Los africanos emancipados del
barco Majesty en 1859: el contrabando
de esclavos
frente a la prohibición de la Trata
en Puerto Rico.
Luis
R. Burset Flores
En Puerto Rico celebramos oficialmente la
abolición de la esclavitud de 1873 como el acto que dio fin a tan aborrecible
práctica. Es menos lo que se conoce
sobre la prohibición de la trata negrera medio siglo antes. Bajo presiones de Gran Bretaña, España había
acordado prohibir la trata de esclavos desde 1820. Por un lado, el discurso oficial de los
gobernadores seguiría al pie de la letra los procedimientos establecidos en los
acuerdos anglo-españoles. Por otro, los
comerciantes puertorriqueños, familiarizados con el contrabando, se ingeniarían
estrategias para continuar introduciendo esclavos ilegalmente, supliendo a las
grandes haciendas de mano de obra esclava.
En 1859, el barco negrero Majesty fue capturado en las costas de Puerto Rico intentando
burlar la prohibición de la trata. Se
trataba de introducir a la isla alrededor de 800 negros bozales para venderlos
como esclavos. El caso del Majesty nos permite conocer detalles
sobre la prohibición de la trata, los esfuerzos españoles por burlar el acuerdo
sin malograr sus relaciones con Gran Bretaña, y el proceso administrativo que
se seguía con los africanos incautados a los contrabandistas. Aunque este caso ha sido reseñado por varios
historiadores, pretendemos darle una mirada panorámica y a la vez exhaustiva. Más importante aún para nosotros será destacar
a los protagonistas de este acontecimiento, que incluyeron al gobernador, los
oficiales reales, los cónsules extranjeros, los hacendados, los tratantes de
negros y los africanos mismos que murieron o fueron emancipados tras la captura
del barco.
La prohibición española de la trata respondió a
la fuerte presión que el gobierno inglés ejerció sobre otras potencias europeas
tras prohibirla a sus propios súbditos en 1808.
Esta política encontró resistencia en las Antillas, porque fue percibida
como una estrategia británica para debilitar la floreciente economía azucarera cubana. Dos
factores habían beneficiado el desarrollo y fortalecimiento de la industria
azucarera local: las guerras de independencia de Haití y Latinoamérica, y la
Real Cédula de Gracias. Puerto Rico
llegó a ocupar el segundo lugar en las Antillas como productor de azúcar,
después de Cuba.
Una de las consecuencias del desarrollo de la
industria azucarera en Puerto Rico fue la concentración de tierras en pocas
manos. Se consolidó la élite económica de Puerto Rico,
beneficiada por las políticas de liberalización del régimen de tierras y el
fortalecimiento de propietarios a expensas de los pequeños productores. En
lo que resultó ser un esfuerzo coordinado, las gestiones políticas británicas dirigidas
al Gobierno estuvieron complementadas con propaganda ideológica dirigida al
pueblo español.
En 1865, se publicó un libro titulado La
esclavitud y el tráfico de esclavos; sus efectos sobre la condición de los
naturales de África. Este libro intentaba crear conciencia sobre
la humanidad de los pueblos africanos que eran objeto de la trata. Presentaba además datos sobre sus principales
grupos étnicos, sus religiones y la extensión de sus reinos. Tenía una dedicatoria al pueblo español,
firmada solamente por “Un inglés”, que deja claro la intención del libro:
"...Al pueblo Español, respetuosamente
dedicamos el presente folleto, en la creencia de que ignorando lo ocurrido en
otras partes, fuera de España, y desconociendo sus terribles efectos sobre el
género humano, han permitido tanto tiempo, y lo permite aun hoy legalmente su
Gobierno, sostener una injusticia que otras naciones y Gobiernos Cristianos han
reconocido y desechado ya como un crimen; y con la esperanza asimismo de que no
faltarán entendimientos nobles y activos que salgan a la palestra y se dediquen
a investigar si estas cosas son realmente ciertas (como las exponemos en este
folleto), con la determinación de no cejar en su propósito hasta que logren
borrar el oprobio que pesa sobre el pueblo Español (nación por lo demás
civilizada y que profesa ser miembro de la Iglesia de Jesu Cristo), por estar
envuelto con la complicidad de su Gobierno en sostener la esclavitud y el
tráfico de esclavos.."..
España pronto cedió en papel a las presiones
británicas. En 1817 firmó un tratado por
el cual se comprometía a “no traficar con esclavos, ni llevarlos a Cuba y
Puerto Rico, a partir del 30 de mayo de 1820”.
A cambio, España recibió una indemnización de 400,000 libras esterlinas. El gobierno español parecía satisfecho. Los cónsules extranjeros en la isla ayudarían
a velar por el cumplimiento de la prohibición a la trata.
Este acuerdo entre dos gobiernos ponía en
riesgo la bonanza económica que disfrutaba Puerto Rico tras la implantación de
la Real Cédula de Gracias de 1815. Prohibir
la trata amenazaba el sostenimiento y el desarrollo de la industria azucarera. Como veremos, los poderosos hacendados
establecidos en la isla recurrieron a una variedad de estrategias para burlar
la prohibición de la trata y satisfacer su necesidad de mano de obra
esclava. En contubernio con ellos,
ocasionalmente el gobierno local se hizo de la vista larga y toleró el
contrabando de esclavos. Sobre la
prohibición, Rafael López Valdés señala:
“…a partir de 1820, el comercio de esclavos fue
declarado ilegal para las colonias españolas, y por consiguiente, los alijos de
esclavos fueron clandestinos, aunque en su mayoría con la complicidad activa de
las autoridades”.
Francisco Scarano considera que la prosperidad
de Puerto Rico y Cuba era más importante que el cumplimiento del Tratado de
1817, y señala al gobernador Miguel de la Torre como uno de los que
especialmente protegieron la trata ilegal. Charles
Walker, un estadounidense residente en Puerto Rico, escribió en la década de 1830
que el gobernador de la isla permitía los arribos de cargamentos negreros. Informó que éste recibía en pago 16 dólares
por pieza, o esclavo que permitiera entrar a pesar de la prohibición. Otros oficiales recibían sobornos similares,
proporcionados a su rango, que llevaba la gratificación o soborno a sumar 32
dólares por cabeza de esclavo. A pesar de todo esto, Luis Díaz Soler opina
que de todas las posesiones españolas, Puerto Rico fue la colonia que más
estrictamente observó la prohibición de la trata.
En su estudio sobre la Audiencia de Puerto
Rico, Gerardo Carlo Altieri opina que antes del establecimiento de esta
institución en la isla en 1831, la introducción ilegal de esclavos creó un
problema de salud y corrupción. Apoya
sus argumentos en el caso de la introducción ilegal de esclavos en 1818 en el
bergantín español Jacinta - donde murieron casi dos terceras partes de
los esclavos, padeciendo de múltiples enfermedades contagiosas - y en una
denuncia de 1827 del cónsul francés sobre la corrupción entre los oficiales
reales en la isla. Carlo Altieri
califica la situación como:
"...un patrón de inobservancia de las
leyes y los tratados en efecto, que prohibían la importación de esclavos.
Generalmente prevalecían los intereses económicos de los traficantes y la
avaricia de los oficiales de gobierno y justicia, a todos los niveles...".
Ante esta situación, y bajo presión de Gran
Bretaña, el tratado anglo-español tuvo que ser ratificado nuevamente en
1835. Se reforzaron las medidas para
prevenir y condenar la trata. Se dio permiso a los barcos de guerra para
intervenir con cargamentos sospechosos dirigidos a nuestras islas. Las nuevas medidas no fueron totalmente
efectivas. Manuel Álvarez Nazario cita las cartas de dos
extranjeros, George Coggeshall, inglés, y el ya mencionado Charles Walker,
relatando la llegada de barcos negreros a los puertos de la isla entre 1831 y
1837.
El trabajo de personas libres en Puerto Rico
había sido reglamentado a través del Reglamento de Jornaleros o régimen de la
libreta, aprobado por el gobernador Pezuela en 1848. Sin embargo, la esclavitud seguía siendo
mejor negocio para los hacendados. En su
trabajo sobre hacendados y comerciantes puertorriqueños en la década de 1860,
Ricardo Camuñas declara que:
"...La esclavitud fue la institución que
más garantizaba la disposición de mano de obra diestra y constante, y aseguraba
el aumento de la producción, así como el trabajo en la mayor parte de las
haciendas azucareras y en algunos productores de café. El trabajo asalariado tenía la dificultad de
ser inestable y poco confiable, ya que el campesino libre tenía pocas
necesidades, que satisfacía con sólo unos días de trabajo...".
Entrada la segunda mitad del siglo XIX, los
dueños de haciendas requirieron mano de obra adicional que fuera barata y
diestra. La epidemia de cólera morbo en
la década de 1850 redujo la población esclava.
Morales Carrión sostiene que solamente en esclavos se perdieron
aproximadamente 30,000 vidas. Sin
embargo, un informe del gobernador de Puerto Rico fechado el 13 de febrero de
1856 reportaba que en total había 16,268 habitantes afectados en toda la isla,
de los cuales 6,551 habían muerto.
Para agravar la situación, se había comenzado a
sacar esclavos de Puerto Rico para llevarlos a Cuba con el propósito de
satisfacer la enorme necesidad de obreros de sus haciendas azucareras. Morales Carrión estima que esta estrategia
disminuyó la población esclava local en sobre 4,700 vidas. Opina que el descenso de la población esclava
se sentirá sobre todo en las haciendas. Se combinaron dos factores: se detuvo la
entrada de esclavos, y los que había en la isla morían o eran sacados a Cuba: el
escenario estaba listo para el juego de decepciones que seguiría.
El 27 de enero de 1859, el gobernador don Fernando
Cotoner y Chacón escribía al Ministro de la Guerra y Ultramar en
Madrid proveyendo detalles del sistema de vigilancia de las costas para evitar
la introducción ilegal de africanos a la isla. A pesar de sus publicitadas medidas, ocho
días después de firmar su carta, un barco negrero identificado como Majesty encalló en las costas de Humacao
la noche del 4 de febrero. Una vez
advertidos, los oficiales de San Juan procedieron a la captura del barco, al arresto
de su tripulación, y a la liberación de 628 africanos.
El gobernador procuró mantener comunicación
constante con la metrópoli, informando los pormenores de la investigación y de
sus gestiones. Haciendo referencia a la
carta del 27 de enero, donde anticipaba la actividad ilegal en las costas,
Cotoner escribió a Madrid informando del suceso. Los primeros párrafos de la carta leen como
sigue:
"…tuve el honor de manifestar a V.E. en
escrito de 27 de enero último se han realizado mis fundadas sospechas de
introducción de negros en esta isla procedentes de la Costa de África, con la
aparición el [roto] del corriente en la playa de Candelero, puerto denominado
del Francés, perteneciente a la jurisdicción de Humacao, de una barca varada
con 626 negros, treinta y tres tripulantes y cuatro pasajeros, habiendo en su
consecuencia dado mi disposiciones a la comandancia de Marina para la
traslación a este Plaza de la negrada, entendiendo en la averiguación del hecho
un Oidor de la Real Audiencia que se ha trasladado al sitio de la ocurrencia,
[ilegible] sido puestos a su disposición en los [tri]pulantes y [se acaba la
página sin continuación].
En otra misiva, Manuel de Lara Cárdenas
escribía al Ministro de Guerra y Ultramar el 13 de febrero asegurando que el
buque era de los que se dedicaban al tráfico ilícito de negros, y lo
identificaba como procedente de Santiago de Cuba, de donde salió para Nueva
Orleáns. Relató que el buque se desvió
para la costa de África, donde cargó de 1,000 a 1,200 negros en Río Congo. La mayoría de los negros había perecido en la
travesía, al igual que el capitán, quien al parecer era inglés. De regreso a Cuba, el buque encalló en las
costas de Puerto Rico.
El gobernador informó haber arrestado 32
miembros de la tripulación. ¿Quiénes
eran estos contrabandistas de negros? El
Fiscal de la Audiencia informaba que en su mayoría estaban enfermos, algunos
con disentería. Cuatro tripulantes fallecieron en Humacao,
sin ser contabilizados con los arrestados.
Entre ellos encontramos a Jorge Guillero, quien falleció el 7 de febrero
de 1859, siendo identificado como natural de Cádiz, de 40 años, y “marinero de
la barca de tres palos que encalló en la playa del barrio Buenavista de esta
jurisdicción el día 5 de febrero.” Los otros tres fueron Juan Quirós, Miguel
Sierra y Cayetano Muñoz. Son
identificados en sus actas de defunción como “...provenientes del buque que con
cargamento de negros varó en las costas de este puerto en la noche del 4 al 5
del corriente...”. Murieron los días 14,
15 y 18 de febrero de 1859, respectivamente.
