martes, 1 de diciembre de 2015

La pertinencia de la música folklórica puertorriqueña en la Navidad.


"Esta noche es Nochebuena,
Vamos al monte, hermanito,
a cortar un arbolito,
ya que la noche es serena..."

Puerto Rico tiene un rico y variado acervo cultural que nos ha permitido un espacio significativo en la cultura universal. La música folklórica es uno de los elementos más ricos que la distinguen. Esta se ha ido creando con sus particularidades, pintorescas, y variadas, con características propias, la cual es expresión genuina de nuestra idiosincrasia.

Nuestra música autóctona es la depositaria de esa riqueza existencial del ente puertorriqueño.  Nos refleja los rasgos de nuestra herencia cultural. A través de su melodía, armonía, ritmo, de los instrumentos y el baile nos permite conectarnos con el pasado histórico que nos caracteriza como pueblo. La música folklórica por tanto recoge las expresiones del alma popular,  los hechos históricos acaecidos, la conciencia social, la fe, la confraternidad y la expresión de valores humanos.[1]

Muchos estudiosos nos ilustran sobre la caudal cultural que abarca nuestra música folclórica. Jorge Santiago Arce[2] nos señala lo siguiente
“La música folclórica puertorriqueña no es uniformemente compacta. Es una que en su homogeneidad nos ayuda a ver claramente nuestra descendencia y nuestra pertenencia a un mundo-cultural complejo que se conoce como Caribe. Es el reflejo de la sincretización de tres grupos: el taíno, el español y el africano. Para intentar definir la música folclórica puertorriqueña es menester subdividirla en las dos áreas donde se concentra y cobra figura. Digamos pues que Música Costera y Música de Campo, podrían ser dos categorías que mejor ubican y ayudan a definir más claramente nuestra música. Esto es así, por un objetivo e histórico carácter de arribo, permanencia y desarrollo que rige a nuestra música folklórica dentro de estos dos marcos”.


En puerto Rico tradicionalmente se dan varias celebraciones en el ciclo navideño con carácter socio-religioso y se celebran tanto en la iglesia corno en la comunidad. Las mismas son: las Misas de Aguinaldo[3], 1a Nochebuena, los Santos Inocentes, El Año Nuevo, los Santos Reyes y terminan y muchos como yo celebramos hasta las Octavita. La promesa y la parranda son dos de las costumbres más significativas de la época[4].

Las parrandas de Navidad representan la costumbre de nuestro pueblo de  Saludar y compartir con familias y vecinos durante la celebración del ciclo de Navidad.  La promesa de compadres es Un tipo de promesa dentro de la celebración, que consiste cuando uno de los compadres lleva una música a su otro compadre y este la recibe con especial cariño. Estas se hacen tocando el aguinaldo[5] afuera y el seis adentro de la casa. Al final hay comida, bebida, fiesta y baile.  Nuestro poeta Virgilio Dávila la recoge muy bien en su poema Diciembre[6]:

¡Disiembre! En la tierra mía
el mes que me sabe a gloria,
el mes que gualda en su historia
la Conserción de María.
¡Disiembre! Mes de alegría
en el llano y en la sierra.
El dibino mes que ensierra
la dibina temporá
en que palpitando está
to' el corazón de mi tierra.
Ya pidiendo el aguinaldo
nos juimos de casa en casa,
ya el puelco asao en la brasa
con olol nos ba ñamando
Ya el güiro esta repicando,
suelta el tiple su son tielno,
y el dueño de casa al belnos
nos dentra adentro, y nos mete
un trago de ron cañete,
manque lo pribe el Gobielno.


Es que llegaron los días
en que de tiempo lejano
selebra el mundo cristiano
la nabidá del Mesia.
Y hasta la coyunta mía,
que tiene una gran dolama,
se ha tirao de la cama
afaná pol dibeltilse,
y al jolgorio quiere dilse,
porque y que el baile la ñama.
Un baile que no es juguete
tienen allí preparao
con un cuatro bien templao
y el tiple del ño Calmelo
que es como dilse pa el sielo
en alas del seis chorriao.
Afigúrese que ya
estamos en la bachata
Empuña usté su mulata,
y un sei biene y otro ba.
Dispué la deja sentá,
y con disimulación
se tira un palo de ron
que el selebro le encandila,
y pa la sala se ajila
y empiesa la belsasión...

El aguinaldo y el seis constituyen las manifestaciones  más genuinas de nuestros jíbaros. El aguinaldo se deriva del término regalo propio de navidad o de epifanía.

Nuestros campesinos le imparten unas peculiaridades propias a saber: es poesía y canción, su métrica es hexasílaba, expresada en décima o cuarteta. Los temas son religiosos o profanos. Desde el punto de vista melódico, existen una gran variedad de aguinaldo, entre ellos el cagucño, jibaro, etc.  

El seis[7] es la espina dorsal de la música folklórica puertorriqueña. Es sin duda el más popular de todos los aires musicales que canta y baila nuestro campesino. Al inicio del mismo usualmente hay una introducción en la que el trovador se prepara. La armonía y los compases de los instrumentos es muy importante. El seis usualmente se canta con décimas octosilábicas y en ocasiones,  con cuarteta de la misma métrica. La controversia le da un matiz especial al seis quc es el medio idóneo para el trovador ejecutar su arte poético musical[8]. Existe una gran variedad de seis que denominan por varios detalles como el lugar de origen, por ejemplo el seis cagueño, humacaeño, fajardeño, etc..

