Gabriel Hernández López
Gabriel Hernández |
Nací en la Ciudad de Humacao, Puerto Rico un 29 de agosto de 1953 y me acompañaron muchas responsabilidades al nacer, soy hijo de Don Esteban Hernández Reyes (Binso) y Doña Mercedes López Rivera. Hijo de centro, lo que me hizo responsable por los actos de mis hermanos ya que soy el mejor amigo de mi hermano mayor Gregorio, ademas de ser el mejor amigo de mi hermana Mayra. Siempre se me demandaba, ¿dónde está tu hermano o hermana? ¿Por qué… tu hermano o hermana…? Y cuando armaban un lío era a mi que se le preguntaba cuál fue el motivo.
Y como si fuera poco, soy hijo de un Padre de centro, también nieto de un Abuelo de centro. Eso me hizo adquirir una independencia la cual hasta hoy ejecuto. Mis hijos crecieron también capaces de desenvolverse con esa virtud. Aún el bejamín, Felipe que cuenta con solo 8 años no se encomienda a nadie para tomar sus propias decisiones. El pasado invierno portó su trineo a la escuela para aprovechar una gran nevada y ninguno en casa se enteró del suceso hasta que su maestra envió una nota la cual decía, favor de no traer trineos al salón de clase. Mi hijo Ricardo a la temprana edad de 8 años compuso su primer poema donde encuentra a Dios en un vertedero de chatarra y mi hija Cibelle fue premiada cuando actuó en su propio monólogo, Los Buitres, en la ciudad de Baumholder, Alemania.
Mi niñez la pasé en el cañaveral es como digo en mi poema Humacao, el pueblo estaba rodeado de grandes cañaverales ya que el valle de Humacao era una pequeña Brasilia. Aveces sentía envidia de mis amiguitos que vivían vecinos al cañaveral pues ese era el patio de sus casa y con tan solo salir llegaban al punto de reunión.
Ese fue el parque de diverciones un area verde que conectaba con la Quebrada de los Muertos, un riachuelo de agua totalmente cristalina donde pescabamos camarones, el guayabal y las malangas donde se encontraba la antena de Radio WALO; hoy día el Estacionamiento Municipal.
La televisión no era muy interesante, la radio sí lo fue con una programación variada y al faltar el factor visual desarrolló más nuestra imaginación. Escuchabamos música y eventos deportivos, veía a los atletas destacarse en mi imaginación; así muchos atletas desarrollaron su propio estilo. Salíamos de la escuela directo al Placer que poco a poco fueron eliminando el sector, hoy día es el Centro Gubernamental. Aunque era un sector humilde, salieron personas ilustres de ese lugar , entre ellos conosco un Dentista, Deportistas, Artistas, un Alcalde, Ejecutivos de Banco, un Parroco, Etc…
Recuerdo una tarde que los hermanos Rosas,mas bien conocidos como hijos de Tito Nam; Cano, Chegüi y Mane, me atrincheraron cerca de la ebanistería de Luis González para ver un espectáculo en vivo. Una pelea en el Bar de el mismo corazón del Placer. Intentaba levantarme para tener mejor vista del espectáculo, pero los hermanos Rosas con sus cuerpos evitaban que me levantara ya que las piedras volaban cerca de nosotros, quién pensaría que un niño de 7 años estaría presente en un evento como ese.
También vi como Mario Reyes traqueaba los gallos, como afilaba las espuelas y como los recortaba; como Manolo criaba los gallos de los Roig. De Él aprendí que lo primero que se le enseña a un gallo es a no saltar la valla, de aquí compuse el poema a mi hijo Ricardo Batalla Contra el Tiempo, “mantente luchando en valla, ” ya que aquel que la brinca se “juye.” Recuerdo a Chuito Sánchez, hijo de Galaor quien peló 7 cabros en un solo día, allí en el Placer. Güi el hijo de Andres Limber, era el único herrero de allí y su Padre Andres, cómo trabajaba en cualquier cosa que se le presentara, lo vi incendiar una hoguera para preparar carbón, recuerdo que su hijo Pérez y yo le ayudamos a recoger el carbón de aquel arenal.
No existían parques, jugabamos béisbol en la calle del Fuego, la Dufresne, ya que no habían muchos automoviles, cuando uno se aproximaba suspendíamos el juego hasta que pasara. La Policía nos regañaba pero era uno de los pocos lugares en que podíamos jugar y el parque Jacinto Hernández nos quedaba lejos, eramos muy chicos para caminar solos. Cada vez que talaban un lugar como lo fue el Campito, donde está la escuela Rufino Vigo, jugábamos.
Cuando eliminaron el Placer y lo talaron, no tan solo jugabamos Beísbol sino que también tuvimos un equipo de lucha libre. Recuerdo que portamos sacos de aserrín de la ebanistería de Luis González para construir el rin de lucha, con tan mala fortuna que alguien descubrió que a las vacas le encataba reposar allí. Viví una infancia sin juegos de video y aunque tenía mi propio guante de Béisbol tuvimos que improvisar nuestros propios juguetes , tambien haciamos nuetros propios negocios como vender el periódico,uvas de playa, dulces de coco, etc.
Recuerdo mi primo Edwin, el Gallo, Torres campeón de ciclismo construía cometas y las vendía a 5¢ centavos; a Él le cambié un boleto para el “carrusel” por una de ellas.