Entre los que terminaron presos en San Juan se
encontraba Daniel Smith. Natural de Nueva York, tenía 28 años al momento de su
arresto. Fue condenado por la Real Audiencia
el 12 de septiembre de 1859 a cuatro años de prisión, donde fue internado el 15
de noviembre. Fue indultado del tiempo
que le quedaba de condena y liberado el 13 de febrero de 1861. Domingo Serrano era natural de Pernambuco en
Brasil y “...vecino de las costas de África...”. Tenía 24 años, y era marinero
y cocinero. Fue indultado y puesto en
libertad el 6 de marzo de 1861. Manuel de Castro era gallego, vecino de
Manatin en Cuba. El 24 de enero de
ese año, menos de dos semanas antes de
su arresto, había sido nombrado cabo segundo de vara. Fue ingresado en prisión el 15 de noviembre
de 1859. Fue indultado y puesto en
libertad el 6 de marzo de 1861.
Al menos uno de los tripulantes escapó a las
autoridades: don Rafael Aguilar. Era
natural de San Fernando en Cádiz y vecino de Madrid, soltero, y tenía 34 años
en 1864. Era piloto y segundo capitán de
la embarcación. Cuando encalló el Majesty en las costas de Humacao, al
divisar una tropa, se fugó en un bote y fue recogido por una fragata
sueca. Decía haber desembarcado
finalmente en Australia.
Por su propio testimonio, escrito desde París
el 7 de junio de 1862, sabemos que la tripulación fue capturada y condenada a
cuatro años de encierro; Aguilar escapó, pero fue condenado en rebeldía. En 1864 se presentó en la cárcel de San Juan,
y fue condenado por la Audiencia de Puerto Rico a seis años de presidio. Mientras cumplía su condena, solicitó
indulto, que le fue concedido el 15 de septiembre de ese año. Sus compañeros en esta empresa fueron
igualmente indultados. Encontramos a un don Rafael Aguilar como
capitán de la marina mercante, contratando servicios del gobierno para limpiar
la bahía de San Juan en 1868. Al parecer, ya se había reinvindicado con las
autoridades locales y las de la metrópoli.
El 12 de febrero de 1859, una semana después
del varamiento del Majesty, el gobernador
puso en vigor un Reglamento provisional de negros emancipados. Éste fue reemplazado por la Ordenanza de
negros emancipados de Cuba el 28 de marzo de ese año. Al no ser esclavos, sino libres, había que
reglamentar su manejo por parte de aquellos hacendados en quienes fueron depositados. El primero de mayo, el alcalde de Río Grande,
don Eduardo Escalona, solicitaba al gobernador instrucciones para el manejo de
los emancipados. En su correspondencia
decía:
"…como caducó el reglamento que se me entregó,
suplico a usted tenga la bondad de remitirme, para devolverle, la gaceta del
gobierno en que está el nuevo reglamento de emancipados para ver lo que tengo
que hacer...".
El
incidente del Majesty llegó a oídos del pueblo español en abril de ese año. Los periódicos La Época y La España
publicaron notas destacando la actuación del gobierno. Proveen detalles sobre el varamiento del
barco y su solicitud de ayuda, la llegada de los oficiales al día siguiente, y
el traslado de bozales a San Juan en el vapor Hernán Cortés. Ambos citaban como fuente La Gaceta. La imagen que se vendía en la metrópoli era
la de la captura de un barco negrero intentando violar la prohibición de la
trata, y la efectividad de las medidas de seguridad del gobierno.
Hasta aquí, todo aparentaba marchar bien. Pese al manejo correcto de la situación por
parte del gobernador, la “captura” del barco generó un pulseo diplomático. De un lado, el cónsul inglés, George Samuel
Lennon Hunt, el agente y vicecónsul inglés, Francis Ick, y el cónsul francés, M.
De la Borde, cuestionaban y contradecían la versión oficial presentada por el
gobierno insular. Lennon Hunt envió a su
gobierno un informe de lo ocurrido, desde su punto de vista. Al final de la carta, fechada 12 de febrero,
declaraba:
"...Imposible parece se haya podido
suponer un solo instante como practicable efectuar el desembarco de un tan
crecido número de negros en un puerto tan poblado como lo es Puerto Rico, sin
el previo conocimiento por parte de las Autoridades y agentes ingleses...".
El cónsul señalaba un punto débil de la
administración municipal. La correspondencia del delegado de Hacienda al
Ministro de Ultramar ese mismo año de 1859 revela que el contrabando por
Humacao era común. Su situación
geográfica beneficiaba el negocio del contrabando. Sobre ella, concluía el delegado:
"...Resulta
de dicho expediente que citado islote situado en el Puerto de Humacao [Cayo
Santiago] es el punto escogido con frecuencia por los contrabandistas para
depósito de los efectos que se introducen ilegalmente en aquella isla...".
La rol de los cónsules en la vigilancia de las
costas y en el posible contrabando de esclavos había sido recibida de mala
manera por los gobernadores. En 1844, el
gobernador don Rafael de Arístegui, Conde de Mirasol, había escrito al
Secretario de Estado en Madrid lo siguiente:
"...Hago al cónsul Lindegreen (sic) la
justicia de creer que no se introducirá en materias que puedan alterar la
tranquilidad pública, porque parece una persona honorable a todas luces; pero
sus inexpertos hijos son el vehículo por donde se comunica con la gente de mar
y con la gente de color, y la sola presencia de este consulado es un mal que
puede agravar la actuación, y que por su existencia ya sirve para comentarios y
propagación de ideas inconvenientes para los intereses nacionales.
La situación, Excelentísimo Señor, es muy dura,
porque un español honrado no ha necesitado nunca más que su palabra, y sobre la mía, y sobre la
seguridad de que cumpliré con mi deber, no puede dejar de afligirme la
impropiedad de que un extranjero vigile mis operaciones, ejerciendo sin derecho
que ningún general inglés consentiría a su inmediación, y que ninguna
consideración humana la compensa bastante para tranquilizar la agitación que
produce, y que ruego a V.E. considere...".
Sobre la naturaleza y origen del barco, los
despachos oficiales del gobierno español en la isla lo identificaron como de
construcción estadounidense o inglesa.
Atribuían su conclusión al nombre Majesty
o Majesteed, que aparecía medio
borrado en el barco. Los cónsules, por
su parte, insistían que era de construcción española y que había sido cargada
en Cádiz con la intención de tratar con esclavos. Se concluyó que la barca traía africanos para
venderlos a haciendas cubanas. Un
conjunto de problemas llevó a la tripulación a vararla en la costa de Humacao
el 5 de febrero de 1859. Los cónsules argumentaban que los esclavos
fueron llevados intencionalmente a la costa este de nuestra isla; que al
momento de conocerse en San Juan del varamiento, ya cientos de los africanos
habían sido vendidos como esclavos.
Los arrestos no se hicieron esperar. Quizás para acallar las acusaciones de los
cónsules, el 27 de abril el gobernador escribió a Madrid nuevamente informando
que había separado de sus cargos a oficiales relacionados con Humacao. Los acusaba de tener conocimiento de la venta
de parte de los bozales que habían sido llevados a tierra. Decía que los africanos vendidos como
esclavos a los hacendados de la región eran 329 individuos. Los penalizados fueron don Gerónimo Gobart, Comandante
militar del Departamento de Humacao; don Manuel Camilo de la Vega, Corregidor
en comisión del pueblo de Humacao, y don Marcos Ortiz, Aventajado del Resguardo.
El Fiscal de la Real Audiencia, Mariano Escartin
Lascasas, acusó de complicidad en el contrabando de negros a miembros del
Ministerio de la Marina. Del expediente
generado se desprende que entre los acusados se encontraban don José María
Sánchez, Ayudante de Matrículas de Naguabo, y don Miguel Hernández,
Sub-delegado de Marina de Humacao. En respuesta, el Brigadier Comandante de la
Marina en Puerto Rico contestó con sumo resentimiento. Se generó un conflicto entre las dos partes
relacionadas a quién tenía competencias sobre el asunto. Este conflicto llegó a manos de la Reina. El fiscal establecía su argumento sobre la
culpabilidad de los involucrados de la siguiente manera:
"...Hay indicios para presumir que
negligentes, conniventes o prevaricadores esos dos funcionarios han consumado
el delito de facilitar la introducción en la Isla de negros bozales...".
También se acusó a don Baltasar Paniagua, quien
había sido Administrador de Aduanas en el puerto principal de San Juan. Se le acusaba de poseer cinco negros que se
sospechaba provenían del Majesty. Don Fermín Tomas, Ayudante de Matrículas, y don Juan Zengotita, Aventajado de
Carabineros, fueron otros de los implicados en el caso.
No hemos podido seguir los pasos a las
ejecutorias de los cónsules de Gran Bretaña o de Francia. Sabemos, sin embargo, que para 1862, cuando
todavía se discutía el asunto del Majesty,
ambos habían sido reemplazados. En 1861
se nombró a don Enrique Cooper (o Cowper) cónsul inglés.
En 1862 se nombró a Arthur Zeltner cónsul de Francia.
¿Se habrá deshecho el gobernador de la inconveniente fiscalización de estos dos
cónsules? En 1857, la Secretaría de
Estado en Madrid había dado carta blanca a los gobernadores para expulsar a los
cónsules. La comunicación lee como
sigue:
"...S.M. se ha dignado conceder al
interesado el Regio Exequatur en la forma acostumbrada, bajo la condición
impuesta igualmente a todos los cónsules de las demás naciones en los dominios
de España en Ultramar de que en el momento que las autoridades de los
respectivos puntos de su residencia adviertan que cualquiera de estos
funcionarios promueve inquietudes, mantiene relaciones sospechosas de política,
fomenta o tiene en su casa sociedad alguna secreta, o que de cualquier modo es
autor, agente o promovedor de disturbios, deslealtades o desobediencias a S.M.
en el mismo hecho y a su discreción puede el Capitán General de la Isla, sin
necesidad de formar expediente, suspenderle, y aun hacerle salir de ella, sin
que se entiendan por eso ofendidos los respetos debidos al gobierno de la
nación a quien sirva...".
El paradero inmediato de los africanos, hombres
y mujeres libres según el tratado con Gran Bretaña, tampoco está claro. El gobierno reportó haber salvado a los
africanos, llevándolos al depósito de la isla.
De ahí serían asignados “...entre personas de confianza bajo las bases
de un reglamento provisional...”. No conocemos la actitud del gobernador ni de
Madrid en relación al impacto que más de 600 negros libres podrían tener en el
control y sumisión de la población negra en la isla. Comunicación posterior del Fiscal de la
Audiencia de Puerto Rico especifica que los africanos fueron distribuidos en
diferentes estancias “...como medida sanitaria, pues fallecen diariamente dos o
tres de disentería y alguna otra de las enfermedades de su país...”. Ya habíamos destacado que hacía muy poco que la
isla había superado los embates del cólera morbo.
El primero de marzo de 1859 se creó el
Negociado de Emancipados para tratar con este asunto. Se nombró a don Enrique María Vara para
dirigirlo. Se organizó la estructura
para manejar el presupuesto requerido para correr la oficina y para recibir las
consignaciones de los hacendados. Los
ingresos de emancipados para el año 1860 fueron estimados en 12,492 pesos. Entre sus responsabilidades, el Negociado
llevaría registro de los recaudos y las muertes de los emancipados.
Sobre el proceso de acopio de emancipados, Díaz
Soler informa que éstos entraban en un depósito donde:
"...el gobierno se haría cargo de
mantenerlos, empleándolos en obras públicas mientras permanecieran en ese
estado. Se les pagaría jornal por el
trabajo que ejecutaran. Vencidos los
cinco años, el gobierno los declaraba completamente libres, autorizándolos a
residir en las colonias de España. Si los colonos no deseaban permanecer en las
posesiones españolas, el gobierno les ofrecería transportación a cualquier
punto de África...".
El gobernador Cotoner describía el depósito
como “...un barracón en el barrio de Cataño...”techado de yaguas. Los cónsules, por su lado, argumentaban que
los africanos fueron estacionados en un vasto hangar de palmeras donde se
hacinaban hombres y mujeres, “...sufriendo de la lepra y de la disentería,
adultos y niños que la muerte lleva a la tumba cada día...”.
Luis de la Rosa señala que cuando fueron
rescatados en Humacao, los africanos fueron colocados en un depósito en ese
municipio para luego ser trasladados al depósito creado en Cataño. El expediente por el conflicto de competencias
entre la Marina y la Real Audiencia incluye una descripción del proceso de
desembarco de los negros en Humacao. La
documentación parece indicar a la existencia de un depósito, en el sentido de
lugar, en la playa. Pero mayormente, lo
que ocurrió fue que dejaron a los africanos bajo la custodia de los
hacendados. El documento lee como sigue:
"…y que a medida que iban llegando los
carros de los hacendados que la autoridad local había hecho ir para hacerse
cargo, entraban al sitio y recibían el número que en ellos cabía, de cuyos
dueños exigió el recibo correspondiente del número que les quedaba en depósito...".
