martes, 26 de septiembre de 2023

A veces llegan cartas

 A veces llegan cartas

            La obra literaria Humacao: cartas y telegramas (1936-1948) nos traslada a la dura época que vivió el pueblo durante este duro periodo histórico.  A través de esta obra, el historiador humcaeño,  Dr. Miguel Correa nos remonta en el tiempo para que podamos observar bien de cerca los entretejidos de paisajes sociales llenos de una viva historia social.  Nos sacude la sensibilidad humana  los emotivos reclamos, suplicas y demanda de un pueblo que vivió momentos de escasas limitaciones y penumbras.  

                        El Dr. Correa nos lleva de su  mano investigativa para que nos sumerjamos en esta época que les tocó vivir a los humacaeños. La historia se registra a través de una  selección de cartas y telegramas  que nos testimonian los temores, resignaciones y las  esperanzas del pueblo.

 Nos recuerda el autor que las esperanzas estaban todas puestas en un líder que respiraba y alimentaban unas ilusiones de un futuro promisorio. Se agenciaba a su paso el respaldo del pueblo. Ese líder al cual el pueblo de Humacao como el resto del país deposito su confianza lo fue don Luis Muñoz Marín. En el 1938 funda el PPD y ya para el 1940  logra llegar a la presidencia del Senado y se convierte en la principal figura en la política puertorriqueña.

            Desde su puesto en el  Senado Muñoz promueve grandes cambios de naturaleza social y económica. Su llegada a la silla coincidió con  la coyuntura del Nuevo Trato. Se diligencia importante cambios como la reforma agraria, se energiza la isla, se establece la Junta de Salario mínimo. En Humacao se reorganizó el sistema educativo, el sistema de comunicación y el cuerpo de bomberos y de seguridad policíaca. Se designaron los nombres de las calles, se desarrollaba un comercio local que comienza a florecer.

 

            Sin lugar a dudas Muñoz cada vez más se entroniza en el poder cual adalid del progreso y promotor de cambio. Surge como una alternativa a las gastadas figuras políticas de  la época.  Se asoman movimientos de cambios estructurales en la economía movido por una política de incipiente industrialización.

            La figura de Muñoz es interesante porque no solamente es el pueblo quien lo considera como su salvador sino que el mismo a si lo dice. Recordemos su famosa frase “The destiny of Muñoz Marín and the destiny of Puerto Rico are inseparable¨. 

De  manera que esos años de 1935 a 1940 es un periodo donde la política norteamericana intento disminuir el desasiego social y la amenaza de los obreros y el Partido Nacionalista.  El pueblo pone totalmente la confianza  en Muñoz.  Su predica se centra en lograr que el pueblo despierte. Muñoz interpela al pueblo. Es el promotor de la PRERA  y la PRA. Visito los barrios de Humacao, converso en el batey con los jíbaros. Recordemos que en Humacao contaba entre otros con el liderato de Dionisio Casillas. Le pedía el voto al pueblo para llevar al pueblo su máxima de Pan, Tierra y Libertad.  Como el señalaba iba en contra de los colmillús y los intereses ausentistas del azúcar que dominaban al país.

            Ese es el escenario económico  donde se asomaban aires de cambios e innovaciones, donde el gobierno es el principal gestor a través de reformas institucionales. En Humacao al igual que todo PR se comienza a sentir los efectos de la industrialización.  Como sabemos la agricultura comienza a perder su importancia económica.

            Es dentro de ese marco de súbitos cambios que al autor nos mueve a mirar la situación social del pueblo de Humacao.  Estos cambios que se advierten todavía estaban amarrados a los vestigios de la vieja clase dominante y a la de los  políticos inescrupulosos que intentaban mantenerse en el poder.

           

            Miguel Correa recurre a su profunda sensibilidad histórica para sacudirnos con los hallazgos sociales que nos develan estos documentos. Nos introduce por las calles de un pueblo donde a su paso se percibe  el dolor que sufre la gente de carne y hueso ante la situación de pobreza extrema de la época. Observamos con transparencia grafica a un pueblo plagado de sufrimiento. Escuchamos el grito de reclamo de justicia contra la miseria y mendicidad en la cual el sistema socio-político imperante mantenía al pueblo.

            De esta manera nos enteramos de los reclamos del pueblo al Senador Luis Muñoz Marín en asuntos como servicios de agua potable, salud, vivienda. Le cursan carta solicitando ayuda particular para enfrentar los embate de la pobreza sobre todo durante el periodo de la guerra.  Otros asuntos que los humacaeños  trajeron a la atención del Senador lo fue la situación económica. Se le planteo  la situación de  las centrales azucareras,  el puerto de Punta Santiago, la reforma contributiva, la situación de la construcción y de las carreteras.

Los reclamos de los obreros y la denuncia por las injusticias de parte los opresores e inescrupulosos que abusaban de la gente humilde del pueblo fueron otros de los asuntos que se le comunica a Muñoz. Como señala el Dr. Correa “Por estos y otros motivos las cartas y telegramas enviadas al Capitolio servían de catarsis a sus miserias colectivas”.

Dentro de ese escenario surge la figura imponente del padre Juan Vicente Rivera Viera.  El padre mostró su fortaleza de carácter, entereza moral y firmeza en la defensa de su pueblo. Se convierte en el portavoz de sus sueños y levanto la voz a favor del oprimido. La riqueza espiritual que vestía.

Merece atención aparte la manera como encausas sus peticiones. Refleja un compromiso social y espiritual sin igual. Sus cartas están llenas de amor por el prójimo. Mostró un afán inagotable por el desarrollo de su pueblo en dimensión social, política y cultural.  Toma como norte hacer tangible la situación de opresión que sufría el pueblo.

El padre Rivera gesta toda una obra admirable. Dedica energía a causas más humanas del pueblo, todas ellas centradas en la búsqueda de la justicia y el fortalecimiento por la devoción que le unía a su pueblo.  Sin lugar a duda su gestión abarca una dimensión sociológica digna de estudiarse con detenimiento.

 

Ya para concluir diremos que esta obra del amigo  Miguel Correa es una aportación a la riqueza de la historiografía puertorriqueña.  Nos permite observar la historia de vida de un pueblo.  Como nos dice Fernando Picó “pero esperar a que estos temas dejen se tener actualidad para entonces abordarlos historiográficamente es abandonar el cometido mismo de la historia, que es tratar de comprender el pasado y para poder entender el presente”.

 

Por: Prof. Félix Báez Neris

Reseña del libro Humacao: Ataques e invasiones (1493-1898)

 Reseña del libro Humacao: Ataques e invasiones (1493-1898)

 

La nueva historiografía puertorriqueña ha realizado múltiples estudios sobre nuestros taínos que incluyen miradas sociales, económicas, religiosas y políticas. Las investigaciones cubren aspectos como conquista, colonización y destacan  las formas de resistencia nuestros taínos, las relaciones entre taínos y caribes así como la de las relaciones con el colonizador español. De igual forma hemos examinados textos que abarcan las formas de esclavitud y la organización de estructuras políticas y económicas que se establecieron desde el s. XV en adelante.

 

En esa línea de análisis nos llega el libro Humacao: Ataques e invasiones (1493-1898) de amigo Miguel Correa para continuar abundando a esas reflexiones de nuestro pasado.  Pero hay un elemento muy particular que el amigo Miguel le imparte a la obra. Para mi satisfacción es una mirada de gran sensibilidad humana con que aborda los temas. Devela una preocupación que no es nueva en él, ya que nos tiene acostumbrados en sus obras anteriores.  Lo que planteo de entrada es lo siguiente: Correa logra llamar la atención sobre la necesidad de abordar los documentos históricos y de traducirlos en un lenguaje que llegue al pueblo. Ahí mi parecer el primer acierto de este libro.  El autor logra desmenuzar documentos áridos y fríos para trasformar la historia en una amena, clara, entendible que caracterizan su estilo historiográfico. Su obra devela un profundo amor, respeto y admiración por nuestros ancestros.

En ese sentido la obra es apropiada para que la presente generación de jóvenes puedan accederla y leerla con facilidad.  El otro aspecto valioso de la obra es su pertinencia para todos los humacaeños. Lo antes dicho supone que su trabajo ya es lectura obligada para nosotros.

 

Para mi satisfacción particular me dio mucho gusto que la obra se le dedique al querido amigo Alberto Rodríguez y que el prólogo recayó en otro buen amigo, Marianito Rodríguez. Además,  con esta obra Miguel valida su compromiso con el entrañable amigo e historiador  Salvador Abreu Vega.

 

Yo apuntalaré de entrada que mi mirada crítica persigue la intención de destacar algunos puntos de  la obra con toda la intención de provocar  el interés en ustedes para que aprecien la obra en su totalidad.

 

Entremos entonces en el análisis propio del texto que consiste, en primer lugar, de un excelente prólogo del amigo Marianito Rodríguez.  Luego el libro nos lleva por el Mar Caribe y Las Antillas, Taínos y Caribes, Piratas, Corsarios y Filibusteros, Ataques e Invasiones, Luisa de Navarrete…. ¿Espía? Fundadores y Pobladores, La Creación  de un Pueblo, Humacao ,Progreso y Civilización, Epílogo.

 

 

Correa destaca el Mar Caribe y Las Antillas; la importancia de las Islas Antillanas dentro de los intereses y rivalidades de las potencias de la época. Es decir que las potencias mundiales inician el  siglo XX con una mirada hacia el Caribe para iniciar sus proyectos de desarrollo capitalista, mientras que en las Antillas se da una integración como secuela del desplazamiento de miles de aborígenes taínos y caribes.  Aborda la rebelión que ocurre en los terrenos del dominio Jumacao en el 1524. Destaca la gran resistencia que dio en nuestro litoral y la defensa férrea de nuestros taínos liderada por Jumacao. A esa lucha de resistencia se sumaron los ataques e invasiones de corsarios y piratas. En el caso de Puerto Rico se destaca la figura de Miguel Henríquez (fue el puertorriqueño posiblemente más importante de la época). Los invito a que lo conozcan… los dejo con la interrogante…

 

En Taínos y Caribes

 

Destaca la organización social y económica de taínos y caribes. Miguel, como buen maestro nos lleva a través de unas preguntas claves para internalizar y concienciar al lector sobre unos aspectos muy valiosos de taínos y caribe. Así nos dice: “nuestros ancestros demostraron ser defensores de su libertad”. Y continua señalando “con su intimidación de los europeos, los tainos y caribes desarrollaron un sentimiento  profundo de tensión y agresividad que surgió cuando se sintieron amenazados, frustrados y confundidos. Fueron sus emociones que produjeron abundantes energías que en ocasiones desembocó en violencia y agresión física”.

 

Los países europeos continuaron los ataques e invasiones de sus piratas, corsarios y filibusteros en las costas de Borinquen persiguiendo, quemando Yucayeques, apoderándose de sus tierras  y ocupándolas.  Los taínos se sintieron protegidos porque confiaban en los caribes. Repudiaron los ataques y se defendieron con todas sus armas.

 

Por otro lado los gobiernos monárquicos acusaron a los caribes de carnívoros.

Miguel nos advierte que ese miedo que infundieron sobre los Caribe y la construcción de carnívoros? era de vital importancia para  justificar no sólo la conquista del caribe, sino también a legitimar la  estigmatización a grupos amerindios acusados de consumir carne humana.

 

 

Piratas, Corsarios y Filibusteros

 

Miguel nos ilustra de igual manera sobre los principales ataques de piratas y corsarios ingleses, holandeses y franceses como Francis Drake y John Hawkins, Conde Cumberland, George Clifford,  Balduino Enrico entre otros.

 

Vale la pena volver sobre el significado de estos funcionarios. Pirata ladrón que roba en el mar,  Corsario el que dirigía una nave armada y Filibustero a cargo del ejercito que se encargaba de tomar por las fuerza particularmente los barcos españoles. Estaban a merced de las metrópolis.  Muchos se hicieron muy ricos y poderosos.

 

El Cacique Jumacao lucha contra estos intrusos en su litoral.

 

 

Ataques e invasiones

 

Miguel nos apunta un hecho importante cuando nos apuntala lo siguiente, “Puerto Rico no fue conquistado nunca, porque los taínos y caribes rechazaron los ataques e invasiones de los españoles, ingleses, franceses y holandeses y evitaron los doblamientos en más de una fecha histórica”.

 

Aquí se resalta la resistencia centrada desde la ribera del Jumacao y la costa de Punta Santiago.

 

Luisa de Nabarrete   ¿Espía?

 

Luisa fue una joven negra nacida en la isla, mulata de gran atractivo físico y sexual, fue capturada de la región de Humacao por los caribes y por cuatro años vive con los caribes. Ella narra las supuestas atrocidades de los caribes.  Sin lugar a dudas es un capítulo interesantísimo y que usted debe leer…

 

Fundadores y pobladores

 

Nos dice el autor que hay tres errores imperdonables que España cometió con Boriquén ignorar, descuidar, desdeñar la historia, las costumbres, las tradiciones, la lengua, el arte la religión en una palabra la identidad taína.

 

Enfatiza los enigmas en la historia de Humacao ya que parece irónico el desempeño económico que tuvo el litoral comparado con las abundantes minas de oro en el caudaloso río.

 

La creación de un pueblo

 

El autor nos recuerda la riqueza natural y estratégica de Humacao. Sus ríos  y mares son muy propicios para el comercio y la agricultura de subsistencia. Punta Santiago fue bautizada 1514 y poblada en honor al apóstol Santiago. Los taínos reclamaron su territorio comandado por caciques Yaureybo, Cacimar, Daguao y Jumacao. Desmantelaron totalmente el poblado que establecieron los españoles invasores.

 

A qui Correa nos narra de una manera exquisita los sucesos que acaecieron y la valentía de los taínos y caribes. De igual manera las estrategias militares utilizada por Juan Ponce de León para enfrentar la guerra de los taínos y caribes.  Las luchas duraron desde 1911 hasta 1530.

 

La monarquía tuvo que reclutar más gente para poblar y recuperar los territorios. En el año 1520 llegó Fray Bartolomé de Las Casas con la misión de evangelizar a los nativos.

 

Nos narra el triste episodio cuando capturan al cacique Jumacao. Fue sometido a las autoridades españolas.

 

Por otra parte los invasores enfrentaron la furia de la naturaleza. Los huracanes atacaron con toda su fuerza al invasor. Estas razones, nos dice el autor, hicieron  que Humacao no tuviera una fecha más antigua para su fundación y hubo que esperar a que la corona española estableciera  las condiciones para declararlo como pueblo oficialmente en el año 1791 y dos años más tarde se declara parroquia Dulce Nombre de Jesús. De otro modo Punta Santiago hubiese sido el tercer poblado de la isla para el año 1514.

 

Humacao: progreso y civilización

 

En este capítulo el autor nos trabaja los aspectos significativos que dieron marcha al desarrollo económico de la Ciudad.  Destaca los aspectos culturales y sus manifestaciones.  De igual manera destaca la contribución de las familias que eran dueñas del capital y que se establecen aportando al desarrollo de la Ciudad.

 

Un dato interesante que se resalta lo es la llegada de los chinos y su contribución a la agricultura, a las construcciones ferroviarias y a caminos vecinales de Humacao. En el año 1870 los chinos de este litoral adquieren su independencia de los hacendados.

 

En1816 se declara a Humacao Cabecera de Distrito por el auge económico que alcanzó. Como dato interesante en el año 1870 ocurre el primer sorteo de la lotería Municipal de Humacao.

 

 

En el epílogo el autor apuntala su objetivo central con este libro que es y cito :“Con esta historia se ha podido comprender que Humacao fue atacado e invadido en 1493, 1514, 1721 y 1898  por imperios indignos de sus nombres que con sus ataques e invasiones continuos explotaron y colonizaron poblaciones de razas puras, dignas y útiles con una vida común y corriente de la que se sentían  parte de la humanidad.

Humacao ataques e invasiones 1493- 1898 recuerda el tesón y valentía del Cacique que preservó su nombre”.

 

 

 

Prof. Félix Báez Neris

1 de junio de 2010

Humacao, Puerto Rico

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Escucha el Programa Por la vereda cultural donde conversamos sobre el libro El País que queremos y sobre la actividad dedicada a don Juan Peña Reyes

 Entrevista a Luis Toro Goyco relacionada con el libro El país que queremos. Además se entrevista a Luis Pérez sobre la actividad dedicada a don Juan Peña Reyes.

Acceden al Programa Por la vereda cultural, pulsando aqui

Entrevista al historiador Dr. Miguel Correa

A continuación podrán escuchar la Entrevista al historiador humacaeño Dr. Miguel Correa. 

Afrodescendia en Humacao

 

A continuación podran disfrutar de l programa Por la vereda cultural dedicado a la Afrodescendencia en Humacao. Congreso de la Bomba Puertorriqueña. Con la participación de Melanie Maldonado, Vilma Pintor, José Cepeda y Jesús Cepeda.
Haga click aqui para escuchar el Programa.

martes, 12 de septiembre de 2023

Los africanos emancipados del barco Majesty en 1859: el contrabando de esclavos frente a la prohibición de la Trata en Puerto Rico.

 Los africanos emancipados del barco Majesty en 1859: el contrabando de esclavos

frente a la prohibición de la Trata en Puerto Rico. 

 

                                                                       Luis R. Burset Flores

En Puerto Rico celebramos oficialmente la abolición de la esclavitud de 1873 como el acto que dio fin a tan aborrecible práctica.  Es menos lo que se conoce sobre la prohibición de la trata negrera medio siglo antes.  Bajo presiones de Gran Bretaña, España había acordado prohibir la trata de esclavos desde 1820. [1]  Por un lado, el discurso oficial de los gobernadores seguiría al pie de la letra los procedimientos establecidos en los acuerdos anglo-españoles.  Por otro, los comerciantes puertorriqueños, familiarizados con el contrabando, se ingeniarían estrategias para continuar introduciendo esclavos ilegalmente, supliendo a las grandes haciendas de mano de obra esclava.

