lunes, 29 de diciembre de 2014

A propósito del Simposio dedicado a Julia de Burgos

A propósito del Simposio dedicado a Julia de Burgos

La importancia de llamarse 

Luis Rafael Sánchez   



No sé si al pensarlos juntos –a Luis Rafael Sánchez y a Julia de Burgos– me suena del corazón al cielo un sublime vals de aniversario o la música de las esferas celestiales de Pitágoras.

    Luis Rafael Sánchez, el escritor egregio que congrega entre su corazón y su escritorio una central azucarera para procesar y refinar palabras, no se olvidó –no podía olvidarse– de celebrar el centenario de Julia de Burgos, y justo en la víspera, el 16 de febrero de 2014, para mayor impacto, en las páginas de El Nuevo Día, con un título que no podía tener más propósito: “Me llamarán poeta”. Recordamos que varios años antes, poco antes de comenzar nuestro simposio de 2007 dedicado a Guajana y la Generación del Sesenta, Luis Rafael Sánchez publicó también un artículo en homenaje a esa generación tan afín en varios sentidos a sí mismo. Ese espaldarazo, como de quíntuples, me hizo pensar en la importancia de llamarse Luis Rafael Sánchez.  


    En su columna sobre Julia, Luis Rafael disolvió, acaso con jarabe de palo, su reticencia contra los que “dan pie a desembuchar cuanto mucho importa al chisme literario y nada al hecho literario”. A su juicio, “dichas noticias inciden en el disparate al equiparar el desamparo íntimo y el genio póetico”. (Igual desatino expresó Pedro Mir al escribir sobre su Julia “sin lágrimas”.) 


    Y es que tanto Mir como Luis Rafael Sánchez parecen celebrar, ante todo, la “hembría insurgente” de Julia –como dice este último–, inclinado, por completo, del lado de aquellos que “festejan la poesía del amor que se vive sin tregua y sin disculpa, enroscada en los labios de quienes guerrean contra lo injusto y lo inhumano”. La poesía del amor –repito– que se vive sin tregua y sin disculpa –subrayamos–, es una exacta, feliz y luminosa interpretación de la vida y obra de Julia. 


    Luis Rafael Sánchez es el escritor puertorriqueño de obra más trascendente y de mayor proyección universal. Lo conocí apenas entré en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Pioedras, cuando participaba en un foro de notables cuentistas entre los que estaban René Marqués, Abelardo Díaz Alfaro y él. En realidad, solo guardo el recuerdo de René y de Luis Rafael. De René, porque la fama de “La carreta” me carreteaba desde mis años escolares y, en esa ocasión del foro, no paraba de mover sus piernas. De Luis Rafael, porque a todos asombra su pronunciación perfecta y su dominio del lenguaje. Esa proyección de figura cenital que debe tener tanto de innata como de nonata, pues Sánchez es un dedicadísimo trabajador de orfebrería.       


En mi segundo año universitario tuve la oportunidad de tomar con Luis Rafael un curso de Literatura Española en el que no fui tan exitoso como deseaba. En cambio, secretamente, tomaba simultáneamente un curso que en mi imaginación llamaba “Luis Rafael Sánchez”. En ese curso su pupilo obtuvo A, aunque Luis Rafael no lo haya sabido nunca.

    Por todas estas razones le habíamos pedido a Luis Rafael Sánchez una participación en la Apertura del Simposio internacional “Me llamarán poeta - Julia de Burgos” que se celebrará en la Universidad de Puerto Rico en Humacao del 4 al 6 de febrero. Para nuestro júbilo, Luis Rafael aceptó, gustoso. Sin embargo, recientemente, me llamó para anunciarme, con pesar evidente, que no podría cumplir con el compromiso.


     Algunas ausencias tienen demasiada presencia. De modo que, habiendo anunciado a Luis Rafael Sánchez, entendemos necesario anunciar ahora su ausencia, por ser demasiado ostensible como para pretender que pase desapercibida, y para evitar desconciertos y desilusiones. 


