adquirir respeto en nuestra sociedad es por medio de
las prácticas espiritistas que no están del todo separadas de la brujería y de
la curandería. Las diferencias no son
esenciales aunque la gente llama ‘espirituaos’ a los espiritistas que se
dedican a la ‘brujería’. Dicen que los
espíritus son enemigos de las prácticas brujeras. Sin embargo, se distingue entre espíritus
atrasados y espíritus adelantados, los primeros pueden incluir el ‘mal’, que entre espiritistas tiene el
nombre técnico de ‘brujo’, ‘daño’ o, en palabra africana ‘yacó’.” [23]
Sobretodo es menester tener
claro que el hecho de que no exista evidencia que demuestre la pureza de las
religiones africanas en Puerto Rico – como claramente se reconoce de Cuba y
Brasil – no es suficiente razón para negar la negrura cubriéndola de posibles
explicaciones superfluas. Pablo Garrido
ha dicho algo silmilar :
“Así presentado el cuadro étnico, ha de admitirse, que si lo indígena
fue arrasado de raíz en los propios albores de la Conquista y de las culturas
africanas no hay más supervivencia que la pigmentación, las posibles
hibridaciones y formas parasitarias en el catolicismo o son inexistentes o son
mera aventura intelectual. Ni las
máscaras que suelen usarse en Loíza Aldea para las celebraciones de Santiago
Apóstol, ni los cantos de ‘baquiné’
que entonaban en los velorios de angelitos, ni los ‘repiques’ o redobles en los tambores llamados bombas ( macho y hembra ) son ni siquiera tipológicamente africanos,
ya que sus manifestaciones aparecen igualmente en muchos pueblos totalmente
ajenos e ignorantes de las culturas
africanas.” [24]
La
respuesta de Zenón a esta posición casi negatoria de la harencia cultural
africana en nuestra cultura es la siguiente :
“Aunque necesita
mayor meditación nada tenemos que objetar a la tesis de que no hay
supervivencias teogónicas pero sí a la idea gratuita de que no quedan de las
culturas africanas mas supervivencias que la de la pigmentación de la piel y
que ‘las posibles hibridaciones y formas parasitarias en el catolicismo o
son inexistentes o son mera aventura intelectual’. Su
argumentación de que las máscaras en la Fiesta de Santiago, el baquiné y los
toques de tambor no son ‘tipológicamente
africanos’ no son razón que convenza a nadie. Que no sean tipológicamente africanas no
quiere decir que las manifestaciones que se dan concretamente en Puerto Rico no
sean africanas o sean ajenas a la influencia afronegroide. Existe una antigua norma científica formulada
por el filósofo medieval Ockham aplicable a este caso. No se deben multiplicar los entes ni las
ideas. Habiendo existido gran flujo
poblacional de Africa a Puerto Rico, si permanecen expresiones culturales
africanas que coinciden con otras de otros lugares que no tuvieron contacto
importante con nuestro país, entonces basta con el ente o idea de cultura
africana para explicar su supervivencia y no crear explicaciones con entes o
ideas supefluas.” [25]
Tal
vez de las pocas prácticas teogónicas
sobre las que hay coincidencia sobre su origen africano es el ‘santiguo’. Anota Zenón que la tesis que se sigue a este
respecto -siendo la mas favorecida- es la de Arana Soto, quién sostiene que el ‘santiguo’
es costumbre puramente negroide.[26] Un
poema de Fortunato Vizcarrondo recoge la tesis de Arana en dos sentidos, como
expresión de gente negra y como algo digno de muy poco respeto, según se
desprende del tipo de empache, el indiscreto viento y el cobro final:
El Santiguo
Prima Antonia aquí le traigo
El nene e’comai Panchita;
míreme a bé lo que tiene
y me dice cuanto quita.
al cielo estrellado
ruega por tus padres
y por tus hermanos.
No lo llores madre
no lo llores más
mira que le tienes
las alas mojás.
(Poesía popular de Puerto Rico, p. 335, 339)
Hemos presentado esta sinopsis
sobre el racismo en Puerto Rico sin mayor pretención que la de ser un mero
vistazo de un tema muy profundo y que ha causado tanto dolor –por su crueldad-
entre nuestros congéneres según surge de los versos apócrifos –recogidos en el
trabajo de Zenón- que presentamos a continuación:
El negro por justa ley
y por su mala conducta
debe andar con una tusa
limpiándole el culo al buey
Aunque
parezca un poco extraño, el dolor al que hacemos referencia se recoge en un
poema de Luis Palés Matos en el siguiente:
LAMENTO
Sombra blanca en el
baquiné[27]
Cuando pasa por el bembé[30]
derribando el senseribó[35]
y no puede el carabalí[36]
ñañiguear ante Ecué[37] y
Changó…
¡Oh papá Abasí[38]!
¡Oh papá Bocó[39]!
En la macumba[40] siempre
está;
en el candombe se la ve,
y cuando a la calenda[41] va
contra su ñeque[42] no
puede na
ni el infundio del Chitomé[43]
ni el muñaga[44] del
Papaluá.
Sombra blanca que le negro ve
sin aviso del Gran Jujú[45]
donde quiera que pone el pie
Hombre negro triste se ve
desde Habana hasta Zimbambué,
desde Angola hasta Kanembú[48]
hombre negro triste se ve…
Ya no baila su tu-cu-tú,
Luis Palés Matos, (Tuntun de pasa y
grifería – 1937)
[1] Mercedes López Baralt, La Poesía de Luis Palés Matos, (edición crítica), Editorial UPR,
1995, p.536
[2] Isabelo Zenón Cruz, humacaeño, profesor en UPR hasta
hace poco en donde dictó por años un curso sobre “El Negro en la Literatura Puertorriqueña” . Ha ofrecido incontables conferencias y
participado en varios simposios, dentro y fuera del país, espeicíficamente en
República Dominicana y Estados Unidos.