En 1859, el barco negrero Majesty fue capturado en las costas de Puerto Rico intentando burlar la prohibición de la trata.  Se trataba de introducir a la isla alrededor de 800 negros bozales para venderlos como esclavos.  El caso del Majesty nos permite conocer detalles sobre la prohibición de la trata, los esfuerzos españoles por burlar el acuerdo sin malograr sus relaciones con Gran Bretaña, y el proceso administrativo que se seguía con los africanos incautados a los contrabandistas.[2]  Aunque este caso ha sido reseñado por varios historiadores, pretendemos darle una mirada panorámica y a la vez exhaustiva.[3]  Más importante aún para nosotros será destacar a los protagonistas de este acontecimiento, que incluyeron al gobernador, los oficiales reales, los cónsules extranjeros, los hacendados, los tratantes de negros y los africanos mismos que murieron o fueron emancipados tras la captura del barco.   

La prohibición española de la trata respondió a la fuerte presión que el gobierno inglés ejerció sobre otras potencias europeas tras prohibirla a sus propios súbditos en 1808.  Esta política encontró resistencia en las Antillas, porque fue percibida como una estrategia británica para debilitar la floreciente economía azucarera cubana.[4] Dos factores habían beneficiado el desarrollo y fortalecimiento de la industria azucarera local: las guerras de independencia de Haití y Latinoamérica, y la Real Cédula de Gracias.  Puerto Rico llegó a ocupar el segundo lugar en las Antillas como productor de azúcar, después de Cuba.[5] 

Una de las consecuencias del desarrollo de la industria azucarera en Puerto Rico fue la concentración de tierras en pocas manos.[6]  Se consolidó la élite económica de Puerto Rico, beneficiada por las políticas de liberalización del régimen de tierras y el fortalecimiento de propietarios a expensas de los pequeños productores.[7] En lo que resultó ser un esfuerzo coordinado, las gestiones políticas británicas dirigidas al Gobierno estuvieron complementadas con propaganda ideológica dirigida al pueblo español. 

En 1865, se publicó un libro titulado La esclavitud y el tráfico de esclavos; sus efectos sobre la condición de los naturales de África.[8]  Este libro intentaba crear conciencia sobre la humanidad de los pueblos africanos que eran objeto de la trata.  Presentaba además datos sobre sus principales grupos étnicos, sus religiones y la extensión de sus reinos.  Tenía una dedicatoria al pueblo español, firmada solamente por “Un inglés”, que deja claro la intención del libro:

"...Al pueblo Español, respetuosamente dedicamos el presente folleto, en la creencia de que ignorando lo ocurrido en otras partes, fuera de España, y desconociendo sus terribles efectos sobre el género humano, han permitido tanto tiempo, y lo permite aun hoy legalmente su Gobierno, sostener una injusticia que otras naciones y Gobiernos Cristianos han reconocido y desechado ya como un crimen; y con la esperanza asimismo de que no faltarán entendimientos nobles y activos que salgan a la palestra y se dediquen a investigar si estas cosas son realmente ciertas (como las exponemos en este folleto), con la determinación de no cejar en su propósito hasta que logren borrar el oprobio que pesa sobre el pueblo Español (nación por lo demás civilizada y que profesa ser miembro de la Iglesia de Jesu Cristo), por estar envuelto con la complicidad de su Gobierno en sostener la esclavitud y el tráfico de esclavos.."..[9]

 

España pronto cedió en papel a las presiones británicas.  En 1817 firmó un tratado por el cual se comprometía a “no traficar con esclavos, ni llevarlos a Cuba y Puerto Rico, a partir del 30 de mayo de 1820”.  A cambio, España recibió una indemnización de 400,000 libras esterlinas.[10]  El gobierno español parecía satisfecho.  Los cónsules extranjeros en la isla ayudarían a velar por el cumplimiento de la prohibición a la trata.  

Este acuerdo entre dos gobiernos ponía en riesgo la bonanza económica que disfrutaba Puerto Rico tras la implantación de la Real Cédula de Gracias de 1815.  Prohibir la trata amenazaba el sostenimiento y el desarrollo de la industria azucarera.  Como veremos, los poderosos hacendados establecidos en la isla recurrieron a una variedad de estrategias para burlar la prohibición de la trata y satisfacer su necesidad de mano de obra esclava.  En contubernio con ellos, ocasionalmente el gobierno local se hizo de la vista larga y toleró el contrabando de esclavos.  Sobre la prohibición, Rafael López Valdés señala:

“…a partir de 1820, el comercio de esclavos fue declarado ilegal para las colonias españolas, y por consiguiente, los alijos de esclavos fueron clandestinos, aunque en su mayoría con la complicidad activa de las autoridades”. [11]

 

Francisco Scarano considera que la prosperidad de Puerto Rico y Cuba era más importante que el cumplimiento del Tratado de 1817, y señala al gobernador Miguel de la Torre como uno de los que especialmente protegieron la trata ilegal.[12] Charles Walker, un estadounidense residente en Puerto Rico, escribió en la década de 1830 que el gobernador de la isla permitía los arribos de cargamentos negreros.  Informó que éste recibía en pago 16 dólares por pieza, o esclavo que permitiera entrar a pesar de la prohibición.  Otros oficiales recibían sobornos similares, proporcionados a su rango, que llevaba la gratificación o soborno a sumar 32 dólares por cabeza de esclavo.[13]  A pesar de todo esto, Luis Díaz Soler opina que de todas las posesiones españolas, Puerto Rico fue la colonia que más estrictamente observó la prohibición de la trata.[14] 

En su estudio sobre la Audiencia de Puerto Rico, Gerardo Carlo Altieri opina que antes del establecimiento de esta institución en la isla en 1831, la introducción ilegal de esclavos creó un problema de salud y corrupción.  Apoya sus argumentos en el caso de la introducción ilegal de esclavos en 1818 en el bergantín español Jacinta - donde murieron casi dos terceras partes de los esclavos, padeciendo de múltiples enfermedades contagiosas - y en una denuncia de 1827 del cónsul francés sobre la corrupción entre los oficiales reales en la isla.  Carlo Altieri califica la situación como:

"...un patrón de inobservancia de las leyes y los tratados en efecto, que prohibían la importación de esclavos. Generalmente prevalecían los intereses económicos de los traficantes y la avaricia de los oficiales de gobierno y justicia, a todos los niveles...".[15]

 

Ante esta situación, y bajo presión de Gran Bretaña, el tratado anglo-español tuvo que ser ratificado nuevamente en 1835.  Se reforzaron las medidas para prevenir y condenar la trata. Se dio permiso a los barcos de guerra para intervenir con cargamentos sospechosos dirigidos a nuestras islas.  Las nuevas medidas no fueron totalmente efectivas.[16]  Manuel Álvarez Nazario cita las cartas de dos extranjeros, George Coggeshall, inglés, y el ya mencionado Charles Walker, relatando la llegada de barcos negreros a los puertos de la isla entre 1831 y 1837.[17]

El trabajo de personas libres en Puerto Rico había sido reglamentado a través del Reglamento de Jornaleros o régimen de la libreta, aprobado por el gobernador Pezuela en 1848.  Sin embargo, la esclavitud seguía siendo mejor negocio para los hacendados.  En su trabajo sobre hacendados y comerciantes puertorriqueños en la década de 1860, Ricardo Camuñas declara que:

"...La esclavitud fue la institución que más garantizaba la disposición de mano de obra diestra y constante, y aseguraba el aumento de la producción, así como el trabajo en la mayor parte de las haciendas azucareras y en algunos productores de café.  El trabajo asalariado tenía la dificultad de ser inestable y poco confiable, ya que el campesino libre tenía pocas necesidades, que satisfacía con sólo unos días de trabajo...". [18]

 

Entrada la segunda mitad del siglo XIX, los dueños de haciendas requirieron mano de obra adicional que fuera barata y diestra.  La epidemia de cólera morbo en la década de 1850 redujo la población esclava.  Morales Carrión sostiene que solamente en esclavos se perdieron aproximadamente 30,000 vidas.[19] Sin embargo, un informe del gobernador de Puerto Rico fechado el 13 de febrero de 1856 reportaba que en total había 16,268 habitantes afectados en toda la isla, de los cuales 6,551 habían muerto.[20]

Para agravar la situación, se había comenzado a sacar esclavos de Puerto Rico para llevarlos a Cuba con el propósito de satisfacer la enorme necesidad de obreros de sus haciendas azucareras.  Morales Carrión estima que esta estrategia disminuyó la población esclava local en sobre 4,700 vidas.  Opina que el descenso de la población esclava se sentirá sobre todo en las haciendas.[21]  Se combinaron dos factores: se detuvo la entrada de esclavos, y los que había en la isla morían o eran sacados a Cuba: el escenario estaba listo para el juego de decepciones que seguiría.

El 27 de enero de 1859, el gobernador don Fernando Cotoner y Chacón[22]  escribía al Ministro de la Guerra y Ultramar en Madrid proveyendo detalles del sistema de vigilancia de las costas para evitar la introducción ilegal de africanos a la isla.[23]  A pesar de sus publicitadas medidas, ocho días después de firmar su carta, un barco negrero identificado como Majesty encalló en las costas de Humacao la noche del 4 de febrero.  Una vez advertidos, los oficiales de San Juan procedieron a la captura del barco, al arresto de su tripulación, y a la liberación de 628 africanos.[24]

El gobernador procuró mantener comunicación constante con la metrópoli, informando los pormenores de la investigación y de sus gestiones.  Haciendo referencia a la carta del 27 de enero, donde anticipaba la actividad ilegal en las costas, Cotoner escribió a Madrid informando del suceso.  Los primeros párrafos de la carta leen como sigue:

"…tuve el honor de manifestar a V.E. en escrito de 27 de enero último se han realizado mis fundadas sospechas de introducción de negros en esta isla procedentes de la Costa de África, con la aparición el [roto] del corriente en la playa de Candelero, puerto denominado del Francés, perteneciente a la jurisdicción de Humacao, de una barca varada con 626 negros, treinta y tres tripulantes y cuatro pasajeros, habiendo en su consecuencia dado mi disposiciones a la comandancia de Marina para la traslación a este Plaza de la negrada, entendiendo en la averiguación del hecho un Oidor de la Real Audiencia que se ha trasladado al sitio de la ocurrencia, [ilegible] sido puestos a su disposición en los [tri]pulantes y [se acaba la página sin continuación].[25]

 

En otra misiva, Manuel de Lara Cárdenas escribía al Ministro de Guerra y Ultramar el 13 de febrero asegurando que el buque era de los que se dedicaban al tráfico ilícito de negros, y lo identificaba como procedente de Santiago de Cuba, de donde salió para Nueva Orleáns.  Relató que el buque se desvió para la costa de África, donde cargó de 1,000 a 1,200 negros en Río Congo.  La mayoría de los negros había perecido en la travesía, al igual que el capitán, quien al parecer era inglés.  De regreso a Cuba, el buque encalló en las costas de Puerto Rico.[26]

El gobernador informó haber arrestado 32 miembros de la tripulación.  ¿Quiénes eran estos contrabandistas de negros?  El Fiscal de la Audiencia informaba que en su mayoría estaban enfermos, algunos con disentería.[27]  Cuatro tripulantes fallecieron en Humacao, sin ser contabilizados con los arrestados.  Entre ellos encontramos a Jorge Guillero, quien falleció el 7 de febrero de 1859, siendo identificado como natural de Cádiz, de 40 años, y “marinero de la barca de tres palos que encalló en la playa del barrio Buenavista de esta jurisdicción el día 5 de febrero.”[28]  Los otros tres fueron Juan Quirós, Miguel Sierra y Cayetano Muñoz.  Son identificados en sus actas de defunción como “...provenientes del buque que con cargamento de negros varó en las costas de este puerto en la noche del 4 al 5 del corriente...”.  Murieron los días 14, 15 y 18 de febrero de 1859, respectivamente.[29] 

Entre los que terminaron presos en San Juan se encontraba Daniel Smith. Natural de Nueva York, tenía 28 años al momento de su arresto.  Fue condenado por la Real Audiencia el 12 de septiembre de 1859 a cuatro años de prisión, donde fue internado el 15 de noviembre.  Fue indultado del tiempo que le quedaba de condena y liberado el 13 de febrero de 1861. [30]  Domingo Serrano era natural de Pernambuco en Brasil y “...vecino de las costas de África...”. Tenía 24 años, y era marinero y cocinero.  Fue indultado y puesto en libertad el 6 de marzo de 1861.[31]  Manuel de Castro era gallego, vecino de Manatin en Cuba.  El 24 de enero de ese  año, menos de dos semanas antes de su arresto, había sido nombrado cabo segundo de vara.  Fue ingresado en prisión el 15 de noviembre de 1859.  Fue indultado y puesto en libertad el 6 de marzo de 1861.[32]

Al menos uno de los tripulantes escapó a las autoridades: don Rafael Aguilar.  Era natural de San Fernando en Cádiz y vecino de Madrid, soltero, y tenía 34 años en 1864.  Era piloto y segundo capitán de la embarcación.  Cuando encalló el Majesty en las costas de Humacao, al divisar una tropa, se fugó en un bote y fue recogido por una fragata sueca.  Decía haber desembarcado finalmente en Australia.[33]

Por su propio testimonio, escrito desde París el 7 de junio de 1862, sabemos que la tripulación fue capturada y condenada a cuatro años de encierro; Aguilar escapó, pero fue condenado en rebeldía.  En 1864 se presentó en la cárcel de San Juan, y fue condenado por la Audiencia de Puerto Rico a seis años de presidio.  Mientras cumplía su condena, solicitó indulto, que le fue concedido el 15 de septiembre de ese año.  Sus compañeros en esta empresa fueron igualmente indultados.[34]  Encontramos a un don Rafael Aguilar como capitán de la marina mercante, contratando servicios del gobierno para limpiar la bahía de San Juan en 1868.[35]  Al parecer, ya se había reinvindicado con las autoridades locales y las de la metrópoli.

El 12 de febrero de 1859, una semana después del varamiento del Majesty, el gobernador puso en vigor un Reglamento provisional de negros emancipados.  Éste fue reemplazado por la Ordenanza de negros emancipados de Cuba el 28 de marzo de ese año.  Al no ser esclavos, sino libres, había que reglamentar su manejo por parte de aquellos hacendados en quienes fueron depositados.  El primero de mayo, el alcalde de Río Grande, don Eduardo Escalona, solicitaba al gobernador instrucciones para el manejo de los emancipados.  En su correspondencia decía:

"…como caducó el reglamento que se me entregó, suplico a usted tenga la bondad de remitirme, para devolverle, la gaceta del gobierno en que está el nuevo reglamento de emancipados para ver lo que tengo que hacer...". [36]

 

            El incidente del Majesty llegó a oídos del pueblo español en abril de ese año.  Los periódicos La Época y La España publicaron notas destacando la actuación del gobierno.  Proveen detalles sobre el varamiento del barco y su solicitud de ayuda, la llegada de los oficiales al día siguiente, y el traslado de bozales a San Juan en el vapor Hernán Cortés.  Ambos citaban como fuente La Gaceta.[37]  La imagen que se vendía en la metrópoli era la de la captura de un barco negrero intentando violar la prohibición de la trata, y la efectividad de las medidas de seguridad del gobierno.

Hasta aquí, todo aparentaba marchar bien.  Pese al manejo correcto de la situación por parte del gobernador, la “captura” del barco generó un pulseo diplomático.  De un lado, el cónsul inglés, George Samuel Lennon Hunt, el agente y vicecónsul inglés, Francis Ick, y el cónsul francés, M. De la Borde, cuestionaban y contradecían la versión oficial presentada por el gobierno insular.  Lennon Hunt envió a su gobierno un informe de lo ocurrido, desde su punto de vista.  Al final de la carta, fechada 12 de febrero, declaraba:

"...Imposible parece se haya podido suponer un solo instante como practicable efectuar el desembarco de un tan crecido número de negros en un puerto tan poblado como lo es Puerto Rico, sin el previo conocimiento por parte de las Autoridades y agentes ingleses...".[38]

 

El cónsul señalaba un punto débil de la administración municipal. La correspondencia del delegado de Hacienda al Ministro de Ultramar ese mismo año de 1859 revela que el contrabando por Humacao era común.  Su situación geográfica beneficiaba el negocio del contrabando.  Sobre ella, concluía el delegado:

"...Resulta de dicho expediente que citado islote situado en el Puerto de Humacao [Cayo Santiago] es el punto escogido con frecuencia por los contrabandistas para depósito de los efectos que se introducen ilegalmente en aquella isla...".[39] 

 

La rol de los cónsules en la vigilancia de las costas y en el posible contrabando de esclavos había sido recibida de mala manera por los gobernadores.  En 1844, el gobernador don Rafael de Arístegui, Conde de Mirasol, había escrito al Secretario de Estado en Madrid lo siguiente:   

"...Hago al cónsul Lindegreen (sic) la justicia de creer que no se introducirá en materias que puedan alterar la tranquilidad pública, porque parece una persona honorable a todas luces; pero sus inexpertos hijos son el vehículo por donde se comunica con la gente de mar y con la gente de color, y la sola presencia de este consulado es un mal que puede agravar la actuación, y que por su existencia ya sirve para comentarios y propagación de ideas inconvenientes para los intereses nacionales.

 

La situación, Excelentísimo Señor, es muy dura, porque un español honrado no ha necesitado nunca  más que su palabra, y sobre la mía, y sobre la seguridad de que cumpliré con mi deber, no puede dejar de afligirme la impropiedad de que un extranjero vigile mis operaciones, ejerciendo sin derecho que ningún general inglés consentiría a su inmediación, y que ninguna consideración humana la compensa bastante para tranquilizar la agitación que produce, y que ruego a V.E. considere...".[40] 

 

Sobre la naturaleza y origen del barco, los despachos oficiales del gobierno español en la isla lo identificaron como de construcción estadounidense o inglesa.  Atribuían su conclusión al nombre Majesty o Majesteed, que aparecía medio borrado en el barco.  Los cónsules, por su parte, insistían que era de construcción española y que había sido cargada en Cádiz con la intención de tratar con esclavos.  Se concluyó que la barca traía africanos para venderlos a haciendas cubanas.  Un conjunto de problemas llevó a la tripulación a vararla en la costa de Humacao el 5 de febrero de 1859.[41]  Los cónsules argumentaban que los esclavos fueron llevados intencionalmente a la costa este de nuestra isla; que al momento de conocerse en San Juan del varamiento, ya cientos de los africanos habían sido vendidos como esclavos. 

