Dr. Carlos Pérez Morales
Docente Jubilado
Universidad de
Puerto Rico
Puerto Rico es la isla más pequeña de las Antillas
mayores. Está localizada en el Mar Caribe. Por más de 117 años ha sido sometida
al colonialismo de Estados Unidos. Borinquen, como la llamaron los taínos, su pueblo
originario, continúa su lucha por su herencia hispánica, su identidad
latinoamericana, su idioma español frente al inglés, el cual quiere ser
impuesto por Estados Unidos y por su liberación nacional y su independencia.
El supuesto “Estado
Libre Asociado” tiene autonomía fiscal de parte de Estados Unidos. Éste hecho
ha permitido que pueda emitir bonos en el mercado de valores. Los diferentes gobiernos de Puerto Rico, lo han justificado para
hacer obras públicas pero, en no pocas ocasiones se utilizaron para abonar a la
deuda extranjera o pagar la enorme nómina gubernamental la cual se paga con
intereses. Esta situación ha causado que por los últimos 20 años sus sucesivos
gobiernos irresponsablemente, hayan tomado prestado demasiado dinero. Como
comprenderá el lector, esta deuda llegó este año a la astronómica cifra de $75,000 millones de dólares. Aunque parezca
increíble, Puerto Rico tiene una deuda mayor que cualquier país latinoamericano.
Esta situación ha creado un aumento de la pobreza extrema de sus habitantes,
una emigración masiva a Estados Unidos y una merma considerable en el sector
industrial y el comercio. Tal parece que el país pronto caerá en una profunda resección
económica y fiscal.
Frente a ésta situación, el Gobernador de Puerto Rico, licenciado
Alejandro García Padilla y la Legislatura, controlada por su Partido Popular
Democrático, han tomado fuertes medidas neoliberales que han impactado
negativamente a la clase media y trabajadora. Primero impusieron fuertes
impuestos a la gasolina y otros derivados del petróleo, elevaron los impuestos a
las bebidas alcohólicas, a las gaseosas y otros renglones. En segundo lugar han
contratado asesores gubernamentales especializados en restauración administrativa,
a los que están pagando contratos multimillonarios como en el caso de la
Autoridad de Energía Eléctrica. El contrato de estos asesores externos ha
sangrado mucho el presupuesto gubernamental. La mayoría de estos “expertos” han
recomendado la venta de las Corporaciones Públicas, una reducción de gastos y de
los beneficios marginales para los trabajadores. También recomiendan la eliminación del bono de navidad a los trabajadores, la
reducción del gasto público y la
privatización de ciertos servicios públicos. Como si fuera poco, el gobierno impuso
un nuevo impuesto sobre el consumo por la extraordinaria cifra de 11.5%. Este nuevo impuesto comenzó el día 1ro de
julio, cuando comenzó el año fiscal. Hasta ahora el gobierno no ha tocado las
grandes corporaciones ni la banca del país. Esto significa que los pobres se
harán más pobres y los ricos se harán más ricos.
Entre los asesores
contratados están la expresidenta del Fondo Monetario Internacional y un
importante juez de quiebras que actuó en el caso económico de la ciudad de Detroit.
La protección
económica que reciben las grandes empresas extranjeras en Puerto Rico es
monumental. Se le conceden 15, 20, o 25 años de excepción contributiva
dependiendo del lugar donde se establezcan. El gobierno le construye los
edificios en los cuales operan y no tributan por la repatriación de sus ganancias. También se les paga el costo de
adiestramiento de sus empleados. Estas corporaciones, en su mayoría
subsidiarias de empresas multinacionales, ganan en Puerto Rico muchos millones
de dólares al año. El gobierno las considera sus “Vacas Sagradas”. Todas las
medidas tomadas no han dado ningún resultado para obtener el dinero necesario
para abonar lo correspondiente este año a la deuda pública. EL pago de este año
de la deuda pública corresponde al 50% del presupuesto nacional. Frente a esta
situación económica, el presidente de Estados Unidos Barak Obama, afirmó que
ese país no ayudará en nada para resolver la grave condición económica de
Puerto Rico.
Por otra parte, el
Gobernador de Puerto Rico, entrevistado por periodistas del New York Time, dijo
que la deuda de Puerto Rico es “impagable.” (Fidel Castro lo dijo hace décadas:
“la deuda latinoamericana es impagable”)
Este comentario trajo como resultado una caída vertiginosa en el valor
de los bonos de Puerto Rico. Con sus comentarios, estos bonos perdieron el 80%
de su valor en el mercado. Entre los
inversionistas que compraron estos bonos, están miles de jubilados
puertorriqueños. Los mismos invirtieron todos los ahorros de su vida,
incluyendo el costo de su jubilación. Esto significa que perdieron la pensión
con que vivirían el resto de sus vidas.