Ha publicado en revistas y periódicos del país como Guajana, Educación, Llama, Humacao y Ecos Grises. El Departamento de Educación editó su
libro El anhelo de la inmortalidad del
alma en Unamuno. Es el estudioso por
excelencia y por antonomacia en Puerto Rico del tema del puertorriqueño negro.
[3] Renzo Sereno, Criptomelanismo,
pág. 261
[4] Isabelo Zenón Cruz, Narciso Descubre Su Trasero
(El Negro En La Cultura Puertorriqueña), Editorial Furidi, 1975, Vol. II, p. 18
[5] Ibid., Vol. II pág. 30.
[6] Abbad y Lasierra, Fray Iñigo, Historia, geografía, civil y natural de esta isla de San Juan Bautista
de Puerto Rico, p. 182-183.
[7] Lidio Cruz Monclova, Historia de Puerto Rico (Siglo
XIX). Vol. I, p. 59.
[8] Isabelo Zenón Cruz, Op. cit., Vol. I, p.26.
[9] Cayetano Coll y Toste, Historia de la esclavitud en Puerto Rico, p. 79-82
[10] Fernando Ortíz, art. “Raza” voz de mala cuna y de mala vida, p. 95
[11] Isabelo Zenón Cruz, Op. cit., Vol. I, p. 43 – 44.
[12] Isabelo Zenón Cruz, Op. cit., Vol. I, nota al calce
núm. 51, p. 45.
[13] Isabelo Zenón Cruz, Op. cit., Vol. I, nota al calce
núm. 51, p. 45.
[14] Isabelo Zenón Cruz, Op. Cit. Vol.1, p.47
[15] Ibid., p. 48
[16] Ibid., p. 48, citando a Renate
Zahar, Colonialismo y enajenación
[17] Pablo Garrido, Esotería
y fervor populares de Puerto Rico, p.26-27
[18] Isabelo Zenón Cruz, Op. cit. Vol. I, p. 204
[19] Ibid., p. 206
[20] María Cadilla de Martínez, La poesía popular en Puerto
Rico, p.328
[21] Isabelo Zenón Cruz, Op. cit. Vol. I, p. 207
[22] Zenón, Op cit. Vol. I, p. 208
[23] Ibid. p. 215
[24] Pablo Garrido, Esotería
y fervor populares de Puerto Rico, p. 26-27
[25] Zenón, Op. Cit., Vol I, p. 205
[26] Ibid. p. 212
[27] Baquiné: velorio de un niño negro
[28] Changó: dios del rayo y el trueno de los negros brujos
de Cuba. Corresponde a la Santa Bárbara
cristiana
[29] Vodú: religión hermética de los haitianos, adoradores
de la serpiente, introducida del Dahomey
[30] Bembé: reunión o fiesta de los negros mayomberos y
brujos de Cuba, en donde se prepara lo que llaman “la comida del santo” para limpiar los cuerpos de los malos
espíritus.
[31] Quimbombó: vegetal parecido al pepinillo, usado para
preparar la comida del santo.
[32] Calalú: especie de sopa negra compuesta de quimbombó y
otros vegetales que se usa en Cuba y raramente en Puerto Rico, como “la comida del santo”.
[33] Jueguito: cabildo o logia de ñáñigos.
[34] Zombí: En África, aparición o fantasma de muerto. En Haití, cuerpo desenterrado y sin alma que
actúa bajo la influencia hipnótica de los brujos.
[35] Senseribó: gran copón del altar náñigo que contiene la
sangre y las plumas del gallo del sacrificio.
[36] Carabalí: negro de la costa de Calabar (África). Fundador del ñañiguismo en Cuba.
[37] Ecué: dios de los negros brujos cubanos.
[38] Abasí: dios máximo del ñañiguismo en Cuba.
[39] Bocó: hechicero o doctor en magia negra de Haití.
[40] Macumba: religión de los negros brasileños.
[41] Calenda: baile sensual de los negros esclavos de las
Antillas.
[42] Ñeque: tener ñeque en Cuba, significa tener fuerza
extraña y fatal.
[43] Chitomé: hechicero del Congo.
[44] Muñaga: alma, espíritu, poder mágico entre los negros.
[45] Jujú: hechicero, brujo, mago o espíritu que vive en las
selvas y cavernas y hace su aparición periódica en las aldeas negras llevándose
una víctima a la cual sacrifica en la noche.
[46] Mana: poder, fuerza extraña, según Freud Jung.
[47] Fufú: hechizo.
[48] Los versos 22-23 conectan el mundo afroantillano con la
matriz africana, a través de la mención de Zimbabwe: ciudad del sureste de
Rodesia, Angola: estado del África centro-occidental, etc.
[49] Adombe gangá mondé: “verso de una canción-baile de los
negros esclavos de Puerto Rico. Sentido
oscuro. Presumiblemente quiera decir
‘ahora vamos a comer’ o ‘ahora vamos a bailar’.
Existe un areito haitiano que comienza: ‘Aya bomba ya bombé’ (…) Dicho
verso parece una deformación del areito, hecha en Puerto Rico. En la novela autobiográfica Litoral,
Palés advierte que toma la frase de la tradición oral africana
guayamesa en boca de la cocinera negra Lupe.
Se trata del estribillo de uno de los llamados ‘cuentos mendé’ o
‘cuentos de baquiné’ de la costa sur de Puerto Rico.
[50] La versión de Lamento aquí reseñado fue obtenido
–al igual que las notas- de La poesía de
Palés Matos, Edición crítica, Mercedes López Baralt, editorial de UPR, 1ra
ed., 1995.
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