El primer libro de defunciones de Humacao nos
revela la suerte que corrieron muchos de los bozales que quedaron en depósito de hacendados en ese lugar. El 18 de febrero de 1859, el presbítero don
Félix Parodi certificó el entierro de setenta y nueve cadáveres de los
africanos del Majesty. Transcribimos
parte del acta:
"…han sido sepultados a la orilla del
cementerio hacia la derecha de la puerta 79 cadáveres de los negros africanos
procedentes del Buque que varó en la playa de este puerto en la noche del 4 al
5 del presente mes, los que según se expresa dicho Corregidor recibieron el
agua del bautismo por personas instruidas en los lugares en que se hallaban
depositados, habiéndole puesto por nombre de Juan a 16 del depósito de don
Modesto Luznari, a 6 del de don José Carmona, a 4 del de don Pedro José
Berríos; el de Ramón a 27 varones y 2 hembras del de don Ramón Pou; el de Luis
a 6 del de don Luis Rufat; el de Eugenio a 12 del de la playa; el de Francisco
a 3 varones y una hembra del de don Salvador Córdova, y el de Joaquín a 2 del
de don Joaquín Masfarré. Humacao,
febrero 18 de 1859...".
Félix Matos Rodríguez plantea que los africanos
fueron llevados a la Casa de Beneficencia de San Juan. No indica si llegaron desde el depósito al
que Cotoner había hecho referencia.
Desde la Casa podrían ser consignados a los hacendados interesados en
ellos durante cinco años. Esta
institución servía a amplios sectores de la población, con una gama de necesidades
muy distintas entre sí. A la Casa irían
indigentes, enfermos mentales y huérfanos, entre otros En 1857, el gobernador Fernando Norzagaray
escribía lo siguiente sobre la Casa de Beneficencia, se sostienen en ella
noventa dementes de ambos sexos y 227 individuos de otras clases de
desgraciados. Los
emancipados serían incluidos en el grupo de desgraciados
que la Casa acogió.
En 1866, el gobernador pidió un crédito
suplementario para cubrir los gastos de socorro a los emancipados en el correccional
de la casa de Beneficencia en el presupuesto del año 1863 a 1864. Aparte de éstos, el cónsul inglés reportaba
que había otros que quedaron esclavizados en diferentes puntos de la isla, por
lo que nunca llegaron a San Juan.
El
gobierno central de Madrid debió aprobar la manera en que Cotoner manejó la
situación del Majesty. En su juicio de residencia en 1861, se dice
sobre él:
"…no resulta cargo alguno entre el
expresado Teniente General [el gobernador], y que antes bien se había
justificado plenamente; que durante su mando llenó de la manera más cumplida y
satisfactoria los deberes todos que le imponían las leyes como Presidente de la
Real Audiencia y Gobernador Superior de aquella isla [Puerto Rico], mandando
bien y fielmente de la autoridad que le estaba confiada en beneficio de los
habitantes de aquélla y del mejor servicio de S.M. la Reina, haciéndose por lo
mismo acreedor a que se digne contarlo en el número de sus más buenos y leales
servidores y tener presentes sus relevantes méritos y servicios...".
Es evidente que los dueños de haciendas reconocieron
en los cientos de africanos rescatados una manera de atender los problemas de
escasez de mano de obra que enfrentaban para continuar desarrollando sus
negocios. El reglamento de Cotoner había
convertido a los emancipados en mano de obra dependiente de sus patronos.
Conocer a los hacendados que acapararon a los
africanos manumisos arroja una luz reveladora sobre el caso de contrabando del Majesty.
Eran hombres influyentes y conocidos en los círculos de poder. Ninguno era desconocido o ajeno a las
intrigas del gobierno central. Varios
habían sido condecorados con la cruz de Isabel la Católica. La mayoría, si no todos, eran grandes
esclavistas, según lo evidencian las actas de bautismo y defunción de sus
esclavos en los libros de las parroquias de San Juan, Carolina, Trujillo Bajo y
Humacao. Para beneficio del lector, hemos
incluido en el apéndice 5 datos biográficos de algunos de los hacendados que se
hicieron cargo de los emancipados del Majesty.
Para 1878, Carolina contaba con siete haciendas: cinco
con máquinas de vapor y dos con trapiche de bueyes. El gobierno municipal de Carolina logró que
africanos emancipados del Majesty les
fueran asignados. Fernando Picó señala que el grupo de
emancipados quedó en manos de tres hacendados de Carolina: Manuel de Arzuaga,
de la Hacienda El Vapor; José García, y Nicasio Viña.
De la Rosa añade a otros hacendados de otros
puntos de la Isla, e incluye las razones que presentaron para solicitar
emancipados, y la cantidad que solicitaban.
Entre ellos menciona a don Policarpo Álvarez, dueño de la Hacienda
San José en Canóvanas; don Crusiano Fantauzzi, con dos haciendas en
Patillas llamadas Felícita y Río Grande; y don Manuel Trigo, de la
hacienda San Patricio en Río Piedras. Hemos identificado además la Hacienda
Belvedere de don Luis Mariani en Arroyo, y
la de don Octavio Zárate en Bayamón.
Las actas de defunción de las parroquias de los
pueblos donde fueron depositados los emancipados nos proveen los nombres de otras
haciendas y otros hacendados. En los de
la parroquia San Fernando de Carolina
encontramos menciones de la Buena Vista, a cargo de don Guillermo
Lindegren; la de San Justo, a cargo de don Pedro Lefebre y de don Juan
Bautista Machicote; y la de don Lorenzo Vizcarrondo. En las actas de la parroquia Dulce Nombre de
Jesús de Humacao se identifica a don Joaquín Masfarré, dueño de la Hacienda
Santa Teresa en el barrio Río Abajo de Humacao, don Ramón Pou, dueño de la Hacienda
Vista Alegre,
don Salvador Córdova, don Luis Rufat, don Pedro José Berríos, y don Modesto
Luznari. En Río
Grande se encontraba don Manuel Román,
dueño de la Hacienda Carmelita, que tenía por encargado a don Antonio
Zecchini. En las
de Río Piedras se menciona la hacienda de don Antonio Ramos, donde murió un
emancipado asignado a Trigo.
Hubo otras haciendas a las que llegaron bozales
del Majesty. En carta fechada el 23 de marzo, Lennon Hunt
relata el destino de algunos de los bozales que no llegaron al depósito de
Cataño.
"...En el distrito de Humacao, excepto dos
o tres, cada colono tenía algunos de estos negros y el infrascrito sabe que los
colonos se los están robando unos a otros.
En las haciendas del distrito de Hoyomulas pertenecientes a los Señores
Esquiaza y Compañía, Señores Elzuburo (sic) y Compañía, Sr. Machicato (sic),
Sr. Viñas y Sr. Vizcarrondo, varían respectivamente de 10 a 25 de aquellos
africanos dos veces robados...".
De la Rosa advierte que el gobernador Cotoner ordenó
el 4 de abril de 1859 al administrador del depósito de emancipados, entre otras
cosas, “...ni recibir ni entregar ningún emancipado sin que procediera una
orden escrita del gobierno...”. No obstante, el 29 de marzo de 1859, a menos
de dos meses de la captura del Majesty,
y días antes de las órdenes de Cotoner al administrador del depósito, se
registra en la Hacienda Buena Vista de Carolina la primera muerte de uno
de los manumisos: Alfredo, de 13 ó 14 años de edad. Es decir, ya alguien los había entregado a
los hacendados.
¿Y dónde quedan los africanos que fueron el eje
de todo el drama? Para empezar, nunca quedó
claro cuántos africanos venían en el barco.
El cónsul inglés los contabilizó de la siguiente manera: el cargamento
original era de 1,050; hubo 850 sobrevivientes; el gobierno dio cuenta de 494,
con otros 18; por lo tanto, el número de emancipados convertidos en esclavos debía
ser de 338. Por su parte, el gobernador reportaba en
carta fechada del 29 de enero de 1865 que
"...según los papeles del buque, el número
de negros que conducía era de 600 y pico; pero que sólo pudieron recogerse 300,
sin que por entonces pudiera averiguarse el paradero de los demás...".
Otra misiva del gobernador nos permite conocer
la descripción de los africanos que no fueron recogidos en el buque. Refiriéndose a los más de 200 individuos que
no aparecieron en el rescate original, dice:
"...Hoy, no obstante, van apareciendo en
diversas haciendas y otras posesiones rurales negros que así por su físico,
como por el poco conocimiento que tienen de nuestra lengua y su marcado acento
africano, como igualmente por la espontaneidad con que son reconocidos y
nombrados en su idioma por los otros negros que se hallan bajo la protección
del gobierno, y por otras mil circunstancias difíciles de enumerar…, pero que
se ponen de relieve fácilmente en la práctica, son reconocidos como procedentes
de la enunciada expedición, con tanta mayor seguridad cuanto que hacía más de
veinte años que no había ocurrido importación alguna de esa naturaleza, y
podría decirse que el tipo africano estaba sino perdido, por lo menos
completamente degenerado, y en términos de que no era posible la confusión ni
aun la duda en distinguir un negro de esta isla con uno de los traídos del
opuesto continente...".
Cotoner condenaba el hecho que aunque se
reportaban como manumisos o emancipados los que habían sido rescatados, en
realidad eran mantenidos en calidad de esclavos. Sobre ellos, Matos Rodríguez opina que los emancipados
eran claramente esclavos en todo los sentidos, excepto en términos técnicos
legales. Sin embargo, en los contratos con los
hacendados, se describía a los emancipados como jornaleros asalariados. El
gobierno también supo sacar provecho económico a los emancipados, cobrando sus
servicios por adelantado a los hacendados.
En Humacao se siguieron reportando defunciones
de africanos que recibían nombres cristianos al morir hasta el 21 de marzo de
1859. En total, hemos contabilizado 114
defunciones de africanos del Majesty
en Humacao en un periodo de dos meses. Por lo general, se les asignaba el primer nombre
de los hacendados a los que se consignaban cuando eran bautizados al momento de
morir.
La correspondencia del alcalde de Río Grande
nos permite un atisbo a las causas de muerte de los emancipados, por lo menos
durante los primeros meses de su consignación a las haciendas azucareras. El 14 de mayo de 1859, el alcalde, Eduardo
Escalona, reporta el fallecimiento de Aureliano, con el número 19, como de 24
años de edad, quien “...no hacía más que llorar...”, y murió “...al
parecer de tristeza...”. El 9 de agosto de ese año, se reporta el de Bartolomé,
con el número 21, de 20 a 22 años de edad.
En los testimonios de otros empleados de la hacienda se incluye que “...siempre
se veía enfermo y triste...”. Otros fallecían de afecciones
gastrointestinales, tales como diarreas o gastropleuritis. En la correspondencia del alcalde Escalona
entre 1859 y 1861 hemos registrado la notificación de defunción para diez
africanos emancipados, todos consignados a la Hacienda Carmelita.
Algunos de los bozales que no habían sido
registrados en el depósito de Cataño fueron apareciendo eventualmente. Una comunicación desde Aranjuez del
Subsecretario Juan Campos notifica que la policía pudo recuperar 5 africanos
más. Para el 31 de mayo, el propio cónsul inglés reportó
a Cotoner la captura de la goleta española Terrible, despachada desde
Humacao a la isla de San Thomas, pero que realmente salió para Cuba, con 76 de
los africanos de los “perdidos” a bordo.
Se identificaron los hacendados que los habían retenido en sus haciendas
como don Ramón Pou, don José María Ríos Guzmán (sic, debe leer Gutmann) y José Miguel (sic). Se menciona a Salvador Córdova, procedente de
Cuba, como implicado, habiendo huido hacia Estados Unidos a vender los negros. En
este nuevo incidente, también se acusó a la administración municipal de Humacao
de estar involucrada.
Díaz Soler señala que si el emancipado se
inutilizaba en el trabajo, el consignatario podía devolverlo, recibiendo el
importe íntegro del semestre que aún no había comenzado a transcurrir. En 1865, don Luis Mariani, de la Hacienda
Belvedere en Patillas, solicitaba que se le acreditaba el dinero que había
pagado por cinco emancipados, pues éstos habían muerto antes de llegar a su
hacienda. El expediente detalla que “...desde el 22 de marzo de 1859 recibió en calidad de
jornaleros asalariados un considerable número de negros emancipados…”. En el recibo
por el reembolso que se le satisfizo se establece las fechas en que le fue
asignado cada uno, comenzando el 21 de junio de 1859. Había pagado su consignación hasta junio de
1863, a razón de 5 pesos por los descritos como “en la primera edad”, y 6 pesos
mensuales por los de la “segunda edad”.
Se les identifica como Beatriz, Gavino, Federico, Gerónimo y Eleuterio.
El expediente que acompaña su reclamo incluye
el listado de diez emancipados en total que habían fallecido en Patillas en
1859. Por su valor y relevancia a nuestro ensayo, transcribimos en un apéndice un contrato de consignación de emancipados a
los hacendados, en este caso a don Luis Mariani. En el expediente que radica Mariani al
respecto, se incluye la noticia de la muerte de dos o tres emancipados
consignados a la Hacienda Patillas de los hermanos Fantauzzi. Fallecieron ahogados en el río, y el mar los
arrojó a la playa de Aguilarte (sic).
Fueron enterrados en Arroyo.
Conocemos que los africanos del Majesty eran considerados congos por el
cura párroco de Carolina que los bautizó.