        De todos modos, celebramos la puerta al recuerdo que nos abrió Luis Rafael, nuestro candidato al Premio Cervantes. Recuerdo que enaltece el alma porque, como dice Sánchez, “sentimos” a Julia, y “nos deslumbra su universo hecho de verso”.
                             


Marcos 
Reyes Dávila

martes, 9 de diciembre de 2014

LA VISITA DE MUÑOZ MARÍN A LA TIERRA



Leer los cuentos a que Roberto Addarich nos tiene acostumbrados es decir Maunabo, ese pueblito Sur-Oriental dόnde reside la gente más noble de Puerto Rico.  Hasta la fecha la obra del autor había permanecido en el contorno geográfico del pueblo jueyero, como un cuentista local.  Con este nuevo libro la extenciόn geográfica alcanza el ámbito nacional a través de sus personajes y hechos histόricos.

En este cuento largo -si podemos llamarlo así- Addarich nos obsequia con un texto-fotográfico que muy bien podría convertirse en libreto para un documental.  En él presenta muchos personajes de la historia política junto al personaje del exgobernador Luis Muñoz Marín, auténtico líder del Partido Popular Democrático.  Addarich no oculta su admiraciόn por el hombre que ejerciό el dominio político en Puerto Rico, durante más de cuarenta años, ni con su correligionario Luis A, Ferré mostrándo, con nostalgia, otras formas y tiempos de hacer política.

Enmarcado en un contexto cristiano sobre la vida, Addarich nos presenta a un Muñoz confuso, “Un hombre acorralado por la historia.”  Más bien este libro se podría considerar como un texto literario para acompañar el retrato de nuestro afamado pintor Francisco (Pancho) Rodόn que presenta a un atribulado Muñoz en el ocaso de su vida.

Un breve resumen de la obra presenta un Muñoz con “pase” desde el cielo (otros lo ubicarían en el infierno) que visita a sus amigos más cercanos y viaja imaginariamente desde San Juan hasta el Sur-Este borincano.  En este recorrido rememora su nostálgíco pasado y da muestras en su pensamiento de lo que pudo haber sido y no fue.  También presenta el deterioro social presente en el Puerto Rico actual.   La utilizaciόn de símbolos en la obra, demuestran su maestría y dominio literario.  Ésto lo podemos observar en la presencia omnipresente de la limusina, la cuál se desplaza a gran velocidad, mostrando así lo corta que puede ser una existencia de quien ha vivido extensa y intensamente. También podría ser un símbolo de sus contradicciones de clase social.  Otros símbolos como las nuevas casas, edificios, deterioro físico, destrucciόn de símbolos histόricos, de los Templos del Trabajo, carreteras, centros comerciales, y el paisaje, pueden servir de estudio de una semiόtica al estilo de Umberto Eco.  Es digno de admirar la utilizaciόn del tiempo y espacio, en la presente obra de Addarich.

La utilizaciόn de personajes que ayudaron a Muñoz a conseguir un crecimiento econόmico en la isla contrasta, con el personaje de Ricardo Alegría, máximo exponente y propulsor de la cultura nacional.  La sorpresa que reciben los personajes visitados no parece ser tan alarmante sino más bién una muestra de agradecimiento a la labor del Maestro.  La ideología de Muñoz y el cambio que ésta registrό a través en la vida del personaje principal es una muestra de su ambivalencia en el destino político de nuestro tiempo.  De arrepentimiento?

Con este libro Addarich se inscribe en la cuentística nacional y se consagra como un excelente escritor. Sόlo me queda señalar que para futuras tiradas, se haga una buena correcciόn ortográfica y se revise el defecto que aparece al lado derecho del diagramado, el cuál estoy seguro no es responsabilidad del diagramador.

Un agradecimiento sincero por la inmerecida dedicatoria de esta obra, que será sin ninguna duda, de gran aceptaciόn entre los lectores puertorriqueños.

A ti Roberto, Gracias por esta maravillosa entrega.


Por: Carlos Pérez Morales