Los arrestos no se hicieron esperar.  Quizás para acallar las acusaciones de los cónsules, el 27 de abril el gobernador escribió a Madrid nuevamente informando que había separado de sus cargos a oficiales relacionados con Humacao.  Los acusaba de tener conocimiento de la venta de parte de los bozales que habían sido llevados a tierra.  Decía que los africanos vendidos como esclavos a los hacendados de la región eran 329 individuos.  Los penalizados fueron don Gerónimo Gobart, Comandante militar del Departamento de Humacao; don Manuel Camilo de la Vega, Corregidor en comisión del pueblo de Humacao, y don Marcos Ortiz, Aventajado del Resguardo.[42]

El Fiscal de la Real Audiencia, Mariano Escartin Lascasas, acusó de complicidad en el contrabando de negros a miembros del Ministerio de la Marina.  Del expediente generado se desprende que entre los acusados se encontraban don José María Sánchez, Ayudante de Matrículas de Naguabo, y don Miguel Hernández, Sub-delegado de Marina de Humacao. En respuesta, el Brigadier Comandante de la Marina en Puerto Rico contestó con sumo resentimiento.  Se generó un conflicto entre las dos partes relacionadas a quién tenía competencias sobre el asunto.  Este conflicto llegó a manos de la Reina.[43]  El fiscal establecía su argumento sobre la culpabilidad de los involucrados de la siguiente manera:

"...Hay indicios para presumir que negligentes, conniventes o prevaricadores esos dos funcionarios han consumado el delito de facilitar la introducción en la Isla de negros bozales...".[44]

 

También se acusó a don Baltasar Paniagua, quien había sido Administrador de Aduanas en el puerto principal de San Juan.  Se le acusaba de poseer cinco negros que se sospechaba provenían del Majesty.[45]  Don Fermín Tomas, Ayudante de Matrículas,  y don Juan Zengotita, Aventajado de Carabineros, fueron otros de los implicados en el caso.

No hemos podido seguir los pasos a las ejecutorias de los cónsules de Gran Bretaña o de Francia.  Sabemos, sin embargo, que para 1862, cuando todavía se discutía el asunto del Majesty, ambos habían sido reemplazados.  En 1861 se nombró a don Enrique Cooper (o Cowper) cónsul inglés.[46] En 1862 se nombró a Arthur Zeltner cónsul de Francia.[47] ¿Se habrá deshecho el gobernador de la inconveniente fiscalización de estos dos cónsules?  En 1857, la Secretaría de Estado en Madrid había dado carta blanca a los gobernadores para expulsar a los cónsules.  La comunicación lee como sigue:

"...S.M. se ha dignado conceder al interesado el Regio Exequatur en la forma acostumbrada, bajo la condición impuesta igualmente a todos los cónsules de las demás naciones en los dominios de España en Ultramar de que en el momento que las autoridades de los respectivos puntos de su residencia adviertan que cualquiera de estos funcionarios promueve inquietudes, mantiene relaciones sospechosas de política, fomenta o tiene en su casa sociedad alguna secreta, o que de cualquier modo es autor, agente o promovedor de disturbios, deslealtades o desobediencias a S.M. en el mismo hecho y a su discreción puede el Capitán General de la Isla, sin necesidad de formar expediente, suspenderle, y aun hacerle salir de ella, sin que se entiendan por eso ofendidos los respetos debidos al gobierno de la nación a quien sirva...".[48]

 

El paradero inmediato de los africanos, hombres y mujeres libres según el tratado con Gran Bretaña, tampoco está claro.  El gobierno reportó haber salvado a los africanos, llevándolos al depósito de la isla.  De ahí serían asignados “...entre personas de confianza bajo las bases de un reglamento provisional...”.[49]  No conocemos la actitud del gobernador ni de Madrid en relación al impacto que más de 600 negros libres podrían tener en el control y sumisión de la población negra en la isla.  Comunicación posterior del Fiscal de la Audiencia de Puerto Rico especifica que los africanos fueron distribuidos en diferentes estancias “...como medida sanitaria, pues fallecen diariamente dos o tres de disentería y alguna otra de las enfermedades de su país...”.[50]  Ya habíamos destacado que hacía muy poco que la isla había superado los embates del cólera morbo.

El primero de marzo de 1859 se creó el Negociado de Emancipados para tratar con este asunto.  Se nombró a don Enrique María Vara para dirigirlo.  Se organizó la estructura para manejar el presupuesto requerido para correr la oficina y para recibir las consignaciones de los hacendados.  Los ingresos de emancipados para el año 1860 fueron estimados en 12,492 pesos.  Entre sus responsabilidades, el Negociado llevaría registro de los recaudos y las muertes de los emancipados.[51]

Sobre el proceso de acopio de emancipados, Díaz Soler informa que éstos entraban en un depósito donde:

"...el gobierno se haría cargo de mantenerlos, empleándolos en obras públicas mientras permanecieran en ese estado.  Se les pagaría jornal por el trabajo que ejecutaran.  Vencidos los cinco años, el gobierno los declaraba completamente libres, autorizándolos a residir en las colonias de España. Si los colonos no deseaban permanecer en las posesiones españolas, el gobierno les ofrecería transportación a cualquier punto de África...".  [52]

 

El gobernador Cotoner describía el depósito como “...un barracón en el barrio de Cataño...” techado de yaguas.[53]  Los cónsules, por su lado, argumentaban que los africanos fueron estacionados en un vasto hangar de palmeras donde se hacinaban hombres y mujeres, “...sufriendo de la lepra y de la disentería, adultos y niños que la muerte lleva a la tumba cada día...”.[54] 

Luis de la Rosa señala que cuando fueron rescatados en Humacao, los africanos fueron colocados en un depósito en ese municipio para luego ser trasladados al depósito creado en Cataño.[55]  El expediente por el conflicto de competencias entre la Marina y la Real Audiencia incluye una descripción del proceso de desembarco de los negros en Humacao.  La documentación parece indicar a la existencia de un depósito, en el sentido de lugar, en la playa.  Pero mayormente, lo que ocurrió fue que dejaron a los africanos bajo la custodia de los hacendados.  El documento lee como sigue:

"…y que a medida que iban llegando los carros de los hacendados que la autoridad local había hecho ir para hacerse cargo, entraban al sitio y recibían el número que en ellos cabía, de cuyos dueños exigió el recibo correspondiente del número que les quedaba en depósito...".[56]

 

El primer libro de defunciones de Humacao nos revela la suerte que corrieron muchos de los bozales que quedaron en depósito de hacendados en ese lugar.  El 18 de febrero de 1859, el presbítero don Félix Parodi certificó el entierro de setenta y nueve cadáveres de los africanos del Majesty.  Transcribimos parte del acta:

"…han sido sepultados a la orilla del cementerio hacia la derecha de la puerta 79 cadáveres de los negros africanos procedentes del Buque que varó en la playa de este puerto en la noche del 4 al 5 del presente mes, los que según se expresa dicho Corregidor recibieron el agua del bautismo por personas instruidas en los lugares en que se hallaban depositados, habiéndole puesto por nombre de Juan a 16 del depósito de don Modesto Luznari, a 6 del de don José Carmona, a 4 del de don Pedro José Berríos; el de Ramón a 27 varones y 2 hembras del de don Ramón Pou; el de Luis a 6 del de don Luis Rufat; el de Eugenio a 12 del de la playa; el de Francisco a 3 varones y una hembra del de don Salvador Córdova, y el de Joaquín a 2 del de don Joaquín Masfarré.  Humacao, febrero 18 de 1859...".[57]

 

Félix Matos Rodríguez plantea que los africanos fueron llevados a la Casa de Beneficencia de San Juan.  No indica si llegaron desde el depósito al que Cotoner había hecho referencia.  Desde la Casa podrían ser consignados a los hacendados interesados en ellos durante cinco años.  Esta institución servía a amplios sectores de la población, con una gama de necesidades muy distintas entre sí.  A la Casa irían indigentes, enfermos mentales y huérfanos, entre otros[58]  En 1857, el gobernador Fernando Norzagaray escribía lo siguiente sobre la Casa de Beneficencia, se sostienen en ella noventa dementes de ambos sexos y 227 individuos de otras clases de desgraciados.[59] Los emancipados serían incluidos en el grupo de desgraciados que la Casa acogió.  

En 1866, el gobernador pidió un crédito suplementario para cubrir los gastos de socorro a los emancipados en el correccional de la casa de Beneficencia en el presupuesto del año 1863 a 1864.[60]  Aparte de éstos, el cónsul inglés reportaba que había otros que quedaron esclavizados en diferentes puntos de la isla, por lo que nunca llegaron a San Juan.[61] 

            El gobierno central de Madrid debió aprobar la manera en que Cotoner manejó la situación del Majesty.  En su juicio de residencia en 1861, se dice sobre él:

"…no resulta cargo alguno entre el expresado Teniente General [el gobernador], y que antes bien se había justificado plenamente; que durante su mando llenó de la manera más cumplida y satisfactoria los deberes todos que le imponían las leyes como Presidente de la Real Audiencia y Gobernador Superior de aquella isla [Puerto Rico], mandando bien y fielmente de la autoridad que le estaba confiada en beneficio de los habitantes de aquélla y del mejor servicio de S.M. la Reina, haciéndose por lo mismo acreedor a que se digne contarlo en el número de sus más buenos y leales servidores y tener presentes sus relevantes méritos y servicios...".[62]

 

Es evidente que los dueños de haciendas reconocieron en los cientos de africanos rescatados una manera de atender los problemas de escasez de mano de obra que enfrentaban para continuar desarrollando sus negocios.  El reglamento de Cotoner había convertido a los emancipados en mano de obra dependiente de sus patronos. 

Conocer a los hacendados que acapararon a los africanos manumisos arroja una luz reveladora sobre el caso de contrabando del Majesty.  Eran hombres influyentes y conocidos en los círculos de poder.  Ninguno era desconocido o ajeno a las intrigas del gobierno central.  Varios habían sido condecorados con la cruz de Isabel la Católica.  La mayoría, si no todos, eran grandes esclavistas, según lo evidencian las actas de bautismo y defunción de sus esclavos en los libros de las parroquias de San Juan, Carolina, Trujillo Bajo y Humacao.  Para beneficio del lector, hemos incluido en el apéndice 5 datos biográficos de algunos de los hacendados que se hicieron cargo de los emancipados del Majesty.

Para 1878,  Carolina contaba con siete haciendas: cinco con máquinas de vapor y dos con trapiche de bueyes.[63]  El gobierno municipal de Carolina logró que africanos emancipados del Majesty les fueran asignados.[64]  Fernando Picó señala que el grupo de emancipados quedó en manos de tres hacendados de Carolina: Manuel de Arzuaga, de la Hacienda El Vapor; José García, y Nicasio Viña.  

De la Rosa añade a otros hacendados de otros puntos de la Isla, e incluye las razones que presentaron para solicitar emancipados, y la cantidad que solicitaban.  Entre ellos menciona a don Policarpo Álvarez, dueño de la Hacienda San José en Canóvanas; don Crusiano Fantauzzi, con dos haciendas en Patillas llamadas Felícita y Río Grande; y don Manuel Trigo, de la hacienda San Patricio en Río Piedras. [65]  Hemos identificado además la Hacienda Belvedere de don Luis Mariani en Arroyo,[66] y la de don Octavio Zárate en Bayamón.[67] 

Las actas de defunción de las parroquias de los pueblos donde fueron depositados los emancipados nos proveen los nombres de otras haciendas y otros hacendados.  En los de la parroquia San Fernando de Carolina [68] encontramos menciones de la Buena Vista, a cargo de don Guillermo Lindegren; la de San Justo, a cargo de don Pedro Lefebre y de don Juan Bautista Machicote; y la de don Lorenzo Vizcarrondo.  En las actas de la parroquia Dulce Nombre de Jesús de Humacao se identifica a don Joaquín Masfarré, dueño de la Hacienda Santa Teresa en el barrio Río Abajo de Humacao, don Ramón Pou, dueño de la Hacienda Vista Alegre,[69] don Salvador Córdova, don Luis Rufat, don Pedro José Berríos, y don Modesto Luznari.[70] En Río Grande se encontraba don Manuel Román,[71] dueño de la Hacienda Carmelita, que tenía por encargado a don Antonio Zecchini.[72] En las de Río Piedras se menciona la hacienda de don Antonio Ramos, donde murió un emancipado asignado a Trigo.[73]

Hubo otras haciendas a las que llegaron bozales del Majesty.  En carta fechada el 23 de marzo, Lennon Hunt relata el destino de algunos de los bozales que no llegaron al depósito de Cataño.

"...En el distrito de Humacao, excepto dos o tres, cada colono tenía algunos de estos negros y el infrascrito sabe que los colonos se los están robando unos a otros.  En las haciendas del distrito de Hoyomulas pertenecientes a los Señores Esquiaza y Compañía, Señores Elzuburo (sic) y Compañía, Sr. Machicato (sic), Sr. Viñas y Sr. Vizcarrondo, varían respectivamente de 10 a 25 de aquellos africanos dos veces robados...".[74]

 

De la Rosa advierte que el gobernador Cotoner ordenó el 4 de abril de 1859 al administrador del depósito de emancipados, entre otras cosas, “...ni recibir ni entregar ningún emancipado sin que procediera una orden escrita del gobierno...”. [75]  No obstante, el 29 de marzo de 1859, a menos de dos meses de la captura del Majesty, y días antes de las órdenes de Cotoner al administrador del depósito, se registra en la Hacienda Buena Vista de Carolina la primera muerte de uno de los manumisos: Alfredo, de 13 ó 14 años de edad.[76]  Es decir, ya alguien los había entregado a los hacendados. 

¿Y dónde quedan los africanos que fueron el eje de todo el drama?   Para empezar, nunca quedó claro cuántos africanos venían en el barco.  El cónsul inglés los contabilizó de la siguiente manera: el cargamento original era de 1,050; hubo 850 sobrevivientes; el gobierno dio cuenta de 494, con otros 18; por lo tanto, el número de emancipados convertidos en esclavos debía ser de 338.[77]  Por su parte, el gobernador reportaba en carta fechada del 29 de enero de 1865 que

"...según los papeles del buque, el número de negros que conducía era de 600 y pico; pero que sólo pudieron recogerse 300, sin que por entonces pudiera averiguarse el paradero de los demás...".[78]

 

Otra misiva del gobernador nos permite conocer la descripción de los africanos que no fueron recogidos en el buque.  Refiriéndose a los más de 200 individuos que no aparecieron en el rescate original, dice:

"...Hoy, no obstante, van apareciendo en diversas haciendas y otras posesiones rurales negros que así por su físico, como por el poco conocimiento que tienen de nuestra lengua y su marcado acento africano, como igualmente por la espontaneidad con que son reconocidos y nombrados en su idioma por los otros negros que se hallan bajo la protección del gobierno, y por otras mil circunstancias difíciles de enumerar…, pero que se ponen de relieve fácilmente en la práctica, son reconocidos como procedentes de la enunciada expedición, con tanta mayor seguridad cuanto que hacía más de veinte años que no había ocurrido importación alguna de esa naturaleza, y podría decirse que el tipo africano estaba sino perdido, por lo menos completamente degenerado, y en términos de que no era posible la confusión ni aun la duda en distinguir un negro de esta isla con uno de los traídos del opuesto continente...".[79]

 

Cotoner condenaba el hecho que aunque se reportaban como manumisos o emancipados los que habían sido rescatados, en realidad eran mantenidos en calidad de esclavos.  Sobre ellos, Matos Rodríguez opina que los emancipados eran claramente esclavos en todo los sentidos, excepto en términos técnicos legales.[80]  Sin embargo, en los contratos con los hacendados, se describía a los emancipados como jornaleros asalariados.[81] El gobierno también supo sacar provecho económico a los emancipados, cobrando sus servicios por adelantado a los hacendados.

En Humacao se siguieron reportando defunciones de africanos que recibían nombres cristianos al morir hasta el 21 de marzo de 1859.  En total, hemos contabilizado 114 defunciones de africanos del Majesty en Humacao en un periodo de dos meses.[82]  Por lo general, se les asignaba el primer nombre de los hacendados a los que se consignaban cuando eran bautizados al momento de morir.

La correspondencia del alcalde de Río Grande nos permite un atisbo a las causas de muerte de los emancipados, por lo menos durante los primeros meses de su consignación a las haciendas azucareras.  El 14 de mayo de 1859, el alcalde, Eduardo Escalona, reporta el fallecimiento de Aureliano, con el número 19, como de 24 años de edad, quien “...no hacía más que llorar...”, y murió “...al parecer de tristeza...”.  El 9 de agosto de ese año, se reporta el de Bartolomé, con el número 21, de 20 a 22 años de edad.  En los testimonios de otros empleados de la hacienda se incluye que “...siempre se veía enfermo y triste...”.[83]  Otros fallecían de afecciones gastrointestinales, tales como diarreas o gastropleuritis.[84]  En la correspondencia del alcalde Escalona entre 1859 y 1861 hemos registrado la notificación de defunción para diez africanos emancipados, todos consignados a la Hacienda Carmelita.[85]

Algunos de los bozales que no habían sido registrados en el depósito de Cataño fueron apareciendo eventualmente.  Una comunicación desde Aranjuez del Subsecretario Juan Campos notifica que la policía pudo recuperar 5 africanos más.[86]  Para el 31 de mayo, el propio cónsul inglés reportó a Cotoner la captura de la goleta española Terrible, despachada desde Humacao a la isla de San Thomas, pero que realmente salió para Cuba, con 76 de los africanos de los “perdidos” a bordo.  Se identificaron los hacendados que los habían retenido en sus haciendas como don Ramón Pou, don José María Ríos Guzmán (sic, debe leer Gutmann) y  José Miguel (sic).  Se menciona a Salvador Córdova, procedente de Cuba, como implicado, habiendo huido hacia Estados Unidos a vender los negros.[87] En este nuevo incidente, también se acusó a la administración municipal de Humacao de estar involucrada.