En las escuetas actas, el cura identifica a los bautizados como “negro
libre congo” o “negro congo”. También se
informa la hacienda o el hacendado al que el Superior Gobierno les había
asignado. El primer libro de defunciones de Carolina también
recoge el deceso de varias decenas de estos africanos. En Río Grande, en algunos casos se incluyó
una descripción física del difunto. Al
menos dos presentaban cicatrices en el cuerpo.
Uno de ellos era Bartolomé, que tenía “...varias cicatrices en el pecho
y hombro derecho...”.
En algunas actas se les identificó a varios por
su nombre original, además del cristiano que se le impuso. Se reporta el número de su número de boleta o
póliza con que se le había identificado, y la hacienda a la que había sido
asignado. No sabemos cuándo, pero De la
Rosa indica que a los africanos se les colocaron placas de cobre a manera de
collar con un número que los identificaba. En algunas actas de defunción que hemos
encontrado se identifica al difunto con dos números, incluyendo un “número de
póliza”. Hemos incluido un apéndice con las
biografías de varios africanos emancipados del Majesty, tomadas de las actas de bautismo o defunción de varias
parroquias, de la correspondencia de los alcaldes y de los expedientes
relacionados a la captura del barco.
Llama la atención que la mayoría de los
africanos emancipados de Carolina carecían de los sacramentos al momento de
morir. Las actas de defunción declaran
que recibieron “...el agua de socorro en
artículo de muerte...”. Picó atribuye esta situación a la creciente
secularización de las sociedades caribeñas en el siglo 19 que:
"...se manifestó en el acceso menguado en
los últimos sacramentos por la generalidad de la población. Es posible
contrastar en los libros parroquiales de entierros una ascendente proporción de
adultos que fallecen sin los sacramentos.
Los esclavos participan de este alejamiento...".
Posiblemente a este alejamiento de los
sacramentos debamos el conocer hoy los nombres originales que mantuvieron por
algún tiempo varios de los africanos emancipados del Majesty. Hemos encontrado
varias actas de defunción donde el cura indica que en el momento de darle el
agua de socorro le puso nombre cristiano.
Hay que anotar, sin embargo, que estos casos son más frecuentes entre
aquellos africanos que murieron en el curso del primer año de su estadía en la
isla. Entre los nombres africanos originales que reportan
las actas se encuentran los varones Bositurido, Noutece, Caumgut, Fuite, Muila,
Teeso, Doneliva, Grinquisa, Deurigapero, Gui[-] y la hembra Blandolala.
En
el grupo de emancipados del Majesty
prevalecían las personas jóvenes, y los varones. De la Rosa presenta una tabla con la
distribución de edades de los emancipados. Hemos encontrado en el grupo de difuntos en
Carolina al menos dos niños menores de 10 años, y varios entre los 10 y los
15. La mayoría estaba entre los 16 y los
20 años de edad. Scarano establece que por
los varones jóvenes, de entre 15 y 30 años, se pagaba más, por lo que los
cargamentos llevaban un mayor número de ellos.
Sabemos que las contratas de consignación
identificaban a los emancipados en grupos de edad: primera edad o segunda edad. El Reglamento de Emancipados de 1859 agrupa
los emancipados en categorías, que nos ayudaría a entender estas definiciones. Por cada emancipado de 8 a 15 años de edad,
se pagarían mensualmente 8 pesos 5 centavos por los varones y ocho pesos 3
centavos por las mujeres. A los de 15
años en adelante, se pagarína 8 pesos 6 centavos por los varones y 8 pesos 4
centavos por las hembras.
Dando cierre a sus gestiones referentes al Majesty, el 16 de noviembre de 1859 Cotoner
vuelve a escribir al Ministro de Guerra y Ultramar resumiendo las instrucciones
de Madrid:
"...Luego que recibí la Real orden que
V.E. se sirvió comunicarme con fecha 5 de septiembre último, por la cual S.M.
la Reina nuestra señora que Dios guarde se ha dignado resolver, que el declarar
la emancipación de negros bozales que se aprehendan en las Provincias de
Ultramar, sea atribución de la Real Audiencia, la trasladé al Regente de esta
Isla para conocimiento del Tribunal.
En su consecuencia, me ha dirigido la
certificación que en copia tengo el honor de pasar a las superiores manos de
V.E. de la sentencia de segunda instancia dada por la Real Sala que ha causado
ejecutoria en la causa seguida sobre trato ilícito en el comercio de esclavos
con la declaratoria de emancipación de los seiscientos veinte y ocho negros
bozales que fueron desembarcados del Brik-Barca Magesti, según lo prevenido en
la citada Real orden, quedando por mi parte enterado de continuar a cargo de mi
autoridad el cuidado, consignación y tutela de los emancipados, con las
atribuciones que me competen por los reglamentos y ordenanzas, debiendo ser
además el que les expida la carta de libertad, como desde luego he dispuesto se
verifique...".
En 1864 se cumplió el término de 5 años
dispuestos por ley para mantenerse manumisos.
El gobierno insular escribió a Madrid solicitando órdenes relacionadas a
ellos. El Ministro de Ultramar ordenó
seguir al pie de la letra lo dispuesto en el artículo 9 de la Ley del 4 de marzo de 1845. Una respuesta recibida hacía referencia a 159
emancipados, “...por haber fallecido los
demás”- Los emancipados deberían
considerarse entonces como jornaleros, y no como colonos “por no existir
ninguna contrata que los obligue a ser considerados como colonos....” Se
eliminó el negociado y la Junta Protectora de Emancipados y su presupuesto. En esa misma correspondencia se declaraba contundentemente:
Ya no hay emancipados en la isla
de Puerto Rico pues los
últimos fueron objeto de la Real Orden de 12 de enero último [1865] (resolución
de este expediente) y son considerados como los demás individuos libres de su
raza, no estando por lo mismo bajo especial protección del gobierno.
En 1864, el periódico La época reportaba
en Madrid los gastos de emancipados dentro del presupuesto para Puerto Rico
para el periodo entre 1863 y 1864.
Totalizaban 600 pesos en personal, 843 en material, atenciones generales
y material 5,442, gastos eventuales, 5,290. Se
tenían que reglamentar las nuevas contratas de los ex emancipados, ahora
convertidos en jornaleros. Para ello, el
gobierno central de Puerto Rico publicó en La Gaceta el 29 de octubre de
1864, el Reglamento provisional para el régimen de los negros africanos que
existen hoy en la Isla procedentes de la ‘Barca Majesty’ apresada en Humacao en el año de 1859.
El Reglamento contaba con 53 artículos,
incluyendo dos secciones, una tratando “De las obligaciones y derechos recíprocos
de los colonos y sus patronos” (35 artículos) y otra sobre la “Jurisdicción
disciplinar de los patronos” (10 artículos).
Los emancipados quedaban a expensas de sus patronos, con muy pocas
libertades, más allá de poder elevar sus quejas a un procurador cuando las
tuvieran. Habría que comparar los
deberes y responsabilidades de los emancipados, ahora convertidos en colonos,
con los de los jornaleros libres bajo el régimen de la libreta. El artículo 3º
del Reglamento de emancipados daba la opción a los emancipados que quisieran
hacerlo de abandonar la isla. No tenemos
constancia de que ninguno de los 159 sobrevivientes lo haya hecho.
El caso del Majesty
nos presenta la oportunidad de estudiar la implantación y las consecuencias de
la prohibición de la trata en Puerto Rico y las dificultades que implicaban
prohibir el comercio de esclavos en una isla acostumbrada al contrabando de
bienes. Los procesos legales y
administrativos revelaron la participación de los oficiales del gobierno
central y los de los pueblos en el contrabando de africanos. Se conoció el robo de bozales entre
hacendados, desesperados por obtener mano de obra barata. Emancipados o no, los africanos se
convirtieron en una solución para los hacendados y en una fuente de ingresos
para el gobierno insular. Después de
cinco años, los 159 sobrevivientes fueron declarados libres, con la opción de
escoger sus patronos y negociar sus contratos, al menos en papel. El del Majesty
es un caso claro donde las prioridades económicas legitimaron el comercio
ilegal de africanos durante la prohibición de la Trata, silenciando los
reclamos de la justicia y la moral.
BIBLIOGRAFÍA
Fuentes primarias
Archivo General de
Puerto Rico
Fondo: Obras Públicas; Sub-Fondo: Catastro; Sección: Humacao; Serie: Rústica;
Caja 143.
Fondo: Gobernadores Españoles; Sección: Municipios; Serie: Río Grande;
Caja 542.
Archivo Histórico Nacional
Estado
6333, Expediente 94. Sobre haberes y gratificaciones de varias
pensiones.
Ultramar
298, Expediente 24. Se informa el cese del cólera y la escasez de
víveres.
302, Expediente 14. Se nombra a Bartolomé Elzaburu prior del Tribunal.
304, Expediente 1. Se
nombra a Jorge Samuel Lennon Hunt cónsul inglés.
308, Expediente 20. Sr. Zechini, ingeniero del cuerpo de Montes.
315, Expediente 14. Expediente personal de Lorenzo Vizcarrondo y
Mongrand.
361, Expediente 6. Sr.
Zechini pide concesión de aguas del río Grande.
407, Expediente 7. Expediente general sobre el puerto de San
Juan.
1065, Expediente 6. Arreglo de Aduanas.
1072, Expediente 52. Pago de pasaje a las que
van a ocupar un destino de la isla.
1085, Expediente 43. Denegada
compra del cayo de Santiago.
1098, Expediente 57. Solicitudes de créditos.
1100, Expediente 28. Solicitud de créditos.
1101, Expediente 17. Solicitud de créditos.
1110, Expediente 46. Solicitudes de créditos.
1111, Expediente 24. Sobre condena por
complicidad en la trata de esclavos.
1115, Expediente 57. Sr. Machicote pide datos
sobre préstamo hecho al tesoro.
1121, Expediente 75. Sobre haberes y gratificaciones
de varias pensiones.
1126, Expediente 7. Expediente sobre la administración del
Hospital Militar.
1127, Expediente 35. Expediente de
clasificación y solicitud de pensión.
1165, Expediente 11. Pena de decomiso sobre
efectos introducidos en Luquillo.
1177, Expediente 18. Expediente personal de don
Luis F. de Thomas y Berríos.
1182, Expediente 7. Exención de contribuciones por el beneficio
de riesgos (sic,
riegos).
2058, Expediente 28. Exhorto del alcalde de
Caguas a cónsules españoles.
2060, Expediente 21. Sobre el juicio de
residencia al gobernador Fernando
Cotoner.
2060, Expediente 29. Conflicto de competencias
de trata de negros.
2060, Expediente 42. Rafael Aguilar pide
indulto y se le concede.
2110, Expediente 24. Sobre sucesión en el
título de marqués de Machicote.
5064, Expediente 25. Introducción de esclavos
africanos en la isla.
5065, Expediente 13. Imposibilidad de
persecución de un buque negrero.
5075, Expediente 38. Exención de cargos municipales
por motivos de salud.
5079,
Expediente 16. Vigilancia en las costas para que no se introduzcan negros.
5082,
Expediente 29. Se declara emancipados a varios africanos.
5086, Expediente 29. Nombramiento de cónsul
inglés en Puerto Rico.
5088, Expediente 25. Liberación de los negros
esclavos de la barca “Majesti”.
5088,
Expediente 26. Sobre la Ordenanza de Emancipados.
5093,
Expediente 6. Nombramiento de consejeros
de Administración de la isla.
5093, Expediente 13. Nombramiento de consejero
de la Administración de la isla.
5096, Expediente 68. Encomiendas y cruces de la Orden de
Isabel la Católica.
5126, Expediente 36. Recurso sobre riqueza
imponible a la hacienda Vista Alegre.
Parroquia Dulce Nombre de Jesús de Humacao
Decimocuarto libro de defunciones
(1859-1864)
Parroquia La Santa Cruz de Bayamón
Undécimo libro de
defunciones (1859-1865)
Parroquia Nuestra Señora de la Caridad y San Miguel de Trujillo Bajo
Tercer libro de defunciones
(1853-1859)
Cuarto libro de defunciones
(1859-1864)
Parroquia Nuestra Señora del Carmen de Río Grande
Primer libro de
bautismos de esclavos (1850-1871)
Parroquia San Fernando de la Carolina
Primer libro de
defunciones (1859-1878)
Primer libro de
bautismos (1859-1878)
Primer libro de
matrimonios (1859-1876)
Parroquia San Francisco de San Juan
Primer libro de defunciones
(1858-1861)
Segundo libro de
defunciones (1862-1864)
Parroquia San Mateo de Cangrejos
Quinto libro de
defunciones (1966-1885)
Fuentes impresas
Úbeda y Delgado, Manuel. Isla de
Puerto Rico. Estudio Histórico, Geográfico y Estadístico de la
Misma. 1878. Edición facsímil. San
Juan, Academia Puertorriqueña de la Historia, 1998.
Fuentes digitales
http://www.history.inportsmouth.co.uk/people/lindegren.htm. History in Portsmouth.
http://www.enciclopediapr.org/ing/print_version.cfm?ref=07121001.
Enciclopedia de Puerto Rico.
Periódicos
La Época.
