Su niñez
El
hogar de Luis Rodríguez Vázquez y Josefa Parés Formoso vió nacer a su hijo
Alberto Rodríguez el 7 de abril del 1922.
La comunidad humacaeña que distinguió a la familia Rodríguez Parés como
una honesta y ejemplar compartió la alegría de su nuevo retoño, junto a sus hermanos Luis Antonio (Q.E. P.D)
y María Teresa. Alberto, además tiene
tres hermanos de padre Juan, Luis y Luis Manuel. Doña Josefa confeccionaba con las guayabas
unos dulces exquisitos con los cuales deleitaba a toda la comunidad humacaeña.
La
niñez de Alberto trascurrió como la mayoría de los niños humacaeños de
entonces. Estudio sus grados primarios
en la Escuela Antonia Sáez. Asistió a la
Escuela Juan Ponce de León de Humacao y se graduó de cuarto año de la Escuela
Juan Peña Reyes. Alberto en ruta de su
casa a la escuela se relacionó a su paso con las personas del pueblo, con sus
calles, establecimientos e instituciones. Grabó en su privilegiada memoria una gama de
valiosos eventos y episodios del pueblo. De ahí que sea un acérrimo defensor de
los valores su pueblo. Su libertad de expresión, su memoria fotográfica y su
trató afable lo convierte en el historiador predilecto del pueblo.
Su juventud y su vocación como
ebanista
Abrazó
y atesoró todas las oportunidades que tuvo a su alcance para estudiar. Tomó cursos de extramuros en Leyes
Laborales y Recursos Humanos. Más tarde estudió cursos relacionados con
Educación Vocacional.
Desde
muy joven su padre, un destacado carpintero y maestro de obra en Humacao, lo
llevaba en calidad de aprendiz a sus obras. Participó en la construcción de
valiosas edificaciones del pueblo. No obstante, Alberto se abrazó a su afición
por la ebanistería.
Su
maestro fue Sandalio Martínez que se desempeñaba como maestro de artes
industriales en la Escuela Ponce de León y además tenía su propio taller de
ebanistería. Al cabo de un tiempo, Alberto decide montar su propio taller de
ebanistería. Le imparte a sus trabajos
su toque personal lleno de profunda vocación, dedicación y perfeccionismo. Sabe confundir la madera en sus manos para
crear piezas de especial belleza. La excelencia en el trabajo le gano muy
pronto el título de maestro que lo
encumbra para siempre. Su trabajo como su amistad esta garantizado cien por
ciento.
Su
taller cobró notoriedad en el pueblo, fue reconocido y aprobado por la
Administración de Veteranos de la Segunda Guerra Mundial como uno de los
talleres donde se adiestraría en el arte
de la ebanistería. De igual forma su taller gozo de la autorización del
Departamento de Instrucción Pública para adiestrar estudiantes en el arte de la
ebanistería.
Su adorada familia
El
28 de julio de 1950 se casó con la joven
Concepción Robles, quien era oriunda de Jayuya. Concepción fue una mujer bondadosa,
honesta, emprendedora, amiga y adoraba a su esposo a quien cuido con especial
cariño. Ella se convirtió en el ser especial que le dio sentido, dirección,
sostén a su vida. Su amor latió siempre
muy cerca a su corazón.
Doña
Concepción se traslado de Jayuya a Río Piedras y vino a trabajar como maestra
de Industrias Nativas en la Segunda Unidad de Collores en Humacao. Al cabo de los años fue seleccionada como
maestra ejemplar del Distrito Escolar de Las Piedras, en el año 1973. El 8 de noviembre de 1974 fue declarada hija
adoptiva del pueblo de Humacao bajo la administración de Juan M. Higgins.
Alberto estuvo casado por espacio de 56 años con la Sra. Concepción Robles
hasta su muerte el 28 de enero de 2007.
De
este matrimonio nacieron sus dos hijos, el Lcdo. Wilfredo Rodríguez y Dr. Alberto Rodríguez destacado psiquiatra en la
Ciudad de Mayagüez por más de 25 años. El Dr. Rodríguez está casado con la educadora en Salud la Sra. Ibis Idalia Soto y le han
dado a Alberto dos nietas Laura Isis e Isa Cristina que a su vez le obsequió
con su primera biznieta Anaís Cibeles Sanfiorenzo.
Su carrera como maestro
En
el verano de 1958 el Sr. Antero Solís Lazú (Q.E.P.D) director de la Escuela Ana
Roqué lo reclutó como maestro de ebanistería de la Escuela Vocacional Avelino Peña Reyes, para
sustituir a Pelegrin Cordero, maestro en propiedad de ese oficio en la Escuela.
El Sr. Cordero impartía cursos nocturnos como parte del Programa de Enseñanza de Veteranos.
Alberto
fue reclutado nuevamente como maestro de ebanistería para impartir la fase
teórica de los cursos de veteranos hasta
el año 1963. En ese año surge el Programa por ley Federal para ofrecer los
cursos de carpintería a personas desempleadas por ley de Desempleo. Alberto
trabajo por tres años en dos turnos impartiendo estos cursos de 8:00 am hasta
las 4:00 pm y de 4:00 hasta las 10:00
pm. Luego fue reclutado como maestro
regular de carpintería de construcción, oficio que dominaba a la perfección por
la escuela que obtuvo de su padre.