Díaz Soler señala que si el emancipado se inutilizaba en el trabajo, el consignatario podía devolverlo, recibiendo el importe íntegro del semestre que aún no había comenzado a transcurrir.[88]  En 1865, don Luis Mariani, de la Hacienda Belvedere en Patillas, solicitaba que se le acreditaba el dinero que había pagado por cinco emancipados, pues éstos habían muerto antes de llegar a su hacienda.[89]  El expediente detalla que “...desde el 22 de marzo de 1859 recibió en calidad de jornaleros asalariados un considerable número de negros emancipados…”. En el recibo por el reembolso que se le satisfizo se establece las fechas en que le fue asignado cada uno, comenzando el 21 de junio de 1859.  Había pagado su consignación hasta junio de 1863, a razón de 5 pesos por los descritos como “en la primera edad”, y 6 pesos mensuales por los de la “segunda edad”.  Se les identifica como Beatriz, Gavino, Federico, Gerónimo y Eleuterio.[90]

El expediente que acompaña su reclamo incluye el listado de diez emancipados en total que habían fallecido en Patillas en 1859. Por su valor y relevancia a nuestro ensayo, transcribimos en un apéndice un contrato de consignación de emancipados a los hacendados, en este caso a don Luis Mariani.[91]  En el expediente que radica Mariani al respecto, se incluye la noticia de la muerte de dos o tres emancipados consignados a la Hacienda Patillas de los hermanos Fantauzzi.  Fallecieron ahogados en el río, y el mar los arrojó a la playa de Aguilarte (sic).  Fueron enterrados en Arroyo.[92]

Conocemos que los africanos del Majesty eran considerados congos por el cura párroco de Carolina que los bautizó.  En las escuetas actas, el cura identifica a los bautizados como “negro libre congo” o “negro congo”.  También se informa la hacienda o el hacendado al que el Superior Gobierno les había asignado.[93]  El primer libro de defunciones de Carolina también recoge el deceso de varias decenas de estos africanos.[94]  En Río Grande, en algunos casos se incluyó una descripción física del difunto.  Al menos dos presentaban cicatrices en el cuerpo.  Uno de ellos era Bartolomé, que tenía “...varias cicatrices en el pecho y hombro derecho...”.[95]  

En algunas actas se les identificó a varios por su nombre original, además del cristiano que se le impuso.  Se reporta el número de su número de boleta o póliza con que se le había identificado, y la hacienda a la que había sido asignado.  No sabemos cuándo, pero De la Rosa indica que a los africanos se les colocaron placas de cobre a manera de collar con un número que los identificaba.[96]  En algunas actas de defunción que hemos encontrado se identifica al difunto con dos números, incluyendo un “número de póliza”.  Hemos incluido un apéndice con las biografías de varios africanos emancipados del Majesty, tomadas de las actas de bautismo o defunción de varias parroquias, de la correspondencia de los alcaldes y de los expedientes relacionados a la captura del barco.[97]  

Llama la atención que la mayoría de los africanos emancipados de Carolina carecían de los sacramentos al momento de morir.  Las actas de defunción declaran que recibieron “...el agua de socorro en artículo de muerte...”.[98]  Picó atribuye esta situación a la creciente secularización de las sociedades caribeñas en el siglo 19 que:

"...se manifestó en el acceso menguado en los últimos sacramentos por la generalidad de la población. Es posible contrastar en los libros parroquiales de entierros una ascendente proporción de adultos que fallecen sin los sacramentos.  Los esclavos participan de este alejamiento...".[99]

 

Posiblemente a este alejamiento de los sacramentos debamos el conocer hoy los nombres originales que mantuvieron por algún tiempo varios de los africanos emancipados del Majesty.  Hemos encontrado varias actas de defunción donde el cura indica que en el momento de darle el agua de socorro le puso nombre cristiano.  Hay que anotar, sin embargo, que estos casos son más frecuentes entre aquellos africanos que murieron en el curso del primer año de su estadía en la isla.[100]  Entre los nombres africanos originales que reportan las actas se encuentran los varones Bositurido, Noutece, Caumgut, Fuite, Muila, Teeso, Doneliva, Grinquisa, Deurigapero, Gui[-]  y la hembra Blandolala.   

            En el grupo de emancipados del Majesty prevalecían las personas jóvenes, y los varones.  De la Rosa presenta una tabla con la distribución de edades de los emancipados.[101]  Hemos encontrado en el grupo de difuntos en Carolina al menos dos niños menores de 10 años, y varios entre los 10 y los 15.  La mayoría estaba entre los 16 y los 20 años de edad.  Scarano establece que por los varones jóvenes, de entre 15 y 30 años, se pagaba más, por lo que los cargamentos llevaban un mayor número de ellos.[102]

Sabemos que las contratas de consignación identificaban a los emancipados en grupos de edad: primera edad o segunda edad.[103]  El Reglamento de Emancipados de 1859 agrupa los emancipados en categorías, que nos ayudaría a entender estas definiciones.  Por cada emancipado de 8 a 15 años de edad, se pagarían mensualmente 8 pesos 5 centavos por los varones y ocho pesos 3 centavos por las mujeres.  A los de 15 años en adelante, se pagarína 8 pesos 6 centavos por los varones y 8 pesos 4 centavos por las hembras.[104]

Dando cierre a sus gestiones referentes al Majesty, el 16 de noviembre de 1859 Cotoner vuelve a escribir al Ministro de Guerra y Ultramar resumiendo las instrucciones de Madrid: 

"...Luego que recibí la Real orden que V.E. se sirvió comunicarme con fecha 5 de septiembre último, por la cual S.M. la Reina nuestra señora que Dios guarde se ha dignado resolver, que el declarar la emancipación de negros bozales que se aprehendan en las Provincias de Ultramar, sea atribución de la Real Audiencia, la trasladé al Regente de esta Isla para conocimiento del Tribunal. 

 

En su consecuencia, me ha dirigido la certificación que en copia tengo el honor de pasar a las superiores manos de V.E. de la sentencia de segunda instancia dada por la Real Sala que ha causado ejecutoria en la causa seguida sobre trato ilícito en el comercio de esclavos con la declaratoria de emancipación de los seiscientos veinte y ocho negros bozales que fueron desembarcados del Brik-Barca Magesti, según lo prevenido en la citada Real orden, quedando por mi parte enterado de continuar a cargo de mi autoridad el cuidado, consignación y tutela de los emancipados, con las atribuciones que me competen por los reglamentos y ordenanzas, debiendo ser además el que les expida la carta de libertad, como desde luego he dispuesto se verifique...". [105]

 

En 1864 se cumplió el término de 5 años dispuestos por ley para mantenerse manumisos.  El gobierno insular escribió a Madrid solicitando órdenes relacionadas a ellos.  El Ministro de Ultramar ordenó seguir al pie de la letra lo dispuesto en el artículo 9 de la Ley del 4 de marzo de 1845. [106]  Una respuesta recibida hacía referencia a 159 emancipados, “...por haber fallecido los demás”-  Los emancipados deberían considerarse entonces como jornaleros, y no como colonos “por no existir ninguna contrata que los obligue a ser considerados como colonos....”  Se eliminó el negociado y la Junta Protectora de Emancipados y su presupuesto.[107]  En esa misma  correspondencia se declaraba contundentemente:

Ya no hay emancipados en la isla de Puerto Rico pues los últimos fueron objeto de la Real Orden de 12 de enero último [1865] (resolución de este expediente) y son considerados como los demás individuos libres de su raza, no estando por lo mismo bajo especial protección del gobierno.[108]

 

En 1864, el periódico La época reportaba en Madrid los gastos de emancipados dentro del presupuesto para Puerto Rico para el periodo entre 1863 y 1864.  Totalizaban 600 pesos en personal, 843 en material, atenciones generales y material 5,442, gastos eventuales, 5,290.[109] Se tenían que reglamentar las nuevas contratas de los ex emancipados, ahora convertidos en jornaleros.  Para ello, el gobierno central de Puerto Rico publicó en La Gaceta el 29 de octubre de 1864, el Reglamento provisional para el régimen de los negros africanos que existen hoy en la Isla procedentes de la ‘Barca Majesty’ apresada en Humacao en el año de 1859.[110] 

El Reglamento contaba con 53 artículos, incluyendo dos secciones, una tratando “De las obligaciones y derechos recíprocos de los colonos y sus patronos” (35 artículos) y otra sobre la “Jurisdicción disciplinar de los patronos” (10 artículos).  Los emancipados quedaban a expensas de sus patronos, con muy pocas libertades, más allá de poder elevar sus quejas a un procurador cuando las tuvieran.  Habría que comparar los deberes y responsabilidades de los emancipados, ahora convertidos en colonos, con los de los jornaleros libres bajo el régimen de la libreta. El artículo 3º del Reglamento de emancipados daba la opción a los emancipados que quisieran hacerlo de abandonar la isla.  No tenemos constancia de que ninguno de los 159 sobrevivientes lo haya hecho.

El caso del Majesty nos presenta la oportunidad de estudiar la implantación y las consecuencias de la prohibición de la trata en Puerto Rico y las dificultades que implicaban prohibir el comercio de esclavos en una isla acostumbrada al contrabando de bienes.  Los procesos legales y administrativos revelaron la participación de los oficiales del gobierno central y los de los pueblos en el contrabando de africanos.  Se conoció el robo de bozales entre hacendados, desesperados por obtener mano de obra barata.   Emancipados o no, los africanos se convirtieron en una solución para los hacendados y en una fuente de ingresos para el gobierno insular.  Después de cinco años, los 159 sobrevivientes fueron declarados libres, con la opción de escoger sus patronos y negociar sus contratos, al menos en papel.  El del Majesty es un caso claro donde las prioridades económicas legitimaron el comercio ilegal de africanos durante la prohibición de la Trata, silenciando los reclamos de la justicia y la moral.


BIBLIOGRAFÍA

 

Fuentes primarias

 

Archivo General de Puerto Rico

 

Fondo: Obras Públicas; Sub-Fondo: Catastro; Sección: Humacao; Serie: Rústica; Caja 143.

Fondo: Gobernadores Españoles; Sección: Municipios; Serie: Río Grande; Caja 542.

Fondo: Departamento de Justicia; Sub-Fondo: Cárceles; Serie: Penitenciaria, Sub-serie: Expedientes de confinados; años: 1850-1859 Hilera 50; Caja 5.

 

 

Archivo Histórico Nacional

 

Estado

6333, Expediente 94.  Sobre haberes y gratificaciones de varias pensiones. 

Ultramar

298, Expediente 24.  Se informa el cese del cólera y la escasez de víveres.

302, Expediente 14.  Se nombra a Bartolomé Elzaburu prior del Tribunal.

304, Expediente 1.    Se nombra a Jorge Samuel Lennon Hunt cónsul inglés.

308, Expediente 20.  Sr. Zechini, ingeniero del cuerpo de Montes.

            315, Expediente 14.  Expediente personal de Lorenzo Vizcarrondo y Mongrand.

361, Expediente 6.    Sr. Zechini pide concesión de aguas del río Grande.

407, Expediente 7.    Expediente general sobre el puerto de San Juan.

1065, Expediente 6.  Arreglo de Aduanas.

1069, Expediente 19. Sobre ejercicio de funciones del Comisario de Guerra.

1072, Expediente 52. Pago de pasaje a las que van a ocupar un destino de la isla.

1085, Expediente 43. Denegada compra del cayo de Santiago.

1098, Expediente 57. Solicitudes de créditos.

1100, Expediente 28. Solicitud de créditos.

1101, Expediente 17. Solicitud de créditos.

1110, Expediente 46. Solicitudes de créditos.

1111, Expediente 24. Sobre condena por complicidad en la trata de esclavos.

1115, Expediente 57. Sr. Machicote pide datos sobre préstamo hecho al tesoro.

1121, Expediente 75. Sobre haberes y gratificaciones de varias pensiones. 

1126, Expediente 7.   Expediente sobre la administración del Hospital Militar.

1127, Expediente 35. Expediente de clasificación y solicitud de pensión.

1165, Expediente 11. Pena de decomiso sobre efectos introducidos en Luquillo.

1177, Expediente 18. Expediente personal de don Luis F. de Thomas y Berríos.

1182, Expediente 7.   Exención de contribuciones por el beneficio de riesgos (sic,

riegos).

2058, Expediente 28. Exhorto del alcalde de Caguas a cónsules españoles.

2060, Expediente 21. Sobre el juicio de residencia al gobernador Fernando

           Cotoner.

2060, Expediente 29. Conflicto de competencias de trata de negros.

2060, Expediente 42. Rafael Aguilar pide indulto y se le concede.

2108, Expediente 6.   Consulta sobre anotaciones de hipotecas voluntarias.

2110, Expediente 24. Sobre sucesión en el título de marqués de Machicote.

5064, Expediente 25. Introducción de esclavos africanos en la isla.

5065, Expediente 13. Imposibilidad de persecución de un buque negrero.

5075, Expediente 38. Exención de cargos municipales por motivos de salud.

5077, Expediente 38. Fundación y funcionamiento de la Casa de Beneficencia.

5079, Expediente 16. Vigilancia en las costas para que no se introduzcan negros.

                        5082, Expediente 29. Se declara emancipados a varios africanos.

                        5086, Expediente 28. Se nombra cónsul de Francia a Mr. Arthur Zeltner.

5086, Expediente 29. Nombramiento de cónsul inglés en Puerto Rico.  

5088, Expediente 25. Liberación de los negros esclavos de la barca “Majesti”.

                        5088, Expediente 26. Sobre la Ordenanza de Emancipados.

                        5093, Expediente 6.  Nombramiento de consejeros de Administración de la isla.

5093, Expediente 13. Nombramiento de consejero de la Administración de la isla.

                        5096, Expediente 68. Encomiendas y cruces de la Orden de Isabel la Católica.

5126, Expediente 36. Recurso sobre riqueza imponible a la hacienda Vista Alegre. 

 

Parroquia Dulce Nombre de Jesús de Humacao

            Decimocuarto libro de defunciones (1859-1864)

 

Parroquia La Santa Cruz de Bayamón

            Undécimo libro de defunciones (1859-1865)

 

Parroquia Nuestra Señora de la Caridad y San Miguel de Trujillo Bajo

            Tercer libro de defunciones (1853-1859)

            Cuarto libro de defunciones (1859-1864)

 

Parroquia Nuestra Señora del Carmen de Río Grande

            Primer libro de bautismos de esclavos (1850-1871)

 

Parroquia San Fernando de la Carolina

            Primer libro de defunciones (1859-1878)

            Primer libro de bautismos (1859-1878)

            Primer libro de matrimonios (1859-1876)

 

Parroquia San Francisco de San Juan

            Primer libro de defunciones (1858-1861)

            Segundo libro de defunciones (1862-1864)

 

Parroquia San Mateo de Cangrejos

            Quinto libro de defunciones (1966-1885)

 

 

Fuentes impresas

 

Álvarez Nazario, Manuel.  El elemento afronegroide en el español de Puerto Rico.  San Juan, Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1974.

 

Camuñas, Ricardo.  Hacendados y comerciantes en Puerto Rico en torno a la década revolucionaria de 1860.  Mayagüez, 1994, segunda edición.

 

Carlo Altieri, Gerardo A.  Justicia y gobierno.  La Audiencia de Puerto Rico (1831-1861).  Sevilla, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, y Academia Puertorriqueña de la Historia, 2007.

 

Cifre de Loubriel, Estela. La  formación del pueblo puertorriqueño: la contribución de los Isleño-Canarios. San Juan, Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, 1995.

 

Cifre de Loubriel, Estela. La formación del pueblo puertorriqueño.  La contribución de los vascongados, navarros y aragoneses. San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1986.

 

De la Rosa, Luis. Los negros del brick-barca Magesty: prohibición del tráfico de esclavos. En La Revista del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. Año 3. Julio-Diciembre 1986.  Páginas 45-57.

 

Díaz Soler, Luis M.  Historia de la esclavitud negra en Puerto Rico. Río Piedras, Editorial de la Universidad de Puerto Rico, tercera edición de 1970, reimpresión 2005.

 

García Colón, Pablo.  Tierras privadas.  Del reparto de terrenos baldíos al ordenamiento forestal en Puerto Rico: 1778-1873. San Juan/Santo Domingo, Isla Negra Editores, 2011, segunda edición.

 

Gómez, Juan Gualberto y Sendras y Burin, Antonio.  La isla de Puerto Rico.  Bosquejo histórico (desde la conquista hasta principios de 1891). Primera Parte.  Madrid, Imprenta de José Gil y Navarro, 1891(versión digital).

 

López Valdés, Rafael L.  Africanos de Cuba. San Juan, Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, segunda reimpresión 2004.

 

Matos Rodríguez, Félix V. Women in San Juan. 1820-1868. Princeton, New Jersey, Marcus Wiener Publishers, 1999.

 

Morales Carrión, Arturo.  Auge y decadencia de la trata negrera en Puerto Rico (1820-1860).  San Juan, Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, 2004.

 

Moya Pons, Frank. Historia del Caribe. Santo Domingo, República Dominicana, Ediciones Ferrilibro, 2008.

 

Navarro García, Jesús Raúl.  Puerto Rico a la sombra de la independencia continental. (Fronteras ideológicas y políticas en el Caribe, 1815-1840). San Juan-Sevilla, Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, y la Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1999.

 

Picó, Fernando.  En el Caribe Hispano. Iglesia y esclavitud. En la Revista Sic. Caracas: Centro Gumilla. Vol. 53, Núm. 523 (Abr. 1990), páginas 129-132.

 

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Scarano, Francisco.  Puerto Rico. Cinco siglos de historia. México: McGraw-Hill/Interamericana Editores, 2002; segunda edición. 