Otros seis se denominan por la coreografía como lo son el seis choreao, bombeao, etc. Otros nos recuerdan a los músicos que lo popularizaron; Andino, Mapeyé.

El campesino acosado por sus motivaciones artísticas se lanzó a construir el mismo sus propios instrumentos con los materiales provistos por la naturaleza[9]. Llego a crear sus propios medios de expresión artístico-musicales. Los instrumentos típicos que armonizan nuestra música folklórica son el cuatro, la guitarra y el guiro. Originalmente se utilizaba la bordonúa, el tiple, y el requinto.

El cuatro es parecido al tiple pero se diferencia en forma, la cual se asemeja a un cántaro de la boca ancha. Posiblemente se deriva del laúd árabe.  Recogemos de la página citada en la Internet sobre el cuatro Puertorriqueño lo siguiente; “La noción popular de la evolución del cuatro es ésta: que el instrumento partió de un instrumento original rústico de 4 cuerdas sencillas (y de ahí deriva su nombre), y que al pasar los siglos los puertorriqueños le añaden progresivamente más cuerdas y en el proceso se convierte en un instrumento más complejo y sofisticado de diez cuerdas. Y de ahí sale el cuatro de hoy día”

Los humacaeños nos sentimos honrados por el trabajo valioso de los profesores Edgardo Delgado Figueroa, Myrna Pérez  y Jorge L. Camacho. Edgardo formó parte del grupo que contribuyó a lograr el sueño de Paquito López Cruz. El sueño se trataba de salvar al cuatro, el instrumento nacional. Edgardo pertenece a un grupo selecto de investigadores del instrumento del cuatro entre los que se encuentran Marcelino Canino, Ricardo Alegría, Walter Murray Chiesa, Pedro Malavet Vega entre otos.  La patria le debe a estos seres humanos excepcionales el arduo trabajo de realizar y colectar entrevistas, recopilar muestras audiofónicas de campo, inventariar y recopilar las fuentes documentales y crear la cronología histórica del cuatro y su música.

El Prof. Jorge Luis Camacho por su parte hizo realidad su sueño de la Rondalla de Humacao internacionalizando nuestro cuatro,  llevándolo a todos los continentes. La Rondalla celebró recientemente 25 años. A estos jovencitos talentosos, alegres y valerosos les decimos nos enorgullecen y nos cautivan con su arte musical y destacada trayectoria. Ustedes se encargan de ser la gran diferencia y de sembrar rayos de esperanza y alegría para el porvenir.  Son nuestros embajadores predilectos que llevan un hermoso mensaje cultural a todo el mundo. A través de los acordes musical del cuatro,  nuestro instrumento musical que ha sido rescatado y colocado en lugar prominente por esta Rondalla, llevan la aportación de nuestro pueblo a la cultura universal.



El guiro nos viene de nuestros indios taínos. Se construye del fruto del marimbo. Se ahueca el fruto y se le extrae la pulpa, haciéndose a un lado de su superficie ciertas ranuras por las cuales pasa una horquilla o púa de alambre  para producir un sonido rítmico.

Mención especial merecen nuestros trovadores. Su dominio de la décima, expresión tradicional de la poesía popular así lo requiere. Su habilidad para improvisar le viene de la vena poética e inspiradora como un don divino. Cantan con una conciencia del valor y el arrojo de su estirpe, con la capacidad creadora de invadir varios aspectos de nuestra cotidianidad que esparce el acervo cultural y enriquece nuestra calidad poética. La Navidad es el momento más preciado que el cantador le rinde mayor tributo y veneración. Hoy le celebramos los hermosos valores de nuestra cultura y los abrazamos a todos con especial cariño de parte de la Junta de Directores del Centro Cultural Dra. Antonia Sáez.

Muchas  Felicidades


Prof. Félix Báez Neris
18 de diciembre de 2009
Humacao, Puerto Rico





[1] Veáse la obra de Francisco López Cruz.  (c.1991) La música folklórica de Puerto Rico. San Juan, P.R. : Caribe Grolier ; Sharon, Conn. : Troutman Press.
[2]  Santiago Arce, Jorge. (2005) En Rojo, 24 de feb.: 20-21.
[3] En Humacao se celebran desde la cinco de la mañana por espacio 9 días hasta concluir con la misa de Noche Buena. Todas se llevan acabo en la Concatedral Dulce Nombre de Jesús.
[4] Malavet Vega, Pedro (1987).  Navidad que vuelve. Ponce, P.R.
[5] Rosa-Nieves, Cesáreo. (1991).Voz folklórica de Puerto Rico. San Juan, P.R. : Caribe Grolier ; Sharon, Conn. : Troutman Press
[6] Dávila, Virgilio (1964). Obras Completas. San Juan, PR: Instituto de Cultura Puertorriqueña.
[7] López Cruz op. Cit
[8] Jiménez de Báez, Ivette (1964). La décima popular en Puerto Rico. México : Universidad Veracruzana.
[9] Veáse una descripción más amplia sobre los instrumentos en la siguiente dirección: http://www.cuatro-pr.org/Home/Espan/Instrumusica/Instrumentos/instrumentos.htm

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