Madrid, España. 5 de abril de
1859, Año XI, número 3065 (en la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional
Española).
La Época, edición del 28 de agosto de 1864, número 5057
(en la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional Española).
La España, edición del 7 de abril de 1859, Año XII,
número 3881.
La Guía de Forasteros
en Madrid para los años 1847 y
1857 (en la Hemeroteca Digital de la
Biblioteca Nacional Española).
Apéndices
Apéndice 1
Listado de algunos de los africanos emancipados del Majesty, asignados a diferentes haciendas en las costas de la isla
de Puerto Rico*
* Luis de la Rosa presenta en su
artículo los nombres africanos y cristianos de cada uno de los
emancipados. Sin embargo, en nuestro
listado, presentamos algún dato relevante sobre los individuos que hemos podido
identificar, incluyendo su número de póliza.
Número con el que
estaba “marcado” | Nombre cristiano y
africano | Datos biográficos
1. AGAPITO.
“Africano emancipado llamado en el depósito en esta isla Agapito.”
Señalado con el número primero. Como de 20 años, falleció en la Hacienda de don
Guillermo Lindegren. Fue sepultado en el cementerio de Carolina el 17 de abril
de 1859. Recibió el agua de socorro en el artículo de muerte. PSFC
1D(1859-1878)F3v.
2. ADOLFO.
Africano emancipado que falleció en la Hacienda de don Guillermo Lindegren,
marcado con el número 2. Como de 20 años, fue sepultado en el cementerio de Carolina
el 6 de junio de 1859. Recibió el agua de socorro en el artículo de muerte.
PSFC 1D(1859-1878)F6.
4. ALEJANDRO.
Africano manumiso que se hallaba en la Hacienda que se titula “El
Vapor”, propiedad de don Manuel Arzuaga, vecino de la Capital, a cargo de don
Guillermo Lindegren. Marcado en la póliza bajo el número cuatro. Fue sepultado
en Carolina el 27 de diciembre de 1862. Fue debidamente bautizado. PSFC
1D(1859-1878)F53-53v.
5. AMBROSIO.
Africano emancipado que falleció en la Hacienda de don Guillermo Lindegren,
marcado con el número 5. Como de 16 años, fue sepultado en el cementerio de
Carolina el 10 de junio de 1859. Recibió el agua de socorro en el artículo de
muerte. PSFC 1D(1859-1878)F6.
6. ANACLETO o BOSITURIDO. Africano
manumiso llamado en su tierra Bositurido, y en el depósito de esta isla
Anacleto, marcado con el número seis, que se hallaba en la Hacienda Buena Vista
a cargo de don Guillermo Lindegren. Como de 22 años, fue sepultado en el
cementerio de Carolina el 24 de enero de 1860. Recibió el agua de socorro en el
artículo de muerte. PSFC 1D(1859-1878)F12.
9. ANICETO.
Africano manumiso que se hallaba a cargo de don Guillermo Lindegren en
la Hacienda Buena Vista, marcado con el número 9. Como de 24 años, fue
sepultado en el cementerio de Carolina el 14 de noviembre de 1859. Recibió el
agua de socorro en el artículo de muerte. PSFC 1D(1859-1878)F10v.
12. ANTONIO DE PADUA. Africano emancipado. Señalado con el número
12. Como de 25 años, falleció en la hacienda de don Guillermo Lindegren. Fue
sepultado en Carolina el 24 de abril de 1859. Recibió el agua de socorro en el
artículo de muerte. PSFC 1D(1859-1878)F3v.
14. ATANACIO o NOUTNECE. Africano manumiso
llamado en su nación Noutuece y en el depósito de esta isla Atanasio, marcado
con el número 14. Falleció en la Hacienda Buena Vista a cargo de don Guillermo Lindegren.
Como de 35 a 36 años, fue sepultado en el cementerio de Carolina el 5 de abril
de 1861. Recibió el agua de socorro. PSFC 1D(1859-1878)F21v.
16. AGUSTÍN.
Africano manumiso que se hallaba en la Hacienda Buena Vista a cargo de
don Guillermo Lindegren, marcado con el número 16. Como de 22 años fue
sepultado en el cementerio de Carolina el 7 de diciembre de 1859. Recibió el
agua de socorro en el artículo de muerte. PSFC 1D(1859-1878)F11.
17. ANDRÉS o GOSCOQUÍ. Africano que se haya en la Hacienda Buena
Vista a cargo de don Manuel Arzuaga. Fue
encontrado suficientemente instruido en los misterios de la religión. Se llamó
en su nación Goscoquí, y en el depósito en esta isla Andrés. Marcado en la póliza del superior gobierno
con el número 17. PSFC 1B(1859-1878)F89.
19. AURELIANO. Falleció en la Hacienda Carmelita
de don Manuel Román en la madrugada del 14 de mayo de 1859. Como de 24 a 25
años. Fue descrito como de como de 5 pies de estatura, pelo pasa, boca grande,
nariz chata. Tenía en la pierna derecha una cicatriz. Sus compañeros declararon
que “no hacía más que llorar”, por lo que concluyeron que murió “al parecer de
tristeza”. AGPR. FGE, Río Grande, caja 542.
21. BARTOLOMÉ. Como de 20 a 22 años. Descrito con
5 pies de estatura, pelo pasa, boca grande, nariz chata, varias cicatrices en
el pecho y hombro derecho. Falleció en la Hacienda Carmelita de don Manuel
Román, donde estaba consignado. Los testimonios de jornaleros de la hacienda
declaraban que “se le veía siempre enfermo y triste”. AGPR. FGE, Río Grande,
caja 542.
22. BASILIO. “Uno de los primeros legados a la
Hacienda” Carmelita de Río Grande, al cargo de don Manuel Román. Tenía el
número 22 y la póliza número 58. Falleció el 12 de mayo de 1859; se le echó
agua de socorro. AGPR. FGE, Río Grande, caja 542.
31. BONIFACIO o CAUMGUT. Llamado en su
tierra Caumgut. Falleció en la Hacienda de don Pedro Febre. Marcado con el
número 31. Como de 26 años, fue sepultado en Carolina el 14 de julio de 1862.
Recibió el agua de socorro. PSFC 1D(1859-1878)F43v.
38. CAYETANO.
Africano manumiso que se hallaba a cargo de don Guillermo Lindegren en
la Hacienda Buena Vista, marcado con el número 38. Como de 20 años, fue
sepultado en el cementerio de Carolina el 8 de noviembre de 1859. Recibió el
agua de socorro en artículo de muerte. PSFC 1D(1859-1878)F10v.
40. CALISTO.
Africano manumiso que según manifestación de don Guillermo Lindegren se
hallaba en la Hacienda Buenavista, marcado con el número 40. Fue atendido por Antonio Mellado, médico
cirujano retirado de la Real Armada, por “una gastro pleuritis crónica”, de la
cual falleció. Como de 16 a 17 años, fue
sepultado en el cementerio de Carolina el 3 de agosto de 1861. “No le encontré
ninguna señal particular”. Recibió el agua de socorro en artículo de muerte.
PSFC 1D(1859-1878)F23. Picó, San
Fernando de la Carolina, página 56.
45. CANUTO.
Africano manumiso que se hallaba en la Hacienda de don Nicasio Viña,
marcado con el número 45. Como de 25 años, fue sepultado en Carolina el 16 de
noviembre de 1859. Recibió el agua de socorro en el artículo de muerte. PSFC
1D(1859-1878)F11.
51. CASIMIRO. También llamado Lubaya. Se menciona
que en la alcaldía tenía la póliza número 284. Fue sepultado en Río Grande el 5
de noviembre de 1861 después de recibir el sacramento de la extremaunción.
Descrito como de estatura regular, rostro largo, lo mismo que los brazos,
dentadura completa a excepción de un colmillo en la mandíbula superior, boca prolongada.
Como de 23 a 26 años, y con muy poca barba, y “cuya identidad, a pesar de lo
desfigurado que estaba por la extrema flaqueza, conviene con la póliza número
284 al número 51”. “Hacía tiempo que estaba enfermo con diarreas”. Fue
sepultado en el cementerio de Río grande, a 13 varas de distancia del costado
del sur, marcándose la tumba con unas piedras. AGPR. FGE, Río Grande, caja 542.
55. CARTORIO.
Africano emancipado que falleció en la Hacienda de don Guillermo Lindegren,
señalado con el número 55. Como de 20 años, fue sepultado en el cementerio de
Carolina el 31 de mayo de 1859. Recibió el agua de socorro en el artículo de
muerte. PSFC 1D(1859-1878)F5v.
60. CELSO.
Negro asignado a don Juan Machicote. Con la boleta número 60. Fue
bautizado en Carolina el 18 de marzo de 1863, luego de ser examinado en la
doctrina cristiana y ser hallado suficientemente instruido. PSFC
1B(1859-1878)F77.
64. CRISANTO.
Africano emancipado que se hallaba en la Hacienda San Justo a cargo de
don Juan Bautista Machicote, marcado con el número 64. Como de 18 años, fue
sepultado en Carolina el 26 de febrero de 1860. Recibió el agua de socorro.
PSFC 1D(1859-1878)F12v.
67. CLEMENTE. Negro libre congo. Entregado por el
Superior Gobierno a don Pedro Lefebre. Con la boleta número 67. Fue bautizado
en Carolina el 2 de noviembre de 1862. PSFC 1B(1859-1878)F66.
71. CLESERIO.
Africano manumiso que se hallaba a cargo de don Guillermo Lindegren,
marcado con el número 71. Como de 18 años, fue sepultado en Carolina el 30 de
abril de 1860. Recibió el agua de socorro en artículo de muerte. PSFC
1D(1859-1878)F13v.
80. CIRIO.
Negro libre. Entregado por el Superior Gobierno a don Pedro
Lefebre. Con la boleta 80. Fue bautizado en Carolina el 2 de noviembre
de 1862. PSFC 1B(1859-1878)F67-67v.
83. DARÍO.
“Africano emancipado llamado en el depósito en esta isla Darío”.
Señalado con el número 83. Como de 18 años, falleció en la Hacienda de don Juan
Bautista Machicote. Fue sepultado en el cementerio de Carolina el 21 de abril
de 1859, “cerciorado de la identidad de la persona, según su filiación”.
Recibió el agua de socorro en artículo de muerte. PSFC 1D(1859-1878)F3.
86. DANIEL o FUITE. Africano manumiso llamado en su tierra Fuite,
y en el depósito en esta isla Daniel, que se hallaba a cargo de don Nicasio
Viñas, marcado con el número 86. Como de 20 años, fue sepultado en el
cementerio de Carolina el 11 de octubre de 1860. Recibió el agua de socorro.
PSFC 1D(1859-1878)F17v.
91. DEMETRIO o MUILA. Africano emancipado
que se hallaba a cargo de don Juan Bautista Machicote y falleció en la Hacienda
de su propiedad. Se llamó en su tierra Muila o Minla, y en el depósito de esta
isla Demetrio. Marcado con el número 91. Como de 20 años, fue sepultado en el
cementerio de Carolina el primero de septiembre de 1859. Recibió el agua de
socorro en el artículo de muerte. PSFC 1D(1859-1878)F8v.
93. DESNUEMCO (¿?). Negro libre. Asignado por el Superior Gobierno de la isla
a don Pedro Lefebre. Con la boleta 93.
Fue bautizado en Carolina el 24 de septiembre de 1862. Fue bautizado en
Carolina el 2 de noviembre de 1862. PSFC 1B(1859-1878)F60.
98. [ZO]GLES. Negro libre congo asignado a don
Pedro Lefebre. Con la póliza 98. Fue bautizado en Carolina el 2 de noviembre de
1862. PSFC 1B(1859-1878)F64-64v.
100. GASPAR. Negro asignado a don Pedro Lefebre.
Con la boleta 100. Fue bautizado en Carolina el 24 de marzo de 1863. PSFC
1B(1859-1878)F59v.
104. DEONISIO.
Negro asignado a don Juan Machicote. Con la boleta 104. Fue bautizado en
Carolina el 18 de marzo de 1862. PSFC 1B(1859-1878)F79v-80.
109. DONACIANO. Negro emancipado. Fue bautizado en
Carolina el 18 de marzo de 1863.
Asignado a don Juan Machicote. PSFC 1B(1859-1878)76v-77.
115. EDISTIO u OSUSÍ. Fue sepultado en Carolina el 6 de
abril de 1859. Emancipado consignado a la Hacienda de don Nicasio Viñas.
Conocido en su tierra como Osusí. Como de 18 años. Recibió agua de socorro.
PSFC 1D(1859-1878)F3.
117. EDUARDO. Parte del grupo de emancipados
remitidos al pueblo de Patillas a la hacienda Belvedera de don Luis Mariani.
Falleció el 3 de mayo de 1859. Fue enterrados en el cementerio de protestantes
de Arroyo. AHN. Ultramar, 111, Exp. 28.
120. JUAN ELEUTERIO. Parte del grupo de
emancipados consignados a la Hacienda Patillas. Descrito en su contrato como
hombre de segunda edad. Su número de póliza era 188 y el de su registro 120.