 

Sin autor.  La esclavitud y el tráfico de esclavos; sus efectos sobre la condición de los naturales de África, y sobre el carácter de los principales jefes y de los otros agentes de tan criminal comercio.  Folleto traducido del inglés por Juan B. Cabrera. Gibraltar, Imprenta de la Biblioteca Militar, 1865.

 

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Fuentes digitales

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Periódicos

La Época.  Madrid, España.  5 de abril de 1859, Año XI, número 3065 (en la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional Española).

La Época, edición del 28 de agosto de 1864, número 5057 (en la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional Española).

La España, edición del 7 de abril de 1859, Año XII, número 3881.

La Guía de Forasteros en Madrid para los años 1847 y  1857 (en la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional Española).


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Apéndices
Apéndice 1

 

Listado de algunos de los africanos emancipados del Majesty, asignados a diferentes haciendas en las costas de la isla de Puerto Rico*

* Luis de la Rosa presenta en su artículo los nombres africanos y cristianos de cada uno de los emancipados.  Sin embargo, en nuestro listado, presentamos algún dato relevante sobre los individuos que hemos podido identificar, incluyendo su número de póliza.

Número con el que estaba “marcado” |  Nombre cristiano y africano | Datos biográficos

1.  AGAPITO.  “Africano emancipado llamado en el depósito en esta isla Agapito.” Señalado con el número primero. Como de 20 años, falleció en la Hacienda de don Guillermo Lindegren. Fue sepultado en el cementerio de Carolina el 17 de abril de 1859. Recibió el agua de socorro en el artículo de muerte. PSFC 1D(1859-1878)F3v.

2.  ADOLFO.  Africano emancipado que falleció en la Hacienda de don Guillermo Lindegren, marcado con el número 2. Como de 20 años, fue sepultado en el cementerio de Carolina el 6 de junio de 1859. Recibió el agua de socorro en el artículo de muerte. PSFC 1D(1859-1878)F6.

4.  ALEJANDRO.  Africano manumiso que se hallaba en la Hacienda que se titula “El Vapor”, propiedad de don Manuel Arzuaga, vecino de la Capital, a cargo de don Guillermo Lindegren. Marcado en la póliza bajo el número cuatro. Fue sepultado en Carolina el 27 de diciembre de 1862. Fue debidamente bautizado. PSFC 1D(1859-1878)F53-53v.

5.  AMBROSIO.  Africano emancipado que falleció en la Hacienda de don Guillermo Lindegren, marcado con el número 5. Como de 16 años, fue sepultado en el cementerio de Carolina el 10 de junio de 1859. Recibió el agua de socorro en el artículo de muerte. PSFC 1D(1859-1878)F6.

6.  ANACLETO o BOSITURIDO.  Africano manumiso llamado en su tierra Bositurido, y en el depósito de esta isla Anacleto, marcado con el número seis, que se hallaba en la Hacienda Buena Vista a cargo de don Guillermo Lindegren. Como de 22 años, fue sepultado en el cementerio de Carolina el 24 de enero de 1860. Recibió el agua de socorro en el artículo de muerte. PSFC 1D(1859-1878)F12.

9.  ANICETO.  Africano manumiso que se hallaba a cargo de don Guillermo Lindegren en la Hacienda Buena Vista, marcado con el número 9. Como de 24 años, fue sepultado en el cementerio de Carolina el 14 de noviembre de 1859. Recibió el agua de socorro en el artículo de muerte. PSFC 1D(1859-1878)F10v.

12.  ANTONIO DE PADUA.  Africano emancipado. Señalado con el número 12. Como de 25 años, falleció en la hacienda de don Guillermo Lindegren. Fue sepultado en Carolina el 24 de abril de 1859. Recibió el agua de socorro en el artículo de muerte. PSFC 1D(1859-1878)F3v.

14.  ATANACIO o NOUTNECE.  Africano manumiso llamado en su nación Noutuece y en el depósito de esta isla Atanasio, marcado con el número 14. Falleció en la Hacienda Buena Vista a cargo de don Guillermo Lindegren. Como de 35 a 36 años, fue sepultado en el cementerio de Carolina el 5 de abril de 1861. Recibió el agua de socorro. PSFC 1D(1859-1878)F21v.

16.  AGUSTÍN.  Africano manumiso que se hallaba en la Hacienda Buena Vista a cargo de don Guillermo Lindegren, marcado con el número 16. Como de 22 años fue sepultado en el cementerio de Carolina el 7 de diciembre de 1859. Recibió el agua de socorro en el artículo de muerte. PSFC 1D(1859-1878)F11.

17.  ANDRÉS o GOSCOQUÍ.  Africano que se haya en la Hacienda Buena Vista a cargo de don Manuel Arzuaga.  Fue encontrado suficientemente instruido en los misterios de la religión. Se llamó en su nación Goscoquí, y en el depósito en esta isla Andrés.  Marcado en la póliza del superior gobierno con el número 17. PSFC 1B(1859-1878)F89.

19.  AURELIANO. Falleció en la Hacienda Carmelita de don Manuel Román en la madrugada del 14 de mayo de 1859. Como de 24 a 25 años. Fue descrito como de como de 5 pies de estatura, pelo pasa, boca grande, nariz chata. Tenía en la pierna derecha una cicatriz. Sus compañeros declararon que “no hacía más que llorar”, por lo que concluyeron que murió “al parecer de tristeza”. AGPR. FGE, Río Grande, caja 542.

21.  BARTOLOMÉ. Como de 20 a 22 años. Descrito con 5 pies de estatura, pelo pasa, boca grande, nariz chata, varias cicatrices en el pecho y hombro derecho. Falleció en la Hacienda Carmelita de don Manuel Román, donde estaba consignado. Los testimonios de jornaleros de la hacienda declaraban que “se le veía siempre enfermo y triste”. AGPR. FGE, Río Grande, caja 542.

22.  BASILIO. “Uno de los primeros legados a la Hacienda” Carmelita de Río Grande, al cargo de don Manuel Román. Tenía el número 22 y la póliza número 58. Falleció el 12 de mayo de 1859; se le echó agua de socorro. AGPR. FGE, Río Grande, caja 542.

31.  BONIFACIO o CAUMGUT.  Llamado en su tierra Caumgut. Falleció en la Hacienda de don Pedro Febre. Marcado con el número 31. Como de 26 años, fue sepultado en Carolina el 14 de julio de 1862. Recibió el agua de socorro. PSFC 1D(1859-1878)F43v.

38.  CAYETANO.  Africano manumiso que se hallaba a cargo de don Guillermo Lindegren en la Hacienda Buena Vista, marcado con el número 38. Como de 20 años, fue sepultado en el cementerio de Carolina el 8 de noviembre de 1859. Recibió el agua de socorro en artículo de muerte. PSFC 1D(1859-1878)F10v.

40.  CALISTO.  Africano manumiso que según manifestación de don Guillermo Lindegren se hallaba en la Hacienda Buenavista, marcado con el número 40.  Fue atendido por Antonio Mellado, médico cirujano retirado de la Real Armada, por “una gastro pleuritis crónica”, de la cual falleció.  Como de 16 a 17 años, fue sepultado en el cementerio de Carolina el 3 de agosto de 1861. “No le encontré ninguna señal particular”. Recibió el agua de socorro en artículo de muerte. PSFC 1D(1859-1878)F23.  Picó, San Fernando de la Carolina, página 56.

45.  CANUTO.  Africano manumiso que se hallaba en la Hacienda de don Nicasio Viña, marcado con el número 45. Como de 25 años, fue sepultado en Carolina el 16 de noviembre de 1859. Recibió el agua de socorro en el artículo de muerte. PSFC 1D(1859-1878)F11.

51.  CASIMIRO. También llamado Lubaya. Se menciona que en la alcaldía tenía la póliza número 284. Fue sepultado en Río Grande el 5 de noviembre de 1861 después de recibir el sacramento de la extremaunción. Descrito como de estatura regular, rostro largo, lo mismo que los brazos, dentadura completa a excepción de un colmillo en la mandíbula superior, boca prolongada. Como de 23 a 26 años, y con muy poca barba, y “cuya identidad, a pesar de lo desfigurado que estaba por la extrema flaqueza, conviene con la póliza número 284 al número 51”. “Hacía tiempo que estaba enfermo con diarreas”. Fue sepultado en el cementerio de Río grande, a 13 varas de distancia del costado del sur, marcándose la tumba con unas piedras. AGPR. FGE, Río Grande, caja 542.

55.  CARTORIO.  Africano emancipado que falleció en la Hacienda de don Guillermo Lindegren, señalado con el número 55. Como de 20 años, fue sepultado en el cementerio de Carolina el 31 de mayo de 1859. Recibió el agua de socorro en el artículo de muerte. PSFC 1D(1859-1878)F5v.

60.  CELSO.  Negro asignado a don Juan Machicote. Con la boleta número 60. Fue bautizado en Carolina el 18 de marzo de 1863, luego de ser examinado en la doctrina cristiana y ser hallado suficientemente instruido. PSFC 1B(1859-1878)F77.

64.  CRISANTO.  Africano emancipado que se hallaba en la Hacienda San Justo a cargo de don Juan Bautista Machicote, marcado con el número 64. Como de 18 años, fue sepultado en Carolina el 26 de febrero de 1860. Recibió el agua de socorro. PSFC 1D(1859-1878)F12v.

67.  CLEMENTE. Negro libre congo. Entregado por el Superior Gobierno a don Pedro Lefebre. Con la boleta número 67. Fue bautizado en Carolina el 2 de noviembre de 1862. PSFC 1B(1859-1878)F66.

71.  CLESERIO.  Africano manumiso que se hallaba a cargo de don Guillermo Lindegren, marcado con el número 71. Como de 18 años, fue sepultado en Carolina el 30 de abril de 1860. Recibió el agua de socorro en artículo de muerte. PSFC 1D(1859-1878)F13v.

80.  CIRIO.  Negro libre. Entregado por el Superior Gobierno a don Pedro Lefebre.  Con la boleta 80.  Fue bautizado en Carolina el 2 de noviembre de 1862. PSFC 1B(1859-1878)F67-67v.

83.  DARÍO.  “Africano emancipado llamado en el depósito en esta isla Darío”. Señalado con el número 83. Como de 18 años, falleció en la Hacienda de don Juan Bautista Machicote. Fue sepultado en el cementerio de Carolina el 21 de abril de 1859, “cerciorado de la identidad de la persona, según su filiación”. Recibió el agua de socorro en artículo de muerte. PSFC 1D(1859-1878)F3.

86.  DANIEL o FUITE.  Africano manumiso llamado en su tierra Fuite, y en el depósito en esta isla Daniel, que se hallaba a cargo de don Nicasio Viñas, marcado con el número 86. Como de 20 años, fue sepultado en el cementerio de Carolina el 11 de octubre de 1860. Recibió el agua de socorro. PSFC 1D(1859-1878)F17v.

91.  DEMETRIO o MUILA.  Africano emancipado que se hallaba a cargo de don Juan Bautista Machicote y falleció en la Hacienda de su propiedad. Se llamó en su tierra Muila o Minla, y en el depósito de esta isla Demetrio. Marcado con el número 91. Como de 20 años, fue sepultado en el cementerio de Carolina el primero de septiembre de 1859. Recibió el agua de socorro en el artículo de muerte. PSFC 1D(1859-1878)F8v.

93.  DESNUEMCO (¿?). Negro libre.  Asignado por el Superior Gobierno de la isla a don Pedro Lefebre. Con la boleta 93.  Fue bautizado en Carolina el 24 de septiembre de 1862. Fue bautizado en Carolina el 2 de noviembre de 1862. PSFC 1B(1859-1878)F60.

98.  [ZO]GLES. Negro libre congo asignado a don Pedro Lefebre. Con la póliza 98. Fue bautizado en Carolina el 2 de noviembre de 1862. PSFC 1B(1859-1878)F64-64v.

100.  GASPAR. Negro asignado a don Pedro Lefebre. Con la boleta 100. Fue bautizado en Carolina el 24 de marzo de 1863. PSFC 1B(1859-1878)F59v.

104.  DEONISIO.  Negro asignado a don Juan Machicote. Con la boleta 104. Fue bautizado en Carolina el 18 de marzo de 1862. PSFC 1B(1859-1878)F79v-80.

109.  DONACIANO. Negro emancipado. Fue bautizado en Carolina el 18 de marzo de 1863.  Asignado a don Juan Machicote. PSFC 1B(1859-1878)76v-77.

115. EDISTIO u OSUSÍ. Fue sepultado en Carolina el 6 de abril de 1859. Emancipado consignado a la Hacienda de don Nicasio Viñas. Conocido en su tierra como Osusí. Como de 18 años. Recibió agua de socorro. PSFC 1D(1859-1878)F3.

117.  EDUARDO. Parte del grupo de emancipados remitidos al pueblo de Patillas a la hacienda Belvedera de don Luis Mariani. Falleció el 3 de mayo de 1859. Fue enterrados en el cementerio de protestantes de Arroyo. AHN. Ultramar, 111, Exp. 28.

120.  JUAN ELEUTERIO. Parte del grupo de emancipados consignados a la Hacienda Patillas. Descrito en su contrato como hombre de segunda edad. Su número de póliza era 188 y el de su registro 120. Como de 20 años, emancipado de la Hacienda Belvedera, de la propiedad de don Luis Mariani. Falleció el 19 de marzo de 1861. Recibió el agua del bautismo. AHN. Ultramar, 1100, Exp. 28.

127.   ELISEO.  Parte del grupo de emancipados remitidos al pueblo de Patillas a la hacienda Belvedera de don Luis Mariani. Falleció el 26 de octubre de 1859. Fue enterrado en el cementerio de protestantes de Arroyo. AHN. Ultramar, 111, Exp. 28.

134.  ERICO.  “Africano emancipado llamado en el depósito de esta isla Erico.” Señalado con el número 134. Como de 16 años, falleció en la Hacienda de don Guillermo Lindegren. Fue sepultado en el cementerio de Carolina el 21 de abril de 1859. Recibió el agua de socorro en el artículo de muerte. PSFC 1D(1859-1878)F3.

138.  EVANÍA. Negra libre asignada a don Juan Machicote. Con la boleta 138. Fue bautizada en Carolina el 18 de marzo de 1863. PSFC 1B(1859-1878)F79-79v.

139.  ERCASPO.  Parte del grupo de emancipados remitidos al pueblo de Patillas a la hacienda Belvedera de don Luis Mariani. Falleció el 20 de julio de 1859. Fue enterrado en el cementerio de protestantes de Arroyo. AHN. Ultramar, 111, Exp. 28.

145.  JUAN o TEESO.  “Africano emancipado llamado en el depósito de esta isla Teeso.” Falleció en la hacienda de don Lorenzo Vizcarrondo, señalado con el número 145. Como de 10 a 12 años, fue sepultado en Carolina el 7 de abril de 1859. Recibió el agua de socorro en el artículo de muerte y se le puso por nombre Juan. PSFC 1D(1859-1878)F3.

147.  EUFRACIO. Negro congo libre con póliza 147. Asignado a don Pedro Lefebre. Fue bautizado en Carolina el 2 de noviembre de 1862. PSFC 1B(1859-1878)F63.

148.  EUSEBIO. Negro libre congo con póliza 148. Asignado a don Pedro Lefebre. bautizado en Carolina el 2 de noviembre de 1862. PSFC 1B(1859-1878)F64v-65.

150.  GABINO. Emancipado asignado a don Luis Mariani de Arroyo, con la póliza 150.  Clasificado como hombre de la primera edad. Murió antes de ser entregado a su patrono. AHN. Ultramar, 111, Exp. 28.

155.  EUTIQUIANO.  “Africano emancipado.” Señalado con el número 155. Como de 14 años, falleció en la hacienda de don Juan Bautista Machicote. Fue sepultado en Carolina el 23 de abril de 1859. Recibió el agua de socorro en el artículo de muerte. PSFC 1D(1859-1878)F3v.

160.  JACINTO. Negro libre congo asignado a don Pedro Lefebre. Con póliza 160. bautizado en Carolina el 2 de noviembre de 1862. PSFC 1B(1859-1878)F65.

161.  JARO o DONELIVA.  “Negro emancipado llamado en su nación doneliva, en el depósito en esta isla Jaro, que se hallaba en la Hacienda Buena Vista a cargo de don Guillermo Lindegren, señalado con el número 161.” Como de 8 a 9 años, fue sepultado en el cementerio de Carolina el 14 de abril de 1859, “cerciorado de la identidad de la persona según su filiación”. Recibió el agua de socorro en el artículo de muerte. PSFC 1D(1859-1878)F2v.

164.  FAUSTO. Parte del grupo de emancipados remitidos al pueblo de Patillas a la hacienda Belvedera de don Luis Mariani. Falleció el 29 de septiembre de 1859. Fue enterrado en el cementerio de protestantes de Arroyo. AHN. Ultramar, 111, Exp. 28.

168.  VELATO. Negro libre asignado a don Pedro Lefebre. Con la póliza 168. Fue bautizado en Carolina el 2 de noviembre de 1862. PSFC 1B(1859-1878)F63v-64.

177.  FEDERICO. Parte del grupo de emancipados remitidos al pueblo de Patillas a la hacienda Belvedera de don Luis Mariani. Descrito com hombre de la segunda edad. En el contrato se reporta con el número 166. Falleció el 17 de julio de 1859. Fue enterrado en el cementerio de protestantes de Arroyo. AHN. Ultramar, 111, Exp. 28.

181.  GERARDO. Negro emancipado asignado a don Juan Machicote. Fue bautizado en Carolina el 2 de noviembre de 1862. Con la boleta número 181. PSFC 1B(1859-1878)F77v-78. 

181.  GABINO. Parte del grupo de emancipados remitidos al pueblo de Patillas a la hacienda Belvedera de don Luis Mariani. Falleció el 30 de junio de 1859. Fue enterrado en el cementerio de protestantes de Arroyo. En 1864 se le acreditó a Mariani 241 pesos “por cuatro años y nueve días contados en que falleció el emancipado número 181, de la primera edad”, a respecto de 5 pesos mensuales. AHN. Ultramar, 111, Exp. 28.

