A la memoria del entrañable humacaeño Maximino Amaro Vázquez.
Félix Báez Neris
Profesor jubilado de la UPRH.
Maximino Amaro Vázquez nació en la calle Bolívar en Barrio Obrero. Sus padres fueron
don Pedro Amaro (vendedor de piraguas) y doña Juana Vázquez. Tuvo cinco hermanos. Sus padres se mudaron a Humacao.
cuando Maximino contaba apenas con dos años. Don
Pedro alquiló un cuartito por $10.00 en el arrabal La Vega y consiguió un
empleo en la Clínica Oriente.
La niñez de Max fue una
muy accidentada, ya que tuvo que luchar contra viento y marea para salir de
aquella extrema pobreza. Estudio en las escuelas Luis Muñoz Rivera, Ponce de
León y Ana Roque. Acompañaba en ocasiones a su papá, don Pedro, a vender las
ricas piraguas frente a la Escuela Juan Peña Reyes. Los estudiantes (como
Quique Torres) mataban un poco el hambre con dos granos y una piragua; de esta
manera retomaban las clases felices.
Don Pedro era una de las personas en la comunidad que guiaba el rosario en los
novenarios a los difuntos. Inculca los valores cristianos a sus hijos.
Amaro en los años de
estudiante en su adorada Escuela Ana Roqué, entabló una amistad imperecedera
con un grupo selecto de amigas y amigos. Este grupo participó de un proyecto
educativo novedoso que estableció para aquella época, el secretario de Instrucción
Pública Ángel Quintero Alfaro. Se
conoció como “El Grupo Proyecto”. Lo integraban Manuel Berríos, Rafael
Ayala, Edna Licelot Delgado, John Smith, José D. Hernández, Edgardo García,
Nelson Román Cádiz, José Edgardo Lugo, Carlos Manuel Peña, José Manuel Gerena,
Pedro Torruellas, Pedro Rivera Vega, María Mercedes Matos, Marta Agosto, Pura
E. López, María M. Ferrer, entre Otras. Maestros de la talla de
Carmen Aurora Mima Ortiz, Venus Gómez de Robledo, Olga Violeta Vázquez,
ErnestaRodríguez, Emilio Rivera, Antonia Toñita López de Victoria, Agapito
López Flores y Orlando Rafael Oneill. A ese grupo selecto de maestros se le
unió el egregio humanista Isabelo. Zenón Cruz y Águedo Mojica Marrero. Los estudiantes recibieron el llamado al sentimiento, a la crítica y la
razón abriendo una ventana al mundo para conversar con los grandes humanistas y
con los grandes exponentes de la literatura universal. Esa experiencia les
transformó la vida.
Amaro estudió psicología en la Universidad de Puerto Rico. Trabajo hasta su
jubilación en el Fondo del Seguro del Estado donde ocupó un puesto de
importancia en dicha Corporación.
Se casó con Irma Luz Cintrón. Estableció su hogar en el pueblo de Fajardo. Sus
dos hijos le regalaron muchos nietos.
Max siempre tenía una chispa de humor y atesoraba la amistad. Cultivaba su
intelecto y cuidaba mucho de su apariencia física. Sus amigos le decían "Caumbia". Perteneció a la fraternidad Sigma Phi Delta.
Su gran sensibilidad lo llevó a escribir poesías y reflexiones.
Amaro me regaló dos tomos de su libro titulado Reflexiones.
El primer tomo lo presentamos junto a los amigos Mario Enrique Velázquez y
Enrique (Quique) Torres, en el Centro de Arte Ángel (Lito) Peña en Humacao. Me
atrapó el libro por la temática que aborda y la manera como describe y sustenta
los argumentos, todos centrados en la naturaleza humana. La obra la viste, su
crisol ético. Nos invita a deliberar sobre la transcendencia moral.
Max nos recuerda no olvidar que somos los autores de nuestras propias vidas.
Por tanto, es importante valorar esa capacidad que tenemos de considerarnos a
sí mismo como un ser autónomo, único e irrepetible.
El autor hace la exhortación para que cerremos los
ojos y nos percatemos de que estamos solos en este mundo. Debemos, mirar la
frontera entre casualidad o el pensamiento más profundo que marcan la
existencia humana. En ocasiones hay que posicionarse entre la frontera de lo
íntimo frente a la frontera social, aquí entran en juego los criterios de
nuestros valores.
Maximino nos deja el legado de su obra reflexiva que
nos permite dialogar con él. Es importante aquilatar su
pensamiento y las herramientas que nos provee a través de la reflexión y el
análisis crítico de la vida. Siempre insta a que aportemos al bienestar de la
sociedad, lo que está en correspondencia con su estilo de vida del buen vivir. Aborda
también la esencia y existencia del hombre vivo y real, de modo que administra
en su perspectiva universal y su cosmovisión, las premisas para su comprensión.
Máximino Amaro perdió la batalla contra una enfermedad que le aquejo. Partió
físicamente el pasado viernes, 14 de febrero 2025. Los actos fúnebres serán el martes, 18 de febrero 2025, desde las 2:00 pm en la
funeraria Mercado Francis, en Fajardo.
¡Descanse en paz!.
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