Se
retira en año 1975 de la Escuela Vocacional Avelino Reyes. Luego fue reclutado
en el Programa de Rehabilitación Vocacional
como maestro de Artes
Industriales en la Unidad de niños con impedimentos mentales. Esta unidad
radicaba dónde hoy esta l Escuela Carlos Rivera Ufret. Esta Unidad fue
trasladada el pueblo de Fajardo.
Alberto
se retiró del magisterio para compartir más tiempo con su adorada esposa. Aprovechan para viajar y visitar hermosas
ciudades enclavadas en distintos lugares del globo terráqueo.
Reconocimiento a su labor
comunitaria
A
través de su fructífera vida, Alberto ha recibido los más altos honores y
reconocimientos por distintas entidades cívicas, educativas y culturales de su
Pueblo. Algunos de ellos son los siguientes:
Ha
pertenecido a la Respetable Logia Estrella de Oriente Num. 30 de Humacao por
espacio de 64 años. Ha ocupado prácticamente todos los puestos directivos de
esta organización. Recibió un gran
número de reconocimiento por su labor masónica.
Alberto
pertenece al Club de Leones Rafael M. Carrillo de Humacao por espacio de 49
años. Ha ocupado varias distinciones entre ellos;
- Presidente en
el año 1972 y jefe de zona en dos ocasiones.
- Fue
distinguido como León del año en el Distrito 51B, teniendo que competir
con más de 1,500 socios del Distrito en año 1971-72.
- Carta de
reconocimiento por sus servicios del Internacional
President Clement Kusiak por su labor desplegada en su club en el año
2004-2005.
- Placa de
reconocimiento de la Asociación de Contratistas de America Capítulo de Puerto Rico por su ayuda a
esta institución en el año 2008.
- Reconocimiento
en el cuarto Retorno Escolar de la Escuela Ana Roqué de Humacao en el año
1983 por su labor en beneficio del estudiantado de la Escuela Vocacional
Avelino Reyes de Humacao adscrita a la Ana Roqué.
- Reconocimiento
de la Asociación Vocacional Americana Capítulo de Humacao por sus
aportaciones al desarrollo del
Programa de Educación Vocacional y Técnica de Puerto Rico en el año 1967.
- Declarado
socio vitalicio de la agrupación Juvenil V.I.C.A. Vocational and
Industrial Clubs of America, compuesta por estudiantes de la Escuela
Vocacionales de Puerto Rico y Estados Unidos.
- Reconocimiento
de la Asociación Puertorriqueña contra el Cáncer de Puerto Rico en tres
ocasiones.
- Colabora en distintos programas y actividades del
Centro Cultural de Humacao. Ha colaborado como panelista del Programa Tertulia Cultural, que auspicia el Centro Cultural y que se
transmite a través de las ondas radiales de Radio Walo en Humacao. Comparte este trabajo con los compañeros
Santiago Maunez y Félix Báez.
- Le fue
dedicado el Homenaje Oriental a la Danza Puertorriqueña que se llevo acabo
el pasado 21 de marzo de 2010, el cual fue auspiciado el Centro Cultural
de Humacao.
- El próximo 16
de mayo la comunidad escolar reconoce su labor como maestro y le dedica el Retorno a la Escuela Ana
Roque.
Valoración
El
maestro Alberto Rodríguez es un hombre modesto lleno de un alma noble que lo
viste. Su gran calidad humana lo arroba en toda su estatura y con sus afectos
nos abraza a todos. Es amigable, comprensivo
y elegante en el trato. Ha dedicado toda su vida a su vocación de
maestro y a su afición por la ebanistería.
Con sus manos construye hermosas creaciones en la madera y con su
corazón labra el cariño y la amistad con
su gente.
Alberto
pertenece a ese grupo especial de personas que a su paso hace la diferencia.
Ama a su gente y a su entorno. Gusta de la buena plática y de recrear momentos
idos que gravitaron en el corazón del pueblo.
Con magistral destreza va recreando eventos, sucesos que marcan la
riqueza de la historia social humacaeña.
Observo
con detenimiento su rostro sapiente y comunicador. Su frágil cuerpo se llena de la vitalidad que
emana de su espíritu cultivado y fino.
Reflexiono con asombro y pienso si este pueblo valora en toda su
estatura a este ciudadano. Y es que, en este noble maestro descansa la memoria
viva del pueblo. En el gravitan los prístinos sentimientos de alma adentro, modela su época y las de
varias generaciones de este pueblo. Lleva consigo con nobleza la responsabilidad
de educar a cada paso.
Nos
ilustra y cautiva con su ameno relato
que es como entrar por una puerta al pasado. Su valiosa aportación radica en
esa dimensión central de la existencia humana que es la conciencia del tiempo.
Entonces esa riqueza de los hechos históricos que nos relata nos dice de donde
venimos. Nos provoca y nos mueve al
ejercicio de concienciarlos, valorarlos y ponderarlos con nuestra realidad
actual. Por tanto contraemos una enorme deuda de gratitud con Alberto en su
apostolado por cultivar los valores culturales del pueblo. Su trabajo como
narrador y su compromiso lo ubican como nuestro narrador de la historia oral
por excelencia del pueblo de Humacao.
Humacao, Puerto Rico
Prof. Félix Báez Neris
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