Como de 20 años, emancipado de la Hacienda Belvedera, de la propiedad de don
Luis Mariani. Falleció el 19 de marzo de 1861. Recibió el agua del bautismo.
AHN. Ultramar, 1100, Exp. 28.
127. ELISEO.
Parte del grupo de emancipados remitidos al pueblo de Patillas a la
hacienda Belvedera de don Luis Mariani. Falleció el 26 de octubre de 1859. Fue
enterrado en el cementerio de protestantes de Arroyo. AHN. Ultramar, 111, Exp.
28.
134. ERICO.
“Africano emancipado llamado en el depósito de esta isla Erico.”
Señalado con el número 134. Como de 16 años, falleció en la Hacienda de don
Guillermo Lindegren. Fue sepultado en el cementerio de Carolina el 21 de abril
de 1859. Recibió el agua de socorro en el artículo de muerte. PSFC
1D(1859-1878)F3.
138. EVANÍA. Negra libre asignada a don Juan
Machicote. Con la boleta 138. Fue bautizada en Carolina el 18 de marzo de 1863.
PSFC 1B(1859-1878)F79-79v.
139. ERCASPO.
Parte del grupo de emancipados remitidos al pueblo de Patillas a la
hacienda Belvedera de don Luis Mariani. Falleció el 20 de julio de 1859. Fue
enterrado en el cementerio de protestantes de Arroyo. AHN. Ultramar, 111, Exp.
28.
145. JUAN o TEESO. “Africano emancipado llamado en el depósito
de esta isla Teeso.” Falleció en la hacienda de don Lorenzo Vizcarrondo,
señalado con el número 145. Como de 10 a 12 años, fue sepultado en Carolina el
7 de abril de 1859. Recibió el agua de socorro en el artículo de muerte y se le
puso por nombre Juan. PSFC 1D(1859-1878)F3.
147. EUFRACIO. Negro congo libre con póliza 147.
Asignado a don Pedro Lefebre. Fue bautizado en Carolina el 2 de noviembre de
1862. PSFC 1B(1859-1878)F63.
148. EUSEBIO. Negro libre congo con póliza 148.
Asignado a don Pedro Lefebre. bautizado en Carolina el 2 de noviembre de 1862.
PSFC 1B(1859-1878)F64v-65.
150. GABINO. Emancipado asignado a don Luis
Mariani de Arroyo, con la póliza 150.
Clasificado como hombre de la primera edad. Murió antes de ser entregado
a su patrono. AHN. Ultramar, 111, Exp. 28.
155. EUTIQUIANO.
“Africano emancipado.” Señalado con el número 155. Como de 14 años,
falleció en la hacienda de don Juan Bautista Machicote. Fue sepultado en
Carolina el 23 de abril de 1859. Recibió el agua de socorro en el artículo de muerte.
PSFC 1D(1859-1878)F3v.
160. JACINTO. Negro libre congo asignado a don
Pedro Lefebre. Con póliza 160. bautizado en Carolina el 2 de noviembre de 1862.
PSFC 1B(1859-1878)F65.
161. JARO o DONELIVA. “Negro emancipado llamado en su nación
doneliva, en el depósito en esta isla Jaro, que se hallaba en la Hacienda Buena
Vista a cargo de don Guillermo Lindegren, señalado con el número 161.” Como de
8 a 9 años, fue sepultado en el cementerio de Carolina el 14 de abril de 1859,
“cerciorado de la identidad de la persona según su filiación”. Recibió el agua
de socorro en el artículo de muerte. PSFC 1D(1859-1878)F2v.
164. FAUSTO. Parte del grupo de emancipados
remitidos al pueblo de Patillas a la hacienda Belvedera de don Luis Mariani.
Falleció el 29 de septiembre de 1859. Fue enterrado en el cementerio de
protestantes de Arroyo. AHN. Ultramar, 111, Exp. 28.
168. VELATO. Negro libre asignado a don Pedro
Lefebre. Con la póliza 168. Fue bautizado en Carolina el 2 de noviembre de
1862. PSFC 1B(1859-1878)F63v-64.
177. FEDERICO. Parte del grupo de emancipados
remitidos al pueblo de Patillas a la hacienda Belvedera de don Luis Mariani.
Descrito com hombre de la segunda edad. En el contrato se reporta con el número
166. Falleció el 17 de julio de 1859. Fue enterrado en el cementerio de
protestantes de Arroyo. AHN. Ultramar, 111, Exp. 28.
181. GERARDO. Negro emancipado asignado a don Juan
Machicote. Fue bautizado en Carolina el 2 de noviembre de 1862. Con la boleta
número 181. PSFC 1B(1859-1878)F77v-78.
181. GABINO. Parte del grupo de emancipados
remitidos al pueblo de Patillas a la hacienda Belvedera de don Luis Mariani.
Falleció el 30 de junio de 1859. Fue enterrado en el cementerio de protestantes
de Arroyo. En 1864 se le acreditó a Mariani 241 pesos “por cuatro años y nueve
días contados en que falleció el emancipado número 181, de la primera edad”, a
respecto de 5 pesos mensuales. AHN. Ultramar, 111, Exp. 28.
184. EDECIO. Congo emancipado asignado a don Pedro
Lefebre. Con la boleta 184. Fue bautizado en Carolina el 2 de noviembre de
1862. PSFC 1B(1859-1878)F62v-63.
185. GABINO. Negro congo libre asignado a don
Pedro Lefebre. Con la boleta 185. Fue bautizado en Carolina el 2 de noviembre
de 1862. PSFC 1B(1859-1878)F64v-66.
188. GEORGIO.
Negro asignado a don Juan Machicote. Con la boleta 188. Fue bautizado en
Carolina el 18 de marzo de 1863. PSFC 1B(1859-1878)F78.
192. [-]OLINO.
Negro libre asignado a don Juan Machicote. Con la boleta 182. Fue
bautizado en Carolina el 18 de marzo de 1863. PSFC 1B(1859-1878)F79.
193. GERÓNIMO. Parte del grupo de emancipados
remitidos al pueblo de Patillas a la hacienda Belvedera de don Luis Mariani. En
su contrato aparece con la póliza 184. Falleció el 20 de agosto de 1859. Fue
enterrado en el cementerio de protestantes de Arroyo. AHN. Ultramar, 111, Exp.
28.
194. BEATRIZ Fue consignado a don Luis Mariani en
Arroyo el 22 de junio de 1859. Descrita como “de segunda edad”. Falleció antes
de ser entregada a su nuevo patrono. AHN. Ultramar, 111, Exp. 28.
197. GETULIO.
Negro emancipado asignado a don Juan Machicote. Con la boleta 197. Fue
bautizado en Carolina el 18 de marzo de 1863. PSFC 1B(1859-1878)F78-78v.
215. GRUNDULFO. Parte del grupo de emancipados
remitidos al pueblo de Patillas a la hacienda Belvedera de don Luis Mariani.
Falleció el 3 de mayo de 1859. Fue enterrado en el cementerio de protestantes
de Arroyo. AHN. Ultramar, 111, Exp. 28.
227. ERNESTO.
Negro libre asignado a don Pedro Lefebre, con la póliza 227. Fue
bautizado en Carolina el 2 de noviembre de 1862. PSFC 1B(1859-1878)F63-63v.
237. JUAN. Negro que fue entregado por el superior
gobierno a don Juan Machicote. Con la boleta 237. Fue bautizado en Carolina el
18 de marzo de 1863. PSFC 1B(1859-1878)F80-80v.
238. JONATAS. Negro asignado a don Juan Machicote.
Con la boleta 238. Fue bautizado en Carolina el 18 de marzo de 1863. PSFC
1B(1859-1878)F80.
244. ISIDRO (O PEDRO). Negro libre asignado a don
Juan M achicote. Con la boleta [2]44. Fue bautizado en Carolina el 2 de
noviembre de 1862. PSFC 1B(1859-1878)F64.
273. LEOPARDO o GRINQUISA. Africano manumiso
que se hallaba a cargo de don Manuel Arzuaga en la Hacienda Buena Vista de
Carolina. Se llamaba en su tierra Grinquisa y en el depósito de esta isla
Leopardo, marcado con el número 273. Como de 16 y sin señal especial en su
cuerpo. Falleció en la tarde del día 10 de junio de 1864, siendo sepultado en
Carolina al día siguiente. Se le socorrió con el agua de bautismo. PSFC
1D(1859-1878)F79v.
275. LEOVIGILDO.
Africano emancipado que falleció en la Hacienda de don Guillermo Lindegren,
señalado con el número 275. Como de 8 años, fue sepultado en el cementerio de
Carolina el 27 de mayo de 1859. PSFC 1D(1859-1878)F5v.
277. ALFREDO. “Negro africano emancipado que se
hallaba en la Hacienda Buena Vista a cargo del señor don Guillermo Lindegren,
marcado con el número doscientos setenta y siete. Como de 13 a 14 años de edad,
fue sepultado en Carolina el 29 de marzo de 1859. Recibió el agua de socorro en
el artículo de muerte y se le pso por nombre Alfredo. PSFC 1D(1859-1878)F1v.
279. LIVERIO.
Africano emancipado que falleció en la Hacienda de don Guillermo Lindegren,
señalado con el número doscientos setenta y nueve. Como de 10 años, fue
sepultado en Carolina el 3 de julio de 1859. Recibió el agua de socorro en el
artículo de muerte. PSFC 1D(1859-1878)F6v.
281. LICURION o DUIRIGAPERO. “Negro emancipado llamado en su tierra Duirigapero,
que estaba en depósito en la Hacienda de don Guillermo Lindegren, marcado con
el número 281.” Como de 11 años, fue sepultado en el cementerio de Carolina el
11 de abril de 1859, después de cerciorado de la identidad de su persona
conforme a su filiación. Recibió el agua de socorro en artículo de muerte. PSFC
1D(1859-1878)F2v.
284. LIBORIO o GUIACO. Africano manumiso que se hallaba en la Hacienda
San Justo a cargo de don Pedro Lefebre, el cual se llamó en África Guico y en
el depósito en esta isla Liborio, marcado con el número 284. Como de 10 años,
fue sepultado en el cementerio de Carolina el 2 de octubre de 1860. Recibió el
agua del bautismo. PSFC 1D(1859-1878)F16v.
286. LITEO. Falleció en la Hacienda Carmelita el
20 de marzo de 1859. Se hallaba enfermo de gravedad. Como de 15 años. AGPR.
FGE, Río Grande, caja 542.
287. LIVINO. Africano emancipado asignado a la
Hacienda Carmelita de don Manuel Román, donde falleció el 27 de marzo de 1859.
Fue bautizado con agua de socorro. AGPR. FGE, Río Grande, caja 542.
301. LUPIANO. Parte del grupo de emancipados
remitidos al pueblo de Patillas a la hacienda Belvedera de don Luis Mariani.
Falleció el 27 de abril de 1859. Fue enterrado en el cementerio de protestantes
de Arroyo. AHN. Ultramar, 111, Exp. 28.
302. LUCO. Parte del grupo de emancipados
remitidos al pueblo de Patillas a la hacienda Belvedera de don Luis Mariani.
Falleció el 23 de abril de 1859. Fue enterrado en el cementerio de protestantes
de Arroyo. AHN. Ultramar, 111, Exp. 28.
315. VICTORIANO.
“Negro africano emancipado que se hallaba en la Hacienda Buena Vista a
cargo del señor don Guillermo Lindegren y marcado con el número 315. Como de 12
años, fue sepultado en Carolina el 30 de marzo de 1859 “después de cerciorado
de la identidad de la persona, según su filiación.” Recibió el agua de socorro
en el artículo de muerte y se le puso por nombre Victoriano. PSFC
1D(1859-1878)F1v-2.
323. MARCIAL o PACA. Africano manumiso llamado en su nación Paca y
en el depósito de esta isla Marcial, señalado con el número 323. Falleció en la
Hacienda Buenavista a Cargo de don Guillermo Lindegren. Como de 11 años, fue
sepultado en Carolina el 4 de noviembre de 1860. Recibió el agua de socorro.
PSFC 1D(1859-1878)F19.
326. MARIO.
Africano manumiso llamado en el depósito Mario, que falleció en la
Hacienda de don Juan Bautista Machicote. Como de 10 años, señalado con el
número 326, fue sepultado en el cementerio de Carolina el 21 de octubre de
1859. Recibió el agua de socorro en artículo de muerte. PSFC 1D(1859-1878)F10v.
335. MIGUEL. Africano emancipado consignado en Río
Grande a don Manuel Román, de la Hacienda Carmelita. No se dan más detalles
sobre él. Fue incluido en uno de los
reportes de defunciones que preparó el alcalde don Eduardo Escalona. AGPR. FGE,
Río Grande, caja 542.
360. OCTAVIO. Africano consignado en Río Grande a
don Manuel Román de la Hacienda Carmelita. De 10 años. Descrito en su defunción
como de pelo pasa, boca grande, nariz chata y una marca en el homoplato. Con el
número 360 y la póliza 280. Falleció en Río Grande el 7 de mayo de 1859. AGPR.
FGE, Río Grande, caja 542.
