lunes, 6 de enero de 2025

La visita de los Reyes Magos.

 La visita de los Reyes Magos.


Félix Báez Neris

Profesor jubilado de la UPRH


Baltasar, Gaspar, Melchor,

eran, sin duda, los nombres

de los eruditos hombres

que adoraron al Señor.

Regalos con mucho amor,

llevaron en la ocasión

y con la misma intención,

el día de hoy, los creyentes

dan a los suyos presentes

honrando esa tradición.

(Versos Mario Enrique Velázquez)

Recuerdo aquellas mágicas tardes del 5 de enero. Nos apresurábamos a ir al monte en busca de un gran manojo de hierba. Lo cortábamos con especial interés y regresábamos con él a casa para depositarlo preferiblemente en una caja de zapatos. Luego lo colocaba con mucho cuidado debajo de la cama. Estaba seguro de que aquel mazo abastecería a los camellos.

Divagaba sobre la travesía que hacían Melchor, Gaspar y Baltasar, emprendiendo su camino desde lejanas tierras hasta el barrio Espino para traernos los anhelados juguetes. La ilusión llenaba nuestra humilde casa y cuando me asomaba al cielo alcanzaba a ver la estrella de Oriente.

Ese día la ilusión era de tal magnitud, que apenas hacíamos caso a la mesa que estaba servida con el sabroso arroz con gandules, chicharrones, pasteles y morcilla. De postres, estaba el rico arroz con dulce y el majarete. Por si acaso, una lata de galletas rositas estaba a nuestro alcance.

Todo era un gran entusiasmo y expectación. Yo imaginaba que me traerían un baúl como el que tenía mi abuela, lleno de juguetes. Platicaba con mis hermanos sobre los posibles regalos que nos traerían los Reyes Magos.

Nos fuimos a la cama temprano con la ilusión carcomiéndonos. Daba vuelta en la cama, cuando escuché unos pasos y un “cuchilleo” de voces que se acercaban. Qué muchos ruidos hacen los Reyes, dije para mis adentros con el corazón palpitando aceleradamente. No podía creer que me estaban visitando en mi casa Melchor, Gaspar y Baltasar con sus finas capas y sus coronas de oro. De momento sonaron unos instrumentos con una música de aguinaldo y un cantor quebró el silencio de la noche. Se trataba del compay de Papi que siempre le traía la parranda en víspera de Reyes. Conmemorando la Epifanía, dijo una potente voz. Escuchando la música del cuatro en un aguinaldo jíbaro, me dormí.

La mañana siguiente, me levanté azorado buscando lo que los Reyes Magos me trajeron. Había rastro de hierba en el suelo; tal parece que los caballos se la comieron toda. Busqué debajo de la cama, estirando las manos hasta alcanzar la cajita. La jalé con sumo cuidado, era un momento hipnotizante y la emoción me embargaba. Levante lentamente la tapa de la caja y la sorpresa me sobrecogió. Una reluciente bola junto a un guante de béisbol lucía bien acomodado en el interior de la cajita. Se me hinchó el corazón de alegría. La agarré acariciándola y examinándola con sumo cuidado. Me coloqué el guante y me lancé al patio a realizar espectaculares atrapadas de emociones.

Corrí hacia mis hermanos para ver los juguetes que les trajeron. A una de mis hermanas le trajeron una hermosa muñeca de trapo, a otro de mis hermanos le trajeron un paquete con muchas canicas, y a otro un carrito de madera bien bonito. !Cómo jugamos ese día, sin tregua y sin descanso, dándole vuelo a la imaginación! Al caer la tarde, nos rendimos de felicidad con aquellos obsequios.

¡Cuánto deseo que mis nietos puedan disfrutar hoy, de esa magia! Con la esperanza y la fe puestas en esta hermosa tradición, les deseo a todos un: "¡Feliz Día de los Reyes Magos!"


Nota: La obra en acrílico y medio mixto se titula "Ahí vienen" es parte de una trilogía del pintor humacaeño José Luis Camacho.


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