Águedo Mojica Marrero nació en Humacao el 16 de marzo de 1908. Evocar la egregia figura de Águedo nos mueve a un escenario lleno de un profundo sentido de belleza intelectual, de riqueza de saberes y de amor profundo al pueblo y a la patria. Un derroche de sensibilidad vestía su espíritu que le posibilitó desde muy niño el apreciar y disfrutar de la riqueza social de su pueblo.
Le tocó sobrevivir a la dura situación económica y a los embates de la época.
Le tocó sobrevivir a la dura situación económica y a los embates de la época.
No debemos olvidar que Águedo proviene de una familia humacaeña de jornaleros, fue el más joven de 8 hijos. Recordemos que para aquella época los pobres no iban a la escuela.[ii] Águedo rompió aquella regla estudiando en las escuelas de Humacao, la Universidad de Puerto Rico y en varias de las más prestigiosas universidades del mundo.
La estrella que siempre guió a Águedo lo llevó a conocer a destacadas personas en su pueblo. Estudió con la benemérita maestra Antonia Sáez y con el poeta Cesáreo Rosa Nieves. Estos maestros lo iniciaron en el aprecio por la buena lectura. Sus enseñanzas calaron muy profundo en él.
Sobre la niñez de Águedo se cuenta, que en una ocasión un niño montado en bicicleta, recorría a toda prisa la calle Yabucoa. El niño perdió el control de la bici y fue a parar con un hombre de regia figura y personalidad. Ese niño fue Águedo y el hombre era el maestro Juan Peña Reyes. (Juan Peña Reyes educó musicalmente a Águedo en aquel hermoso proyecto comunitario conocido como Club Ariel[iii]. Allí se impartieron de manera gratuita múltiples talleres a los niños
pobres y a los obreros humacaeños).
El joven Mojica gustaba de asistir a las edificantes tertulias debajo de los árboles de la Plaza. Allí compartió con el Padre Juan Vicente Rivera líder cultural y espiritual, la periodista Marina Molina, el profesor José Ferrer Canales, el poeta Flor Gerena, el tipógrafo Regino Pérez, y el violinista el “Indio” Fabery entre otros[iv].
Águedo practicó el latín y francés con el P. Rivera. Dominó estos idiomas de tal forma, que a su ingreso en el primer semestre en la Universidad de Puerto Rico los profesores se sorprenden con su sapiencia y lo contrataron para que impartiera el curso de francés.[v]
Nos apunta Eduardo Ortiz sobre Águedo lo siguiente “joven, contrajo matrimonio con la aún más joven Ana Sandoz, levantaron una hermosa y unida familia, y solo la muerte interrumpió más de cincuenta años de santificada unión”[vi].
De manera que aquel jovencito, proveniente de un hogar de escasos recursos económicos, realizó estudios académicos formales en la UPR, se doctoró en la Sorbona de Paris y en la Universidad Complutense de Madrid, también estudio en Florencia, Italia. Cabe destacar que también fue un perseverante autodidacta.[vii]
Educador de pasión y entrega. En el Recinto de Rio Piedras de la UPR se destacó como profesor en la Escuela de Derecho, profesor de latín, y director del Departamento de Filosofía.
Águedo Mojica como sabemos fue filósofo, humanista, poeta, músico, matemático, orador, taquígrafo, políglota, contador, abogado, político, educador y estudioso de todas las artes y las ciencias. Además, sentía una profunda pasión por los libros y por la exquisita bohemia.
El Lcdo. Mojica fue un hombre renacentista, versado en siete idiomas, amante de la música, e intérprete de la guitarra y el violonchelo. Gustaba de las composiciones de los grandes maestros como Bach, Bethoven, Schubert y Morell Campos.