361. NEESO O NERCO. Negro congo asignado a don
Pedro Lefebre. Con la póliza 361. Fue bautizado en Carolina el 2 de noviembre
de 1862. PSFC 1B(1859-1878)F65-65v.
366. OCTAVIANO. Emancipado consignado a don Manuel
Román de la Hacienda Carmelita. Como de 10 años. Descrito como de 4 pies de
estatura, nariz chata y boca abultada. Falleció el 6 de agosto de 1859. AGPR.
FGE, Río Grande, caja 542.
420. BEATRIZ. Parte del grupo de emancipados
remitidos al pueblo de Patillas a la hacienda Belvedera de don Luis Mariani. En
su contrato es reportada con el número 120. Falleció el 21 de junio de 1859.
Fue enterrada en el cementerio de protestantes de Arroyo. AHN. Ultramar, 111,
Exp. 28.
421. CECILIA o BLANDOLALA.
Hay una nota al margen que indica que se llamaba en su tierra Blandolala, “y en
Cataño, Blanda”. “Negra africana emancipada
que se hallaba en la Hacienda Buena Vista a cargo del señor don Guillermo Lindegren,
señalada con el número 421”. Como de 17 a 18 años, fue sepultada en el
cementerio de Carolina el 6 de abril de 1859, “luego de cerciorado de la
identidad de la persona conforme con su filiación.” Recibió el agua de socorro
en el artículo de muerte y se le puso por nombre Cecilia. PSFC 1D(1859-1878)F2.
[-].
MAMERTO. Africano manumiso
llamado anteriormente Mamerto, que se hallaba a cargo de don Pedro Lefebre, de
la Hacienda San Justo. Estaba marcado con el número [no se incluyó el número en
el acta]. Fue sepultado en Carolina el 20 de diciembre de 1862. Recibió en el
bautismo de socorro el nombre de Juan Bautista. PSFC 1D(1859-1878)F53v-54.
[-]. MACABEO.
Africano manumiso llamado Macabeo que se hallaba en la Hacienda titulada
comúnmente El Vapor, propiedad de don Manuel Arzuaga, a cargo de don Guillermo
Lindegren. Fue debidamente bautizado. Aparece en la póliza bajo el número [no
se incluyó el número en el acta]. PSFC 1D(1859-1878)F58-58v.
[sin número].
FACUNDO MARÍA. Natural de África. Consignado a don Manuel Trigo. Como de 12
años. Murió en la hacienda San Patricio de Río Piedras, siendo sepultado el 10
de julio 1859. PNSPRP D(1856-1865)F89v.
[sin número].
MARCELINO NUMANO MARÍA. Natural de África. “De los consignados a don Manuel
Trigo en San Patricio”. Fue sepultado en Río Piedras el 19 de julio de 1859.
PNSPRP D(1856-1865)F90v.
[sin número].
AGUSTÍN. Negro emancipado a cargo de don Manuel Trigo. Como de 15 años. Murió
en la hacienda de don Antonio Rodríguez. Fue sepultado el 2[-] de julio de 1861
en Río Piedras. PNSPRP D(1856-1865)F151.
[sin número].
FACUNDO. Natural de África. Emancipado, y a consignación de don Octavio Zárate.
De 25 años, fue sepultado en Bayamón el 6 de noviembre de 1864. No recibió los
santos sacramentos porque no dio tiempo la enfermedad, “según me informaron”.
PSCB 11D(1859-1865)F178.
[sin número]. JUAN.
Hubo 26 emancipados a quienes se bautizó con el nombre Juan en Humacao el 17 de
febrero de 1859 al momento de morir. Estaban distribuidos de la siguiente
manera entre los hacendados de Humacao:
16 con don Modesto Luznari; 6 en el de don José Carmona; y 4 en el de
don Pedro José Berríos. Fueron sepultados a la orilla del cementerio, hacia la
derecha de la puerta. PDNJH 14D(1859-1864)F15v.
[sin número].
RAMÓN. Se asignó este nombre a 27 varones consignados en Humacao a don Ramón
Pou cuando se les echó el agua del bautismo al momento de morir. Fueron
sepultados a la orilla del cementerio, hacia la derecha de la puerta. PDNJH
14D(1859-1864)F15v.
[sin número].
RAMONA. Se asignó este nombre a dos hembras consignadas a don Ramón Pou en
Humacao cuando se les echó el agua del bautismo al momento de morir. Fueron
sepultados a la orilla del cementerio, hacia la derecha de la puerta. PDNJH
14D(1859-1864)F15v.
[sin número]. LUIS.
Se asignó este nombre a seis africanos consignados a don Luis Rufat en Humacao cuando
se les echó el agua del bautismo al momento de morir. Fueron sepultados a la
orilla del cementerio, hacia la derecha de la puerta. PDNJH 14D(1859-1864)F15v.
[sin número],
EUGENIO. Se asignó este nombre a 12 africanos emancipados consignados al
depósito de la playa de Humacao cuando se les echó el agua del bautismo al
momento de morir. Fueron sepultados a la orilla del cementerio, hacia la
derecha de la puerta. PDNJH 14D(1859-1864)F15v.
[sin número],
FRANCISCO. Se asignó este nombre a tres africanos emancipados consignados a don
Salvador Córdova en Humacao cuando se les echó el agua del bautismo al momento
de morir. Fueron sepultados a la orilla del cementerio, hacia la derecha de la
puerta. PDNJH 14D(1859-1864)F15v.
[sin número],
FRANCISCA. Se asignó este nombre a una africana emancipada consignada a don
Salvador Córdova en Humacao cuando se le echó el agua del bautismo al momento
de morir. Fue sepultada a la orilla del cementerio, hacia la derecha de la
puerta. PDNJH 14D(1859-1864)F15v.
[sin número],
JOAQUÍN. Se asignó este nombre a dos africanos emancipados consignados a don
Joaquín Masfarré en Humacao cuando se les echó el agua del bautismo al momento
de morir. Fueron sepultados a la orilla del cementerio, hacia la derecha de la
puerta. PDNJH 14D(1859-1864)F15v.
[sin número],
RAMÓN. Se asignó este nombre a dos africanos emancipados en el depósito de
don Ramón Pou en Humacao, donde fueron
sepultados el 18 de febrero de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F15.
[sin número], JUAN.
Se asignó este nombre a dos africanos emancipados en el depósito de don Modesto Luznari en Humacao, donde fueron
sepultados el 18 de febrero de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F15.
[sin número], JUAN.
Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de don Pedro Berríos en Humacao, donde fue sepultado
el 18 de febrero de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F15.
[sin número], JUAN.
Se asignó este nombre a dos africanos emancipados en el depósito de don Modesto Luznari en Humacao, donde fueron
sepultados el 19 de febrero de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F15v-16.
[sin número], JUAN.
Se asignó este nombre a tres africanos emancipados en el depósito de don Pedro Berríos en Humacao, donde fueron
sepultados el 19 de febrero de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F15v-16.
[sin número],
FRANCISCO. Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de don
Salvador Córdova en Humacao, donde fue sepultado el 19 de febrero de 1859. PDNJH
14D(1859-1864)F15v-16.
[sin número],
JOAQUÍN. Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de
don Joaquín Masfarré en Humacao, donde
fue sepultado en febrero de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F15v-16.
[sin número], JUAN.
Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de don Modesto Luzmari en Humacao, donde fue
sepultado en febrero de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F16.
[sin número],
JOAQUÍN. Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de
don Joaquín Masfarré en Humacao, donde
fue sepultado el 25 febrero de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F16.
[sin número],
JOAQUÍN. Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de
don Joaquín Masfarré en Humacao, donde
fue sepultado el 26 febrero de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F16.
[sin número],
JOAQUÍN. Se asignó este nombre a tres africanos emancipados en el depósito de
don Joaquín Masfarré en Humacao, donde
fueron sepultados el 27 febrero de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F16-16v.
[sin número], JOAQUÍN. Se asignó este nombre a
un africano emancipado en el depósito de don
Joaquín Masfarré en Humacao, donde fue sepultado el 28 febrero de 1859. PDNJH
14D(1859-1864)F16v.
[sin número], JOAQUINA.
Se asignó este nombre a una africana emancipada en el depósito de don Joaquín Masfarré en Humacao, donde fue
sepultada el 26 febrero de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F16.
[sin número], JUAN.
Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de don Domingo Boltrés en Humacao, donde fue
sepultado el 26 febrero de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F16.
[sin número],
RAMÓN. Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de
don Ramón Pous en Humacao, donde fue
sepultado el 27 febrero de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F16.
[sin número], JUAN
FRANCISCO. Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de
Salvador Córdova en Humacao, donde fue sepultado el 25 febrero de 1859. PDNJH
14D(1859-1864)F16-16v.
[sin número], JUAN.
Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de don Modesto Luznari en Humacao, donde fue
sepultado el primero de marzo de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F16v.
[sin número], JOSÉ.
Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de don Domingo Beltrés en Humacao, donde fue
sepultado el 4 de marzo de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F17.
[sin número],
ANDRÉS. Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de
don Domingo Beltrés en Humacao, donde
fue sepultado el 5 de marzo de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F17v.
[sin número], JUAN.
Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de don Pedro José Berríos en Humacao, donde fue
sepultado el 7 de marzo de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F17v.
[sin número],
FRANCISCA. Se asignó este nombre a una africana emancipada en el depósito de
Salvador Córdova en Humacao, donde fue sepultada el 8 de marzo de 1859. PDNJH
14D(1859-1864)F17v-18.
[sin número],
JUANA. Se asignó este nombre a una africana emancipada en el depósito de
don Luis Rufat en Humacao, donde fue
sepultada el 8 de marzo de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F17v-18.
[sin número],
RAMÓN. Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de don
Ramón Pou en Humacao, donde fue sepultado el 8 de marzo de 1859. PDNJH
14D(1859-1864)F17v-18.
[sin número],
RAMÓN. Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de don
Ramón Pou en Humacao, donde fue sepultado el 10 de marzo de 1859. PDNJH
14D(1859-1864)F18.
[sin número],
RAMÓN. Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de don
Ramón Pou en Humacao, donde fue sepultado el 11 de marzo de 1859. PDNJH
14D(1859-1864)F18-18v.
[sin número],
RAMONA. Se asignó este nombre a una africana emancipada en el depósito de don
Ramón Pou en Humacao, donde fue sepultada el 11 de marzo de 1859. PDNJH
14D(1859-1864)F18-18v.
[sin número],
ANTONIO. Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de don
Pedro Berríos en Humacao, donde fue sepultado el 19 de marzo de 1859. PDNJH
14D(1859-1864)F18v-19.
[sin número], JUAN.
Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de don Luis Rufat
en Humacao, donde fue sepultado el 21 de marzo de 1859. PDNJH
14D(1859-1864)F19.
[sin número],
MACROBIO. Junto a otros tres emancipados fue mencionado en correspondencia de
Guillermo Lindegren al gobernador el 23 de abril de 1862 como “perjudiciales,
en razón a que se resisten hasta a los trabajos más comunes.” Macrobio en particular es señalado por estar
constantemente prófugo, y ser un mal ejemplo a emancipados y esclavos. Picó, San
Fernando de la Carolina. Identidades y representaciones. Página 58.
[sin número],
ATILANO. Junto a otros tres emancipados fue mencionado en correspondencia de
Guillermo Lindegren al gobernador el 23 de abril de 1862 como “perjudiciales,
en razón a que se resisten hasta a los trabajos más comunes.” Picó, San
Fernando de la Carolina. Identidades y representaciones. Página 58.
[sin número],
CELEDONIO. Junto a otros tres emancipados fue mencionado en correspondencia de
Guillermo Lindegren al gobernador el 23 de abril de 1862 como “perjudiciales,
en razón a que se resisten hasta a los trabajos más comunes.” Picó, San
Fernando de la Carolina. Identidades y representaciones. Página 58.
[sin número],
APOLONIA. Junto a otros tres emancipados fue mencionada en correspondencia de
Guillermo Lindegren al gobernador el 23 de abril de 1862 como “perjudiciales,
en razón a que se resisten hasta a los trabajos más comunes.” Picó, San
Fernando de la Carolina. Identidades y representaciones. Página 58.
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emancipados identificados en estas actas ---
Apéndice 2
Relación de los individuos
prófugos que procedentes del Brik Barca Majesty
ingresaron en el presidio de la Plaza el 15 de noviembre de 1859, sentenciados
a cuatro años por trato ilícito de negros africanos.
1.
Don Juan
Nuñell y Cor—os
2.
Manuel Jordán
3.
Bonifacio
Norzagaray
4.
José
Vecino
5.
Manuel
Decastro
6.
José
González
7.
Daniel
Smit
8.
Bartolomé
López
9.