184.  EDECIO. Congo emancipado asignado a don Pedro Lefebre. Con la boleta 184. Fue bautizado en Carolina el 2 de noviembre de 1862. PSFC 1B(1859-1878)F62v-63.

185.  GABINO. Negro congo libre asignado a don Pedro Lefebre. Con la boleta 185. Fue bautizado en Carolina el 2 de noviembre de 1862. PSFC 1B(1859-1878)F64v-66.

188.  GEORGIO.  Negro asignado a don Juan Machicote. Con la boleta 188. Fue bautizado en Carolina el 18 de marzo de 1863. PSFC 1B(1859-1878)F78.

192.  [-]OLINO.  Negro libre asignado a don Juan Machicote. Con la boleta 182. Fue bautizado en Carolina el 18 de marzo de 1863. PSFC 1B(1859-1878)F79.

193.  GERÓNIMO. Parte del grupo de emancipados remitidos al pueblo de Patillas a la hacienda Belvedera de don Luis Mariani. En su contrato aparece con la póliza 184. Falleció el 20 de agosto de 1859. Fue enterrado en el cementerio de protestantes de Arroyo. AHN. Ultramar, 111, Exp. 28.

194.  BEATRIZ Fue consignado a don Luis Mariani en Arroyo el 22 de junio de 1859. Descrita como “de segunda edad”. Falleció antes de ser entregada a su nuevo patrono. AHN. Ultramar, 111, Exp. 28.

197.  GETULIO.  Negro emancipado asignado a don Juan Machicote. Con la boleta 197. Fue bautizado en Carolina el 18 de marzo de 1863. PSFC 1B(1859-1878)F78-78v.

215.  GRUNDULFO. Parte del grupo de emancipados remitidos al pueblo de Patillas a la hacienda Belvedera de don Luis Mariani. Falleció el 3 de mayo de 1859. Fue enterrado en el cementerio de protestantes de Arroyo. AHN. Ultramar, 111, Exp. 28.

227.  ERNESTO.  Negro libre asignado a don Pedro Lefebre, con la póliza 227. Fue bautizado en Carolina el 2 de noviembre de 1862. PSFC 1B(1859-1878)F63-63v.

237.  JUAN. Negro que fue entregado por el superior gobierno a don Juan Machicote. Con la boleta 237. Fue bautizado en Carolina el 18 de marzo de 1863. PSFC 1B(1859-1878)F80-80v.

238.  JONATAS. Negro asignado a don Juan Machicote. Con la boleta 238. Fue bautizado en Carolina el 18 de marzo de 1863. PSFC 1B(1859-1878)F80.

244.  ISIDRO (O PEDRO). Negro libre asignado a don Juan M achicote. Con la boleta [2]44. Fue bautizado en Carolina el 2 de noviembre de 1862. PSFC 1B(1859-1878)F64.

273.  LEOPARDO o GRINQUISA.  Africano manumiso que se hallaba a cargo de don Manuel Arzuaga en la Hacienda Buena Vista de Carolina. Se llamaba en su tierra Grinquisa y en el depósito de esta isla Leopardo, marcado con el número 273. Como de 16 y sin señal especial en su cuerpo. Falleció en la tarde del día 10 de junio de 1864, siendo sepultado en Carolina al día siguiente. Se le socorrió con el agua de bautismo. PSFC 1D(1859-1878)F79v.

275.  LEOVIGILDO.  Africano emancipado que falleció en la Hacienda de don Guillermo Lindegren, señalado con el número 275. Como de 8 años, fue sepultado en el cementerio de Carolina el 27 de mayo de 1859. PSFC 1D(1859-1878)F5v.

277.  ALFREDO. “Negro africano emancipado que se hallaba en la Hacienda Buena Vista a cargo del señor don Guillermo Lindegren, marcado con el número doscientos setenta y siete. Como de 13 a 14 años de edad, fue sepultado en Carolina el 29 de marzo de 1859. Recibió el agua de socorro en el artículo de muerte y se le pso por nombre Alfredo. PSFC 1D(1859-1878)F1v.

279.  LIVERIO.  Africano emancipado que falleció en la Hacienda de don Guillermo Lindegren, señalado con el número doscientos setenta y nueve. Como de 10 años, fue sepultado en Carolina el 3 de julio de 1859. Recibió el agua de socorro en el artículo de muerte. PSFC 1D(1859-1878)F6v.

281.  LICURION o DUIRIGAPERO.  “Negro emancipado llamado en su tierra Duirigapero, que estaba en depósito en la Hacienda de don Guillermo Lindegren, marcado con el número 281.” Como de 11 años, fue sepultado en el cementerio de Carolina el 11 de abril de 1859, después de cerciorado de la identidad de su persona conforme a su filiación. Recibió el agua de socorro en artículo de muerte. PSFC 1D(1859-1878)F2v.

284.  LIBORIO o GUIACO.  Africano manumiso que se hallaba en la Hacienda San Justo a cargo de don Pedro Lefebre, el cual se llamó en África Guico y en el depósito en esta isla Liborio, marcado con el número 284. Como de 10 años, fue sepultado en el cementerio de Carolina el 2 de octubre de 1860. Recibió el agua del bautismo. PSFC 1D(1859-1878)F16v.

286.  LITEO. Falleció en la Hacienda Carmelita el 20 de marzo de 1859. Se hallaba enfermo de gravedad. Como de 15 años. AGPR. FGE, Río Grande, caja 542.

287.  LIVINO. Africano emancipado asignado a la Hacienda Carmelita de don Manuel Román, donde falleció el 27 de marzo de 1859. Fue bautizado con agua de socorro. AGPR. FGE, Río Grande, caja 542.

301.  LUPIANO. Parte del grupo de emancipados remitidos al pueblo de Patillas a la hacienda Belvedera de don Luis Mariani. Falleció el 27 de abril de 1859. Fue enterrado en el cementerio de protestantes de Arroyo. AHN. Ultramar, 111, Exp. 28.

302.  LUCO. Parte del grupo de emancipados remitidos al pueblo de Patillas a la hacienda Belvedera de don Luis Mariani. Falleció el 23 de abril de 1859. Fue enterrado en el cementerio de protestantes de Arroyo. AHN. Ultramar, 111, Exp. 28.

315.  VICTORIANO.  “Negro africano emancipado que se hallaba en la Hacienda Buena Vista a cargo del señor don Guillermo Lindegren y marcado con el número 315. Como de 12 años, fue sepultado en Carolina el 30 de marzo de 1859 “después de cerciorado de la identidad de la persona, según su filiación.” Recibió el agua de socorro en el artículo de muerte y se le puso por nombre Victoriano. PSFC 1D(1859-1878)F1v-2.

323.  MARCIAL o PACA.  Africano manumiso llamado en su nación Paca y en el depósito de esta isla Marcial, señalado con el número 323. Falleció en la Hacienda Buenavista a Cargo de don Guillermo Lindegren. Como de 11 años, fue sepultado en Carolina el 4 de noviembre de 1860. Recibió el agua de socorro. PSFC 1D(1859-1878)F19.

326.  MARIO.  Africano manumiso llamado en el depósito Mario, que falleció en la Hacienda de don Juan Bautista Machicote. Como de 10 años, señalado con el número 326, fue sepultado en el cementerio de Carolina el 21 de octubre de 1859. Recibió el agua de socorro en artículo de muerte. PSFC 1D(1859-1878)F10v.

335.  MIGUEL. Africano emancipado consignado en Río Grande a don Manuel Román, de la Hacienda Carmelita. No se dan más detalles sobre él.  Fue incluido en uno de los reportes de defunciones que preparó el alcalde don Eduardo Escalona. AGPR. FGE, Río Grande, caja 542.

360.  OCTAVIO. Africano consignado en Río Grande a don Manuel Román de la Hacienda Carmelita. De 10 años. Descrito en su defunción como de pelo pasa, boca grande, nariz chata y una marca en el homoplato. Con el número 360 y la póliza 280. Falleció en Río Grande el 7 de mayo de 1859. AGPR. FGE, Río Grande, caja 542.

361.  NEESO O NERCO. Negro congo asignado a don Pedro Lefebre. Con la póliza 361. Fue bautizado en Carolina el 2 de noviembre de 1862. PSFC 1B(1859-1878)F65-65v.

366.  OCTAVIANO. Emancipado consignado a don Manuel Román de la Hacienda Carmelita. Como de 10 años. Descrito como de 4 pies de estatura, nariz chata y boca abultada. Falleció el 6 de agosto de 1859. AGPR. FGE, Río Grande, caja 542.

420.  BEATRIZ. Parte del grupo de emancipados remitidos al pueblo de Patillas a la hacienda Belvedera de don Luis Mariani. En su contrato es reportada con el número 120. Falleció el 21 de junio de 1859. Fue enterrada en el cementerio de protestantes de Arroyo. AHN. Ultramar, 111, Exp. 28.

421.  CECILIA o BLANDOLALA. Hay una nota al margen que indica que se llamaba en su tierra Blandolala, “y en Cataño, Blanda”.  “Negra africana emancipada que se hallaba en la Hacienda Buena Vista a cargo del señor don Guillermo Lindegren, señalada con el número 421”. Como de 17 a 18 años, fue sepultada en el cementerio de Carolina el 6 de abril de 1859, “luego de cerciorado de la identidad de la persona conforme con su filiación.” Recibió el agua de socorro en el artículo de muerte y se le puso por nombre Cecilia. PSFC 1D(1859-1878)F2.

 [-].  MAMERTO.  Africano manumiso llamado anteriormente Mamerto, que se hallaba a cargo de don Pedro Lefebre, de la Hacienda San Justo. Estaba marcado con el número [no se incluyó el número en el acta]. Fue sepultado en Carolina el 20 de diciembre de 1862. Recibió en el bautismo de socorro el nombre de Juan Bautista. PSFC 1D(1859-1878)F53v-54.

[-]. MACABEO. Africano manumiso llamado Macabeo que se hallaba en la Hacienda titulada comúnmente El Vapor, propiedad de don Manuel Arzuaga, a cargo de don Guillermo Lindegren. Fue debidamente bautizado. Aparece en la póliza bajo el número [no se incluyó el número en el acta]. PSFC 1D(1859-1878)F58-58v.

[sin número]. FACUNDO MARÍA. Natural de África. Consignado a don Manuel Trigo. Como de 12 años. Murió en la hacienda San Patricio de Río Piedras, siendo sepultado el 10 de julio 1859. PNSPRP D(1856-1865)F89v.

[sin número]. MARCELINO NUMANO MARÍA. Natural de África. “De los consignados a don Manuel Trigo en San Patricio”. Fue sepultado en Río Piedras el 19 de julio de 1859. PNSPRP D(1856-1865)F90v.

[sin número]. AGUSTÍN. Negro emancipado a cargo de don Manuel Trigo. Como de 15 años. Murió en la hacienda de don Antonio Rodríguez. Fue sepultado el 2[-] de julio de 1861 en Río Piedras. PNSPRP D(1856-1865)F151.

[sin número]. FACUNDO. Natural de África. Emancipado, y a consignación de don Octavio Zárate. De 25 años, fue sepultado en Bayamón el 6 de noviembre de 1864. No recibió los santos sacramentos porque no dio tiempo la enfermedad, “según me informaron”. PSCB 11D(1859-1865)F178.

[sin número]. JUAN. Hubo 26 emancipados a quienes se bautizó con el nombre Juan en Humacao el 17 de febrero de 1859 al momento de morir. Estaban distribuidos de la siguiente manera entre los hacendados de Humacao:  16 con don Modesto Luznari; 6 en el de don José Carmona; y 4 en el de don Pedro José Berríos. Fueron sepultados a la orilla del cementerio, hacia la derecha de la puerta. PDNJH 14D(1859-1864)F15v.

[sin número]. RAMÓN. Se asignó este nombre a 27 varones consignados en Humacao a don Ramón Pou cuando se les echó el agua del bautismo al momento de morir. Fueron sepultados a la orilla del cementerio, hacia la derecha de la puerta. PDNJH 14D(1859-1864)F15v.

[sin número]. RAMONA. Se asignó este nombre a dos hembras consignadas a don Ramón Pou en Humacao cuando se les echó el agua del bautismo al momento de morir. Fueron sepultados a la orilla del cementerio, hacia la derecha de la puerta. PDNJH 14D(1859-1864)F15v.

[sin número]. LUIS. Se asignó este nombre a seis africanos consignados a don Luis Rufat en Humacao cuando se les echó el agua del bautismo al momento de morir. Fueron sepultados a la orilla del cementerio, hacia la derecha de la puerta. PDNJH 14D(1859-1864)F15v.  

[sin número], EUGENIO. Se asignó este nombre a 12 africanos emancipados consignados al depósito de la playa de Humacao cuando se les echó el agua del bautismo al momento de morir. Fueron sepultados a la orilla del cementerio, hacia la derecha de la puerta. PDNJH 14D(1859-1864)F15v.

[sin número], FRANCISCO. Se asignó este nombre a tres africanos emancipados consignados a don Salvador Córdova en Humacao cuando se les echó el agua del bautismo al momento de morir. Fueron sepultados a la orilla del cementerio, hacia la derecha de la puerta. PDNJH 14D(1859-1864)F15v.

[sin número], FRANCISCA. Se asignó este nombre a una africana emancipada consignada a don Salvador Córdova en Humacao cuando se le echó el agua del bautismo al momento de morir. Fue sepultada a la orilla del cementerio, hacia la derecha de la puerta. PDNJH 14D(1859-1864)F15v.

[sin número], JOAQUÍN. Se asignó este nombre a dos africanos emancipados consignados a don Joaquín Masfarré en Humacao cuando se les echó el agua del bautismo al momento de morir. Fueron sepultados a la orilla del cementerio, hacia la derecha de la puerta. PDNJH 14D(1859-1864)F15v.

[sin número], RAMÓN. Se asignó este nombre a dos africanos emancipados en el depósito de don  Ramón Pou en Humacao, donde fueron sepultados el 18 de febrero de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F15.

[sin número], JUAN. Se asignó este nombre a dos africanos emancipados en el depósito de don  Modesto Luznari en Humacao, donde fueron sepultados el 18 de febrero de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F15.

[sin número], JUAN. Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de don  Pedro Berríos en Humacao, donde fue sepultado el 18 de febrero de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F15.

[sin número], JUAN. Se asignó este nombre a dos africanos emancipados en el depósito de don  Modesto Luznari en Humacao, donde fueron sepultados el 19 de febrero de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F15v-16.

[sin número], JUAN. Se asignó este nombre a tres africanos emancipados en el depósito de don  Pedro Berríos en Humacao, donde fueron sepultados el 19 de febrero de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F15v-16.

[sin número], FRANCISCO. Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de don Salvador Córdova en Humacao, donde fue sepultado el 19 de febrero de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F15v-16.

[sin número], JOAQUÍN. Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de don  Joaquín Masfarré en Humacao, donde fue sepultado en febrero de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F15v-16.

[sin número], JUAN. Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de don  Modesto Luzmari en Humacao, donde fue sepultado en febrero de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F16.

[sin número], JOAQUÍN. Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de don  Joaquín Masfarré en Humacao, donde fue sepultado el 25 febrero de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F16.

[sin número], JOAQUÍN. Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de don  Joaquín Masfarré en Humacao, donde fue sepultado el 26 febrero de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F16.

[sin número], JOAQUÍN. Se asignó este nombre a tres africanos emancipados en el depósito de don  Joaquín Masfarré en Humacao, donde fueron sepultados el 27 febrero de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F16-16v.

 [sin número], JOAQUÍN. Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de don  Joaquín Masfarré en Humacao, donde fue sepultado el 28 febrero de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F16v.

[sin número], JOAQUINA. Se asignó este nombre a una africana emancipada en el depósito de don  Joaquín Masfarré en Humacao, donde fue sepultada el 26 febrero de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F16.

[sin número], JUAN. Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de don  Domingo Boltrés en Humacao, donde fue sepultado el 26 febrero de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F16.

[sin número], RAMÓN. Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de don  Ramón Pous en Humacao, donde fue sepultado el 27 febrero de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F16.

[sin número], JUAN FRANCISCO. Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de Salvador Córdova en Humacao, donde fue sepultado el 25 febrero de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F16-16v.

[sin número], JUAN. Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de don  Modesto Luznari en Humacao, donde fue sepultado el primero de marzo de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F16v.

[sin número], JOSÉ. Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de don  Domingo Beltrés en Humacao, donde fue sepultado el 4 de marzo de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F17.

[sin número], ANDRÉS. Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de don  Domingo Beltrés en Humacao, donde fue sepultado el 5 de marzo de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F17v.

[sin número], JUAN. Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de don  Pedro José Berríos en Humacao, donde fue sepultado el 7 de marzo de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F17v.

[sin número], FRANCISCA. Se asignó este nombre a una africana emancipada en el depósito de Salvador Córdova en Humacao, donde fue sepultada el 8 de marzo de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F17v-18.

[sin número], JUANA. Se asignó este nombre a una africana emancipada en el depósito de don  Luis Rufat en Humacao, donde fue sepultada el 8 de marzo de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F17v-18.

[sin número], RAMÓN. Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de don Ramón Pou en Humacao, donde fue sepultado el 8 de marzo de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F17v-18.

[sin número], RAMÓN. Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de don Ramón Pou en Humacao, donde fue sepultado el 10 de marzo de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F18.

[sin número], RAMÓN. Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de don Ramón Pou en Humacao, donde fue sepultado el 11 de marzo de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F18-18v.

[sin número], RAMONA. Se asignó este nombre a una africana emancipada en el depósito de don Ramón Pou en Humacao, donde fue sepultada el 11 de marzo de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F18-18v.

[sin número], ANTONIO. Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de don Pedro Berríos en Humacao, donde fue sepultado el 19 de marzo de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F18v-19.

[sin número], JUAN. Se asignó este nombre a un africano emancipado en el depósito de don Luis Rufat en Humacao, donde fue sepultado el 21 de marzo de 1859. PDNJH 14D(1859-1864)F19.

