Encuentro de derechos: privatización de derechos y deberes públicos
El encuentro entre Trump y Jorge Rivera Ramos -resultante en la expulsión física de Jorge de la conferencia de prensa- toca derechos paradigmáticos del derecho constitucional en EE.UU. Manifiesta también el lenguaje concedido por el derecho a la propiedad al titular del espacio privado. Trump se reservó el derecho de admisión que surge del uso y disfrute del espacio concedido por el derecho a la propiedad privada.
Desde la perspectiva de la conducta de Jorge surgen derechos constitucionales como la libertad de acceso concedido a la prensa para procurarse la información de interés para informar al público. La prensa libre. El individuo y sus medios de comunicación pública tienen de su lado los derechos constitucional para enfrentarlos al estado que a su vez debe proteger y reconocer dichas garantías constitucionales.
En principio el poder del estado podría manifestarse tiranizante y cruel contra nuestros derechos. Los derechos constitucionales nos proveen de posibilidad de reclamar al estado sobre sus excesos e incumplimientos a la constitución sobre disposiciones que pueden ser auto-ejecutables al ser evocadas.
Dispone la primera enmienda:
“El Congreso no hará ley alguna por la que adopte una religión como oficial del Estado o se prohíba practicarla libremente, o que coarte la libertad de palabra o de imprenta, o el derecho del pueblo para reunirse pacíficamente y para pedir al gobierno la reparación de agravios.” Según interpretación jurídica el estado no puede actuar de forma alguna de manera que entorpezca la libertad de prensa.
Obviamente Jorge Ramos actuaba bajo el palio de la libertad de prensa dispuesta por la primera enmienda y en su ejercicio preguntó primero y siguió preguntando a pesar de no ser reconocido su derecho a preguntar según el protocolo establecido trump y su gente. ¿Porque tiene que ser trump quién disponga la forma en que la prensa persiga su noticia?
En la constitución ni su jurisprudencia se reconoce en la censura previa ni el artilugio de imponer a la prensa un modelo de conducta de creación privada en violación al sistema republicano de gobierno basado en la división de poderes y al propio derecho constitucional.
Privatización de los deberes constitucionales
El problema de esa privatización de espacios privados en donde se ejecutan actos protegidos por derechos constitucionales y civiles, es que se pierde la línea divisoria entre el derecho público y privado resultante en la privatización de derechos constitucionales. El estado no tiene autoridad para privatizar sus deberes constituciones con el pueblo según establecido por el estado de derecho de donde surge como figura jurídica: de la constitución. El pueblo es el sujeto de los derechos constitucionales y civiles y el estado su garantizador. Esa fórmula jurídica no puede ser tergiversada por el estado ni privatizada -suas ponte-.
Delitos de lesa humanidad:
Hablamos de que en el incidente entre trump y Jorge Ramos conlleva los derechos de todos nosotros dicho en cualquier idioma. Son los derechos cobijados por el concepto jurídico de “lesa humanidad” que es cuando el sujeto del derecho pierde su individualidad sustituido por un sujeto colectivo del derecho: la humanidad. Son los delitos contra la humanidad.
La enmienda 14 de la constitución de EE.UU. dispone:
“Todas las personas nacidas o naturalizadas en los Estados Unidos y sometidas a su jurisdicción son ciudadanos de los Estados Unidos y de los Estados en que residen. Ningun Estado podrá dictar ni dar efecto a cualquier ley que limite los privilegios o inmunidades de los ciudadanos de los Estados Unidos; tampoco podrá Estado alguno privar a cualquier persona de la vida, la libertad o la propiedad sin el debido proceso legal; ni negar a cualquier persona que se encuentre dentro de sus limites jurisdiccionales la protección de las leyes, igual para todos.”
Todo individuo carga consigo sus derechos a su espacio, sus derechos humanos y civiles le persiguen. Los que quedarían atrás junto a alguna familia rota por el antojo fascista de trump empujar fuera de una verja deportando once millones de inmigrantes mejicanos en un acto racista que pudiera constituir una cadena actos en violación de derechos humanos, civiles constitucionales y de posibles delitos de “lesa humandidad” basados en el reconocimiento del derecho a la cultura, lugar donde residen los pueblos. En su cultura. ¿Y qué si Jorge Ramos está indignado y herido? Yo también lo estoy.
25 de agosto de 2015; editado 28/08/2015 !0:54AM
Rafael Ayala Hernández, JD
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