Francisco
Rogers(en otro segmento se le llama Rotger y se le identifica como marinero,
con 18 pesos mensuales de salario)
10. Bartolomé Ferrer
11. Ignacio Labilva
12. Francisco Antonio Varela
13. José Rodríguez
14. Tomás Ureña
15. José Cortés
16. Fernando Domingo Gutiérrez
17. José Silva
18. Vicente Rodríguez, o sea, Juan Antonio Maldes
19. Casimiro Fernández
20. Juan Antonio González
21. Francisco Ignacio
22. Domingo Serrano
23. Juan Ramonde
24. Pedro Rovira
25. Antonio Villamil
26. Enrique Eton
27. Nicolás Lovis
28. José Rentel
29. Antonio Mayol
30. Luis Romeu
31. José Bernardo
32. Alejandro Gorea.
33. Antonio Mayol
Reos que habían fallecido
1.
Jorge
Guillermo
2.
Juan
Quirós
3.
Miguel
Sierra
4.
Cayetano
Muñoz
5.
Ezequiel
Aceval
6.
Francisco
Ramírez (identificado por separado como pasajero)
Nombres de algunos de los
tripulantes de la barca Majesty,
arrestados y condenados a cárcel que aparecen en la documentación, fuera del
listado.
1.
Capitán
don Rafael
2.
Piloto:
don Carlos; de estatura regular, fornido, ojos pardos, 38 años, poblado de
barba. Prófugo.
3.
Piloto:
Don Juan alias Don Francisco. Prófugo.
4.
Contramaestre
(también conocido como uno de los jefes):
Don Federico
5.
Capitán
Renfil, español, regular de estatura, algo delgado, pelo castaño, rostro
tostado y poca barba.
Otros acusados
Don Gerónimo Gobart y
Cornos
Testigos
Don Domingo Bertres,
vecino de Humacao
Apéndice
3
Contrato
de consignación de emancipados
Superior Gobierno, Capitanía General y
Superintendencia delegada de Real Hacienda de Puerto Rico. Negros emancipados. Póliza número 194. Mujeres de la segunda edad. El gobierno superior de la Isla en uso de sus
facultades hace entrega en este día a don Luis Mariani, vecino de Patillas, en
el Séptimo Departamento, del negro emancipado Beatriz, cuya filiación y señas
particulares se expresan al margen para que lo tenga en su poder por término de
cinco años contados desde esta fecha, que cumplirán el día 22 de marzo de
1864. El expresado don Luis Mariani, en
virtud del presente documento, contrae la obligación de instruir al referido
emancipado en los dogmas de la Religión C.A.R., con exclusión absoluta de otra;
enseñarle todas las obligaciones de un buen jornalero, y asistirle con el
alimento y vestido según las costumbres del país, curándole en todas sus
enfermedades; ocuparle en los días y horas marcadas por los reglamentos y
disposiciones de los festivos, si no en los casos únicos que lo permiten los
mismos reglamentos, sin que por ningún pretexto pueda el precitado don Luis
Mariani transmitir ni traspasar a persona alguna esta concesión; contrae además
la obligación garantida de satisfacer a la Caja general de emancipados la
cantidad de 24 pesos por semestres anticipados, que equivale al valor del
salario del emancipado a razón de 4 pesos al mes, y además la suma de 25 pesos
por una vez para gastos del depósito y administración del ramo; quedando además
el consignatario advertido del exacto cumplimiento del reglamento provisional
publicado en 26 de febrero último de que se le entrega un ejemplar, y de que ha
de devolver el emancipado el mismo día que cumpla los cinco años, bajo las
penas que se establezcan. Para constancia firmo la presente en Puerto Rico a 22
de marzo de 1859…
Apéndice 4
Reportaje de los hechos del
Majesty en el periódico español La Época.
Edición del 5 de abril de 1859, número
3065.
La Gaceta oficial anuncia haber varado en la noche del 4 de febrero en
las costas de Humacao una corbeta, cuyo nombre no se dice, y que conducía a
bordo unos 600 africanos. Ocurrió el
naufragio en un bajo próximo a la Punta de Candelero, y aun cuando el barco
disparó cinco cañonazos y enarboló un farol, pidiendo auxilio, nadie acudió a
prestárselo por escasear el vecindario en aquellas inmediaciones.
Pero cuando fui de día y se supo lo ocurrido, acudieron las autoridades
al lugar del naufragio y encontraron enferma a casi toda la tripulación del
buque. Se les dijo que el capitán y el
contramaestre habían muerto en la travesía, así como algunos marineros. “Practicadas las operaciones de ordenanza,
dice de Humacao el corresponsal del boletín con fecha 6, fueron conducidos a la
real cárcel 27 de los tripulantes, y anoche a las ocho tuvo efecto el
desembarco de los negros, que, según he oído decir, pasa el número de 600. El buque no sé cómo se llama, y sobre él sólo
podré asegurar a V. que es famoso por su construcción y estado y que una de las
redondas de proa lleva como señal un T.”
El vapor de S.M. Hernán Cortés fue a recoger a los bozales, y les
condujo a la capital, donde se construyeron expresamente barracones y
enfermerías para ellos. El gobierno
había pedido informes a los corregidores y alcaldes de la isla para repartirlos
a título de emancipados, entre los agricultores más necesitados de brazos para
las faenas del campo.
Decíase que la Gaceta publicaría en breve la disposición del capitán
general fijando el día en que habría de salir a la visita política del presente
año a la isla.
Se había encargado de la secretaría general del gobierno y
superintendencia de la isla el Sr. D. Francisco Javier Serrano y Torres,
nombrado por real orden de 26 de octubre del año anterior.
Fuente: Biblioteca Nacional Española. Hemeroteca
Digital.
Apéndice
5
Datos
biográficos sobre algunos de los protagonistas del incidente del Majesty,
incluyendo oficiales reales y hacendado.
Policarpo Álvarez fue
gobernador del Castillo del Morro. En
1861 era comandante de infantería. En
1846 había recibido nombramiento de Caballero de la Orden de Isabel la
Católica, siendo ayudante mayor del Regimiento de Infantería Primero de
Cataluña del ejército de Puerto Rico.
Manuel Arzuaga era
peninsular, identificado como “rico comerciante y mayor contribuyente como
propietario que ha desempeñado el cargo de Cónsul del Tribunal de Comercio, y
varias veces el de vocal del Ayuntamiento”.
Para 1861, residía en Puerto Rico hacía seis años. Fue nombrado por la
Reina consejero de Administración de la isla en 1867. En la propuesta para el puesto, al igual que
a los otros dos candidatos, se le reseñó como sigue: “…en esta Capital donde
corresponden las vacantes es difícil encontrar personas más aptas, más
adornadas de excelentes cualidades morales, de más experiencia en los asuntos
locales ni que puedan contribuir mejor a la completa ilustración de los que se
señalan al Consejo de Administración…”.
Bartolomé Elzaburu fue
nominado y nombrado prior del Tribunal de la Audiencia de Puerto Rico en 1858. Elzaburu y compañía surgió de la alianza de
don Bartolomé Elzaburu y don José Aranzamendi. Los Aranzamendi eran importantes dueños de
esclavos en San Juan, según se evidencian las defunciones de sus esclavos en
San Juan en la primera década del siglo.
José Ignacio Esquiaga
era natural de Guipúzcoa, y llegó a Puerto Rico huyendo de la revolución
venezolana. Esquiaga y Compañía fue
fundada y manejada por las familias vascas Ezquiaga e Isaguirre, siendo una de
las compañías comerciales más grandes de San Juan a mediados del siglo
XIX. En 1832 había reclamado a su
sobrino, José María Izaguirre, para que lo ayudara en el negocio.
Comerciaban con harinas desde el puerto de Santander.
Guillermo Lindegren
aparece como administrador de la Hacienda Buena Vista. El apellido nos es
familiar, porque quien pensamos que es su padre, Juan Lindegren, sueco de
nacimiento, fue cónsul británico en Puerto Rico entre 1844 y 1855. Juan Lindegren había sido un importante
comerciante antes de venir a nuestra isla.
Ha debido ser a través de las relaciones de su padre que el hijo
terminara a cargo de esta importante hacienda.
Juan Bautista Machicote e Irizarry, Marqués de Machicote, fue alcalde delegado de Carolina, nombrado con
el gobernador Juan Laureano Sanz en 1871 y 1874. Era navarro, y estaba casado con doña Andrea
Pinatel, con quien tuvo un único hijo llamado Juan José Machicote. En 1861 se le identifica como representante
de la Sociedad Mercantil “Viuda de Irizarry y Compañía”. Fue nombrado consejero de la administración
de la isla por real decreto en 1867. En 1871, “en atención a los grandes méritos,
a la lealtad y notables servicios prestados a la causa de España en Puerto
Rico”, se le otorgó la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica. Entre sus méritos se menciona que había sido
delegado por la provincia de Puerto Rico a las Cortes. Murió el 14 de agosto de 1881. En 1882, se le concedió a su hijo, Juan José
de Machicote Pinate, la sucesión en el título de Marqués de Machicote.
Joaquín Masferrer Fraxedas. (Masfarré, por su pronunciación
catalana). A través de su esposa, doña Concepción Berríos de la Rosa, don
Joaquín Masfarré, inmigrante catalán, natural de Mataró, era propietario de la
Hacienda Santa Teresa, situada en el barrio Río Abajo de Humacao. En 1885, la
hacienda contaba con una superficie de 856 cuerdas de terreno. Con
800 cuerdas en 1890, ocupaba el 25% del área total del barrio Río Abajo de
Humacao. Masfarré
y Pou eran catalanes casados con dos hermanas, siendo éstas hijas de don Román
Berríos Martínez y doña Josefa de la Rosa Díaz. Otra hermana estaba casada con
don Fermín de Thomas, otro personaje de este caso.
Ramón Pou y Busó era
natural de Sant Feliú de Guixols en Cataluña. Era hijo de Juan Pou y Beltrán y
de Escolástica Busó Bas. Su padre había solicitado en 1820 pasar a Cuba; en
1830, estableció un negocio de pulpería en Naguabo. Sus hermanos Francisco y Juan habían pasado a
Puerto Rico a unírsele al padre en la isla. Para 1864 tenía la Sociedad
Mercantil “Ramón Pou y Busó” en Humacao.
Fermín de Thomas estaba
casado con doña Rosa Berríos de la Rosa, hermana de Petronila, la esposa de don
José María Ríos, otro de los implicados en el caso de contrabando de africanos,
y de Concepción, esposa de Joaquín Masferrer Fraxedas, hacendado de Humacao que
recibió consignación de emancipados. En 1888, su hijo Fermín Thomas Berríos era
interventor del correo y contable de la Aduana de Humacao.
Nicasio Viñas y Oliver llegó a Puerto Rico en 1838 como militar.
Era alcalde de Carolina en 1859 cuando se asignaron los africanos emancipados a
las diferentes haciendas carolinenses. Nació en Canarias. Fue
bautizado en la villa de Santa Cruz de Santiago de Tenerife, hijo legítimo de
don Antonio de Lugo y Viña, subteniente de Milicias Provinciales, natural del
puerto de la Orotava, y de doña María de los Dolores Oliver, natural del mismo
pueblo. Su carácter quedó retratado en una recomendación que el Intendente de
Hacienda sometió a la reina en 1839 relacionada a la administración de este
hospital, donde se le enumeraban sus atributos:
“las pruebas infatigables, buena disposición, rectitud e incorruptibilidad,
méritos y servicios que ha contraído a su lado don Nicolás (sic) Viñas, le han
impelido a nombrarle para que sirva aquel destino.” Era
inspector del Real Hospital de San Juan en 1841. En 1842 se aprobó que además de Inspector del
Hospital, ejerciese el cargo de Comisario de Guerra, a pesar de las objeciones
del Intendente.
Dejó el puesto de Inspector del Hospital en 1852, cuando solicitó viajar a la
península a recuperar su salud de una “congestión cerebral” de que adolecía.
Casó cuatro veces durante su vida, según lo declara en el testamento realizado
en 1862, teniendo diez hijos en total.
Falleció el 8 de abril de 1863; en 1864, su viuda, doña Francisca Mercado,
solicitó pensión; doña Francisca era hija de don José Mercado y de doña María
Matías de Vizcarrondo.
En su testamento declara los nombres de sus esposas e hijos.
Lorenzo Vizcarrondo Ortiz de Zárate, nacido en Puerto Rico, fue alcalde en la fundación de Carolina el 31
de enero de 1857, y en 1876 y 1877.
Pertenecía a una de las familias más poderosas e influyentes de la
región norte oriental. Estaba casado con
doña Manuela Mongrand. Uno de sus hijos,
don Lorenzo de Vizcarrondo Mongrand, fue el fundador de la parroquia de San
Fernando. Sobre
la relación de la familia Vizcarrondo con las tierras, García Colón ha dicho
que “La familia Vizcarrondo estuvo emparentada con la familia Andino,
propietarios del Hato de Hoyo Mulas, en el partido de San Miguel de Trujillo, y
durante el siglo XIX figuró entre el grupo de hacendados más prominentes de la
jurisdicción de Trujillo Bajo. En este
partido estableció las haciendas San José, Santa Bárbara y La Monserrate.”
Periódico La Época,
edición del 5 de abril de 1859, Año XI, número 3065; La España, edición del 7 de abril de
1859, Año XII, número 3881; (ambos en la Hemeroteca Digital de la Biblioteca
Nacional Española).
AHN. Ultramar, 5079, Exp. 16.