[sin número], MACROBIO. Junto a otros tres emancipados fue mencionado en correspondencia de Guillermo Lindegren al gobernador el 23 de abril de 1862 como “perjudiciales, en razón a que se resisten hasta a los trabajos más comunes.”  Macrobio en particular es señalado por estar constantemente prófugo, y ser un mal ejemplo a emancipados y esclavos. Picó, San Fernando de la Carolina. Identidades y representaciones. Página 58.

[sin número], ATILANO. Junto a otros tres emancipados fue mencionado en correspondencia de Guillermo Lindegren al gobernador el 23 de abril de 1862 como “perjudiciales, en razón a que se resisten hasta a los trabajos más comunes.” Picó, San Fernando de la Carolina. Identidades y representaciones. Página 58.

[sin número], CELEDONIO. Junto a otros tres emancipados fue mencionado en correspondencia de Guillermo Lindegren al gobernador el 23 de abril de 1862 como “perjudiciales, en razón a que se resisten hasta a los trabajos más comunes.” Picó, San Fernando de la Carolina. Identidades y representaciones. Página 58.

[sin número], APOLONIA. Junto a otros tres emancipados fue mencionada en correspondencia de Guillermo Lindegren al gobernador el 23 de abril de 1862 como “perjudiciales, en razón a que se resisten hasta a los trabajos más comunes.” Picó, San Fernando de la Carolina. Identidades y representaciones. Página 58.

 

 

---- 206 emancipados identificados en estas actas ---

 

 

 

 

 

 

 

 

Apéndice 2

 

Relación de los individuos prófugos que procedentes del Brik Barca Majesty ingresaron en el presidio de la Plaza el 15 de noviembre de 1859, sentenciados a cuatro años por trato ilícito de negros africanos.[111]

 

1.      Don Juan Nuñell y Cor—os

2.      Manuel Jordán

3.      Bonifacio Norzagaray

4.      José Vecino

5.      Manuel Decastro

6.      José González

7.      Daniel Smit

8.      Bartolomé López

9.      Francisco Rogers(en otro segmento se le llama Rotger y se le identifica como marinero, con 18 pesos mensuales de salario)

10.  Bartolomé Ferrer

11.  Ignacio Labilva

12.  Francisco Antonio Varela

13.  José Rodríguez

14.  Tomás Ureña

15.  José Cortés

16.  Fernando Domingo Gutiérrez

17.  José Silva

18.  Vicente Rodríguez, o sea, Juan Antonio Maldes

19.  Casimiro Fernández

20.  Juan Antonio González

21.  Francisco Ignacio

22.  Domingo Serrano

23.  Juan Ramonde

24.  Pedro Rovira

25.  Antonio Villamil

26.  Enrique Eton

27.  Nicolás Lovis

28.  José Rentel

29.  Antonio Mayol

30.  Luis Romeu

31.  José Bernardo

32.  Alejandro Gorea.

33.  Antonio Mayol

 

Reos que habían fallecido

 

1.      Jorge Guillermo

2.      Juan Quirós

3.      Miguel Sierra

4.      Cayetano Muñoz

5.      Ezequiel Aceval

6.      Francisco Ramírez (identificado por separado como pasajero)

 

Nombres de algunos de los tripulantes de la barca Majesty, arrestados y condenados a cárcel que aparecen en la documentación, fuera del listado.

 

1.      Capitán don Rafael

2.      Piloto: don Carlos; de estatura regular, fornido, ojos pardos, 38 años, poblado de barba.  Prófugo.

3.      Piloto: Don Juan alias Don Francisco.  Prófugo.

4.      Contramaestre (también conocido como uno de los jefes):  Don Federico

5.      Capitán Renfil, español, regular de estatura, algo delgado, pelo castaño, rostro tostado y poca barba.

 

Otros acusados

Don Gerónimo Gobart y Cornos

 

Testigos

Don Domingo Bertres, vecino de Humacao


Apéndice 3

 

Contrato de consignación de emancipados

 

Superior Gobierno, Capitanía General y Superintendencia delegada de Real Hacienda de Puerto Rico.  Negros emancipados.  Póliza número 194.  Mujeres de la segunda edad.  El gobierno superior de la Isla en uso de sus facultades hace entrega en este día a don Luis Mariani, vecino de Patillas, en el Séptimo Departamento, del negro emancipado Beatriz, cuya filiación y señas particulares se expresan al margen para que lo tenga en su poder por término de cinco años contados desde esta fecha, que cumplirán el día 22 de marzo de 1864.  El expresado don Luis Mariani, en virtud del presente documento, contrae la obligación de instruir al referido emancipado en los dogmas de la Religión C.A.R., con exclusión absoluta de otra; enseñarle todas las obligaciones de un buen jornalero, y asistirle con el alimento y vestido según las costumbres del país, curándole en todas sus enfermedades; ocuparle en los días y horas marcadas por los reglamentos y disposiciones de los festivos, si no en los casos únicos que lo permiten los mismos reglamentos, sin que por ningún pretexto pueda el precitado don Luis Mariani transmitir ni traspasar a persona alguna esta concesión; contrae además la obligación garantida de satisfacer a la Caja general de emancipados la cantidad de 24 pesos por semestres anticipados, que equivale al valor del salario del emancipado a razón de 4 pesos al mes, y además la suma de 25 pesos por una vez para gastos del depósito y administración del ramo; quedando además el consignatario advertido del exacto cumplimiento del reglamento provisional publicado en 26 de febrero último de que se le entrega un ejemplar, y de que ha de devolver el emancipado el mismo día que cumpla los cinco años, bajo las penas que se establezcan. Para constancia firmo la presente en Puerto Rico a 22 de marzo de 1859…[112]

 


 

Apéndice 4

 

Reportaje de los hechos del Majesty en el periódico español La Época.

Edición del 5 de abril de 1859, número 3065.

 

La Gaceta oficial anuncia haber varado en la noche del 4 de febrero en las costas de Humacao una corbeta, cuyo nombre no se dice, y que conducía a bordo unos 600 africanos.  Ocurrió el naufragio en un bajo próximo a la Punta de Candelero, y aun cuando el barco disparó cinco cañonazos y enarboló un farol, pidiendo auxilio, nadie acudió a prestárselo por escasear el vecindario en aquellas inmediaciones.

 

Pero cuando fui de día y se supo lo ocurrido, acudieron las autoridades al lugar del naufragio y encontraron enferma a casi toda la tripulación del buque.  Se les dijo que el capitán y el contramaestre habían muerto en la travesía, así como algunos marineros.  “Practicadas las operaciones de ordenanza, dice de Humacao el corresponsal del boletín con fecha 6, fueron conducidos a la real cárcel 27 de los tripulantes, y anoche a las ocho tuvo efecto el desembarco de los negros, que, según he oído decir, pasa el número de 600.  El buque no sé cómo se llama, y sobre él sólo podré asegurar a V. que es famoso por su construcción y estado y que una de las redondas de proa lleva como señal un T.”

 

El vapor de S.M. Hernán Cortés fue a recoger a los bozales, y les condujo a la capital, donde se construyeron expresamente barracones y enfermerías para ellos.  El gobierno había pedido informes a los corregidores y alcaldes de la isla para repartirlos a título de emancipados, entre los agricultores más necesitados de brazos para las faenas del campo.

 

Decíase que la Gaceta publicaría en breve la disposición del capitán general fijando el día en que habría de salir a la visita política del presente año a la isla.

 

Se había encargado de la secretaría general del gobierno y superintendencia de la isla el Sr. D. Francisco Javier Serrano y Torres, nombrado por real orden de 26 de octubre del año anterior. 

 

 

Fuente:  Biblioteca Nacional Española. Hemeroteca Digital.

 


Apéndice 5

 

Datos biográficos sobre algunos de los protagonistas del incidente del Majesty, incluyendo oficiales reales y hacendado. 

 

Policarpo Álvarez fue gobernador del Castillo del Morro.  En 1861 era comandante de infantería.  En 1846 había recibido nombramiento de Caballero de la Orden de Isabel la Católica, siendo ayudante mayor del Regimiento de Infantería Primero de Cataluña del ejército de Puerto Rico. [113]

 

Manuel Arzuaga era peninsular, identificado como “rico comerciante y mayor contribuyente como propietario que ha desempeñado el cargo de Cónsul del Tribunal de Comercio, y varias veces el de vocal del Ayuntamiento”.  Para 1861, residía en Puerto Rico hacía seis años. Fue nombrado por la Reina consejero de Administración de la isla en 1867.  En la propuesta para el puesto, al igual que a los otros dos candidatos, se le reseñó como sigue: “…en esta Capital donde corresponden las vacantes es difícil encontrar personas más aptas, más adornadas de excelentes cualidades morales, de más experiencia en los asuntos locales ni que puedan contribuir mejor a la completa ilustración de los que se señalan al Consejo de Administración…”[114].  

 

Salvador Córdoba había sido dueño del Cayo Santiago, que vendió en 1856 a don Antonio Trillo.  El Cayo Santiago había sido relacionado con contrabando. [115]

 

Bartolomé Elzaburu fue nominado y nombrado prior del Tribunal de la Audiencia de Puerto Rico en 1858.[116]  Elzaburu y compañía surgió de la alianza de don Bartolomé Elzaburu y don José Aranzamendi.[117]  Los Aranzamendi eran importantes dueños de esclavos en San Juan, según se evidencian las defunciones de sus esclavos en San Juan en la primera década del siglo.[118]

 

José Ignacio Esquiaga era natural de Guipúzcoa, y llegó a Puerto Rico huyendo de la revolución venezolana.  Esquiaga y Compañía fue fundada y manejada por las familias vascas Ezquiaga e Isaguirre, siendo una de las compañías comerciales más grandes de San Juan a mediados del siglo XIX.   En 1832 había reclamado a su sobrino, José María Izaguirre, para que lo ayudara en el negocio.[119] Comerciaban con harinas desde el puerto de Santander. 

 

Crusiano Fantauzzi. En 1878, la Sociedad Fantauzzi Hermanos, compuesta por don Crusiano y don Francisco Fantauzzi, solicitó a Hacienda una exención de contribuciones por diez años, por beneficios de riego hechos a la hacienda Felícita, que le fue concedida.  Del expediente generado por esta solicitud se desprende que se cultivaban cañas y cacao. Sus 1,873 cuerdas estaban divididas por el río Patillas.[120]

 

Guillermo Lindegren aparece como administrador de la Hacienda Buena Vista. El apellido nos es familiar, porque quien pensamos que es su padre, Juan Lindegren, sueco de nacimiento, fue cónsul británico en Puerto Rico entre 1844 y 1855.[121]  Juan Lindegren había sido un importante comerciante antes de venir a nuestra isla.  Ha debido ser a través de las relaciones de su padre que el hijo terminara a cargo de esta importante hacienda.

 

Juan Bautista Machicote e Irizarry, Marqués de Machicote, fue alcalde delegado de Carolina, nombrado con el gobernador Juan Laureano Sanz en 1871 y 1874.[122]  Era navarro, y estaba casado con doña Andrea Pinatel, con quien tuvo un único hijo llamado Juan José Machicote.  En 1861 se le identifica como representante de la Sociedad Mercantil “Viuda de Irizarry y Compañía”. [123]  Fue nombrado consejero de la administración de la isla por real decreto en 1867.[124]  En 1871, “en atención a los grandes méritos, a la lealtad y notables servicios prestados a la causa de España en Puerto Rico”, se le otorgó la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica.[125]  Entre sus méritos se menciona que había sido delegado por la provincia de Puerto Rico a las Cortes.  Murió el 14 de agosto de 1881.  En 1882, se le concedió a su hijo, Juan José de Machicote Pinate, la sucesión en el título de Marqués de Machicote.[126]

 

Joaquín Masferrer Fraxedas.  (Masfarré, por su pronunciación catalana). A través de su esposa, doña Concepción Berríos de la Rosa, don Joaquín Masfarré, inmigrante catalán, natural de Mataró, era propietario de la Hacienda Santa Teresa, situada en el barrio Río Abajo de Humacao. En 1885, la hacienda contaba con una superficie de 856 cuerdas de terreno. [127] Con 800 cuerdas en 1890, ocupaba el 25% del área total del barrio Río Abajo de Humacao.[128] Masfarré y Pou eran catalanes casados con dos hermanas, siendo éstas hijas de don Román Berríos Martínez y doña Josefa de la Rosa Díaz. Otra hermana estaba casada con don Fermín de Thomas, otro personaje de este caso.

 

Baltasar Paniagua era castellano; había sido Administrador de la Aduana en San Juan de 1817 hasta 1826 y Regidor del Ayuntamiento de San Juan varias veces, y lo era en 1855.  Había tenido una carrera en el gobierno, comenzando en el consulado de Cádiz en 1795. En 1855,  solicitó se le eximiera para siempre de cargos públicos por razones de salud.  Se le aprobó la exención en 1856.[129]  

 

Ramón Pou y Busó era natural de Sant Feliú de Guixols en Cataluña. Era hijo de Juan Pou y Beltrán y de Escolástica Busó Bas. Su padre había solicitado en 1820 pasar a Cuba; en 1830, estableció un negocio de pulpería en Naguabo.  Sus hermanos Francisco y Juan habían pasado a Puerto Rico a unírsele al padre en la isla. Para 1864 tenía la Sociedad Mercantil “Ramón Pou y Busó” en Humacao.

 

José María Ríos Gutmann era hijo de José María Ríos y de doña Manuela Gutmann.  Era cuñado de don Ramón Pou, catalán, siendo ambos importantes terratenientes en Humacao. En el Padrón Catastro de Propiedad Rústica de 1890, la sucesión de José María Ríos todavía conservaba 14% de todo el terreno del barrio Río Abajo. [130]

 

Fermín de Thomas estaba casado con doña Rosa Berríos de la Rosa, hermana de Petronila, la esposa de don José María Ríos, otro de los implicados en el caso de contrabando de africanos, y de Concepción, esposa de Joaquín Masferrer Fraxedas, hacendado de Humacao que recibió consignación de emancipados. En 1888, su hijo Fermín Thomas Berríos era interventor del correo y contable de la Aduana de Humacao.[131] 

 

Nicasio Viñas y Oliver llegó a Puerto Rico en 1838 como militar.[132] Era alcalde de Carolina en 1859 cuando se asignaron los africanos emancipados a las diferentes haciendas carolinenses. Nació en Canarias. [133] Fue bautizado en la villa de Santa Cruz de Santiago de Tenerife, hijo legítimo de don Antonio de Lugo y Viña, subteniente de Milicias Provinciales, natural del puerto de la Orotava, y de doña María de los Dolores Oliver, natural del mismo pueblo. Su carácter quedó retratado en una recomendación que el Intendente de Hacienda sometió a la reina en 1839 relacionada a la administración de este hospital, donde se le enumeraban sus atributos:  “las pruebas infatigables, buena disposición, rectitud e incorruptibilidad, méritos y servicios que ha contraído a su lado don Nicolás (sic) Viñas, le han impelido a nombrarle para que sirva aquel destino.” [134] Era inspector del Real Hospital de San Juan en 1841.  En 1842 se aprobó que además de Inspector del Hospital, ejerciese el cargo de Comisario de Guerra, a pesar de las objeciones del Intendente. [135] Dejó el puesto de Inspector del Hospital en 1852, cuando solicitó viajar a la península a recuperar su salud de una “congestión cerebral” de que adolecía. [136] Casó cuatro veces durante su vida, según lo declara en el testamento realizado en 1862, teniendo diez hijos en total. [137] Falleció el 8 de abril de 1863; en 1864, su viuda, doña Francisca Mercado, solicitó pensión; doña Francisca era hija de don José Mercado y de doña María Matías de Vizcarrondo.  [138] En su testamento declara los nombres de sus esposas e hijos.

 

Lorenzo Vizcarrondo Ortiz de Zárate, nacido en Puerto Rico, fue alcalde en la fundación de Carolina el 31 de enero de 1857, y en 1876 y 1877.  Pertenecía a una de las familias más poderosas e influyentes de la región norte oriental.  Estaba casado con doña Manuela Mongrand.  Uno de sus hijos, don Lorenzo de Vizcarrondo Mongrand, fue el fundador de la parroquia de San Fernando.[139] Sobre la relación de la familia Vizcarrondo con las tierras, García Colón ha dicho que “La familia Vizcarrondo estuvo emparentada con la familia Andino, propietarios del Hato de Hoyo Mulas, en el partido de San Miguel de Trujillo, y durante el siglo XIX figuró entre el grupo de hacendados más prominentes de la jurisdicción de Trujillo Bajo.  En este partido estableció las haciendas San José, Santa Bárbara y La Monserrate.”[140]

 

 



[1] Luis M. Díaz Soler. Historia de la esclavitud negra en Puerto Rico. Río Piedras, Editorial de la Universidad de Puerto Rico, tercera edición de 1970, reimpresión 2005, página 131.

[2] Hay múltiples legajos de la Sección de Ultramar en el Archivo Histórico Nacional, en adelante AHN, que se refieren a los ensayos presentados en este ensayo y que fueron investigados por el autor. Se citaran a través del escrito.

[3] Entre los autores que han escrito sobre el Majesty se encuentran Luis de la Rosa, Luis Díaz Soler, Manuel Álvarez Nazario, Arturo Morales Carrión y Félix Matos.  Hacemos referencia a sus trabajos según sea relevante en nuestra investigación.  

[4] Frank Moya Pons. Historia del Caribe. Santo Domingo, República Dominicana, Ediciones Ferrilibro, 2008, página 272.

[5] Moya Pons. Historia del Caribe, pp 334 y 335.

[6] Pablo García Colón. Tierras privadas. Del reparto de terrenos baldíos al ordenamiento forestal en Puerto Rico: 1778-1873. San Juan/Santo Domingo, Isla Negra Editores, 2011, segunda edición, página 52.

[7] Jesús Raúl Navarro García.  Puerto Rico a la sombra de la independencia continental. San Juan-Sevilla, Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, y la Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1999, página 28.

[8] Sin autor. La esclavitud y el tráfico de esclavos; sus efectos sobre la condición de los naturales de África, y sobre el carácter de los principales jefes y de los otros agentes de tan criminal comercio. Folleto traducido del inglés por Juan B. Cabrera. Gibraltar: Imprenta de la Biblioteca Militar, 1865.