El poeta Mojica atesoró la poesía, fue admirador de Verlaine, Antonio Machado, Dario entre otros. Cieren los ojos y escuchen como Águedo describió las noches en Humacao “...Son un regalo, un encanto, y una embriaguez. Han cesado los ruidos; se ha paralizado el deambular; la ciudad se ha vestido un traje negro bordado de lentejuelas, se ha recogido en actitud pensativa, y se contempla en el cielo, deleitándose sosegadamente en la espera de algún mitológico amante que la visita de alguna distante y feliz región...” [viii]
El licenciado Mojica, en su juventud incursionó en la política con el Partido Nacionalista, luego forma parte del PPD donde se destacó como vicepresidente de la Cámara Representantes. Ilumino este cuerpo Legislativo, sus discursos en el hemiciclo cameral generalmente se convirtieron en lecciones de historia, de moral y justicia.
La sencillez y su palabra inspiradora siempre lo distinguieron. Fue un valiente defensor de los valores humanos y de los derechos naturales de toda persona.
Una de sus mayores aportaciones fue su lucha tenaz para lograr un gran cambio en la educación en Puerto Rico. La universidad la concebía como una institución democrática y al servicio de pueblo.[ix]
Desde la Legislatura nos regaló hermosos proyectos y obras como el Proyecto que posibilito el surgimiento de los Colegios Regionales de la UPR, siendo el primero nuestro, el Colegio Regional de Humacao. Hoy debemos aquilatar más que nunca ese hermoso proyecto y legado social.
Águedo fue gestor de los centros culturales adscritos al Instituto de Cultura Puertorriqueña. La idea provino de aquel hermoso taller social y cultural conocido como el Club Ariel. Luego de desaparecido el Club, hubo un intento por revivirlo. Se formó parte un grupo de trabajo y se le encomendó a él redactar el reglamento. Luis Muñoz Marín, gobernador para la época, se entera del proyecto y le pide copia del reglamento. Lo examinó y quedo impresionado con el borrador. El Gobernador le pide a Águedo que someta a la Asamblea Legislativa como un proyecto nacional adscrito al ICP. Una vez se aprobó surgen los centros culturales en la isla, por lo que el Centro Cultural de Humacao fue uno
de los pioneros.
Aguedo fue el primer presidente del Centro Cultural de Humacao junto a un grupo de humacaeños entre los que se destaca: Carmen A Ortiz, Eddie Ortiz, Estanislao “Tani” García, Elpidio Mojica, el doctor Jorge Franceschi, Esther
Cuadra y Salvador Abreu.
La nueva Junta del Centro Cultural gestionó hermosas actividades; el rescate del Festival de Santa Cecilia, Las Fiestas de Cruz, actividades musicales en la plaza, las dianas por las calles y el intercambio de bandas musicales. Ese intercambio musical fue muy famoso en la Ciudad. La Banda de Ponce dirigida por el maestro Alvarado visitaba a Humacao todos los años para aquella época.
Luego de vivir intensamente, muere el 9 de junio de 1982.
Hoy en este hermoso escenario de la Plaza se inaugura, El paseo de los humacaeños ilustres. Los hombres y mujeres que luchan y aportan a la felicidad de sus pueblos se ganan un espacio especial en la memoria colectiva. Se atesoran en el corazón de la gente y son inmortalizados, por tanto, damos un fuerte aplauso para Águedo Mojica Marrero y para todas estas figuras ilustres que lo acompañan.
Muchas Gracias
[i] Con motivo de la inauguración del Paseo de los humacaeños ilustres. 18 de agosto de 2018
[iv]. Eduardo Ortiz, “Palabras sobre el Dr. Águedo Mojica Marrero”. Anales: revista de la Asociación de Humacaeños Ausentes 12 (1983): p. 107-110
[v]. Eduardo Ortiz (Anales 1983) p. 109
[vi] Eduardo Ortiz Quiñones. “Homenaje póstumo”. La luminosa entrega, p. 270.
[viii] “Una noche en Humacao” recogido en libro, La luminosa entrega, p. 25.
[ix] Laura Colón Plumey. “Pinceladas de su biografía”. p. 4
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