HAMBRE, CAPITALISMO Y EL COVID-19
EN
AMÉRICA LATINA
Dr. Carlos Pérez Morales
Historiador
Para que el sistema capitalista funcione, tiene que haber un "ejército de desempleados." La existencia de este grupo de trabajadores sin empleo garantiza un menor pago a los trabajadores. Simplemente entra en juego la "ley de oferta y demanda" mediante la cual se fijan los precios en el sistema capitalista. Al trabajo se le asigna un valor monetario y mientras más trabajadores estén desempleados, menor el pago para los que están trabajando.
En América Latina hay enormes sectores de la población que viven bajo pobreza o en pobreza extrema. Ésto significa que no tienen los recursos para satisfacer las necesidades básicas.
En la mayoría de los países latinoamericanos existe una gran pobreza. Estos países son ricos en recursos naturales. Los recursos naturales en América Latina han sido despojados por imperios muy poderosos. Aunque algunas naciones los han nacionalizado, la corrupción en sus empresas gubernamentales y el bajo precio en el mercado, ha impedido que muchos países reciban su beneficio. Este es el caso de Venezuela, México y Ecuador con el petróleo. Debido a la "guerra de precios" entre Rusia y Arabia Saudita, los precios del petróleo han caído a su nivel más bajo en la historia, lo que ha perjudicado la economía de estas naciones.
En la región latinoamericana, el coronavirus ha golpeado fuerte. En países como Nicaragua y Brasil, sus jefes de de estados no creen en el peligro que enfrentan con el COViD-19.
En Nicaragua el "socialista" Daniel Ortega ha negado servicios de salud a la población, aduciendo que lo que sucede es una neumonía "atípica," mientras el COVID-19 se derrama por todo el país. La Organización Panamericana de la Salud anunció que en Nicaragua, el contagio comunitario está presente, lo que representa la fase 4 de contagio.
Brasil presenta un caso muy singular frente a la pandemia del COVID-19. Con una población estimada para el año 2020 en : 212,559,409 millones de personas, éste gigante latinoamericano viene sufriendo una fuerte oleada de contagios con el COVID-19.
Su presidente, el fascista Jair Bolsonaro se ha mostrado reacio a imponer medidas de contención contra el COVID-19 por considerarlo innecesario. Aduce que éste, es sólo un simple "resfriadito." Sin embargo, se informa que Brasil registra, según los últimos datos de la OPS, un total de 391,222 personas contagiadas, 16,324 más que el día anterior y 24,512 personas muertas por el COVID-19.
Tanto Nicaragua, como Brasil, tienen sistemas de salud frágiles, que no alcanzan a todo el mundo.
En Chile como en otros países latinoamericanos donde se implantaron medidas de cierre gubernamental, del comercio y la industria, la pobreza ha afectado a millones de personas durante este tiempo. Con el inmenso desempleo que se han creado por estas medidas de contención, mucha gente están pasando hambre. En muchos de estos países, la gente ha salido a protestar pero los gobiernos no ofrecen ayudas frente a esta situación.
La situación cada día se torna peor. Con el rápido contagio de esta peligrosa enfermedad, muy pronto Brasil será el epicentro de la misma, superando así a Estados Unidos.
Los pobres en América Latina llevan todas las de perder frente a esta grave enfermedad. Carentes de recursos para sostenerse y abatidos por el capitalismo neoliberal, sus condiciones de vida importan muy poco para los que los gobiernan.
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