Hoy día existen mejores facilidades y parques, pero las areas verdes cada día desaparecen. Existían temporadas para jugar, los patines comenzaban un poco antes de la Navidad hasta las fiestas de Reyes. Luego durante la cuaresma elevabamos las cometas las cuales construíamos con papel de la Panadería Suarez, hoy Vega, y varillas de pencas de palma. Después del domingo de Pascuas no más chiringas sino trompos hasta que comenzara la temporada de playa. Mi Madre nos decía algo que mi Abuelo como buen marinero le enseño, meses sin “R” significa temporada de baños de mar, así que de mayo a agosto a la playa.
Luego en octubre la safra comenzaba nuevamente y de vuelta al cañaveral.
Es de ahí que traigo el personje de Pablo el cual era el capataz de los cañaverales de Humacao. Cumplió su misión hasta el día que desmontó su caballo. Nunca lo vi desmontado sino hasta 20 años mas tarde cuando se jubiló. Hoy día estoy muy agradecido de Él ya que lo único que le preocupaba era que alguno de nosotros tuviese un accidente en el cañaveral. Le teniamos un gran respeto y temor ya que con su mirada bastaba para mantenernos a raya. Nació para mandar al igual que su hija la cual fue una gran oficial de la Policía de Humacao, heredó la autoridad de su Padre. Cuando nos dabamos el chapuzón en la represa de la Central Ejemplo allí lo encontrabamos.
Es de ahí que traigo el personje de Pablo el cual era el capataz de los cañaverales de Humacao. Cumplió su misión hasta el día que desmontó su caballo. Nunca lo vi desmontado sino hasta 20 años mas tarde cuando se jubiló. Hoy día estoy muy agradecido de Él ya que lo único que le preocupaba era que alguno de nosotros tuviese un accidente en el cañaveral. Le teniamos un gran respeto y temor ya que con su mirada bastaba para mantenernos a raya. Nació para mandar al igual que su hija la cual fue una gran oficial de la Policía de Humacao, heredó la autoridad de su Padre. Cuando nos dabamos el chapuzón en la represa de la Central Ejemplo allí lo encontrabamos.
Un día ya adolecentes nos encontró pescando en el cañaveral cerca de las Ochentas, pero ya entendiamos cual era su labor y nos dijo “¡que lejos ustedes han venido a pescar…! … y todos son de buenas familias, sigan pescando pero no hagan daño al cañaveral.” Le dimos las gracias y fue la última vez que Pablo intervino con nosotros.
Al cabo de los años nos desbandamos, unos decidieron continuar en el deporte, otros devotos a los estudios y otros incluyendo a mis hermanos decidimos el arte, especificamente la música.
A nuestros comienzos recibimos una educación musical elemental con el Maestro Nito Duclerc y en las tardes el Maestro Cheo Ríos. Luego el Maestro German Peña Plaza regresó a nuestra Ciudad y fundamentamos lo que aprendimos con estos Maestros, diría que recibimos una educación musical secundaria con Él; mis hermanos y yo también fuimos miembros de la Banda Municipal de Humacao.
De ahí continué hacia la Escuela Especializada Libre de Música de Humacao de la cual soy pionero; de esa esculea recibí un gran conocimiento de la Teoría Musical y Armonía.
De mi conocimiento rítmico utilizo las bases para cuando la métrica en mis poemas falla. El Maestro Peña fue el primero que me esplicó con relación a como componer. La Música es el bien combinar los sonidos con el tiempo , es Matemática aplicada en la Física; por esos motivos hay palabras que no caben en la métrica musical; cuando eso sucede recurro al ritmo para colocar un vocabulario específico.
German Peña fue un maestro en todo el sentido de la palabra y fui uno de sus discípulos, estuve con Él casi todos los días de mi adolecencia y cuando no lo buscaba llegaba a mi casa para buscarme. Era el fantasma que aparecía en las noche para asegurarse que no anduviesemos en malos pasos. Siempre será mi maestro y vivo bajo su Filosofía ya que el maestro insiste en que el dicípulo logre sus metas aunque alcance un nivel superior al suyo propio. Además de tocar en su Banda también me dio la oportunidad de tocar en su Orquesta Antillana, al pricipio le hacía coro al cantante Hector Cabrera, conocido como “Cabrerita” luego soné el Bongó por poco tiempo. Cabrerita mismo me dijo la historia de la quemada del corchón en la carcel “Chiquita” hoy Asilo Simonet, de ahí me inspiré para escribir “El Hotel del Pueblo.”
Dejé mi Pueblo con mucho dolor ya que no pude someterme a la voluntad de los “Padrinos,” en este caso muchos políticos. Soy tan independiente que no fui capaz de conseguir cartas de “Padrinos” para conseguir un empleo digno. Muchos se sometieron a ese método y hoy me dan lástima ya que son como las olas del mar, van y vienen. Otros por dignidad no se sometieron a su voluntad y pagaron un alto precio, a Ellos, incluyendo a mis Hermanos, va mi mayor respeto ya que por sus meritos escalaron altas simas, posiblemente sin ese obstaculo de la falta de las “cartitas” hubiesen alcanzado metas más altas. Mis meritos se los debo a Dios, a mis maestros y a las plegarias de mis Hermanos ya que sin ellas mis pies nunca me hubiesen llevado al lugar donde estoy.
Como explico en el prólogo de mi poemario, escuché muchos piropos en la Plaza de Recreo en Humacao, los recopilé y escribí poemas basado en sus temas. Reconozco que nombre de escritor tengo y apellidos de poeta, escuché en una entrevista a Gabriel García Márquez que dijo “siempre se le escribe al amor,” ya que sin el no hay inspiración y comparto su opinion porque con amor escribo. De PH Hernández conservo en mi mente su poema Ojos Astrales, el primero que escuché. Mi libro es un trabajo de años recopilando ideas, encubando temas y desarrolando pensamientos para producir una obra llamada Cálidas Brisas de un Pasado.
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