viernes, 2 de enero de 2015

Viajando en la limusina con Muñoz: Una mirada al libro “La visita de Muñoz Marín a la tierra”.


Viajando en la limusina con Muñoz: Una mirada al libro “La visita de Muñoz Marín a la tierra”.

Prof. Félix Báez Neris

Vicepresidente

Centro Cultural Dra. Antonia Sáez de Humacao





Me aprecio de la amistad y afecto de Roberto Addarich.   Disfruto junto a él de  la amena y rica conversación sobre diversos temas como el de la cultura y los deportes. La literatura es uno de los temas que nos apasiona. Las ideas de Addarich van acompañadas de sapiencia e hilvana pensamientos que siempre calan hondo en la conciencia humana. Recientemente me llamó mi buen amigo desde Maunabo.  Me entregó en diciembre una copia de su nuevo libro titulado “La visita de Muñoz Marín  a la Tierra”. Lo recibí como un hermoso regalo navideño.


Addarich nos da con su ejemplo de vida un modelaje de superación. Le tocó vivir en una época dura que marcó su  ser. Superó todos los obstáculos logrando alcanzar sus metas de hombre realizado. A lo largo del tiempo fue pintando con su sabia pluma cuadros y eventos de experiencia y vivencias humanas. Buena parte de esas estampas están fraguadas de un hondo contenido socio-cultural  de la realidad puertorriqueña y en particular de su vital litoral del sureste.


Como he dicho en ocasiones anteriores su estilo es uno sencillo, lo cual le permite calar hondo y profundo su mensaje.  Tiene la capacidad de atraparnos desde el primer intento. En el caso de esta obra no es la excepción, pues nos monta en la limusina desde el primer arranque. Y en esta ocasión lo hace nada más y nada menos que con la figura cimera de la política puertorriqueña de los años cuarenta al sesenta, don Luis Muñoz Marín.


Addarich nos prepara y nos envuelve en la magia de su técnica literaria para que tengamos la capacidad de soñar despiertos. De esta manera nos presenta el personaje de Muñoz lleno de vitalidad y energía provisto de su inmortalidad. Y decimos pero si se trata de Muñoz que para nada es extraña su presencia en la historia nuestra.   Es Muñoz al que muchos lo miran como héroe y otros como traidor o dictador.


En el relato de la obra se le concede a Muñoz un breve plazo de 72 horas para visitar a la Tierra. Aprovecha la oportunidad para realizar tres visitas  a sus amigos don Ricardo Alegría, al exgobernador Rafael Hernández Colón y al Lcdo. Miguel Hernández Agosto. Muñoz en esta sorpresiva e inaudita visita a sus amigos, procura  buscar respuestas a sus incógnitas y proyectos inacabados como el ELA. Se agarra su barbilla pensativo e incrédulo ante la realidad evidente que aprecia, procura vencer el pudor, busca en sus memorias los desaciertos y hace acotaciones de posibles soluciones. Pero con nostalgia se le recuerda que ya no pertenece al mundo terrenal.


Addarich acertadamente aprovecha la obra para revisitar la trayectoria de Muñoz en la historia puertorriqueña. Se destapan aquellos temas que demandaron la atención total del Vate. De lo que se trata es de valorar en justa perspectiva todo aquel amplio movimiento social construido a partir del 1940  donde Muñoz  fue ese líder social y político que lo encausó.


Muñoz logró con sus estrategias políticas establecer la gobernabilidad para  transformar el país de uno agrícola a uno industrial. Pero en el aspecto político su obra quedó inconclusa al no poder superar con el ELA el estatus colonial de la Isla. Ante esa encrucijada se convierte en un hombre acorralado por la historia.


Muñoz como sabemos fue un amante de la razonabilidad. Bebió de la sabiduría popular de jíbaro y se metió en sus entrañas conociendo su lenguaje y pensar. Con su capacidad analítica y su intuición fue develando su accionar y confundiéndose con sus correligionarios.


Apreciamos en la obra como el  Vate interpela a sus amigos entre reflexiones sobre temas como la identidad cultural; la problemática de la criminalidad, así como la denuncia de procesos y eventos sociales cuestionables en la esfera pública, y el interés que parece habitar en cada uno de los políticos de llevar al límite sus ambiciones en detrimento del pueblo. 


Muñoz le confiesa a don Ricardo Alegría  los errores que cometió y admite que buena parte de los problemas que vive el país son de su responsabilidad. La pérdida de buenas costumbres y valores, la descomposición social,  el aumento de la ideología estadista, la dependencia, la emigración entre otros problemas son los temas conversados con sus amigos. Coincide con don Ricardo que solo el idioma es el hálito de esperanza que sujeta la nación puertorriqueña.


Con el  exgobernador Rafael Hernández Colón se devela la admiración entre maestro discípulo y viceversa. Plantean la frustración por la situación que atraviesa el país y se sienten de manos atadas ante la encrucijada. La corrupción y hasta las carpetas son temas de conversación entre ellos.


En la conversación con el Lcdo. Miguel Hernández Agosto salió a relucir la situación que Muñoz enfrentó con Ing. Sánchez Vilella. El Vate admitió el error que cometió contra Vilella.


Luego de las entrevistas con sus amigos, Muñoz reflexiona profundamente mientras recorre a gran velocidad en la limusina las calles, carreteras, avenidas y lugares como el área sureste de Puerto Rico. Muñoz recuerda con nostalgia a figuras como   Aguedo Mojica, Ernesto Carrasquillo, Teófilo Morales, Rosa Sánchez entre otros.  Aquí el autor haciendo uso de su especial técnica logra que nos compenetremos a tal punto que nos hace mirar el reloj porque cada hora que pasa es importante y mientras se va acercando la hora uno ruega que el reloj se detenga. Sí, porque don Luis nos deja con esa sensación de continuar la plática.


Yo le preguntaría ¿Cómo se siente con la construcción de un ciudadano puertorriqueño distinto aquel que él conoció? Ese ente puertorriqueño que en cierta medida está atrapado en la madeja política y retórica de la colonia más antigua del mundo. Yo insistiría en recordarle que tuvo la oportunidad como ningun otro de darle un curso distinto a nuestra historia. ¿Cómo se siente con esa pesada carga?


Y ya para concluir diré que Addarich consigue en su libro con su excelente técnica literaria revisitar los acontecimientos acaecidos durante las décadas del 1940 al 1960 que son parte de la  memoria histórica de Muñoz como ya mencionamos. Vemos a Muñoz insertado en la mirada crítica entre el pasado y presente.  Es decir se examina la figura de Muñoz desde el espacio de la cotidianidad y temporalidad. Pero apenas les he mencionado algunos aspectos  que enriquecen la valiosa obra.  Los invito a que lo lean y descubran los mensajes, aprecien la riqueza de la tertulia, los diversos matices que sobre el ámbito político se plantean. Cabe resaltar que más allá de las particularidades de las que da cuenta el autor sobre Muñoz, existen diversos hilos conceptuales que además del evidente caso colonial del ELA, vinculan y evidencian la obra inconclusa de Muñoz.


Gracias, amigo Addarich por esta valiosa obra.

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