[9] Ibid. Dedicatoria, página sin número.

[10] Moya Pons. Historia del Caribe, página 330.

[11] Rafael López Valdés. Africanos de Cuba. San Juan, Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, segunda reimpresión 2004, página 33.

[12] Francisco Scarano.  Puerto Rico. Cinco siglos de historia. México: McGraw-Hill/Interamericana Editores, 2002; segunda edición, paginas 464 y 465. 

[13] Manuel Álvarez Nazario.  El elemento afronegroide en el español de Puerto Rico.  San Juan, Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1974, página 41.

[14] Díaz Soler. Historia de la esclavitud negra en Puerto Rico, página 110.

[15] Gerardo A. Carlo Altieri.  Justicia y gobierno.  La Audiencia de Puerto Rico (1831-1861).  Publicación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la Escuela de Estudios Hispanoamericanos, y la Academia Puertorriqueña de la Historia.  Sevilla,  Gráficas Varona, 2007, página 407.

[16] Díaz Soler.  Historia de la esclavitud negra en Puerto Rico, página 133.

[17] Álvarez Nazario.  El elemento afronegroide en el español de Puerto Rico.  Páginas 40 y 41.

[18] Ricardo Camuñas. Hacendados y comerciantes en Puerto Rico en torno a la década revolucionaria. Mayagüez, 1994, página 157.

[19] Arturo Morales Carrión.  Auge y decadencia de la trata negrera en Puerto Rico (1820-1860). San Juan, Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, 2004, página 189.

[20] Titulo del documento.  Se informa el cese del cólera y la escasez de víveres.  AHN, Ultramar, 298, Expediente (en adelante, Exp.) 24. 

[21] Morales Carrión.  Auge y decadencia..., página 208.

[22] Fue gobernador de 1857 a 1860.

[23] Carta del gobernador Cotoner al Ministro de Ultramar. Puerto Rico, 27 de enero de 1869. Vigilancia en las costas para que no se introduzcan negros. AHN. Ultramar, 5079, Exp. 16. folio ??.

[24] El número total de individuos que fueron rescatados del barco negrero no está claro.  Diferentes fuentes presentan diferentes cantidades. Por ejemplo, Manuel Álvarez Nazario hace referencia a 434 bozales, pero para la fecha a que hace referencia – 28 de marzo de 1859 – ya habían muerto varios en Carolina, Río Grande y Humacao. Op Cit, página 41.

[25] Carta del gobernador Cotoner al Ministro de Ultramar. Puerto Rico, ?????? Vigilancia en las costas para que no se introduzcan negros. AHN. Ultramar, 5079, Exp. 16.folio ??

[26] Ibid. Carta de Manuel de Lara y Cárdenas al Ministro de Ultramar. AHN Ultramar 5079, Exp. 16, folio ??.

[27] En el Apéndice 3 hemos incluido el listado de los miembros de la tripulación que fueron encarcelados en San Juan y que aparecen en el documento citado.

[28] Archivo Parroquia Dulce Nombre de Jesús de Humacao (en adelante PDNJH) Libro 14 de Defunciones (1859-1864) folio 14v.

[29] Ibid, folios 15 a 15v.

[30] Archivo General de Puerto Rico (en adelante AGPR). Departamento de Justicia, Cárceles, Penitenciaria, Expedientes de confinados 1850-1859 Hilera 50 caja 5.

[31] Ibid.

[32] Ibid.

[33] titulo de documento. Rafael Aguilar pide indulto y se le concede. AHN. Ultramar, 2060, Exp. 42. folios ???. El expediente incluye los nombres de otros individuos identificados como “pasajeros” del Majesty.  Se informa que el capitán había muerto en las costas de África y otro lo había reemplazado, a quien llamaban indistintamente Don Juan y Don Carlos.  

[34] Ibid.

[35] titulo del documento Expediente general sobre el puerto de San Juan. AHN. Ultramar, 407, Exp. 7. folio???

[36] AGPR, Fondo de Gobernadores Españoles (en adelante, FGE), Municipios, Carolina, caja 542.

[37] Periódico La Época, edición del 5 de abril de 1859, Año XI, número 3065;  La España, edición del 7 de abril de 1859, Año XII, número 3881; (ambos en la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional Española).

[38] Carta del cónsul inglés Lennon Hunt al gobierno inglés. Vigilancia en las costas para que no se introduzcan negros. AHN. Ultramar, 5079, Exp. 16. folio ??.

[39] Carta del Delegado de Hacienda al Ministro de Ultramar. Puerto Rico, 1859. Denegada compra del cayo de Santiago. AHN. Ultramar, 1085, Exp. 43, folio.1.

[40] Carta del gobernador Arístegui al Ministro de Ultramar. Puerto Rico, 1844. Imposibilidad de persecución de un buque negrero.  AHN. Ultramar, 5065, Exp. 13.  John Lindegren fue cónsul hasta el 1857, según lo reporta La guía de forasteros en Madrid para 1857.

[41] Fernando Picó.  San Fernando de la Carolina. Identidades y representaciones. Carolina, Gobierno Municipal Autónomo de Carolina, 2003, primera edición, página 58.

[42] Vigilancia en las costas para que no se introduzcan negros. AHN. Ultramar, 5079, Exp. 16. folios ???

[43] Conflicto de competencias de trata de negros AHN. Ultramar, 2060, Exp. 29. Carlo Altieri señala otros cuatro casos donde se generaron estos conflictos de competencias en Puerto Rico. Destaca el hecho que la Audiencia fue favorecida en cada uno, en contra de lo que llama “foros privilegiados”.  Atribuye este favor como una indicación “del prestigio y grado de funcionalidad que el sistema judicial estaba adquiriendo en comparación con los otros poderes gubernamentales y semi-autóctonos.” Carlo Altieri. Justicia y gobierno.  La Audiencia de Puerto Rico (1831-1861), página 253.

[44] Ibid.

[45] AHN. Ultramar, 2060, Exp. 29.

[46] Nombramiento de don Enrique Cowper como cónsul inglés de Puerto Rico. 1861. Se nombra a don Enrique Cowper cónsul inglés en Puerto Rico.AHN. Ultramar, 5086, Exp. 29.

[47] Nombramiento de Mr. Arthur Zeltner como cónsul de Francia en Puerto Rico. 1862. Se nombra cónsul de Francia a Mr. Arthur Zeltner.AHN. Ultramar, 5086, Exp. 28.

[48] Se nombra a Jorge Samuel Lennon Hunt cónsul inglés. AHN. Ultramar, 304, Exp. 16. folio ??. Las porciones subrayadas del texto aparecen así mismo en el documento original.

[49] AHN. Ultramar, 304, Exp. 16, folios ???

[50] Ibid.

[51] Titulo del documento. Solicitudes de créditos. AHN. Ultramar, 1098, Exp. 57. Solicitudes de créditos.

[52] Díaz Soler.  Historia de la esclavitud negra…, página 242.

[53] Vigilancia en las costas para que no se introduzcan negros. AHN. Ultramar, 5079, Exp. 16., folios ???.  También en Arturo Morales Carrión. Auge y decadencia de la trata negrera, página 218.

[54] Ibid.  Página 219.

[55] Luis de la Rosa. Los negros del brick-barca Magesty: prohibición del tráfico de esclavos. En La Revista del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. Año 3. Julio-Diciembre 1986, página 48.

[56] Titulo del documento. Vigilancia en las costas para que no se introduzcan negros. AHN. Ultramar 2060, Exp. 29, folios ???.

[57] PDNJH 14D(1859-1864)F15v.

[58] Félix V. Matos Rodríguez.  Women in San Juan. 1820-1868. Princeton, New Jersey, Marcus Wiener Publishers, 1999, página 109.

[59] Fundación y funcionamiento de la Casa de Beneficencia AHN. Ultramar, 5077, Exp. 38., folios 

[60] Solicitud de créditos. AHN. Ultramar, 1101, Exp. 17.

[61] NECESITA REFERENCIA.

[62] Sobre el juicio de residencia al gobernador Fernando Cotorner. AHN. Ultramar, 2060, Exp. 21.

[63] Manuel Úbeda y Delgado. Isla de Puerto Rico. Estudio Histórico, Geográfico y Estadístico de la Misma.  1878. Edición facsímil: San Juan, Academia Puertorriqueña de la Historia, 1998, pp 150 y 151.

[64] PicóSan Fernando de la Carolina… página 58.

[65] Parroquia Nuestra Señora del Pilar de Río Piedras (en adelante PNSPRP). Defunciones (1856-1865) folio 89v.

[66] Solicitudes de créditos. AHN. Ultramar, 1100, Exp. 28. Solicitudes de créditos.

[67] Parroquia La Santa Cruz de Bayamón.  Libro 11 de Defunciones (1859-1865) folio 178. Defunción de Facundo, emancipado asignado a don Octavio Zárate.  Octavio Ortiz de Zárate es identificado en otras fuentes como teniente a guerra de Bayamón en 1870 (www.enciclopediapr.org).

[68] Parroquia San Fernando de la Carolina (en adelante, PSFC). Primer libro de defunciones (1859-1878). En las actas de varios emancipados se menciona la hacienda donde estaban asignados y el dueño o encargado de ésta.

[69] Recurso sobre riqueza imponible a la hacienda Vista Alegre.  AHN. Ultramar, 5126, Exp. 36. Este expediente establece que esta finca productora de azúcar elaboraba de 800 a 1,000 bocoyes de azúcar anualmente.

[70] PDNJH 14D(1859-1864) folios 15 a 19.

[71] Pena de decomiso sobre efectos introducidos en Luquillo. AHN. Ultramar, 1165, Exp. 11. Don Manuel Román había sido penado por la introducción ilegal de efectos a Luquillo en 1837. En 1866 aparece como dueño de la Hacienda del Carmen en Río Grande (Sr. Zechini pide concesión de aguas del río Grande. AHN. Ultramar, 361, Exp. 6.).

[72] AGPR. FGE, Municipios, Río Grande, caja 542. En 1858, Zecchini es identificado como Ingeniero Primero y Director de la Comisión de Puerto Rico. Sr. Zechini, ingeniero del cuerpo de Montes. AHN. Ultramar, 308, Exp. 20. 

[73] Archivo Parroquia Nuestra Señora del Pilar de Río Piedras Defunciones (1856-1865)F151.

[74] AHN. Ultramar, 5079, Exp. 16.  

[75] De la Rosa. Los negros del brick-barca Magesty, página 50.

[76] Archivo Parroquia San Fernando de Carolina 1Defunciones (1859-1878)F1v.

[77] AHN. Ultramar, 5079, Exp. 16.

[78] Carta del gobernador Cotoner al Ministro de Ultramar. Puerto Rico, 29 de enero de 1865. Liberación de los negros esclavos de la barca Mayesti. AHN. Ultramar, 5088, Exp. 25. 

[79] Ibid.  En este comentario, el gobernador nos permite un atisbo al estado de mestizaje en que se encontraba la raza negra en la isla.

[80] Matos Rodríguez.  Women in San Juan, página 109.

[81] Titulo del documento. AHN. Ultramar, 1100, Exp. 28.

[82] Ibid, folios 15 al 19, inclusive.

[83] AGPR. FGE, Municipios, Río Grande, caja 542.

[84] Archivo Parroquia San Fernando de Carolina 1Defunciones (1859-1878)F23.  También, Picó, San Fernando de la Carolina, página 56.

[85] AGPR. FGE, Municipios, Río Grande, caja 542.

[86] AHN. Ultramar, 5079, Exp. 16, folio ??.

[87] AHN. Ultramar, 5079, Exp. 16.

[88] Díaz Soler.  Historia de la esclavitud negra en Puerto Rico, página 239.

[89] Exhorto del alcalde de Caguas a cónsules españoles. AHN, Ultramar, 2058, Exp. 28. En 1861, la Sociedad Señores Mariani y Compañía había declarado la quiebra.

[90] Solicitud de créditos. AHN. Ultramar, 1100, Exp. 28.

[91] Vease Apéndice 4.

[92] Ibid.

[93] PSFC. Primer libro de bautismos (1859-1878).  Desde el folio 60 en adelante.

[94] PSFC. 1D(1859-1878). folios ????.

[95] AGPR. FGE, Río Grande, caja 542.  El antropólogo cubano, Dr. Rafael López Valdés, opina que esta indicación de marcas no es suficiente para determinar la etnia a la que pertenecerían estos africanos. 

[96] De la Rosa. Los negros del brick-barca Magest, página 54.

[97] En su artículo, Luis de la Rosa incluye un listado completo de los sobre 300 africanos del Majesty con sus nombres originales y los cristianos.  Nuestro listado pretende darles un poco de vida, identificando cualquier dato que quedara registrado en las actas sacramentales.

[98] PSFC 1D(1859-1878) folio 6. Defunción de Ambrosio, africano emancipado.

[99] Fernando Picó. “En el Caribe Hispano. Iglesia y esclavitud”. En la Revista Sic. Caracas: Centro Gumilla. Vol. 53, Núm. 523 (Abr. 1990), página 131.

[100] PSFC 1D(1859-1978) folios 1, 1v, y 3.

[101] de la Rosa. Los negros del brick-barca Magest, página 52.

[102] Scarano.  Puerto Rico. Cinco siglos de historia, página 266.

[103]   titulo del documento. AHN. Ultramar, 1100, Exp. 28.

[104] Sobre la Ordenanza de Emancipados. AHN. Ultramar, 5088, Exp. 26,  folios ???.

[105] Carta del gobernador Cotoner al Ministro de Ultramar. Puerto Rico, 16 de noviembre de 1859. Se declara emancipados a varios esclavos. AHN. Ultramar, 5082, Exp. 29.

[106] Liberación de los negros esclavos de la barca Mayesti. AHN. Ultramar, 5088, Exp. 25.

[107] Sobre la Ordenanza de Emancipados. AHN. Ultramar, 5088, Exp. 26.

[108] Ibid.  Énfasis nuestro.

[109] Periódico La época, edición del 28 de agosto de 1864, número 5057.

[110] La Gaceta de Puerto Rico. Año 1864. Número 130. Sábado, 29 de octubre. Página 1. En AHN, Ultramar, 5088, Exp. 26. 

[111] AHN. Ultramar, 2060, Exp. 42.

[112]Solicitudes de créditos. AHN. Ultramar, 1100, Exp. 28. 

[113] Sobre haberes y gratificaciones de varias pensiones.  AHN. Ultramar, 1121, Exp. 75. También: AHN. Estado, 6333, Exp. 94.

[114] Nombramiento de consejeros de Administración de la isla. AHN. Ultramar, 5093, Exp. 6.  

[115] AHN. Ultramar 1085, Exp. 43. Folio 1v.

[116] Se nombra a Bartolomé Elzaburu prior del Tribunal. AHN. Ultramar, 302, Exp. 14. 

[117] Matos Rodríguez. Women in San Juan. Página 61.

[118] Para más información sobre estas familias, se puede consultar el libro Vascos en la diáspora. La emigración de La Guaira a Puerto Rico, 1799-1830, de Brigit Sonesson.

[119] Estela Cifre de Loubriel. La formación del pueblo puertorriqueño.  La contribución de los vascongados, navarros y aragoneses. San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1986. Página 164.

[120] Exención de contribuciones por el beneficio de riesgos (sic, riegos). AHN. Ultramar, 1182, Exp. 7.  

[122] Picó.  San Fernando de la Carolina… Página 197.

[123] Expediente promovido a instancia de don Juan Bautista Machicote, representante de la Sociedad Mercantil “Viuda de Irizarry y Cía.”, solicitando antecedentes relativos al crédito procedente de un préstamo hecho al Tesoro de Venezuela en 1823. AHN. Ultramar, 1115, Exp. 57. 

[124] Nombramiento de consejero de la Administración de la isla. AHN. Ultramar, 5093, Exp. 13.

[125] Encomiendas y cruces de la Orden de Isabel la Católica. AHN. Ultramar, 5096, Exp. 68. 

[126] Sobre sucesión en el título de marqués de Machicote. AHN. Ultramar, 2110, Exp. 24.

[127] Consulta sobre anotaciones de hipotecas voluntarias. Ultramar, 2108, Exp. 6.

[128] AGPR; Fondo: Obras Públicas; Sub-Fondo: Catastro; Sección: Humacao; Serie: Rústica; Caja: 143

[129] Arreglo de Aduanas. AHN. Ultramar 1065, Exp. 6. También en Exención de cargos municipales por motivos de salud. AHN. Ultramar, 5075, Exp. 38.

[130] Archivo General de Puerto Rico; Fondo: Obras Públicas; Sub-Fondo: Catastro; Sección: Humacao; Serie: Rústica; Caja:  143

[131] Expediente personal de don Luis F. de Thomas y Berríos. AHN. Ultramar, 1177, Exp. 18.

[132] Estela Cifre de Loubriel. La  formación del pueblo puertorriqueño: la contribución de los Isleño-Canarios. San Juan, Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, 1995, página 482.

[133] Expediente de clasificación y solicitud de pensión. AHN. Ultramar, 1127, Exp. 35. El expediente incluye su certificado de bautismo.

[134] Expediente sobre la administración del Hospital Militar. AHN. Ultramar, 1126, Exp. 7.  

[135] Sobre ejercicio de funciones del Comisario de Guerra. AHN. Ultramar, 1069, Exp. 19. Sobre ejercicio de funciones del Comisario de Guerra.

[136] Expediente de clasificación y solicitud de pensión. AHN. Ultramar, 1127, Exp. 35.

[137] AGPR, Fondo de Protocolos Notariales, Serie: San Juan; Pueblo: Carolina; Escribano: Lcdo. Antonio Font; 1861-1862, caja 599, folio 61.  Tomado de Genealogías y crónicas del siglo XIX de Carlos Encarnación Navarro.

[138] Expediente de clasificación y solicitud de pensión. AHN. Ultramar, 1127, Exp. 35. 

[139] Está identificado en el primer libro de bautismos de la parroquia San Fernando de la Carolina (1859-1878) como el constructor de la parroquia.

[140] García Colón. Tierras privadas… Página 91.