El Nuevo Día. 14 de mayo de 2015.
Los restos de la cantante serán llevados a su pueblo, Humacao, como fue su deseo
Desde la página 1 Lucy Fabery, quien con su estilo único y sensual conquistó Latinoamérica, el Caribe, Estados Unidos así como España y Portugal, murió en paz.
La artista fue nominada a un Grammy Latino en el 2013 por el disco Sentimentales que grabó junto al trompetista Humberto Ramírez.
Partió de este mundo ayer mientras dormía a las 5:20 p.m. en el hospital Auxilio Mutuo de San Juan por complicaciones de salud tras sufrir un derrame cerebral en diciembre del que no se pudo reponer. Llevaba dos meses hospitalizada.
La llamada “Muñeca de chocolate”, mote que ganó por su exuberante belleza, tenía 84 años y hasta que enfermó se mantuvo activa cantando junto al que fuera su último productor y compañero de escenario, el trompetista Humberto Ramírez. Junto a él, recibió su primera nominación para un Grammy Latino en el 2013 por el disco Sentimentales, noticia que le provocó una gran felicidad.
“Lucy Fabery es grande, grande de verdad, ella fue una verdadera diva. La visité el sábado y la vi frágil, pero uno siempre guarda la esperanza. Le voy a agradecer eternamente la confianza que depositó en mí al grabar dos discos juntos. Definitivamente estos discos estarán entre los más importantes de mi carrera. Atesoro la amistad que construimos a lo largo de los años que pasaron desde que nos conocimos. Nos hicimos familia”, expresó Ramírez ayer.
Mientras que su amigo, Javier Santiago, destacó su disciplina.
“Lucy era una mujer que trascendió el tiempo, una leyenda a tal punto que no sólo fue toda una estrella cuando iniciaba su carrera en los años 50 con el filin. Era una artista bien disciplinada, mantuvo sus facultades vocales perfectamente hasta que le sobrevino el derrame. Era una mujer de vanguardia”, dijo el presidente de la Fundación Nacional para la Cultura Popular, que ayer se encontraba con la familia de Fabery ultimando los detalles del sepelio.
Javier expresó a este diario que los restos de Luz Ercila Fabery Zenón, su nombre de pila, no serán cremados.
Lucy, la quinta hija de ocho hermanos de una familia de padres profesores, estudió en la Escuela Libre de Música y en la Universidad de Puerto Rico, donde se formó como maestra y técnica de rayos x, carreras que nunca ejerció. SIEMPRE QUISO SER ARTISTA. Contó la intérprete de El hombre que me gusta a
mí, durante la última entrevista que dio a El Nuevo Día, que mientras sus hermanas pensaban en enamorarse, ella se veía cantado en los escenarios más importantes del mundo. “Íbamos a la plaza después de la iglesia y mientras mis hermanas hablaban de los muchachos que les gustaban, mi mente volaba. Soñaba que visitaba muchos países, esos sobre los que leía en la biblioteca de mi casa. Como me gustaba cantar, aunque la familia no lo sabía, pensaba que todo el mundo me aplaudía, y así fue. Ellas se casaron, tuvieron hijos, y yo me dediqué al éxito que logré a través de mi carrera”.
Fue cantante de la Orquesta de Miguelito Valdés, con la que se presentó en el Teatro Puerto Rico de Nueva York hasta que llegó a Cuba como primera figura del Club Tropicana. En México, donde vivió por 15 años cantaba en el emblemático Teatro Blanquita e hizo grandes amigos como Mario Moreno “Cantinflas”, Agustín Lara que la invitó a cantar en su programa; a María Félix y Silvia Pinal con quien filmó la película Reflejo de un
deseo y con quien mantuvo amistad hasta sus últimos días.
SE CASÓ UNA SOLA VEZ. Aunque fue muy deseada y tuvo muchos novios, incluso tuvo un romance con el famoso actor norteamericano Tyrone Power cuando ambos vivían en México, según confesó, ella sólo se casó una vez con un militar dominicano pero duraron sólo dos años. Quiso tener hijos pero se dio cuenta que su carrera era primero.
Lucy siempre fue muy celosa con su vida privada y sus amistades eran contadas. “Me tocó separar el arte de mi vida normal. Es que en la vida real soy otra, una mujer tranquila y muy cuidadosa para que la carrera dure toda la vida”.
LE QUEDABAN COSAS POR HACER. La bolerista señaló “me gustaría aprender a dirigir televisión y a trabajar con los artistas nuevos porque veo que cuando entran al escenario no conocen los movimientos, y no saben cómo llevar sus vidas, que aprendan a dividir el arte de lo privado”.
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