Dr. Carlos Pérez Morales
Durante el periodo de Navidad, recordamos
el nacimiento del Niño Rey. Aquel
que vino a la Tierra y se hizo hombre, padeciendo para la redención de nuestros
pecados. Para los católicos, después de la fiesta de Cristo Rey, viene
el fin del año litúrgico, prosiguiendo con las semanas de Adviento. Durante este tiempo nos
preparamos espiritualmente, peregrinando para conmemorar la llegada de Cristo a
la Tierra.
Durante las primeras semanas se hacen lecturas bíblicas de los
profetas que anunciaron la venida del Señor. Las semanas más próximas a la
Navidad las lecturas que se hacen son relacionadas al bautismo proclamado por “Juan
el Bautista” quien lo hace con agua, pero advierte que el “que viene detrás” de él bautizará en nombre del
Espíritu Santo. También otras lecturas destacan el papel de la Virgen María, cuando
visita a su prima Isabel y recibe la anunciación de parte del arcángel Gabriel,
anunciándole que será la Madre de Dios Hijo.
Para nosotros los católicos, el periodo navideño es época de reflexión. Pensar cómo estamos en
el plan de ser merecedores de la resurrección. Es pensar que el amor a Cristo y
a nuestros hermanos debe ser la base de nuestra vida. Es saber que todos tenemos la oportunidad de
alcanzar la Salvación. Recordemos que la segunda venida de Jesús a la Tierra,
será “como ladrón en la noche” lo que significa que siempre debemos estar preparados
para ese sagrado momento.
La Navidad es época de no sólo leer las Escrituras, sino escudriñarlas y poner
su significado en su debido contexto, de acuerdo a nuestro tiempo. En resumen la Navidad es la mejor época del año.
Durante estos días, la alegría debe llenar nuestros corazones y festejar
este periodo con respeto, pero con regocijo en nuestro espíritu. En la
Iglesia se cantan villancicos y aguinaldos y se promueven las músicas
matutinas.
Lamentablemente los días de Navidad han perdido su verdadero sentido
cristiano. En los países
capitalistas se lanzan enormes campañas publicitarias para alentar el consumismo.
“Nada más lejos del verdadero cristianismo.” Las familias se endeudan con
compras desenfrenadas, muchas de las cuales tienen que pagar con grandes intereses.
La llegada de Santa Claus a nuestras tierras, contribuye enormemente a la fantasía y al consumismo
desmedido. Este “personaje del Polo Norte”, viene acompañado de símbolos ajenos a
nuestra cultura, como son la nieve y la chimenea en nuestras casas, lo que ha
contribuido a la transculturación de la Navidad. La aparición de este
personaje en nuestras tierras proviene de la cultura estadounidense. La mayoría de los habitantes de este país, no profesa
la religión católica. Muchas personas han elevado al personaje del “gordo”, al mismo
nivel de la Epifanía, con sus Reyes Magos.
En Puerto Rico,
la tradición del Día de Reyes era fundamental en nuestra cultura. Era el día del año más esperado por
nuestros niños ya que recibían regalos “de parte de ellos.” Esta tradición viene acompañada de
servicios religiosos y representaciones de esta estampa bíblica.
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